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CAPÍTULO 1

Introducción

Chile ha tenido un notable desarrollo económico en las últimas tres décadas y se ha convertido en un exitoso modelo dentro de Latinoamérica. Pero a medida que el país experimenta los beneficios del progreso, en el mundo moderno el desarrollo económico cada vez está más íntimamente ligado al progreso científico y tecnológico, cuya fuente fundamental es la universidad. Esto nos hace preguntarnos, ¿en qué medida la Universidad Chilena ha logrado llevar adelante el proceso de radical modernización que estos desafíos implican?

Nuestro propósito es abordar en este libro esta relevante pregunta de manera sistemática y elaborar, como posible respuesta, el papel que puede caberle a la Gran Universidad en Chile. Así, queremos explorar lo que constituye una Gran Universidad, su definición, el rol que ella desempeña; preguntarnos luego si existe hoy en Chile lo que hemos descrito en términos generales como una Gran Universidad, y si la respuesta es negativa, determinar cuáles serían los desafíos para cerrar esta brecha.

Como un elemento secundario, pero quizás de gran significación para alcanzar el objetivo descrito, intentamos demostrar la importancia que tiene la planificación estratégica para definir las grandes tareas que enfrenta una universidad moderna. Esto nos parece significativo por dos razones. Primero, porque el proceso de planificación estratégica nos ayuda a hacer un diagnóstico adecuado sobre la realidad universitaria chilena. Segundo, porque nos parece que no existe una literatura que haga justicia a la importancia que este tema tiene y quisiéramos hacer una contribución a él.

Antes de abocarnos a las tareas centrales de este libro, sería útil para el lector conocer el bagaje de nuestras experiencias.

Este libro nació por la feliz circunstancia que unió a sus dos autores. Por una parte Juan José Ugarte, después de desempeñarse como Vicerrector Académico de la Universidad Católica y asumir luego las responsabilidades de definir el papel del gobierno en relación a la universidad durante la Presidencia de Sebastián Piñera, decidió pasar un año sabático en la Universidad de Harvard. Arnoldo Hax, profesor del MIT por más de cuarenta años, mantenía una gran amistad con Juan José, lo que hizo ineludible, viviendo ambos en Boston, se produjese un deseo de colaboración entre ambos.

Arnoldo Hax se educa en la Universidad Católica de Chile, donde egresa de Ingeniería como el mejor graduado de su clase y recibe el Premio Ismael Valdés del Instituto de Ingenieros. Luego se marcha a la Universidad de Michigan a cursar un Master y regresa a Chile para asumir la Dirección de la Escuela de Ingeniería UC. A los 26 años es el director más joven que ha tenido esta Escuela. Quien lo designa director es el Decano de la Facultad en ese momento, Raúl Devés, un hombre de una extraordinaria visión, que produjo una transformación fundamental en la enseñanza de ingeniería, primero en la Universidad Católica y luego en Chile.

En esa época la Escuela de Ingeniería asumió un programa de colaboración con la Universidad de California, Berkeley. Como parte de aquello atrajo a dos personas de un nivel extraordinario a Chile, el Profesor Sidney Roth, quien fuera el Vice Chancellor de la Universidad de Nueva York, y Lawrence Parsegian, primer decano del Rensselaer Polytechnic Institute. Esta colaboración produjo tres cambios fundamentales. Primero, una profunda renovación del currículo de Ingeniería, siguiendo la estructura prevaleciente en USA. Segundo, la creación del Campus Universitario de San Joaquín, con una decisión que fue controvertida en ese tiempo, pero que produjo beneficios enormes para la Universidad. Tercero, la creación de la carrera de Profesor Universitario, ya que hasta ese momento quienes enseñaban ingeniería en Chile eran profesionales destacados, que le dedicaban altruistamente algunas horas a la semana a impartir el conocimiento.

A raíz de esta relación con Berkeley, Hax decide ir a estudiar su doctorado allí. Para bien o para mal, obtiene su graduación en solo dos años, lo que lo hace pensar en continuar su estadía en Estados Unidos para adquirir una experiencia práctica que complemente su formación teórica en el área de investigación operativa. Entra a la destacada empresa consultora Arthur D. Little, y le resulta tan cautivante su trabajo que se queda allí durante tres años. Entonces resuelve aceptar una invitación a ejercer como Profesor de la Harvard Business School, solo por un año, con el fin de terminar el libro “Applied Mathematical Programing”, que estaba escribiendo con Stephen Bradley y Tom Magnanti. Cuando Hax estaba listo para regresar a Chile en 1970, sale elegido allí Salvador Allende, primer Presidente marxista democráticamente electo. Eso va a desembocar en una etapa muy triste de la historia de Chile, incluyendo la violencia como una forma de expresión política. La situación no mejora cuando el gobierno de Allende es sucedido por el gobierno militar de Augusto Pinochet. El país sufre impactos muy negativos en lo político y social, lo que ciertamente no eran las condiciones más favorables para regresar a Chile. Al cabo de dos años en Harvard, en 1972 Hax se incorpora como Profesor en el MIT, institución con la cual continua relacionado hasta el día de hoy.

Durante su trayectoria en el MIT se le confiere la Cátedra Alfred P. Sloan, la más alta distinción que se le entrega en la Sloan School of Managment del MIT. Allí asumió diversos cargos de relevancia administrativa. Fue Chairman del Departamento de Estrategia de Sloan, Chairman del Senior Executive Program, Chairman del afamado Sloan Fellows Program, vicedecano de la Escuela y Chairman del Chile-MISTI Program. Ha escrito diez libros traducidos a diversos idiomas (incluido el chino y japonés) y un centenar de artículos publicados en diversas revistas especializadas. En reconocimiento de su labor académica la Universidad Católica de Chile le otorgó un Doctorado Honoris Causa, haciendo lo mismo la Universidad Politécnica de Madrid. El año 2013 el Presidente Sebastián Piñera lo condecoró con la Orden del Comendador por Servicios Distinguidos a la Patria.

Juan José Ugarte se forma como arquitecto también en la Universidad Católica de Chile, graduándose como el mejor alumno de su generación. Durante su formación universitaria participa como dirigente estudiantil, en la difícil época del gobierno militar, lo que luego lo inhabilitó para partir como becado al extranjero. Realiza entonces su perfeccionamiento en el país.

En una primera etapa, comparte su actividad académica con la práctica profesional, participando en importantes eventos internacionales de arquitectura, tales como las bienales de Venecia y Santiago y el Congreso Mundial de Arquitectura de Barcelona, donde alcanza diversos reconocimientos. Con el cambio de siglo opta por concentrar toda su actividad en la Universidad, sirviendo primero entre los años 2000 y 2005 como Director y Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos, y luego, entre el 2005 y 2010, como Vicerrector Académico de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Más recientemente, entre mayo de 2010 y mayo de 2013, se desempeña como Jefe de la División de Educación Superior en el Ministerio de Educación de Chile.

Durante su decanatura la Facultad de Arquitectura debió enfrentar el doble desafío de expandir el perfil profesional de sus egresados y profundizar la labor de investigación que realizaba. Así, se introducen en el currículo mayores niveles de formación general, se flexibilizan los programas de estudio y se expanden las capacidades académicas con la creación del primer programa de Doctorado en Arquitectura y Estudios Urbanos del país. Se profundiza la labor de investigación que la Facultad realiza, a través de la creación de centros interdisciplinarios, donde se atrae a la empresa para la realización de emprendimientos conjuntos.

Como Vicerrector Académico, le corresponde liderar la comisión que crea el primer programa de “College” en el país (tal vez el primero en América del Sur), el que buscaba modernizar su pregrado y potenciar desde allí el posgrado, acercándolo a las mejores prácticas internacionales. Desde la Jefatura de la División de Educación Superior en el Ministerio de Educación, le corresponde generar diversas iniciativas legales orientadas a modernizar el sistema y administrar las tensiones en la asignación de los recursos que van a la Educación Superior, los que representan el cinco por ciento del total del Presupuesto Público de la Nación.

Cuando Pedro Pablo Rosso era Rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile, invita a Hax a conducir un conjunto de encuentros con las distintas facultades, para incorporarlas en su totalidad al proceso de Planificación Estratégica que la universidad estaba llevando adelante. Así, entre el 2006 y 2010, ello se realiza con una muy estrecha colaboración entre Arnoldo Hax y Juan José Ugarte, sentando las bases para la elaboración de los contenidos de este libro.

¿Por qué resulta oportuno este libro hoy?

Hay dos temas centrales que preocupan en forma universal a todos los países: la injusta distribución del ingreso y el acceso a una buena educación. Vale destacar que ambos problemas están íntimamente relacionados, porque la manera más efectiva de contribuir a una distribución más equitativa del ingreso es proporcionando oportunidades de acceder a una educación de calidad a todos sus ciudadanos. La educación es indudablemente el más efectivo mecanismo de movilidad social. De allí entonces que la cuestión clave para crear una sociedad más plena y realizada es cómo resolver el problema de la entrega de una educación de gran calidad a todos los sectores.

Es vergonzoso comprobar cómo en muchos países, entre los que se incluyen Chile y Estados Unidos, las condiciones de la entrega de una buena educación están profundamente influidas por las capacidades financieras de quienes la reciben. Si los ricos van a ser los que invariablemente reciben la mejor educación y los pobres la peor, resulta ilusoria la realización de esta movilidad social que es parte del proceso educativo. Lamentablemente no parece haber respuestas simples a este gran desafío; la pobreza atrapa y no es posible salir de ella, debido a la incapacidad de proporcionar una educación de calidad a los sectores más empobrecidos.

Sin duda alguna, la universidad juega un papel preponderante en este objetivo de movilidad social, y en ese contexto una seria preocupación surge del escalamiento de los costos de la matrícula universitaria. Ello se debe a las enormes exigencias financieras que implica el desarrollo de una Gran Universidad, pero debemos estar alertas a que esta situación no se convierta en una barrera para lograr este ideal de movilidad social a la cual todos aspiramos.

Hablando con el Decano de Ingeniería de la Universidad Católica, constatábamos que la inmensa mayoría de sus alumnos provienen de los segmentos socioeconómicos más altos (quintiles 4 y 5). A pesar de los esfuerzos de esta Facultad por atraer y proporcionar becas a los alumnos que pertenecen a los estratos socioeconómicos más bajos, ello no alcanza para contrarrestar los efectos antes descritos. Muchas razones podrían citarse para explicar este fenómeno, pero es claro que los segmentos de mayores ingresos de la sociedad tienen una ventaja incomparable para lograr la preparación, el acceso y el financiamiento de una formación universitaria.

Un evento importante para la modernización de la educación en Chile se produce cuando el precio del cobre, en gran parte debido al desarrollo industrial de China, empieza a adquirir valores extremadamente altos, los más elevados de su historia. Esto permite al Gobierno de Chile la acumulación de grandes fondos de reservas, lo que a su vez posibilita el otorgamiento de una gran cantidad de becas para que profesionales chilenos puedan continuar sus estudios de graduados en el extranjero. Esta práctica sigue estando vigente hoy, lo que ha generado por cierto un debate en torno a las consecuencias de enviar estudiantes fuera de Chile, en lugar de crear las capacidades en las universidades chilenas de otorgar una calidad educacional similar a la que se obtiene en los mejores centros educacionales del mundo.

La relevancia de las Universidades de Estados Unidos

Es indiscutible que las Universidades de los Estados Unidos son reconocidas merecidamente como las mejores del mundo, y por consiguiente tenemos que reflexionar sobre las características que ellas poseen, para entender los desafíos que implica generar una Gran Universidad en Chile. Comenzamos con una reflexión personal. Cuando Hax se gradúa de ingeniero en la UC, tenía una increíble ambición de terminar sus estudios de graduado en Estados Unidos, y más allá de las dificultades para ser becado, logró obtener el financiamiento que le permitió cumplir ese sueño y llegar a Michigan para realizar los estudios de Master. Allí adquirió la experiencia vital, hace 50 años, de ser parte de la Universidad de los Estados Unidos. Resultó impactante reconocer el contraste con la Universidad Chilena. En Estados Unidos, el currículo universitario era comparativamente muchísimo más orientado y pragmático. Le sorprendió el hecho de que el alumno podía aprender significativamente a través de un sólido programa educativo, apoyado por una bibliografía bien concebida, sin necesariamente depender de la capacidad docente del profesor. En Chile, el profesor era todo y la clase el lugar de transferencia del conocimiento del profesor hacia el alumno. En Estados Unidos eso no era así; cada curso tenía un programa que incorporaba la clase como un elemento importante, pero no exclusivo. Existía además un importante acopio de literatura que uno debía leer, laboratorios, proyectos, seminarios, conferencias, que venían a complementar lo que la clase otorgaba. Así, uno aprendía independientemente de las capacidades docentes del profesor. Eso resultó para Hax una revelación importantísima, que aún ahora es esencial para comprender los alcances de la Universidad de los Estados Unidos.

Otra dimensión que queremos destacar es el papel que juega la Universidad de Estados Unidos en su contribución al progreso económico del país. Vannevar Bush, quien fuera el asesor científico del Presidente Roosevelt, es un actor clave en el desarrollo de la Gran Universidad en los Estados Unidos. Durante la Segunda Guerra Mundial tenía la responsabilidad de coordinar toda la acción científica, la que estaba orientada a ganar la guerra contra el nazismo, que emergía como una fuerza incontenible en el mundo. Bush convence al Presidente Roosevelt de que la guerra no podría ganarse sin el apoyo significativo de los conocimientos científicos y tecnológicos, haciendo posible la creación de dos entidades que van a jugar un papel fundamental en el desarrollo del país, como son la “National Science Foundation” (NSF) y el “National Institute of Health” (NIH).

Con ello, Vannevar Bush crea las condiciones para el surgimiento de la Gran Universidad, la que recibe apoyos financieros significativos por parte del gobierno. La universidad, por consiguiente, adquiere una dimensión adicional: no es solamente el lugar donde se transmite y genera el conocimiento, sino que también es un agente importante para el desarrollo económico y social del país. Para hacer posible este objetivo, se unen tres fuerzas fundamentales: el gobierno, la empresa y la universidad. La forma en que estos tres elementos interactúan y se relacionan entre sí va a ser la clave del éxito que Estados Unidos exhibe y lo lleva a transformarse en la primera potencia mundial.

Estructura y contenidos del libro

Nos enfrentamos entonces con una desafiante tarea, que comprende tres elementos esenciales. Primero, definir cuáles son las características de una Gran Universidad; segundo, cómo se posiciona la Universidad Chilena en relación con los altos estándares que implica la definición de una Gran Universidad; y tercero, cuál es el rol que le corresponde a la planificación estratégica para conducir la transformación deseada, entre la situación existente y el ideal que implica la Gran Universidad.

Nosotros empezamos por identificar cuáles son las características de una Gran Universidad, y luego analizamos las lecciones que nos dejan las Universidades de Estados Unidos, las que indiscutiblemente tienen un alto grado de respetabilidad en el mundo. A continuación hacemos una reflexión sobre la trayectoria de la universidad chilena y su momento presente, apuntando a las preocupaciones y desafíos que ella nos merece. De allí proponemos un modelo de transformación, en el cual incorporamos una descripción detallada del proceso y la metodología de planificación estratégica. Aquí ofrecemos un proceso riguroso, disciplinado y estructurado para hacer la reflexión que nos ayude a redefinir y avanzar hacia la hermosa tarea de crear una Gran Universidad en Chile. No solo aportamos una metodología para llevar a cabo esta iniciativa, sino que también la ilustramos con las experiencias que hemos tenido en la aplicación de este proceso en la Pontificia Universidad Católica de Chile. A nuestro juicio, este es el capítulo esencial de nuestro libro. Hay muy poco que se haya escrito con una visión moderna y pragmática sobre el tema de la planificación estratégica universitaria. Por consiguiente, nuestro libro pretende llenar un vacío central en la literatura sobre este tema.

Finalmente en el capítulo sobre las conclusiones, hacemos un resumen de las grandes lecciones que consideramos son trascendentes en el presente contexto de la universidad chilena y que a nuestro juicio necesitan ser superadas, ya que constituyen limitaciones significativas que obstaculizan su pleno desarrollo.

El país necesita de esta reflexión. Para entender qué es la Gran Universidad Chilena, para captar el desafío que implica su realización, para entender cómo las grandes universidades de Estados Unidos han sabido crear estas condiciones, para contrastar ese desarrollo con la experiencia local y para definir un modelo que nos permita llevar la planificación estratégica a la universidad chilena. Esto, pensamos, es la mayor contribución que estamos ofreciendo, tanto por la centralidad que ello implica como por la originalidad de nuestra propuesta.

Agradecimientos

Quisiéramos expresar nuestros más sentidos agradecimientos a las autoridades de la Universidad Católica, que nos ofrecieron esta extraordinaria oportunidad de iniciar el proceso de planificación estratégica, y por consiguiente adquirir las experiencias que vamos a relatar en el capítulo correspondiente. Ello en particular va a quien fuera su Rector, Pedro Pablo Rosso, y su Prorrector, Carlos Williamson. También quisiésemos destacar el aporte del entonces Decano de Medicina, Ignacio Sánchez, hoy Rector de la Universidad. Esta experiencia fue de una invaluable significación para nosotros.

Juan José Ugarte quiere expresar sus sentidos agradecimientos al David Rockefeller Center for Latin American Studies de la Universidad de Harvard, que le brindó la oportunidad de realizar allí su sabático como Luksic Visiting Scholar. Especialmente a quien fuera su directora, Merilee Grindle, y a la gran comunidad que allí labora, y por el generoso aporte que sus colegas han realizado hacia su labor.

Arnoldo Hax quiere expresar sus agradecimientos a la Sloan School of Management del MIT y a sus queridos colegas, que han tenido una profunda influencia en su formación.

Ambos autores quisieran reconocer el enorme apoyo que sus familias les han brindado para la realización de este demandante proyecto, el que los mantuvo absortos durante mucho tiempo. Nuestro agradecimiento y amor están fundamentalmente dedicados a nuestras queridas esposas Neva y Patricia, por su comprensión, apoyo y sobre todo el profundo afecto que nos han dado.

Hacia la Gran Universidad Chilena

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