Читать книгу Economía española y del País Valenciano - Autores Varios - Страница 11
ОглавлениеVicente Esteve García
Silviano Esteve Pérez
Universitat de València
Entre los objetivos macroeconómicos básicos de cualquier sociedad se encuentra la capacidad de generar aumentos sostenidos de su producción agregada o renta a largo plazo. Sin embargo, también es muy importante tener en cuenta cómo se distribuye la renta, es decir, cómo se reparte el resultado de la actividad productiva entre los distintos miembros de la economía. El estudio de la distribución de la renta se puede analizar desde una triple perspectiva: funcional, personal y espacial o regional.
Por un lado, la distribución primaria o funcional de la renta, que se centra en el reparto de la renta entre los factores productivos resultado del propio funcionamiento de los mercados.
Por otro lado, la distribución personal de la renta entre las personas o los hogares. La distribución primaria de la renta se altera mediante los impuestos y las transferencias dando lugar al ingreso o renta disponible de las personas o familias. La distribución personal o distribución familiar de la renta recoge, desde la óptica del gasto, el reparto de la renta disponible entre los agentes económicos. El estudio de la distribución de la renta desde una perspectiva personal, e incluso regional, aumenta progresivamente su importancia con el nivel de desarrollo económico del área considerada. Recientemente, ha habido un interés creciente por evaluar con mayor precisión el nivel de bienestar económico y la felicidad de las personas.
Por último, la distribución espacial o territorial de la renta, que recoge, desde un punto de vista territorial, cómo se distribuye la producción en distintos ámbitos espaciales, así como el grado de desigualdad en los niveles de vida de los agentes en función del lugar geográfico en el que residen.
Partiendo de estas breves consideraciones, que tienen por objeto enmarcar el tema, en los apartados siguientes se analizan sucesivamente para la Comunidad Valenciana, en el marco de España, la distributión funcional de la renta, la distributión personal o familiar de la renta, y la distribución territorial de la renta.
3.2 Distribución funcional de la renta
La renta es un flujo derivado primariamente de las aportaciones de los distintos factores productivos (principalmente, trabajo y capital) al proceso de producción. La distribución funcional o primaria de la renta recoge, desde el punto de vista de la producción, el reparto del valor añadido bruto a coste de factores (VABcf) o renta entre los propietarios de los factores productivos que participan en su obtención. Precisamente, la remuneración de los factores productivos es lo que origina la distribución funcional de la renta.
El producto total de la economía, en particular el producto interior bruto a precios de mercado menos los impuestos netos sobre la producción y las importaciones (es decir, el VABcf), incluye la remuneración de los asalariados o retribución del trabajo por cuenta ajena (sueldos y salarios brutos y cotizaciones sociales a cargo de los empleadores) y el excedente de explotación bruto (rentas del capital, rentas mixtas –contraprestaciones por las aportaciones de capital y trabajo por cuenta propia– y rentas del sector público).
La tabla 3.1 muestra cómo la participación de la remuneración de los asalariados (RA, en adelante) en el VABcf ha disminuido en favor del excedente de explotación bruto (EEB, en adelante) en el período 2000-2005, tanto en España como en la Comunidad Valenciana, aunque con una mayor intensidad en esta última.
TABLA 3.1
Participación de las rentas en el PIB a coste de factores (porcentajes)
Fuente: Elaboración propia. Datos: INE.
Varios factores han contribuido a explicar la disminución del peso de las rentas del trabajo sobre el producto interior bruto a coste de factores (PIBcf), a pesar del fuerte ritmo de creación de empleo (asalariado) durante el período. Por un lado, la incorporación de inmigrantes a puestos de trabajo de baja cualificación. Por otro, el insuficiente esfuerzo inversor en capital tecnológico que ha provocado lentos avances en la productividad aparente del factor trabajo. Por último, el estancamiento de los salarios reales durante el período. Todos estos factores se han producido de forma relativamente más intensa en la Comunidad Valenciana que en España.
La tabla 3.2 ofrece informatión sobre la participatión de los distintos sectores productivos en la remuneración de los asalariados y en el excedente de explotación bruto. La participación de los servicios es elevada en ambos componentes tanto para la Comunidad Valenciana como para España, y se sitúa por encima del 60% del total. Además, tanto los servicios como la construcción han aumentado su participación en el período considerado, especialmente en el excedente de explotación bruto en la Comunidad Valenciana. La contrapartida ha sido la caída en la participación de la industria, particularmente significativa en el EEB en la Comunidad Valenciana.
TABLA 3.2
Distribución sectorial de la remuneración de los asalariados y del excedente de explotación bruto (porcentajes)
Fuente: Elaboración propia. Datos: INE.
Estas tendencias en el peso relativo de los distintos componentes del VABcf se producen por el mayor dinamismo de los sectores de construcción y servicios (frente a la industria, especialmente en nuestra comunidad), aunque también por la dualidad competitiva que se ha producido en los últimos años: por un lado, los sectores manufactureros se enfrentan a una creciente competencia internacional, con escasa o nula capacidad para trasladar los aumentos de costes a los precios, y limitan e incluso reducen sus márgenes empresariales; por otro lado, en los sectores relativamente protegidos de la competencia, como la construcción y los servicios, no sólo se trasladan los aumentos de costes a los precios finales, sino que incluso los márgenes empresariales han crecido. Además, estos dos sectores se han visto particularmente favorecidos en gran medida por el fuerte aumento de la oferta de trabajo como consecuencia de la inmigración, que ha contribuido a frenar los avances salariales y ha beneficiado especialmente a los factores productivos complementarios (factor capital).
La participación de la remuneración de asalariados en la renta difiere según la intensidad de uso y el rendimiento del trabajo y el capital en los distintos procesos productivos. Dicha participación (RA/PIB) se puede descomponer como el producto de sus dos componentes: (i) la tasa de asalarización (TA), que es la proporción que representan los trabajadores asalariados en el empleo total, y (ii) el coste laboral unitario (CLU), que es la proporción del valor añadido que remunera al trabajo utilizado para obtenerlo. La tabla 3.3 pone de relieve que en el período 2000-2005 la participación de la RA en el PIB cayó como consecuencia de la reducción de los CLU, mientras la tasa de asalarización aumentó por el fuerte dinamismo del mercado de trabajo.
TABLA 3.3
Remuneración asalariados, tasa de asalarización y costes laborales unitarios (porcentajes)
Fuente: Elaboración propia. Datos: INE.
3.3 Distribución personal o familiar de la renta
La redistribución de la renta nacional (obtenida por las aportaciones de los residentes al proceso productivo) mediante los impuestos directos, las cotizaciones sociales y las transferencias (monetarias y en especie) da lugar al ingreso o renta disponible de las personas y las familias. La distribución personal o distribución familiar de la renta recoge, desde la óptica del gasto, el reparto de la renta disponible entre los agentes económicos. Los flujos de redistribución de la renta (a través de donaciones, impuestos, transferencias y prestaciones sociales) alteran el reparto primario de la renta. Este ingreso o renta disponible de personas o familias es generalmente la variable considerada para estimar su poder adquisitivo, y a partir de ella se toman las decisiones de consumo y ahorro. El estudio desde la perspectiva personal se ocupa principalmente de medir cuál es el grado de igualdad en el reparto de la renta entre las personas o familias.
TABLA 3.4
Índice de Gini, percentiles de la distribución por comunidad autónoma (las 5 con mayor y con menor PIB per cápita). Gasto por persona
Fuente: Elaboración propia. Adaptado de J. Aldás, F. J. Goerlich y M. Más (2006): Gasto de las amilias en las comunidades autónomas españolas. Pautas de consumo, desigualdad y convergencia, CIEF, Centro de Investigación Económica y Financiera, Fundación Caixa Galicia.
A medida que aumenta el nivel de desarrollo económico, aumenta progresivamente la preocupación por la distribución personal (y también territorial) de la renta. Paralelamente, ha aumentado el interés por medir la incidencia de la pobreza y, recientemente, ha crecido el interés por evaluar en mayor profundidad el nivel de bienestar económico y la felicidad de las personas.
Entre los indicadores más sencillos y comúnmente utilizados para evaluar el grado de desigualdad en la distribución de la renta personal se encuentran el índice de Gini, la curva de Lorenz y las ratios entre distintos percentiles de la distribución de la renta. Entre estas últimas, tenemos la ratio [p0,10/p0,90], que es el cociente entre el nivel de ingresos o de renta que no supera el 10% de las personas y el nivel correspondiente que no supera el 90% de los individuos. Del mismo modo, la ratio [p0,05/p0,50] es el cociente entre el nivel de renta que no supera el 5% de las personas y el nivel correspondiente que no supera el 50% de los individuos.
El análisis de la distribución personal o familiar de la renta suscita problemas relacionados con la variable que utilizar (medida del ingreso o del gasto) así como con la unidad de referencia (individuo o familia). Independientemente de esta discusión que excede las pretensiones de este capítulo, pasamos a examinar la información disponible. La tabla 3.4 proporciona diferentes mediciones de igualdad en la distribución de la renta por CC. AA. (a partir del gasto por persona).
En primer lugar, las dos primeras columnas muestran que el índice de Gini se ha reducido ligeramente tanto en España como en la Comunidad Valenciana, en mayor medida en esta última, entre 1998 y el 2002, lo que sugiere una reducción de la desigualdad en la distribución de la renta. Navarra aparece como la región con una distribución más igualitaria de la renta en el 2002, mientras que Andalucía presenta la mayor desigualdad.
En segundo lugar, las columnas 3 y 4 muestran el índice de Gini de las regiones más ricas y más pobres en relación con la media española. El grado de desigualdad es superior en las regiones más pobres. Además, si tomamos como referencia el grado de igualdad del conjunto estatal, en el período 1998-2002, la Comunidad de Madrid, el País Vasco, Cataluña, Baleares, Galicia y Castilla-La Mancha han aumentado la divergencia en la distribución de la renta en su territorio, aunque se mantienen con una distribución más igualitaria que la del conjunto del país (con excepción de Galicia). Destaca que en Andalucía, que partía de una distribución más desigual en 1998, la disparidad en la distribución de la renta ha aumentado.
En tercer lugar, las columnas siguientes complementan el análisis del grado de igualdad en la distribución al centrarse en puntos discretos de la distribución de la renta entre los residentes de una región (ratio de percentiles), en relación con la media española. Por un lado, la distribución de la renta en la Comunidad Valenciana es más igualitaria que en el conjunto del país. Por otro, entre 1998 y el 2002 todas las ratios entre percentiles indican una tendencia hacia una mayor igualdad en la distribución de la renta, con excepción de la ratio [p0,05/p0,50], que es el cociente entre el nivel de renta que no supera el 5% de las personas y el nivel correspondiente que no supera el 90% de los individuos, el cual se ha acercado a 100 (media nacional), desde 109,7 a 106,5. Por último, para todas las ratios consideradas, destaca el elevado grado de igualdad en la distribución de la renta en Navarra y el País Vasco.
La tabla 3.5 muestra la distribución porcentual de la renta por hogares de las CC. AA. en el 2004 en relación con la media de España. De la primera columna se deduce que el porcentaje de hogares con una renta de hasta 9.000 euros era de 13,1 puntos porcentuales más en la Comunidad Valenciana que en España, donde el 18,3% de los hogares obtenían esta renta. Esta tabla complementa la tabla 3.4 para analizar la distribución de la renta de los hogares. Así, la última columna permite observar que la renta de los hogares de la Comunidad Valenciana se encuentra claramente por debajo de la media nacional, en concreto, es inferior en 11,2 puntos porcentuales. Además, el mayor grado de igualdad en la distribución de la renta parece tener su origen en la elevada concentración de hogares valencianos (con relación a la media española) con niveles de renta por debajo de 19.000 euros anuales y la escasa proporción de hogares con rentas superiores a 35.000 euros anuales (en concreto, 30 puntos porcentuales por debajo de la media española). Por el contrario, en Navarra, con una renta por hogar netamente superior a la media, como muestra la última columna, se aprecia una gran concentración de hogares en el estrato superior de renta (82,1 puntos porcentuales por encima del porcentaje para el conjunto del país).
TABLA 3.5
Distribución de renta anual de los hogares por CC. AA. en el 2004 (España = 100)
Fuente: Elaboración propia. Datos: INE.
El grado de desigualdad en la distributión de la renta se debe a distintos factores, tales como la calidad y cantidad ofrecida de factores productivos, el impacto de las políticas públicas, la disparidad de oportunidades, etc. Las políticas redistributivas intentan corregir estas disparidades utilizando instrumentos por la parte del gasto (prestaciones sociales monetarias y en especie) y por la parte de los ingresos (impuestos sobre la renta, cotizaciones sociales, etc.). El impacto de estos instrumentos depende fundamentalmente de la progresividad de los flujos de ingresos y gastos, más que del neto.
Para analizar con mayor detalle el efecto de las políticas redistributivas, comenzamos examinando la cuenta de renta de los hogares (tabla 3.6, panel superior).
TABLA 3.6
Distribución funcional de la renta de los hogares y redistribución de la renta (porcentajes)
Fuente: Elaboración propia. Datos: INE.
Los hogares son perceptores de rentas por aportar trabajo y capital al proceso productivo, como comentamos anteriormente. La cuenta de asignación primaria de la renta muestra la renta de los hogares generada directamente a partir de transacciones de mercado, por ejemplo, la compra y venta de factores de producción y bienes. De este modo, incluye la remuneración de los asalariados, la renta recibida por la posesión de activos (en particular intereses, dividendos y rentas), así como los excedentes de explotación y la renta de los autónomos. Los intereses y rentas deudores se detraen de las cantidades anteriores para obtener el saldo de las rentas primarias de los hogares. La renta primaria es el punto de partida para la distribución secundaria de la renta, que muestra el efecto del mecanismo de redistribución de la renta del Estado. Las transferencias monetarias y en especie se añaden a la renta primaria de los hogares, a la que hay que sustraer los impuestos sobre la renta y el patrimonio, las contribuciones sociales y las transferencias efectuadas para así obtener la renta disponible bruta de los hogares.
El panel superior de la tabla 3.6 muestra cómo las rentas primarias brutas de los hogares crecieron aproximadamente el 18-19% tanto en España como en la Comunidad Valenciana en el período analizado. En ambas áreas, se ha producido un aumento en la participación del EEB/rentas mixtas sobre el total, en mayor medida en la Comunidad Valenciana, como consecuencia del mayor crecimiento de éstas. Las rentas del trabajo tienen un peso ligeramente inferior en la Comunidad Valenciana.
En el panel inferior de la tabla 3.6 se puede observar el efecto de las políticas redistributivas. Las transferencias corrientes recibidas (principalmente, prestaciones sociales en efectivo y en especie) por los hogares representan aproximadamente el 30-31% de su renta, y las pagadas (impuestos y cotizaciones sociales), en torno al 26-27%. Durante el período 2000-2003, ha aumentado la importancia de las transferencias sociales en especie (gasto), especialmente en la Comunidad Valenciana, y las cotizaciones sociales (ingreso) como mecanismos de distribución de renta. El saldo final recoge el efecto neto de las políticas redistributivas, que muestran una tendencia a su reducción, aunque en la Comunidad Valenciana el saldo es ligeramente superior al del conjunto del Estado.
El estudio de la distribución personal o familiar de la renta puede complementarse al menos en una doble vertiente. Por un lado, con el estudio de la incidencia de la pobreza, que puede abordarse en términos absolutos (nivel umbral de renta) o en términos relativos. Por otro lado, recientemente ha habido un creciente interés por evaluar con mayor precisión el nivel de bienestar económico y la felicidad de las personas. A continuación, abordamos estas dos cuestiones.
3.3.1 La pobreza
La tasa de pobreza indica el porcentaje de población cuya renta es inferior al nivel umbral de referencia. Para su cálculo, se utiliza la información de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE.1 La línea de pobreza o umbral de pobreza se obtiene a partir de los ingresos netos por unidad de consumo del hogar (renta disponible del hogar/número de unidades de consumo, donde el número de unidades de consumo es ponderado según los pesos de la escala de la OCDE modificada; véase <www.ine.es> para un mayor detalle). Se clasifica como pobre a todo individuo que tenga unos ingresos (por unidad de consumo) inferiores al umbral de pobreza (60% de la mediana de la distribución de los ingresos por unidad de consumo adjudicados a las personas en el área considerada).
La tasa de pobreza es una medida relativa al área considerada, por lo que debe tenerse en cuenta que puede haber grandes diferencias en el nivel de vida en términos absolutos cuando comparamos distintas áreas, y también cuando comparamos un área en distintos momentos del tiempo.2
Las tasas de pobreza han disminuido en las últimas décadas en la Comunidad Valenciana y en España, aunque siguen siendo elevadas en relación en las de la OCDE. Además, en el siglo XXI parecen haber aumentado ligeramente. Los hogares de pensionistas e inactivos son los que mayores tasas de pobreza presentan. Las mujeres también presentan tasas de pobreza superiores a las de los hombres.
El gráfico 3.1 muestra que la tasa de pobreza de la Comunidad Valenciana es muy similar a la de España, y se encuentra por encima de las tasas correspondientes a las regiones más ricas y por debajo de las más pobres (con excepción de Galicia). En el 2004, el 20% de la población de la Comunidad Valenciana se encontraba por debajo del umbral de pobreza.
GRÁFICO 3.1
Tasa de pobreza (personas situadas por debajo del umbral de pobreza en 2004, %)
Fuente: Elaboración propia. Datos: INE.
3.3.2 Felicidad, calidad de vida y bienestar
A medida que aumenta el nivel de desarrollo económico de las distintas regiones (generalmente aproximado al nivel de renta real per cápita y su evolución), aumentan las preocupaciones por el bienestar de los individuos. A pesar de que en las fases iniciales de desarrollo, renta real per cápita y bienestar se encuentran relacionados positivamente, esta relación directa parece truncarse en fases posteriores de desarrollo.
El bienestar subjetivo de los individuos está positiva e íntimamente relacionado con la felicidad, calidad de vida y satisfacción. El estudio de las causas y los factores relacionados con la felicidad humana ha recibido un creciente interés por parte de economistas, psicólogos y científicos sociales en general, en los últimos años.3 El concepto de felicidad o bienestar es multidimensional puesto que abarca un amplio conjunto de factores interrelacionados que afectan a la percepción intrínseca de los individuos. Por ello la felicidad o bienestar excede la estricta consideración del nivel de renta y otras condiciones materiales de los individuos. Por lo tanto, la aproximación a una medición precisa de la felicidad debe incluir indicadores objetivos así como indicadores subjetivos, por ejemplo, los recogidos mediante encuestas a los ciudadanos que valoren sus percepciones.
La evaluación/medición del bienestar subjetivo es de gran importancia desde el punto de vista de la política económica. En primer lugar, a pesar de que existen indicadores objetivos sobre el nivel de renta de una persona, vivienda, salud, relaciones sociales, etc., no existe ninguna regla unánimemente aceptada para combinar toda esta información y que permita valorar el nivel de bienestar global. En segundo lugar, las medidas de bienestar subjetivo, en particular el nivel de satisfacción global, están relacionadas con los indicadores del grado en el que las necesidades de la población están cubiertas en estos países.
Uno de los resultados más destacados y controvertidos de la literatura económica se conoce como la paradoja de Easterlin (1974). Dicha paradoja está relacionada con la evidencia de que el notable aumento de la renta real en los países occidentales desde la segunda mitad del siglo XX no se ha traducido en aumentos de los niveles de felicidad de sus ciudadanos (medidos a partir de encuestas sociales). Algunos autores (por ejemplo, Lane, 2001) justifican la aparente paradoja argumentando que, una vez un individuo sobrepasa el nivel de subsistencia, factores como la amistad y la calidad de la vida familiar sustituyen progresivamente a la renta como principales fuentes de aumento del bienestar. De este modo, en los países desarrollados el crecimiento de la renta per cápita no implicaría aumentos paralelos del nivel de bienestar. Como consecuencia, la felicidad agregada se ha mantenido constante a lo largo del tiempo a pesar de los fuertes aumentos en renta real per cápita.
Estudios microeconómicos más recientes que vinculan el nivel y la evolución de la renta per cápita y el estatus en el mercado de trabajo con la felicidad destacan también la importancia de dos dimensiones que inciden, en primer lugar, en la posición relativa del individuo respecto a otros grupos en un momento del tiempo, y en segundo lugar, en relación con su propia situación en el pasado.
Por lo tanto, entre los factores que deben considerarse al examinar los determinantes de la felicidad y/o el bienestar total de los individuos se encuentran las condiciones de vida y de trabajo de éstos. Así, entre los múltiples determinantes de la felicidad (sin ánimo de ser exhaustivos) se encuentran los siguientes. Primero, los recursos económicos (renta y riqueza personal), que tienen un efecto positivo, aunque decreciente. Segundo, el estatus en el mercado de trabajo (ocupado, parado, inactivo, etc.), dada la gran importancia que se otorga al trabajo remunerado en las sociedades modernas, tanto como fuente de renta como por su estatus social. Tercero, familia y hogar (disponibilidad de vivienda), puesto que las familias integradas por parejas con hijos alcanzan, como promedio, un nivel de bienestar superior al de parejas sin hijos, solteros y al de familias con un único progenitor.4 Cuarto, vida social (balance vida-trabajo). Quinto, salud y cuidados sociales, dado que en principio, ceteris paribus, la gente con enfermedades crónicas tiene un nivel de satisfacción inferior.5 Sexto, nivel de estudios (conocimiento/formación, estudios y aprendizaje), dado que, generalmente, las personas con mayor nivel de estudios obtienen puestos de trabajo mejores y con mayor remuneración, y además se encuentran mejor capacitados para utilizar sus habilidades y dirigir su vida, lo que les lleva a un mayor nivel de bienestar.
Por último, hay que destacar que también importan factores de «exclusividad» y/o relativos (comparación social), que implican la existencia de categorías excluyentes que existen con relación a otros (que no disponen de estas características) y esto refuerza el sentimiento de felicidad; por ejemplo, buenos puestos de trabajo (frente a otros que disponen de puestos de trabajo precarios), buena educación, buena vivienda, coche de lujo. Relacionado con el efecto de la comparación social, la rutina y la rivalidad tienen un efecto negativo sobre el bienestar de los individuos, dado que las personas se esfuerzan para escalar, pero en ese esfuerzo obligan a otros a escalar más para mantenerse... El resultado final es que todos pierden; por ejemplo, la presión para trabajar horas extra, e incluso fines de semana, para mejorar la situación profesional. No obstante, una situación de poco trabajo y/o esfuerzo tampoco implica mayor felicidad.
La tabla 3.7 ofrece algunos indicadores indirectos de bienestar a partir de la información del Instituto Nacional de Estadística. Entre los aspectos en los que la Comunidad Valenciana se encuentra en peores condiciones con relación al conjunto del Estado, destacan las altas hospitalarias por adicción a las drogas, los detenidos por las fuerzas de seguridad y la delincuencia, los accidentes de trabajo, el porcentaje de hogares con dificultades para llegar a final de mes, los problemas de ruido y contaminación. Entre las condiciones más favorables destacan la menor tasa de mortalidad infantil, la menor incidencia del alcoholismo, los equipamientos e infraestructuras, la mayor capacidad de ahorro de los hogares, así como el porcentaje de hogares que declara no tener problemas. No obstante, habida cuenta de la múltiple dimensión del bienestar/felicidad, probablemente obtendremos una visión más completa del fenómeno cuando se hayan revisado otros capítulos del presente libro.
TABLA 3.7
Indicadores de bienestar (%)
España | Comunidad Valenciana | |
Tasa de mortalidad (por cada 1000 habitantes) (2003) | 9,2 | 9,2 |
Tasas de mortalidad infantil (nacidos vivos que mueren en el primer año de vida por 1.000 nacidos vivos) (1999-2003) | 4,2 | 3,7 |
Altas hospitalarias por síndrome de dependencia del alcohol (por 100.000 habitantes) (2003) | 24,3 | 15,5 |
Altas hospitalarias por adicción a las drogas (por 100.000 habitantes) (2003) | 22,7 | 27,6 |
Detenidos por la Guardia Civil y la Policía Nacional (por 1.000 habitantes) (2003) | 7,8 | 9,5 |
Muertes violentas por suicidio (por 100.000 habitantes) (2003) | 5,3 | 5,4 |
Equipamientos e infraestructuras (kilómetros de autopistas y autovías por 1.000 km2) (2003) | 20,3 | 41,0 |
Accidentes de trabajo (por 100.000 trabajadores expuestos al riesgo) (2003) | 6386,7 | 7054,3 |
Hogares según el grado de dificultad para llegar a final de mes (IVTRI-2005) | ||
con mucha dificultad | 10,1 | 12,0 |
con dificultad | 16,2 | 13,6 |
con cierta dificultad | 28,7 | 29,9 |
con cierta facilidad | 29,0 | 30,4 |
con facilidad | 14,2 | 12,5 |
con mucha facilidad | 1,9 | 1,6 |
Hogares que no pueden dedicar dinero al ahorro o muy poco (IVTRI-2005) | 60,6 | 52,5 |
Hogares con capacidad de ahorro | 39,5 | 47,5 |
Hogares que sufren problemas (2004): | ||
Luz insuficiente | 10,8 | 10,7 |
Ruidos producidos por vecinos o de la calle | 28,8 | 39,6 |
Contaminación y otros problemas ambientales | 16,6 | 21,2 |
Delincuencia o vandalismo | 18,7 | 24,2 |
Ningún problema | 53,4 | 43,1 |
Hogares según disponibilidad de bienes (2004): | ||
Vivienda secundaria | 13,8 | 22,4 |
No tiene calefacción | 50,8 | 84,7 |
Cocina eléctrica | 34,9 | 23,3 |
Congelador | 31,4 | 22,5 |
Lavadora automática | 98,6 | 99,1 |
Lavavajillas | 32,6 | 25,4 |
Microondas | 73,4 | 71,4 |
Coche nuevo | 58,7 | 62,9 |
Coche de segunda mano | 24,5 | 25,4 |
Motocicleta | 10,8 | 9,5 |
Ordenador personal | 45,0 | 44,1 |
Teléfono fijo | 86,8 | 83,0 |
Fuente: Elaboratión propia. Datos: INE.
3.4 Distribución territorial de la renta
Los procesos de producción y consumo tienen lugar en un determinado ámbito territorial. El crecimiento económico tiende a distribuirse de forma desigual en las distintas regiones. La política regional y los efectos territoriales de las políticas de redistribución de la renta primaria modifican el resultado inicial. Así, el análisis de la distribución espacial o regional de la renta recoge, desde el punto de vista territorial, cómo se distribuye espacialmente la producción (PIB o renta regional; renta regional bruta), así como el grado de desigualdad en los niveles de vida de los distintos agentes según el espacio geográfico en el que residen (PIB o renta per cápita; renta familiar bruta disponible).
3.4.1 La evolución de la renta per cápita
Tradicionalmente, el tema central del estudio de la distribución territorial de la renta ha sido el análisis del proceso de convergencia entre las rentas per cápita de las diferentes regiones. Desde la perspectiva del modelo neoclásico de crecimiento económico, bajo rendimientos decrecientes del capital y movilidad de factores productivos, se defiende la existencia de un doble proceso: convergencia en términos de renta per cápita, por un lado, donde crecen las regiones con niveles de renta per cápita inferiores más deprisa que las regiones con niveles superiores, y de divergencia en términos de producción, por otro, donde se acentúan con el paso del tiempo los fenómenos de polarización espacial. Desde el punto de vista teórico, las regiones con renta per cápita relativamente más baja poseen una mayor productividad del capital y una menor productividad del trabajo, por lo que habrá incentivos para atraer flujos de capital de las regiones más ricas y, simultáneamente, para trasladar flujos de población hacia éstas. En definitiva, la interacción de los dos movimientos de factores productivos induciría el fenómeno de convergencia de renta per cápita en el territorio del país y una distribución más uniforme del crecimiento económico.
Así, si atendemos al indicador del PIB per cápita, el gráfico 3.2 muestra cómo la ratio del PIB per cápita ajustado por el poder de compra6 en el 2005 entre la región más rica –Madrid– y la más pobre –Extremadura– alcanzaba 1,9. Dado que en 1980 esta ratio entre la región más rica y la más pobre era sensiblemente superior (2,6 veces mayor el de Navarra al de Extremadura), se podría concluir que ha existido un claro fenómeno de convergencia regional en la economía española.
Sin embargo, en este contexto de convergencia entre las regiones españolas, la Comunidad Valenciana ha empeorado relativamente durante el período 1980-2005, ya que en el año 1980 se situaba con una renta per cápita en torno a la media española (100,9), mientras que en el 2005 ostentaba un valor por debajo del promedio (91,5). Esta divergencia de renta se traducía en que la ratio de la renta per cápita entre la región más rica y la Comunidad Valenciana crecía, al pasar de 1,36 veces en 1980, con Navarra, a 1,43 veces en el 2005, con Madrid.
Por otra parte, la existencia de convergencia beta entre las regiones españolas se observa claramente en el gráfico 3.3, donde la tasa de crecimiento medio anual acumulativo del PIB real per cápita del período 1980-2005 muestra una relación negativa con el nivel del PIB real per cápita de 1980. Desde el punto de vista económico, ello implica que las regiones pobres han crecido, de media, a una tasa superior a la de las regiones más ricas. En este caso, la Comunidad Valenciana se encuentra entre las regiones que han empeorado relativamente, ya que, pese a partir con un nivel inicial de renta per cápita similar al del promedio nacional, ha mostrado a lo largo del período una evolución inferior a la media (2,1 frente al 2,4% nacional).
GRÁFICO 3.2
PIB per cápita en PPC de las regiones españolas, 1980-2005. España = 100
Fuente: Cereijo, Turrión y Velázquez (2007).
GRÁFICO 3.3
Convergencia beta en PIB per capita entre las regiones españolas, 1980-2005
Fuente: Cereijo, Turrión y Velázquez (2007).
No obstante, este proceso de convergencia beta no ha seguido una pauta similar a lo largo de todo el período considerado. Como se puede observar en el gráfico 3.4, la evolución del indicador que mide la convergencia sigma –medida por la desviación típica del logaritmo del PIB real per cápitanos indica la existencia de una caída de la dispersión entre el inicio y el final del período 1980-2005, aunque esta disminución de la dispersión ha sido más intensa en los subperíodos 1980-1985 y 2000-2005, tras un largo subperíodo intermedio de quince años (1985-2000) donde la desigualdad relativa regional se mantuvo estable.7
GRÁFICO 3.4
Convergencia sigma en PIB per cápita entre las regiones españolas, 1980-2005
Fuente: Cereijo, Turrión y Velázquez (2007).
3.4.2 Los factores de crecimiento presente y potencial
Con el objeto de profundizar en la evolución de la desigualdad en los factores de crecimiento real entre las regiones españolas, y en la Comunidad Valenciana en particular, en la tabla 3.8 se presenta la evolución de diversos indicadores de convergencia real entre 1980 y el 2005.
En las dos primeras columnas se presenta el nivel en 1980 y en el 2005 de la ratio (en %) entre la mejor y la peor región española, y en las dos últimas la ratio (en %) entre la mejor región española y el nivel de cada indicador para la Comunidad Valenciana.
En primer lugar, queda claro que el acercamiento de los niveles de renta de las regiones españolas en el período 1980-2005 se puede explicar tanto por la aproximación de la productividad del trabajo (aumento de la ratio del 47 al 64%) como por el acercamiento en la tasa de empleo (aumento de la ratio del 67,6 al 70%). El caso de la Comunidad Valenciana es diferente, ya que las cifras muestran un empeoramiento en la productividad del trabajo respecto a la región líder y una mejora relativa en la tasa de empleo.
Este avance en términos de productividad del trabajo en el conjunto de las regiones españolas se debió fundamentalmente a la aproximación de los niveles de la PTF, indicador que mide la eficiencia técnica, ya que la dispersión en la ratio capital-trabajo no fue muy grande. Este proceso positivo resulta más intenso en el caso de la Comunidad Valenciana, ya que la ratio en la eficiencia técnica con la región mejor situada era en el 2005 de un 96,5%, muy superior al valor de 1980 (46,7%).
TABLA 3.8
Evolución de la desigualdad de los factores de crecimiento entre las regiones españolas y la Comunidad Valenciana, 1980-2005
* Sin Ceuta y Melilla.
a 2000, b 2000, c 1990.
Fuente: Cereijo, Turrión y Velázquez (2007).
En la tabla 3.8 se muestra también la evolución de los indicadores que influyen en la evolución de la productividad y, por lo tanto, en las posibles sendas de crecimiento económico potencial en el medio y largo plazo. Estos factores están relacionados con las dotaciones de capital en sentido amplio (público, humano y tecnológico) y con la penetración de la «nueva economía del conocimiento».
En primer lugar, respecto a las dotaciones de capital público, se analizan dos indicadores: el stock de capital público por trabajador y las infraestructuras por carretera. En concreto, el primer indicador, que trata de medir el papel de las infraestructuras públicas sobre la productividad, muestra un aumento de la desigualdad entre las regiones (40,1 y 34,8% en 1980 y el 2005 respectivamente), si bien las regiones más pobres se encuentran situadas en el parte superior del ranking. No obstante, si se utiliza el indicador de las infraestructuras por carretera, la tendencia ha sido la contraria, y ha aumentado la igualdad en la dotación de kilómetros de autopistas.
En este apartado, la Comunidad Valenciana ha presentado un comportamiento positivo en ambos indicadores, reduciendo la distancia con la región mejor dotada en el período 1980-2005, tanto en el stock de capital público por trabajador como en la dotación de infraestructuras por carretera.
En segundo lugar, es muy importante analizar el papel que pueden desempeñar los stocks de capital intangible (humano y tecnológico) sobre la evolución futura de la productividad de la economía.
Respecto al capital humano medido por el número de años de escolarización, el indicador ha seguido una tendencia hacia la igualación tanto en el conjunto de las regiones españolas como en el caso particular de la Comunidad Valenciana.
Con relación al stock de capital tecnológico regional, es habitual su aproximación a través de dos indicadores complementarios: el capital tecnológico interior por trabajador y el gasto en I+D sobre el PIB. El primero ha seguido una pauta similar al capital humano, y se ha reducido a un nivel muy similar la brecha tecnológica tanto en el conjunto de las regiones como en el caso de la Comunidad Valenciana. Si utilizamos como indicador de la brecha tecnológica el porcentaje de la renta regional dedicada a la inversión en I+D, el esfuerzo de convergencia de la Comunidad Valenciana ha sido mucho mayor que el del conjunto nacional, al reducirse significativamente la distancia entre esta región y la que más invertía en esta actividad, ya que ha pasado, del 14 hasta el 50,5% en el período analizado (frente a un aumento del 3,2 al 14,8% en el conjunto de las regiones).
Por último, un tercer factor que tiene una importancia creciente sobre la productividad es la penetración de las nuevas tecnologías de la información (TIC) ligadas a la «nueva economía del conocimiento». En relación con esta cuestión, en la tabla 3.8 se presenta la evolución en el período estudiado de dos indicadores clave: la penetración de la banda ancha y la proporción de la población usuaria de Internet. En ambos casos, ha habido una tendencia hacia la convergencia entre las regiones españolas. En el caso de la Comunidad Valenciana, ha habido un retroceso relativo con relación al primer indicador, mientras que se mejoraba respecto a la región mejor dotada en el uso de Internet.
3.4.3 La situación relativa de las regiones españolas
En este apartado se efectúa un breve análisis de la situación relativa de las regiones españolas –y de la Comunidad Valenciana en particular– en el proceso de convergencia de renta per cápita ya señalado anteriormente. Para ello, en la tabla 3.9 se presenta una síntesis de los 17 indicadores de convergencia de renta planteados en el trabajo de Cereijo, Turrión y Velázquez (2007), indicadores representativos del nivel de renta y de los factores potenciales de crecimiento económico presente y potencial de las regiones españolas, los cuales reflejan el crecimiento del PIB, la productividad y la PTF.8
TABLA 3.9
Número de indicadores de convergencia real según su posición y evolución para las regiones españolas y la Comunidad Valenciana, 1980-2005
Divergencia positiva: Superior a la media de 1980 y situación relativa mejor a 1980.
Convergencia negativa: Superior a la media de 1980 y situación relativa peor a 1980.
Convergencia positiva: Inferior a la media de 1980 y situación relativa mejor a 1980.
Divergencia negativa: Inferior a la media de 1980 y situación relativa peor a 1980.
* Sólo para 13 indicadores.
Fuente: Cereijo, Turrión y Velázquez (2007).
De las cifras en su conjunto se puede extraer una primera conclusión clara: la convergencia real durante el período 1980-2005 ha sido bastante generalizada entre regiones, ya que todas las CC. AA. –excepto Baleares– han mostrado un comportamiento convergente en la mayoría de sus indicadores, independientemente de que sus posiciones iniciales estuvieran por encima o por debajo de la media al comienzo del período estudiado.
De este modo, cuatro de las regiones que contaban en 1980 con la mayoría de indicadores superiores al promedio –Madrid, Cataluña, País Vasco y Navarra– han mostrado un proceso de convergencia negativa, lo que se refleja en un deterioro de su situación relativa en la mayoría de sus indicadores con relación al inicio del período. En el lado contrario, el resto de CC. AA. –excepto Baleares– han experimentado una tendencia relativa positiva de convergencia.
La Comunidad Valenciana ha mejorado (convergencia positiva) en 8 de los 17 indicadores planteados: PTF, flujo de inversión directa en el exterior, capital físico privado productivo, capital físico público, capital tecnológico privado interior, capital tecnológico total interior, gasto en I+D total y número medio de años de escolarización. En este grupo de indicadores la región partía con un nivel inferior a la media en 1980 y terminaba el período con una situación relativa mejor que la de 1980.
En segundo lugar, la región ha empeorado en 9 indicadores de convergencia. En un primer grupo de 6 indicadores ha presentado un proceso de convergencia negativa: PIB per cápita, capital residencial, índice sintético de infraestructuras por carretera, spillovers tecnológicos transmitidos por el comercio, gasto en I+D financiado por el sector privado y penetración de la banda ancha. En este grupo se partía en un nivel superior a la media en 1980 y acababa el período con una situación relativa peor a 1980.
Por último, en el terreno más negativo, la Comunidad Valenciana presenta divergencia negativa en 3 indicadores: productividad del trabajo, flujo de inversión directa extranjera recibida y número de usuarios de Internet. En este caso, se partía de una situación inferior a la media en 1980 y al final del período estudiado la situación relativa era peor a la de 1980.
En este capítulo, se han analizado para la Comunidad Valenciana en el marco de España la distribucional funcional de la renta, la distribución personal o familiar de la renta y la distribución territorial de la renta.
En cuanto a la distribución funcional de la renta de las economías española y valenciana, hay que destacar tres conclusiones. En primer lugar, varios factores han contribuido a explicar la disminución del peso de los salarios sobre el PIBcf, a pesar del fuerte ritmo de creación de empleo (asalariado) durante el período. Por un lado, la incorporación de inmigrantes a puestos de trabajo de baja cualificación. Por otro, el insuficiente esfuerzo inversor en capital tecnológico que ha provocado lentos avances en la productividad aparente del factor trabajo. Por último, el estancamiento de los salarios reales durante el período. Todos estos factores se han producido de forma relativamente más intensa en la Comunidad Valenciana que en el resto de España.
En segundo lugar, se ha producido un cambio importante en la participación de los distintos sectores productivos en la remuneración de los asalariados y en el excedente de explotación bruto. Tanto los servicios como la construcción han aumentado su participación en el período considerado, especialmente en el excedente de explotación bruto en la Comunidad Valenciana. La contrapartida ha sido la caída en la participación de la industria, particularmente significativa en el excedente de explotación bruto en la Comunidad Valenciana.
Por último, tanto en España como en la Comunidad Valenciana la participatión de la remuneración de los asalariados en el PIB ha caído en el período 2000-2005 como consecuencia de la reducción de los CLU, mientras la tasa de asalarización ha aumentado por el fuerte dinamismo del mercado de trabajo.
En relación con la distribución personal o familiar de la renta hay que destacar cuatro conclusiones. En primer lugar, el índice de Gini que mide el grado de igualdad de la distribución de la renta personal, se ha reducido ligeramente tanto en España como en la Comunidad Valenciana, en mayor medida en esta última, entre 1998 y el 2002, lo que sugiere una reducción de la desigualdad en la distribución de la renta personal.
En segundo lugar, las ratios de percentiles entre los residentes de una región indican una tendencia hacia una mayor igualdad en la distribución de la renta en la Comunidad Valenciana que en el conjunto de España, con excepción de la ratio que recoge el cociente entre el nivel de renta que no supera el 5% de las personas y el nivel correspondiente que no supera el 90% de los individuos, que ha empeorado en la Comunidad Valenciana.
En tercer lugar, hay que destacar que la renta total de los hogares de la Comunidad Valenciana se encuentra claramente por debajo de la media nacional y que desde el punto de vista del origen de las rentas del trabajo, éstas tienen un peso ligeramente inferior en la Comunidad Valenciana que en el conjunto de España. Por último, la tasa de pobreza en la Comunidad Valenciana es muy similar a la media de España, y se encuentra por encima de las tasas correspondientes a las regiones más ricas y por debajo de las más pobres, con un 19,8% de la población de la Comunidad Valenciana en el 2004 por debajo del umbral de pobreza.
Finalmente, en relación con la distribución territorial de la renta cabe reseñar tres aspectos importantes. En primer lugar, que, en un proceso de convergencia general entre las regiones españolas, la Comunidad Valenciana ha empeorado relativamente durante el período 1980-2005, ya que el año 1980 se situaba con una renta per cápita en torno a la media española (100,9), mientras que en el 2005 ostentaba un valor por debajo del promedio (91,5). Además, la Comunidad Valenciana se encuentra entre las regiones que han empeorado relativamente, ya que pese a partir con un nivel inicial de renta per cápita similar al promedio nacional, ha mostrado a lo largo del período una evolución inferior a la media (2,1 frente al 2,4% nacional).
En segundo lugar, la evolución de diversos indicadores de convergencia real entre 1980 y el 2005 de la Comunidad Valenciana ha sido desigual dependiendo del conjunto de indicadores analizado. Por un lado, las dotaciones de capital público han registrado un comportamiento positivo, tanto en lo relativo al stock de capital público por trabajador como en la dotación de infraestructuras por carretera. Por otro lado, el indicador de capital humano medido por el número de años de escolarización ha seguido una tendencia hacia la igualación tanto en el conjunto de las regiones españolas como en el caso particular de la Comunidad Valenciana. Por último, el comportamiento temporal de los indicadores de capital tecnológico ha sido muy heterogéneo. En primer lugar, el capital tecnológico interior por trabajador de la Comunidad Valenciana se ha comportado de manera positiva en la línea del resto de regiones, mientras que el esfuerzo de convergencia de la Comunidad Valenciana en el gasto en I+D sobre el PIB ha sido mucho mayor que en el conjunto nacional. En segundo lugar, los indicadores de la penetratión de las nuevas tecnologías de la información (TIC) ligadas a la «nueva economía del conocimiento» también muestran un resultado divergente en la Comunidad Valenciana, ya que mientras se retrocedía en la penetración relativa de la banda ancha, se mejoraba claramente respecto a la región mejor dotada en el uso de Internet.
En tercer lugar, para profundizar en el análisis de la situación relativa de las regiones españolas –y de la Comunidad Valenciana en particular– en el proceso de convergencia de renta per cápita se han analizado 17 indicadores de convergencia representativos del nivel de renta y de los factores potenciales de crecimiento económico presente y potencial de las regiones españolas, los cuales reflejan el crecimiento del PIB, la productividad y la PTF. En síntesis, la Comunidad Valenciana ha mejorado (convergencia positiva) en 8 indicadores de convergencia y ha empeorado en 9 indicadores de convergencia, de los cuales 6 presentan convergencia negativa y 3 divergencia negativa. Estos últimos son los más preocupantes ya que la Comunidad Valenciana partía de una situatión inferior a la media en 1980 y al final del período estudiado la situación relativa era peor que la de 1980. Se trata de los indicadores relativos a la productividad del trabajo, el flujo de inversión directa extranjera recibida y el número de usuarios de Internet.
Práctica 3.1
La siguiente tabla muestra información sobre la distribución de la renta (gasto total por persona) según grupos de población, en porcentaje, en la Comunidad Valenciana y en España en 1998 y 2002.
TABLA P.3.1
Fuente: Elaboración propia. Adaptado de J. Aldás, F. J. Goerlich y M. Más (2006): Gasto de las familias en las comunidades autónomas españolas. Pautas de consumo, desigualdad y convergencia, CIEF, Centro de Investigación Económica y Financiera, Fundación Caixa Galicia.
a) Defínase e interprétese el índice de Gini y la curva de Lorenz.
b) Represéntese la curva de Lorenz de la Comunidad Valenciana en 1998 y el 2002. ¿Era la distributión de la renta más equitativa en el segundo período?
c) Represéntese la curva de Lorenz de España en el 2002 y compárese el resultado con el obtenido para la Comunidad Valenciana.
Práctica 3.2
Sobre la base de los datos que aparecen en la página web de la Dirección General de Fondos Comunitarios del Ministerio de Economía y Hacienda del Gobierno de España (<http://www.dgfc.sgpg.meh.es/indexPrevio.js>):
a) Encuádrese la Comunidad Valenciana en el tipo regiones españolas que se han beneficiado o se van a beneficiar de los fondos europeos del FEDER en los dos períodos de programación 2000-2006 y 2007-2013. ¿Qué diferencias de clasificación regional hay entre los dos períodos?
b) Explíquense cuáles son los principales proyectos de los que se va beneficiar la Comunidad Valenciana según el Plan Operativo de la región para el período 2007-2013.
c) Explíquense cuáles son los principales proyectos de los que se va beneficiar la Comunidad Valenciana (y su participación relativa) en los 3 Planes Operativos Plurirregionales para el período 2007-2013.
Práctica 3.3
Utilizando los datos de la publicación, European Commission (2007): Eurostat regional yearbook 2007 (disponible en línea <http://epp.eurostat.ec.europa.eu/cache/ITY_OFFPUB/KS-AF-07-001/EN/KS-AF-07-001-EN.PDF>), encuádrese la Comunidad Valenciana en el ranking de las regiones europeas en relación con:
a) Crecimiento de la población, saldo neto migratorio y tasas de dependencia.
b) Renta per cápita, renta primaria de los hogares y renta disponible de los hogares. ¿A qué se debe la diferencia entre estas dos últimas variables?
c) Crecimiento de la productividad del trabajo, sector predominante en la economía regional y productividad en la industria y en los servicios.
d) Las estadísticas relativas al sector turístico.
ALDÁS, J., F. J. GOERLICH y M. MÁS (2006): Gasto de las familias en las comunidades autónomas españolas. Pautas de consumo, desigualdad y convergencia, CIEF, Centro de Investigación Económica y Financiera, Fundación Caixa Galicia.
CEREIJO, E., J. TURRIÓN y F. J. VELÁZQUEZ (2007): Indicadores de convergencia real para las regiones españolas, Madrid, Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas (FUNCAS).
CLARK, A. E., P. FRITJERS y M. SHIELDS (2007): «Relative Income, Happiness and Utility: an Explanation for the Easterlin Paradox and Other Puzles», IZA Discussion Papers, 2.840.
EASTERLIN, R. (1974): «Does Economic Growth Improve the Human Lot? Some Empirical Evidence», en R. David y R. Reder (eds.): Nations and Households in Economic Growth: Essays in Honor of Moses Abramovitz, Nueva York, Academic Press.
EUROPEAN COMMISSION (2007): Eurostat Regional Yearbook 2007, Luxemburgo, Office for Official Publications of the European Communities.
EUROPEAN FOUNDATION FOR THE IMPROVEMENT OF LIVING AND WORKING CONDITIONS (2004): Quality of Life in Europe. First European Quality of Life Survey 2003, Luxemburgo, Office for Official Publications of the European Communities.
KAHNEMAN, D. y A. B. KRUEGER (2006): «Developments in the Measurement of Subjective Well-Being», Journal of Economic Perspectives, 22, pp. 3-24.
LANE, R. E. (2001): The Loss of Happiness in Market Economies, New Haven, Yale University Press.
1. Esta encuesta va dirigida a hogares privados que residen en viviendas familiares principales. Por tanto, no se incluyen ni las personas sin hogar ni las personas que viven en instituciones o en hogares colectivos.
2. Por ejemplo, un pobre español o valenciano es diferente de un pobre alemán. Además, un pobre valenciano de principios del siglo XXI es distinto del pobre valenciano de hace 40 años sobre la base de esta medida. Así, si en un momento del tiempo multiplicamos la renta de todos los individuos por 10, obtendremos la misma tasa de pobreza, a pesar de que todos los ciudadanos han aumentado su renta en términos absolutos.
3. Véase Kahnemann y Krueger (2006) para una revisión de la extensa bibliografía económica sobre este tema.
4. Probablemente, las relaciones sociales y las relaciones intrafamiliares (dentro del núcleo familiar) incrementan el bienestar. De este modo, no solamente la renta mejora la calidad de vida de las personas, sino que parece importante el «tener, amar, ser».
5. Aunque su incidencia negativa disminuye a medida que el sistema sanitario es mejor y se encuentra más desarrollado.
6. Utilizando una PPS igual para todas las CC. AA., igual a la de España con relación a la UE y expresada en euros de igual poder de compra.
7. Esta evidencia del período 1985-2000 pondría en cuestión si las políticas de ayudas regionales discriminatorias del Estado y de los Fondos Estructurales de la UE han sido o no válidas para conseguir una mayor igualdad en los niveles de bienestar entre las diferentes CC. AA.
8. En concreto se trata de: PIB per cápita, productividad del trabajo, PTF, flujo de inversión extranjera directa recibida, flujo de inversión directa en el exterior, capital físico privado productivo, capital físico público, capital residencial, índice sintético de infraestructuras por carretera, capital tecnológico privado interior, capital tecnológico total interior, spillovers tecnológicos transmitidos por el comercio, gasto en I+D total, gasto en I+D financiado por el sector privado, número medio de años de escolarización, penetración de la banda ancha y usuarios de Internet.