Читать книгу El economista callejero - Axel Kaiser - Страница 8

Оглавление

Introducción

Probablemente no exista una disciplina más importante para la vida diaria de las personas que la economía y, sin embargo, el analfabetismo y la incomprensión en esta materia es mayor que cualquiera otra, salvo, tal vez, a las ciencias naturales, normalmente ajenas a la discusión pública. No se trata simplemente de que individuos sin mayores estudios o hábitos de lectura ignoren principios básicos de economía, como ocurre con la historia, la literatura, la filosofía, el derecho y otras áreas de las humanidades y ciencias sociales. Con la economía se da el curioso caso de que las élites más ilustradas suelen ser las más ignorantes en la materia. Un ejemplo emblemático es el de los «filósofos políticos» que especulan acerca de la redistribución de la riqueza, sin tener idea de cómo crear la riqueza que pretenden redistribuir y, menos aún, de los efectos que produce su redistribución en nombre de la «justicia social». Algo similar puede decirse de la generalidad de los artistas, que sueñan con cambiar el mundo sobre la base de meras emociones e impulsos, muchas veces, dando crédito a movimientos políticos devastadores.

Ciertamente, en economía hay ideas encontradas, por lo que resulta razonable mencionar cuáles son los principios fundamentales que deben ser comprendidos y aceptados por el ciudadano común. Es a explicar, esos principios y conceptos básicos de la ciencia económica que se aboca este esfuerzo.

El error de los economistas ha sido el no saber comunicar sus conceptos en un lenguaje simple, claro y accesible a todo público, reservándolo en cambio para una minoría de especialistas cuya jerga suena incomprensible y distante para el común de las personas. Se trata de «economistas de salón», que han hecho poco por educar a grupos más amplios de la población sobre su área de conocimiento.

Este libro, no pretende hacer un aporte original a la economía como ciencia, sino que busca divulgar lecciones económicas que debieran formar parte de la cultura general. Así entonces, esta obra está dirigida al lector común, sea o no, ilustrado en otras materias. Como tal, se trata de un trabajo más bien acotado que no puede −ni debe− abarcar el amplio universo de temas relevantes para la disciplina, ni tampoco puede profundizar demasiado en lo que plantea. Busca en cambio, subsanar el error de los economistas de salón que conciben la economía como una disciplina oracular exclusiva de ciertos expertos, e intenta explicarla y transformarla en una forma de pensar tan generalizada como lo es, por ejemplo, la democracia.

Lo que necesitamos a estas alturas, −más que grandes expertos debatiendo desde sus torres de marfil−, son buenos economistas callejeros, capaces de exigir un mínimo de sensatez por parte de los políticos y líderes de opinión.

No cabe duda de que si los ciudadanos, de cualquier país, entendieran cuestiones esenciales de economía y, sobre todo, pensaran en términos de escasez de recursos y costos alternativos, buena parte de las patologías políticas que destruyen sus propias vidas −y de las ideologías que arruinan su libertad−, no tendrían siquiera la posibilidad de prosperar.

Hay que advertir que muchas de las lecciones que este libro enuncia son contraintuitivas e implican un serio esfuerzo por contener las propias emociones. Sin embargo, si hemos de tener éxito en evitar la ruina de nuestros países, no tenemos más opción que superar, a través de la educación racional y mediante un lenguaje simple, los prejuicios que actualmente predominan. De lo contrario seguiremos siendo, una y otra vez, presa de la superstición económica y de la manipulación demagógica de quienes explotan la ignorancia generalizada sobre la única ciencia que lidia, de manera general, con aquello que todos requerimos para subsistir: los recursos.

El economista callejero

Подняться наверх