El Criterio

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Balmes Jaime Luciano. El Criterio

CAPÍTULO I

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

CAPÍTULO II

§ I

§ II

§ III

§ IV

CAPÍTULO III

§ I

§ II

§ III

CAPÍTULO IV

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

§ VII

§ VIII

§ IX

§ X

CAPÍTULO V

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

CAPÍTULO VI

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

§ VII

CAPÍTULO VII

§ I

§ II

§ III

CAPÍTULO VIII

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

CAPÍTULO IX

§ I

§ II

§ III

CAPÍTULO X

§ I

§ II

§ III

CAPÍTULO XI

§ I

§ II

§ III

CAPÍTULO XII

§ I

§ II

§ III

CAPÍTULO XIII

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

CAPÍTULO XIV

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

§ VII

CAPÍTULO XV

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

CAPÍTULO XVI

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

§ VII

§ VIII

CAPÍTULO XVII

§ I

§ II

§ III

§ IX

CAPÍTULO XVIII

§ I

§ II

§ III

§ IV

CAPÍTULO XIX

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

§ VII

§ VIII

§ IX

§ X

§ XI

§ XII

§ XIII

CAPÍTULO XX

§ I

§ II

§ III

§ IV

CAPÍTULO XXI

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

§ VII

§ VIII

§ IX

§ X

§ XI

§ XII

§ XIII

§ XIV

§ XV

CAPÍTULO XXII

§ I

§ II

§ III

§ IV

§ V

§ VI

§ VII

§ VIII

§ IX

§ X

§ XI

§ XII

§ XIII

§ XIV

§ XV

§ XVI

§ XVII

§ XVIII

§ XIX

§ XX

§ XXI

§ XXII

§ XXIII

§ XXIV

§ XXV

§ XXVI

§ XXVII

§ XXVIII

§ XXIX

§ XXX

§ XXXI

§ XXXII

§ XXXIII

§ XXXIV

§ XXXV

§ XXXVI

§ XXXVII

§ XXXVIII

§ XXXIX

§ XL

§ XLI

§ XLII

§ XLIII

§ XLIV

§ XLV

§ XLVI

§ XLVII

§ XLVIII

§ XLIX

§ L

§ LI

§ LII

§ LIII

§ LIV

§ LV

§ LVI

§ LVII

§ LVIII

§ LIX

§ LX

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El pensar bien consiste, ó en conocer la verdad, ó en dirigir el entendimiento por el camino que conduce á ella. La verdad es la realidad de las cosas. Cuando las conocemos como son en sí, alcanzamos la verdad; de otra suerte, caemos en error. Conociendo que hay Dios conocemos una verdad, porque realmente Dios existe; conociendo que la variedad de las estaciones depende del sol, conocemos una verdad, porque en efecto es así; conociendo que el respeto á los padres, la obediencia á las leyes, la buena fe en los contratos, la fidelidad con los amigos, son virtudes, conocemos la verdad; así como caeríamos en error, pensando que la perfidia, la ingratitud, la injusticia, la destemplanza, son causas buenas y laudables.

Si deseamos pensar bien, hemos de procurar conocer la verdad, es decir la realidad de las cosas. ¿De qué sirve discurrir con sutileza, ó con profundidad aparente, si el pensamiento no está conforme con la realidad? Un sencillo labrador, un modesto artesano, que conocen bien los objetos de su profesion, piensan y hablan mejor sobre ellos que un presuntuoso filósofo que en encumbrados conceptos y altisonantes palabras quiere darles lecciones sobre lo que no entiende.

.....

De estas observaciones surge al parecer una dificultad, que no han olvidado los incrédulos. Héla aquí: los milagros son tal vez efectos de causas que por ser desconocidas, no dejarán de ser naturales; luego no prueban la intervencion divina; y por tanto de nada sirven para apoyar la verdad de la religion cristiana. Este argumento es tan especioso como fútil.

Un hombre de humilde nacimiento que no ha aprendido las letras en ninguna escuela, que vive confundido entre el pueblo, que carece de todos los medios humanos, que no tiene dónde reclinar su cabeza, se presenta en público enseñando una doctrina tan nueva como sublime. Se le piden los títulos de su mision, y él los ofrece muy sencillos. Habla, y los ciegos ven, los sordos oyen, la lengua de los mudos se desata, los paralíticos andan, las enfermedades mas rebeldes desaparecen de repente, los que acaban de espirar vuelven á la vida, los que son llevados al sepulcro se levantan del ataud, los que enterrados de algunos dias despiden ya mal olor, se alzan envueltos en su mortaja, y salen de la tumba, obedientes á la voz que les ha mandado salir á fuera. Este es el conjunto histórico. El mas obstinado naturalista ¿se empeñará en descubrir aquí la accion de leyes naturales ocultas? ¿Calificará de imprudentes á los cristianos por haber pensado que semejantes prodigios no pudieran hacerse sin intervencion divina? ¿Creeis que con el tiempo haya de descubrirse un secreto para resucitar á los muertos, y no como quiera, sino haciéndolos levantar á la simple voz de un hombre que los llame? La operacion de las cataratas ¿tiene algo que ver con el restituir de golpe la vista á un ciego de nacimiento? Los procedimientos para volver la accion á un miembro paralizado ¿se asemejan por ventura á este otro: «levántate, toma tu lecho, y véte á tu casa?» Las teorías hidrostáticas é hidráulicas ¿llegarán nunca á encontrar en la mera palabra de un hombre, la fuerza bastante para sosegar de repente el mar alborotado, y hacer que las olas se tiendan mansas bajo sus pies, y que camine sobre ellas, como un monarca sobre plateadas alfombras?

.....

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