Читать книгу Signo de los tiempos - Bernardo Olivera - Страница 7

PROPÓSITO CARISMÁTICO DE NUESTROS FUNDADORES

Оглавление

Como primer paso de una introducción a la lectura y estudio de nuestro Padres Cistercienses nos podemos preguntar sobre: el propósito, el carisma o la gracia monástica que ellos vivieron. Y dado que somos sus herederos, se comprenderá la importancia de su conocimiento y vivencia a fin de comunicarlo a nuevas generaciones.

La reforma emprendida por nuestros Padres fue sobre todo un movimiento de renovación espiritual, y un proyecto de renovación sólo se sostiene sobre un programa que detalla ideales bien precisados. ¿Cuáles eran estos ideales? ¿Qué caracterizaba al carisma fundacional recibido por nuestros Padres?

La documentación primitiva del Císter, más allá de todos los problemas que ella presenta a los historiadores, nos dice claramente lo siguiente:

-Autenticidad en la observancia monástica, en la vida espiritual y en la vida litúrgica.

-Simplicidad y pobreza en todo a fin de seguir y ser pobres con Cristo pobre.

-Soledad a fin de poder vivir para Dios edificando la comunión fraterna.

-Austeridad de vida y trabajo a fin de promover el crecimiento del Hombre nuevo.

-Conformidad absoluta con la Regla cenobítica de san Benito sin adiciones.

En realidad, todo esto era muy semejante a lo que intentaban todos los reformadores y renovadores de los siglos XI y XII. No obstante, el acento del Nuevo Monasterio sobre la Regla de san Benito observada con “más perfección y rigor” parece haber sido la clave de su éxito. De hecho, los primeros Padres encontraron en la Regla el programa que los motivaba: autenticidad, simplicidad, pobreza, soledad, fraternidad, austeridad.

Desde otra perspectiva, el Císter encontró una nueva forma de situar el monacato en la sociedad de su época: más libre de ataduras “feudales” y más al servicio de la Iglesia y del mundo desde su proyecto espiritual.

Pero quizás todo podría haber quedado ahí sin más. No obstante, el Nuevo Monasterio conoció un crecimiento y expansión como ningún otro movimiento contemporáneo. Esto parece explicarse por un doble motivo:

-El carisma organizativo de San Esteban Harding.

-El carisma mistagógico de San Bernardo de Claraval.

En efecto: la Carta Caritatis y la Opera espiritual bernardiana son el fruto maduro de las gracias recibidas por estos dos Padres y Santos. Fruto maduro que establece las estructuras básicas de la Orden y, sobre todo, la savia o espíritu interior que las vivifica, a las estructuras y a las personas.

Y todavía podemos decir algo más. La influencia del Abad de Claraval se hizo sentir también en la misma interpretación de los orígenes del Císter. Una simple lectura comparativa de Exordium Cistercii de origen claravalense y el Exordium Parvum lo muestra con evidencia: la relectura claravalense pone el acento sobre la pobreza, aunque la fidelidad a la Regla sigue conservando toda su importancia.

El propósito o carisma fundacional de nuestros primeros Padres quedó plasmado en los documentos primitivos, en la arquitectura, en la administración económica-laboral y en los escritos espirituales de la primera generación. Pero, obviamente, todo esto son y no son el carisma. El carisma, como experiencia del Espíritu que “reforma” y “conforma” con Cristo, reside en los corazones: en el de ellos y el nuestro.

El carisma cisterciense, dado originalmente a quienes llamamos nuestros “Padres”, fue desde sus inicios un “carisma compartido”. En efecto, más que un individuo fundador, nosotros fuimos generados por una “comunidad fundadora”, que nos hace, al mismo tiempo, fecundos.

En pocas palabras, es fácil encontrar en los cistercienses aquellos cuatro elementos típicos que caracterizan el “patrimonio” de todo instituto de vida consagrada: carisma, liturgia, doctrina y legislación. Nuestras Constituciones actuales, en el primer párrafo de la Introducción, resumen con estas palabras el propósito de nuestros Padres fundadores y el patrimonio que nos ha sido legado:

L o s S a n t os A b a d e s Rob e r t o de M o l e sm e s , A l b e r ic o y E s te b a n H a r d i ng d ie r o n una f or m a p ec u li a r a l a t r a d i ci ón b e n e d ic t i n a , c u a ndo e n e l a ño de s a l v ac i ón de 1098, c on s t ru y e ron e l N u e v o M on a s te r i o de C í s te r, n u e s t ra ma d re c o m ún, y f und a ron l a O r d e n C i s te r c ie n s e .

H ac i a e l a ño 1125, e l mi s m o S a n E s te b a n i n s t it u y ó e l m on a s t e r i o de m o nj a s , v u l g a r me n t e ll a ma do T a r t , c o m o h i j a prop i a d e C í s t e r, e n c o m e nd a d a a l c u i d a do p a s t o r a l d e l A b a d de e s t a mi s m a ca s a.

E l Ex o r d i o P a r v o y l a Ca r t a de C a r i dad d e s c r i b e n l a v o c a ci ón y l a mi s i ón que l os F und a dor e s r eci b ie r o n de D i os y que l a Ig le s i a a probó y a pru e ba c on s u a u t or i d a d p a r a s u t iem po y p a ra e l nu e s t r o .

D e ta l f or m a s e p r op a g ó e s t e i d e a l d e r e no v a c i ón b a j o e l i m pu l s o d e S a n B e r n a rdo de C l a r a v a l y o t ro s , que l os m o n a s te r i os de m on je s y de m on ja s , s e g u i d or e s de l a ob s e r v a n c i a ci s te r c ie n s e , s e e x t e nd i e ron s a l l á de l a E uro p a O cci d e n t al . Y a e n a q u e ll a é po c a s e r e c i b i e ron e n l a O rd e n l os H e r m a nos c on v e r s os y la s H e r ma n a s c on v e r s a s .

L a v i da y t r a b aj o de m u c hos m on je s y m on ja s c r e ó un v ali o s o p at r im o n i o e s p i r it u a l , que s e e n c u e n t r a r e f leja do de f or m a p a r ti c u la r e n s us e s c r it os y ca n t o, e n s u a rqu i t e ct u r a y a r te , e i n cl u s o e n l a s a bi a a d mi n i s t r a ci ón de s us pr o p ie d a d e s .

Signo de los tiempos

Подняться наверх