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Ricardo Anaya
Candidato presidencial
El joven “maravilla”, que quiere ser presidente
ОглавлениеCreciste en Querétaro, ¿cómo fueron esos años?
Nací en la Ciudad de México y muy chiquito me fui a vivir a Querétaro, me siento queretano, porque en esa entidad estudié la primaria, la secundaria, la prepa, estudié en la universidad pública del estado. Le debo todo a Querétaro y le tengo una enorme gratitud.
¿Tus abuelos y tu familia se quedan aquí en la Ciudad de México?
No, eventualmente ellos también se van a Querétaro, mis abuelos maternos, dos arquitectos ya retirados. Y mis abuelos paternos, ellos sí se quedan en la Ciudad de México.
¿Tu papá en qué trabajaba en Querétaro?
Es ingeniero químico, se dedicó a esto al inicio de su profesión, después incursionó en la industria del calzado; fabrica y vende, sobre todo, zapatos. Mi mamá es arquitecta, durante muchísimos años se dedicó fundamentalmente a construir y vender casas habitación. Curiosamente en mi familia nadie se dedicaba a la política, ni se imaginaban que alguien se iba a dedicar a esto.
¿De dónde surge tu interés por la política?, porque tampoco empiezas estudiando Ciencias Políticas, inicias estudiando Derecho.
Siempre tuve claro que a eso me quería dedicar. Cuando escogí ser abogado me estaba preparando para el servicio público. Siempre pensé que desde cualquier profesión se puede hacer el bien: el médico puede curar a los pacientes que lo van a ver, y el arquitecto puede construir casas para que la gente viva. Siempre he creído que el espacio desde el que se puede hacer muchísimo bien a los demás, donde realmente se le puede cambiar la vida a miles y millones de personas desde algunas responsabilidades, o dicho al revés, donde quien ejerce mal la profesión afecta y destruye la vida de miles y de millones, es desde la política.
¿A los cuántos años acabas la carrera?, porque a los 21 años ya eres diputado.
En realidad entré a los 18, siempre combiné el trabajo con la política y muchas cosas las hice siendo estudiante.
Antes de los 21 años, para llegar a ser diputado, ¿qué hiciste?
Cuando entro a la carrera, esto es a los 18 años, trabajo con quien fue el primer presidente municipal panista en Querétaro, Paco Garrido, yo era el director del Instituto Municipal de la Juventud. Muy temprano en las mañanas iba a la facultad y saliendo me iba a la oficina. Después, en el propio gobierno municipal, en la siguiente administración, fui director de Vinculación Social de Seguridad Pública, una responsabilidad que me marcó mucho porque era responsable de hacer todas las reuniones con los vecinos, de escuchar los problemas de seguridad que vivían, toda la instalación de los módulos con un modelo que teníamos en aquel entonces que se llamaba Policía de Barrio. Me permitió entender el problema de la seguridad, no en macro sino en el problema diario, lo que la gente vive y padece todos los días.
Después llegas a la Ciudad de México, haces una maestría en Derecho Fiscal, terminas también un doctorado en Ciencias Políticas en la unam. ¿Con mención honorífica? ¿Eras muy nerd o qué?
Sí, la verdad es que siempre he sido estudioso. Soy apasionado, me meto en las cosas y cuando me propongo algo, lo hago a fondo y lo hago en serio, entonces, sí fui medio nerd en mis épocas de estudiante.
Ahora te has propuesto a hacer ejercicio, vi unas fotos tuyas donde te sostienes con una mano haciendo yoga.
Me gusta mucho, creo que el yoga es una buena combinación porque es un balance de tres cosas. No hago yoga desde ninguna creencia sobrenatural, lo hago por el ejercicio de concentración que permite el tema de la respiración; por la elasticidad, la flexibilidad que es buena para el cuerpo; y la fuerza. Creo que es un ejercicio muy completo y sí, procuro practicarlo con la mayor frecuencia posible.
También es un tema de retos, “Me voy a concentrar para poderme parar de cabeza”, así eres en la vida real, “me voy a concentrar y quiero ser diputado, quiero acabar la carrera con mención honorífica”, eres muy tenaz. ¿Se tienen que hacer las cosas como tú quieres?
Estoy convencido de que en la vida un tema fundamental es, además de ser apasionado, ser muy perseverante, creo que hay que tener objetivos clarísimos y perseguirlos con toda fuerza. Si algo pudiera transmitirles a mis tres hijos sería eso, que escojan en absoluta libertad lo que les guste y lo hagan con muchísima pasión; que cuando empiecen las cosas las terminen y que hagan un esfuerzo serio por dar lo mejor de ellos mismos en lo que quieran y, es lo que intento en mi propia vida.
¿A los cuántos años te casaste con Carolina?
Me casé joven, a los 26, fuimos novios desde la prepa.
Es administradora.
Sí, estudió Administración de Empresas, trabajó mucho con su papá al principio, él se dedica al ámbito de los hoteles y restaurantes, y ahora ella se dedica ciento por ciento a la familia, a estar al pendiente de los hijos, a la casa, eso es a lo que se dedica de tiempo completo.
¿Le gusta la política?
Le apasiona ver lo que hago, pero en la casa no nos dedicamos a hablar de eso, hablamos de otros temas, la conversación central suelen ser los niños, eso te da un buen balance.
¿Llegas en la noche, y ya a punto de dormirse no te pregunta, si has pensado en el 2018?
Siempre me pregunta y le platico muchísimo de lo que hago, se involucra en términos de apoyo, pero me permite tener el balance de poder cambiar de tema, es una relación muy equilibrada la que tenemos.
¿A qué hora ves a tus hijos?
Esa es mi fascinación en la vida. Mi debilidad, en el buen sentido de la palabra, es mi familia, el espacio, el refugio, lo que más cuido. Yo, francamente, no creo en esta idea del político tradicional, de que hay que trabajar hasta altísimas horas de la noche, tener a la familia completamente descuidada y cada vez que dan un informe abrir pidiéndole perdón por todo el tiempo que le han quitado. Creo que hay que ser equilibrados y que la familia requiere tiempo, esfuerzo, que, si uno quiere ayudar al país, lo primero que tiene que hacer es formar bien a sus propios hijos para que sean buenos ciudadanos. De tal manera que, para mí, es una altísima prioridad, en términos de convicción. No disfruto nada más en la vida, si ahorita me dijeras “tienes un día libre, ¿qué quieres hacer con él?” estar con mi esposa y con mis tres hijitos.
¿En dónde?
Nos gustan muchísimo las actividades en el exterior, si ahorita tuviera que escoger algo, se me antojaría un paseo largo en bicicleta. Santiago y Mateo, aunque están chiquitos son buenos para la bici, tienen sus bicis de velocidades y toda la cosa; Carmen en mi bici tiene una sillita especial.
¿Quiénes han sido tus grandes maestros políticos?
Sin duda, el gran ejemplo para mi generación en el pan fue don Luis H. Álvarez, porque era un político muy bien formado y que toda su vida se mantuvo con una rectitud absoluta, es decir, murió a sus más de 90 años después de haber ocupado distintos cargos importantísimos. Fue presidente nacional del pan, fue alcalde en su municipio, fue candidato a presidente de la República, sin una sola acusación de corrupción, un hombre que jamás se enriqueció de manera ilícita, no tendría duda en decirte, don Luis, como el gran referente de a lo que yo aspiraría.
Pero eso es aspiracional, generacionalmente es muy distinto, por ejemplo, alguien con quien hayas trabajado.
Paco Garrido quien fue gobernador de Querétaro, fui su secretario particular. Sin duda un referente, un hombre con un pensamiento ordenado como pocos que haya podido conocer, con una enorme capacidad para resolver problemas. La verdad es que Querétaro durante el tiempo en que él gobernó y que tuve la oportunidad de acompañarlo, estuvo muy bien en términos de seguridad, de crecimiento económico, de infraestructura. Le aprendí mucho a Paco.
Tienes otros personajes cercanos ahorita, por ejemplo, Santiago Creel, Gustavo Madero...
De todo mundo se aprende, cada vez que uno tiene la oportunidad de discutir con otra persona hay algo que aprender. No me gusta idealizar a las personas porque creo que todos tenemos algo que aportar, no creo en el blanco y en el negro, sino que son pocos los personajes como Don Luis, que son casi puras luces, la mayoría de los seres humanos son una combinación de luces y sombras con tonos de gris. Más que idealizar a un personaje y decir: “Éste es mi gran referente y yo haría todo lo que esta persona diga”, procuro ir tomando lo mejor de cada quien y en conjunto tomar las mejores decisiones en las responsabilidades que tengo.
Sí, porque finalmente en la vida, como bien dices tú, no hay ni blanco ni negro, hay muchos matices alrededor y así tiene que ser, si no imagínate qué aburrido sería.
Los seres humanos así somos, tenemos virtudes, defectos. Entre más alto sea el nivel de conciencia que uno tenga para reconocer sus propios defectos, para acompañarse de gente valiosa que ayude a tomar buenas decisiones, creo que mejor le va a uno en la vida.
Entre más alto sea el nivel que alcances, ¿más enemigos tienes?
No necesariamente, si uno se conduce con honestidad, porque en ciertas responsabilidades, por ejemplo aquí en la dirigencia Nacional, se toman decisiones dificilísimas cuando tenemos procesos internos. Déjame tomar el caso de Chihuahua, donde el candidato fue Javier Corral. Había seis aspirantes originalmente, estábamos sentados en la mesa con todos ellos que cuentan con trayectorias muy importantes, entonces ir tomando decisiones, ir encaminando los procesos, por supuesto que tiene costos. Pero cuando se le habla a la gente de frente, viéndola a los ojos, con honestidad, empeñando la palabra y cumpliendo la palabra empeñada, puede haber momentos en los que no se comprenda la decisión, pero no queda un agravio que implique una enemistad. Yo trato de no tener enemigos y no tener odios.
¿Cuál ha sido el día más feliz de tu vida?
Es difícil escoger un día, porque sí lo asocio definitivamente a cuando me casé y cuando nacieron mis hijos. Pero no dejan de ser procesos, porque llevaba ocho años de novio con mi esposa y la boda se planea con tiempo. La boda es el momento en el que se sintetiza ese amor de novios extraordinario y el nacimiento de los hijos es el inicio de la parte más bonita de la vida. A mí no me ha pasado algo mejor, a lo mejor habrá quien diga: “El día que gané una elección”. No, para mí, por encima de cualquier logro profesional, está el tema de la familia. Después de esos dos, probablemente el día que fui electo presidente nacional del pan, porque es la responsabilidad más importante que he tenido en términos públicos y es la responsabilidad más grande que he tenido para poder construir el bien común que es a lo que siempre he aspirado.
¿El más triste?
Cuando se murió mi abuela materna, la quise muchísimo, fuimos cercanísimos, fue una mujer a la que le tuve una profunda admiración, siempre he creído que estaba adelantada a su tiempo, era una profesionista, una mujer muy brillante, arquitecta. Murió a los 80 años, todavía con una obra pendiente, ella seguía yendo a supervisar sus propias obras y fue un poquito trágico porque estaba muy bien de salud. Estaba fumigando su casa, porque hacía todo por su cuenta, se cayó y a mí me tocó encontrarla, el impacto fue muy fuerte, lo recuerdo como un día muy duro. Era un domingo e íbamos a ir a comer, fui a recogerla y cuando entré la encontré.
¿Y qué hiciste?, ¿le hablaste a la ambulancia?, ¿ya sabías que había fallecido?
No falleció en el momento, estaba completamente inconsciente, pero llamamos a la ambulancia y llegó al hospital, fue un proceso difícil de unas cuantas semanas, ya nunca recuperó bien la conciencia y finalmente se nos fue. Pero la recuerdo con enorme gusto y como alguien que fue un ejemplo de tenacidad y sobre todo de honradez, una mujer verdaderamente de primera en términos de valores.
Completa esta frase, Ricardo Anaya es…
Muy apasionado. En lo que creo que debo hacer, pongo todo mi esfuerzo, todo mi entusiasmo. Y alguien que trata de superarse todos los días.