Читать книгу Una Razón para Huir - Блейк Пирс - Страница 14

CAPÍTULO OCHO

Оглавление

Avery estaba afuera de la cafetería y tenía una bolsa de hielo sobre su ojo. Tenía dos moretones desagradables debajo de la bolsa, y su mejilla estaba hinchada. También le era difícil respirar, y eso le hizo pensar que se había fracturado una costilla, y su cuello todavía estaba dolorido y rojo del agarre de Desoto.

A pesar del abuso, Avery se sentía bien. Más que bien. Había acabado con un asesino gigante y otros cinco hombres.

“Lo hiciste”, pensó.

Había pasado años aprendiendo a pelear, un sinnúmero de años y horas en el ring, haciendo sparring consigo misma. Había tenido otras peleas antes, pero ninguna contra cinco hombres al mismo tiempo, y ciertamente ninguna en contra de alguien tan poderoso como Desoto.

Ramírez estaba sentado en la acera. Había estado a punto de colapsar desde lo sucedido en el sótano. En comparación con Avery, estaba en mal estado: tenía el rostro lleno de cortes e inflamaciones y constantes ataques de vértigo.

“Fuiste un animal en el sótano”, murmuró. “Un animal…”.

“¿Gracias?”, dijo.

La cafetería de Desoto quedaba en el corazón de la A7, así que Avery se había sentido obligada a llamar a Simms para pedir refuerzos. Una ambulancia estaba en la escena, junto con numerosos policías de la A7 para arrestar a Desoto y sus hombres por asalto, posesión de armas y otras infracciones menores. El cuerpo de Tito, envuelto en una bolsa negra, fue cargado en la parte trasera de la ambulancia.

Simms apareció y negó con la cabeza.

“Hay un desastre ahí abajo”, dijo. “Gracias por el papeleo extra”.

“¿Preferirías que hubiera llamado a mi gente?”.

“No”, admitió. “Creo que no. Tenemos tres departamentos diferentes tratando de culpar a Desoto por algo, así que esto al menos podría ayudarnos con la causa. Sin embargo, no sé en qué estabas pensando entrando en ese lugar sin refuerzos, pero bien hecho. ¿Cómo derribaste a los seis sola?”.

“Tuve ayuda”, dijo Avery, asintiendo con la cabeza hacia Ramírez.

Ramírez levantó una mano en reconocimiento.

“¿Qué pasó con el asesinato del yate?”, preguntó Simms. “¿Alguna conexión?”.

“No creo”, dijo. “Dos de sus hombres robaron la tienda dos veces. Desoto no sabía nada, y eso lo molestó. Si los otros dos empleados corroboran la historia, creo que están exonerados. Querían dinero, no matar a la propietaria de una tienda”.

Otro policía apareció y saludó a Simms.

Simms tocó el hombro de Avery.

“Es mejor que te vayas”, dijo. “Ya los van a sacar del sótano”.

“No”, dijo Avery. “Me gustaría verlo”.

Desoto era tan grande que tuvo que agacharse para poder salir por la puerta principal. Tenía a dos policías a cada lado, y tenía a otro atrás. En comparación con todos los demás, parecía un gigante. Sus hombres fueron sacados detrás de él. Todos ellos fueron conducidos hacia una camioneta policial. A lo que se acercó a Avery, Desoto se detuvo y se dio la vuelta; ninguno de los policías pudo hacer que se moviera.

“Black”, dijo.

“¿Sí?”, respondió.

“¿Recuerdas el blanco del que estabas hablando?”.

“¿Sí?”.

“Clic, clic, bum”, dijo con un guiño.

Él la miró por otro segundo antes de permitir que la policía lo metiera en la furgoneta.

Ser amenazada era parte del trabajo. Avery aprendió eso hace mucho tiempo, pero una persona como Desoto era intimidante. Se mantuvo firme y le devolvió la mirada hasta que se fue, pero en su interior estaba a punto de desmoronarse.

“Necesito un trago”, dijo.

“Ni lo pienses”, murmuró Ramírez. “Me siento como una mierda”.

“Mira, hagamos algo”, dijo. “Iremos al bar que quieras. Tu escoges”.

Se animó al instante.

“¿En serio?”.

Avery nunca se había ofrecido a ir a un bar al que Ramírez quería ir. Cuando salía, bebía con todos, mientras que Avery elegía bares tranquilos cerca de su propio vecindario. Desde que habían tenido una especie de relación, Avery no lo había invitado a salir ni una sola vez, ni tampoco se había tomado una copa con otra persona en su apartamento.

Ramírez se puso de pie demasiado rápido, se mareó y luego se recuperó.

“Ya sé el lugar, vamos”, dijo.

Una Razón para Huir

Подняться наверх