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Capítulo Siete

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Mientras el jet de FBI despegaba de Quántico, Riley se sentía segura de que estaba en camino a enfrentarse a otro monstruo. Le inquietaba mucho el pensar en eso. Había deseado mantenerse alejada de asesinos por un tiempo, pero tomar este caso finalmente le había parecido ser la decisión correcta. Meredith claramente se había sentido aliviado por su decisión.

Esa mañana, April se había ido de excursión, y ahora Riley y Bill estaban en camino a Phoenix. La tarde se había vuelto oscura y había lluvia en el cristal de la ventana del avión. Riley se quedó abrochada a su asiento hasta que el avión atravesó unas nubes grises a un cielo más despejado. Luego una superficie acolchada se extendió debajo de ellos, ocultando la tierra donde las personas probablemente estaban corriendo para no mojarse. “Y siguiendo sus tareas diarias”, pensó Riley.

Luego de que se asentara el viaje, Riley se volteó para mirar a Bill y le preguntó, “¿Qué tienes para mostrarme?”.

Bill abrió su portátil sobre la mesa delante de ellos. Colocó una foto de una gran bolsa de basura negra apenas sumergida en aguas poco profundas. Podía ver una mano blanca muerta que se asomaba por la abertura de la bolsa.

Bill explicó: “El cuerpo de Nancy Holbrook fue encontrado en un lago artificial en el sistema de embalses en las afueras de Phoenix. Era una acompañante de treinta años que cobraba caro. En otras palabras, una prostituta costosa”.

“¿Se ahogó?”, preguntó Riley.

“No. La causa de muerte fue asfixia. Luego fue metida en una gran bolsa de basura y arrojada al lago. La bolsa de basura fue rellenada con grandes piedras para que se hundiera más”.

Riley estudió la foto de cerca. Ya se estaban formando muchas preguntas en su mente.

“¿El asesino dejó evidencia física?”, preguntó. “¿Huellas, fibras, ADN?”.

“Nada de nada”.

Riley negó con la cabeza. “Lo que no entiendo es la eliminación del cadáver. ¿Por qué el asesino no se esforzó más? Un lago de agua dulce es perfecto para deshacerse de un cuerpo. Los cadáveres se hunden y se descomponen rápidamente en agua dulce. Obviamente podrían volver a la superficie más tarde debido a la distensión abdominal y los gases. Pero colocar piedras suficientes en la bolsa solucionaría ese problema. ¿Por qué dejarla en aguas poco profundas?”.

“Creo que nos toca a nosotros descubrirlo”, dijo Bill.

Bill colocó otras fotos de la escena del crimen, pero no proporcionaron mucha información.

“¿Qué opinas?”, preguntó Riley. “¿Se trata de un asesino en serie o no?

Bill frunció el ceño, reflexionando.

“No lo sé”, respondió. “Realmente estamos tratando con el asesinato de una sola prostituta. Obviamente han desaparecido otras prostitutas en Phoenix. Pero eso no es nada nuevo. Sucede habitualmente en las grandes ciudades del país”.

La palabra “habitualmente” hizo que los pelos de Riley se pusieran de punta. ¿Cómo podría considerarse la desaparición continua de una cierta clase de mujer algo “rutinario”? Aún así, sabía que lo que estaba diciendo Bill era cierto.

“Cuando Meredith llamó por teléfono, lo hizo parecer urgente”, dijo ella. “Y ahora nos está dando el tratamiento VIP, dándonos un jet de la UAC para llegar allá directamente”. Riley lo pensó por un momento. “Sus palabras exactas fueron que su amigo quería que lo investigáramos como si fuera un asesinato en serie”. Pero por lo visto nadie está seguro que esto es obra de un asesino en serie”.

Bill se encogió de hombros. “Quizás no lo sea. Pero, por lo visto, Meredith tiene una relación bastante estrecha con el hermano de la víctima, Garrett Holbrook”.

“Sí”, dijo Riley. “Me dijo que fueron a la academia juntos. Pero todo esto es inusual”.

Bill no argumentó este hecho. Riley se inclinó hacia atrás en su asiento para examinar la situación. Parecía bastante obvio que Meredith estaba rompiendo algunas reglas del FBI para hacerle un favor a su amigo. Esto no era algo que Meredith solía hacer.

Pero Riley no le tenía menos estima por esto. En realidad admiraba su devoción a su amigo. Ella se preguntaba...

¿Rompería yo las reglas por alguien? ¿Por Bill, tal vez?

Había sido más que un compañero a lo largo de los años y mucho más que un amigo. Sin embargo, Riley no estaba segura. Y eso la hacía preguntarse qué tan cercana se sentía a sus compañeros de trabajo, incluyendo a Bill, hoy en día.

Pero ponerse a analizarlo en este momento no parecía tener sentido. Riley cerró los ojos y se durmió.

*

Aterrizaron en un día soleado de Phoenix.

Bill le dio un codazo mientras se estaban bajando del jet y dijo: “Guau, el clima está hermoso. Por lo menos este viaje también servirá como unas vacaciones”.

De alguna manera, Riley dudaba de que sería divertido. Tenía rato sin tomarse unas verdaderas vacaciones. Su último intento en Nueva York con April había sido truncado por los asesinatos y las locuras habituales que formaban una gran parte de su vida.

“Necesito tomarme un verdadero descanso un día de estos”, pensó.

Un agente local joven se encontró con ellos y los condujo a la oficina de campo del FBI de Phoenix, un edificio moderno llamativo. Mientras se estacionaba en la Oficina dijo: “¿No les parece genial el diseño? Incluso ganó un premio. ¿A qué se les parece?”.

Riley miró la fachada. Tenía rectángulos rectos y largos y ventanas verticales estrechas. Todo había sido cuidadosamente colocado y el patrón parecía familiar. Se detuvo y lo miró fijamente por un momento.

“¿Secuenciación del ADN?”, preguntó.

“Sí”, dijo el agente. “Pero puedo apostar a que no adivinan a qué se parece el laberinto de rocas desde arriba”.

Pero entraron al edificio antes de que Riley o Bill pudieran intentarlo. Riley vio el motivo del ADN repetido en las baldosas. El agente los llevó entre paredes y muros de separación horizontales hasta que llegaron a la oficina del agente especial encargado, Elgin Morley, y luego los dejó allí.

Riley y Bill se presentaron a Morley, un hombre pequeño y cincuentón que tenía un gran bigote negro y anteojos redondos. Otro hombre también los estaba esperando en la oficina. Era cuarentón, alto, flaco y un poco jorobado. Riley pensó que se veía cansado y deprimido.

“Agentes Paige y Jeffreys, conozcan al agente Garrett Holbrook”, dijo Morley. Su hermana fue la víctima que fue encontrada en el lago Nimbo”.

Todos los agentes se dieron la mano y luego se sentaron a hablar.

“Gracias por venir”, dijo Holbrook. “Todo esto ha sido bastante abrumador”.

“Háblanos de tu hermana”, dijo Riley.

“No tengo mucho que decir”, dijo Holbrook. “No puedo decir que la conocía muy bien. Era mi media hermana. Mi padre fue un mujeriego, dejó a mi mamá y tuvo hijos con tres mujeres diferentes. Nancy era quince años más joven que yo. No nos mantuvimos mucho en contacto a lo largo de los años”.

Miró fijamente al piso por un momento, sus dedos tocando el brazo de su silla distraídamente. “Lo último que supe de ella es que estaba trabajando en una oficina y tomando clases en un colegio comunitario”, dijo sin levantar la mirada. “Eso fue hace unos años. Me sorprendió descubrir en lo que se había convertido. No tenía ni idea”.

Luego se quedó en silencio. A Riley le pareció que se había guardado algo, pero se dijo a sí misma que tal vez realmente era todo lo que el hombre sabía. Después de todo, ¿qué podría decir Riley sobre su hermana mayor si alguien le preguntara? Ella y Wendy habían pasado tanto tiempo sin hablar que prácticamente ya no eran ni hermanas.

Aun así, percibía algo más que dolor en la actitud de Holbrook y eso le parecía extraño.

Morley sugirió que Riley y Bill fueran con él a Medicina Forense para poder echarle un vistazo al cadáver. Holbrook asintió y dijo que estaría en su oficina.

“Agente Morley, ¿qué razón existe para creer que estamos tratando con un asesino en serie?”, preguntó Bill cuando iban caminando por el pasillo.

Morley negó con la cabeza. “No creo que tengamos una”, dijo. “Pero cuando Garrett se enteró de la muerte de Nancy, se negó a no hacer nada. Es uno de nuestros mejores agentes, y he tratado de complacerlo. Trató de poner en marcha su propia investigación, pero no llegó a ningún lado. La verdad es que se ha portado bastante extraño, no parece él”.

Riley ciertamente había notado que Garrett parecía estar agitado. Tal vez un poco más agitado de lo que estaría un agente experimentado normalmente, incluso con la muerte de un familiar. Había dejado claro que no estaban ni cerca de resolver el caso.

Morley guio a Riley y a Bill al área de Medicina Forense del edificio, donde les presentó a la líder, la Dra. Rachel Fowler. La patóloga abrió la unidad refrigerada donde se encontraba el cadáver de Nancy Holbrook.

Riley hizo un gesto de dolor a la oleada familiar de descomposición, aunque el mal olor aún no se había intensificado tanto. Vio que la mujer había sido bajita y muy delgada.

“No había estado mucho tiempo en el agua”, dijo Fowler. “Su piel estaba comenzando a arrugarse cuando la encontraron”.

La Dra. Fowler señaló sus muñecas.

“Pueden ver quemaduras por el roce de cuerdas. Parece que estuvo atada durante su asesinato”.

Riley notó marcas en el recodo del cadáver.

“Parecen ser marcas de agujas”, dijo Riley.

“Sí. Estaba consumiendo heroína. Creo que estaba volviéndose adicta”.

Le pareció a Riley que la mujer había sido anoréxica, y eso parecía coherente con la teoría de adicción de Fowler.

“Esa clase de adicción parece fuera de lugar para una acompañante de categoría”, dijo Bill. “¿Cómo sabemos que eso es lo que era?”.

Fowler sacó una tarjeta de presentación laminada que estaba dentro de una bolsa plástica de evidencia. Tenía una foto provocativa de la mujer muerta. El nombre en la tarjeta era simplemente “Nanette” y el negocio se llamaba “Acompañantes Ishtar”.

“Encontramos esta tarjeta en su cuerpo”, explicó Fowler. “La policía se comunicó con Acompañantes Ishtar y descubrió su verdadero nombre, y eso conllevó a que fuera identificada como la media hermana del agente Holbrook”.

“¿Alguna idea de cómo fue asfixiada?”, preguntó Riley.

“Hay algunos moretones en su cuello”, dijo Fowler. “El asesino pudo haber colocado una bolsa de plástico sobre su cabeza”.

Riley observó las marcas de cerca. ¿Esto fue un juego sexual que salió mal, o un acto deliberado de asesinato? Aún no sabía la respuesta.

“¿Qué más encontraron con su cuerpo?”, preguntó Riley.

Fowler abrió una caja que contenía la ropa de la víctima. Había estado usando un vestido rosa escotado. Riley observó que no era muy respetable, pero era un atuendo un poco más recatado que la ropa típica de prostituta. Era el vestido de una mujer que quería verse tanto sexy como convenientemente vestida para ir a una discoteca.

Había una bolsa plástica llena de joyas encima del vestido.

“¿Puedo echarle un vistazo?”, le preguntó Riley a Fowler.

“Adelante”.

Riley sacó la bolsa y le echó un ojo al contenido. La mayor parte era bisutería bastante elegante — un collar y unos brazaletes de cuentas y unos aretes sencillos. Pero un artículo sobresalía sobre todos los demás. Era un anillo delgado de oro con un diamante. Lo levantó y se lo mostró a Bill.

“¿Es real?”, preguntó Bill.

“Sí”, respondió Fowler. “Oro auténtico y un diamante real”.

“El asesino ni siquiera lo robó”, comentó Bill. “Así que esto no fue por dinero”.

Riley se volvió para dirigirse a Morley. “Me gustaría ver el sitio donde fue encontrado el cuerpo”, dijo. “Ahora mismo que es de día”.

Morley se veía un poco desconcertado.

“Podemos llevarte en helicóptero”, dijo. “Pero no sé lo que esperas encontrar. Los policías y los agentes inspeccionaron todo el sitio”.

“Confía en ella”, dijo Bill a sabiendas. “Descubrirá algo”.

Una Vez Anhelado

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