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CAPÍTULO SIETE

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Tres horas después, Kate y Logan estaban sentados en una mesa en el exterior, bajo un toldo, en un pequeño restaurante italiano. Logan comía un submarino de carne en tanto que Kate hacía lo propio con una ensaladilla de pasta, y disfrutaba de una copa vino blanco. Ella no bebía a menudo y casi nunca antes de las cinco de la tarde, pero esta era una ocasión especial. La sola idea de una realidad donde ella podría volver a estar activa en el Buró era motivo de celebración hasta donde le concernia.

—¿Y entonces en qué clase de casos estás trabajando ahora mismo? —preguntó Kate.

—En todas las cosas que te aburrirían, eso es seguro —dijo. Pero ella sabía que él le contaría; él le contaría porque amaba el trabajo tanto como ella.

—Estoy tratando de atrapar a unos estafadores que han estado manipulando principalmente cajeros automáticos. También estoy trabajando en una especie de equipo con otros agentes en lo que podría ser una pequeña red de prostitución salida de Georgetown, pero es todo.

—Da náuseas —dijo Kate

—Te lo dije. Es aburrido.

—¿Conque bastante lejos de estos casos sin resolver que Durán mencionó? ¿Qué sabes de eso en todo caso? ¿Por cuánto tiempo se ha estado cocinando ese pequeño proyecto secundario?

—Hace rato, creo. Me hicieron partícipe hace dos semanas. Durán y algunos de los otros tipos de bajo perfil estaban preguntando por algunos de los casos en los que hemos trabajado, pero que nunca fueron resueltos. No estaban interesados en los métodos o cosas como esas, solo preguntaban por detalles y archivos de casos no resueltos.

—¿Y no te dieron una razón?

—No. Y... espera, ¿por qué suenas suspicaz? Pensé que ibas a saltar ante esta oportunidad.

—Oh, planeo hacerlo. Pero me hace preguntarme si hay un caso en particular sin resolver en el que estén más interesados. Algo tuvo que haber despertado este interés repentino en casos sin resolver. Dudo seriamente que sólo Durán pudiera encontrar alguna forma de traerme de regreso.

—No sé —dijo Logan—, te sorprendería. Te han extrañado por aquí. Algunos de los nuevos agentes todavía hablan de ti como si fueras alguna especie de personaje mitológico.

Ella ignoró el cumplido, todavía metida en sus pensamientos. —Además, ¿por qué me llamaría para después despedirme diciéndome que quería que me tomara algo más de tiempo antes de comenzar? Me hace preguntarme si cualquiera que sea la verdadera razón detrás del mismo no pudiera ser revelada todavía.

—Bueno, tú sabes —dijo Logan—. Basándome en la manera cómo le metes cabeza a todo este asunto, quizás él tenga razón. Relájate, Kate. Como él dijo... hay toneladas de agentes retirados que morirían por esta oportunidad. Así que sí, ve a casa. Relájate. No hagas nada en lo absoluto.

—Tú me conoces lo suficiente para saber que así no soy yo —dijo. Tomó un sorbo de su vino, pensando que quizás él tenía razón. Quizás debería simplemente deleitarse con el gozo de regresar al trabajo... o algo así.

—El retiro no cambió eso, ¿eh? —preguntó Logan.

—No. Si lo hizo, fue para peor. No puedo soportar estar quieta. Detesto un cerebro inactivo. Los juegos de palabras y el tejido no van a atraerme. Quizás, muy en el fondo Durán sabía que soy demasiado joven como para que me pongan a pastar.

Logan sonrió y meneó su cabeza. —Sí, pero ese pasto es bastante exuberante y verde.

—Si, hay mierda de vaca por todas partes.

Logan suspiró al tiempo que le daba un último mordisco a su almuerzo. —Okey —dijo—, algunos de nosotros necesitamos regresar al trabajo.

—Golpe bajo —dijo ella, tomando el último sorbo de su vino.

—Entonces, ¿qué vas a hacer? —preguntó el— ¿Te diriges de regreso a casa?

Honestamente ella todavía no estaba segura. Una parte de ella quería permanecer en Washington por puro gusto. Quizás podía ir de compras o acercarse a su sitio favorito en el National Mall y simplemente sentarse a reflexionar. Ciertamente era un día fabuloso para ello.

Pero de nuevo, quería estar también regreso en casa. Aunque había errado por lo que concernía a Brian Neilbolt, persistía el hecho de que alguien habia asesinado a Julie Meade. Y parecía que la policía hasta ahora no tenía idea.

—No estoy segura —dijo—. Puede que me quede un rato en la ciudad, pero lo más probable es que retorne a casa antes de que caiga la noche.

—Si cambias de idea, llámame. Fue realmente lindo verte, Kate.

Pagaron sus cuentas y dejaron la mesa tras un corto abrazo. Incluso antes de irse, la mente de Kate pareció quedarse enganchada en un pensamiento en particular, uno salido de la nada, al parecer.

Julie fue asesinada en su casa, mientras su esposo estaba fuera de la ciudad. Si forzaron la entrada de alguna manera, nadie me lo mencionó. Ni la policía mientras me explicaban, ni tampoco Debbie o Jim. Si hubieran forzado la entrada lo habrían mencionado.

Eso le hizo preguntarse… ¿entró el asesino en la casa porque fue invitado? ¿O sabían al menos dónde estaba oculta una llave de repuesto?

Esas preguntas se quedaron instaladas allí. Una vez que le hubiese dado suficiente tiempo a su copa de vino para que se asentara, conduciría de regreso a Richmond. Le había prometido al Subdirector Durán que no golpearía a más nadie por allá.

Pero ella no había dicho nada acerca de no investigar.

Por supuesto, el funeral era primero. Ella daría sus condolencias y haría lo posible por estar junto a Deb mañana. Y después de eso, regresaría a su rol —quizás un poco más excitada de lo que estaba dispuesta a admitir.

Si Ella Supiera

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