Читать книгу Un Rastro de Crimen - Блейк Пирс - Страница 14
CAPÍTULO OCHO
ОглавлениеJessica Rainey movió los dedos de sus manos para impedir que se durmieran otra vez. Estaban atadas detrás de su espalda, aseguradas al tubo sobre el que estaba reclinada en posición sedente. El piso era de asfalto, duro y frío. La única luz fluorescente que colgaba del techo destellaba de manera intermitente, haciendo imposible conciliar el sueño.
No estaba segura de cuánto tiempo había pasado en este lugar, pero sabía que había sido suficiente como para que el día diera paso a la noche. Podía asegurarlo gracias a las diminutas grietas en la pared que dejaban pasar la luz del sol. Ahora no había luz.
Al principio no había notado las grietas. Cuando despertó, todo lo que hizo fue gritar y tratar de liberarse. Gritó pidiendo ayuda. Gritó llamando a sus padres. Gritó incluso llamando a su hermano pequeño, Nate, aunque él no hubiera podido ayudarla.
Tiró además tan duro de las ataduras en sus muñecas que al mirar hacia atrás, pudo ver que, allí donde las mismas se habían enterrado en su piel, había gotas de sangre que caían al suelo.
Fue más o menos por entonces cuando advirtió que no llevaba su propia ropa. Alguien se la había quitado y la había reemplazado con un vestido sin mangas que llegaba hasta sus rodillas. Era a todas luces de manufactura casera, con costuras desiguales.
Además, se sentía áspero y rasguñaba, como si hubiera sido hecho con sacos de arpillera. Si no estuviera tan adolorida, toda su atención hubiera estado puesta en el intenso picor que sentía. Rehusó pensar en cómo había pasado de una vestimenta a la otra.
Tras agotarse de tanto gritar y tironear, además de esfumarse la adrenalina de su organismo, intentó acordarse de lo que le había sucedido. La última cosa que podía recordar era que conducía su bici colina arriba en Rees Street, cuando de pronto sintió un agudo dolor en su espalda. Se sintió como la descarga eléctrica que a veces recibía al tocar el picaporte de una puerta metálica después de caminar por una alfombra, solo que cientos de veces peor.