Читать книгу Si Ella Corriera - Блейк Пирс - Страница 10
CAPÍTULO CINCO
ОглавлениеOlivia Tucker vivía en un muy sencillo apartamento en Jackson Heights. Cuando Kate y DeMarco llegaron, estaba siendo visitada por un predicador local. Fue él quien acudió a la puerta, un negro alto que lucía triste y sombrío. Miró a las agentes de manera escéptica y suspiró suavemente.
—¿Puedo ayudarlas, señoras?
—Necesitamos hablar con la Sra. Tucker —dijo DeMarco—. ¿Quién es es usted?
—Soy Leland Toombs, el pastor de su iglesia. ¿Y quiénes son ustedes?
Ellas pasaron por la acostumbrada rutina de mostrar sus identificaciones y presentarse. Toombs dio un vacilante paso atrás y les lanzó una mirada de reproche.
—¿Comprenden que ella se encuentra en un estado de mucha aflicción, correcto?
—Por supuesto —dijo Kate—. Estamos intentando encontrar al asesino de su hijo y esperamos que ella pueda ser capaz de arrojar alguna luz que sirva de ayuda.
—¿Quién es? —una voz temblorosa se dejó escuchar desde algún rincón del apartamento. Una mujer apareció saliendo de otra habitación y dirigiéndose a la puerta.
—Es el FBI —le dijo Leland—, pero Olivia, le sugeriría que se tomara un momento para pensar si está lista para hablar con ellos.
Olivia Tucker llegó hasta la puerta luciendo como un absoluto desastre. Sus ojos estaban rojos y se veía como si tuviera incluso problemas para caminar. Miró a Kate y DeMarco y entonces colocó una mano sobre el hombro de Toombs a fin de tranquilizarlo.
—Sí, creo que lo necesito —dijo—. Pastor Toombs, ¿me daría un momento?
—Creo que quizás debería estar aquí cuando hablen con usted.
Ella sacudió su cabeza. —No. Lo aprecio, pero yo necesito hacer esta parte sola.
Toombs frunció el ceño, y entonces miró a Kate y DeMarco. —Por favor sean amables. Ella no se está tomando esto bien —le echó a Olivia una última mirada y salió por la puerta mientras llamaba por encima de su hombro—. Por favor, llámeme si necesita algo, Olivia.
Olivia lo observó irse y entonces, lentamente cerró la puerta detrás de ella. —Por favor, vamos a la sala de recibo.
Su voz era suave y desigual y todavía caminaba como si sus piernas no estuvieran bastante seguras de lo que estaban haciendo.
—¿Sabían —dijo cuando ingresaban a la sala de recibo—, que la policía me llamó y me dijo lo que había sucedido seis horas completas después de que su cuerpo fue hallado?
—¿Por qué tanto tiempo? —preguntó Kate.
—Supongo que ellos asumieron que Missy llamaría y me contaría. Se lo dijeron a ella primero, por supuesto. Pero fue más tarde, luego que Missy se hubo rehusado, que la policía finalmente llamó.
—¿Está segura de que ella se rehusó? —preguntó DeMarco— Dada la naturaleza de lo que sucedió, ¿no cree que simplemente lo olvidó?
Olivia se encogió de hombros, Pero no como un gesto de No sé . Era más un no me importa.
—¿Lo que me quiere decir es que usted cree que Missy habría hecho algo así a propósito? —preguntó Kate.
—Honestamente, Simplemente no lo sé. La mujer es totalmente vengativa.Yo no esperaría mucho de ella. Probablemente lo olvidó para así no tener que hablarme o, Dios la perdone, verme.
—¿Quiere decirnos por qué parece que ella le desagrada tanto? —preguntó DeMarco.
—Oh, a mí realmente nunca me gustó ella. Era bastante encantadora al principio, cuando estaba intentando ganarse mi simpatía. Pero en el momento en que Jack puso ese anillo de compromiso en su dedo, se convirtió en otra persona. Controladora. Manipuladora. Ella nunca ha apreciado la vida tan acomodada que tiene. Puede que haya amado a Jack de una manera intensa, enferma, y retorcida, eso no lo dudo. Pero nunca lo apreció.
—¿Puede explicar eso un poco más? —preguntó Kate.
—Ella siempre quería algo más, y más. Y no lo ocultaba. Todo lo que tenía, sin importar lo que fuera: chicos, un marido con buena posición, una bella casa, lo que fuera, nunca era suficiente. Nada de lo que Jack hizo fue suficientemente bueno para ella.
Kate notó la mirada absolutamente envenenada en el rostro de Olivia a medida que hablaba. Creía cada palabra que decía. Pero basándose en el breve tiempo que Kate había pasado con Missy Tucker, encontraba todo difícil de creer.
—¿Sabe si Jack se sentía de esta manera con respecto a ella?
—Dios, no. Estaba tan ciego por todo. Por ella y su pequeño teatro.
—¿Así que usted no tendría problemas en descartar la idea de que él estaría involucrado en una aventura?
Su mirada de sorpresa era la respuesta que Kate necesitaba. Pero Olivia soltó una perlas, también. —Considerando todo por lo que he pasado en las últimas horas, ¿cómo se atreve a hacerme esa estúpida pregunta? ¿Está tratando de ser insensible y grosera?
—Lo pregunto solo porque eso al menos nos daría algo por donde empezar a buscar. Si estaba involucrado en algo como eso, eso nos daría una serie de pistas que seguir porque francamente, ahora mismo, no tenemos testigos ni sospechosos.
—¿Sospechosos? Cariño, ya se lo he dicho. Fue su odiosa mujer.
Kate y DeMarco intercambiaron miradas de inquietud. Tanto si la declaración de Olivia Tucker fuera cierta o no, este caso iba a ponerse difícil antes de llevarlo a una conclusión.
Kate dejó que el comentario quedara en el aire por un momento antes de seguir. Cuando lo hizo se aseguró de emplear las palabras cuidadosamente, escogiendo cada una muy a propósito.
—¿Está segura? ¿Quiere hacer una declaración así de seria? —preguntó Kate— Si usted lo sostiene, tengo que considerarlo una pista y comenzar a ver a Missy Tucker como una potencial sospechosa.
—Haga su trabajo como quiera —dijo Olivia—. Pero sé que la mujer quería algo diferente. Quería salirse de eso, pero sin el riesgo de perderlo todo en el proceso. Ahora dígame una manera más fácil de lograrlo que no sea matando a su marido.
En toda su carrera, Kate no creía haber conocido a alguien que tuviera un odio tan ciego hacia otra persona —parientes políticos, hermanos distanciados, y así sucesivamente, ella lo había visto todo. Pero lo de Olivia Tucker iba más allá.
—Tengo que señalar —dijo DeMarco— que gran parte del tiempo del trayecto hasta acá fue invertido en repasar todo lo que había que saber sobre Jack y Missy. Aunque no tenemos reportes completos ni mucho menos, había más que suficiente para ver que no había suficiente discordia marital como para considerarlo un tema legal.
—Eso es correcto —dijo Kate—. Adicionalmente, no había problemas financieros, ni antecedentes penales para ella, nada de eso. Usted, por otro lado, sí tiene una pequeña entrada en su registro. ¿Quiere contarme acerca de la noche cuando Missy tuvo que llamar a la policía porque usted estaba tratando de irrumpir en su casa?
—Jack la estaba pasando mal en el trabajo. Había tenido un ataque de pánico. Llamé para saber cómo estaba y hablar con mis nietos, pero Missy no me lo permitía. Me dijo que Jack era demasiado bueno para decir algo, pero eso era parte de la razón de su ataque de ansiedad. Me.colgó cuando llamé, así que decidí ir a su casa. Tuvimos una discusión y ella me apartó de la puerta, rehusando a dejarme entrar en la casa. Después de eso… Bueno, me dejé llevar por mi temperamento y ella llamó a la policía.
—Indagaremos eso de ser necesario —dijo Kate —, pero, honestamente, no hay nada que hayamos visto y nada en los registros que indique que Missy habría tenido alguna razón para matar a su marido. No vemos ningún motivo.
—Bueno, si están así de convencidas, ¿por qué diablos están aquí hablando conmigo?
—¿Honestamente? —dijo DeMarco— Porque su nombre salió a relucir. Uno de los compañeros de trabajo de Jack le escuchó sin querer sosteniendo una acalorada conversación con su esposa acerca de usted. Simplemente revisamos sus registros para cubrir ese dato y encontramos lo de la llamada a la policía.
Olivia mostró la clase de sonrisa que a menudo se le ve a los villanos en las películas. —Bueno, tal parece que ya se han hecho su idea acerca de mí.
—Ese no es el caso en lo absoluto. Solo...
—Si a ustedes señoras no les importa, voy a pedirles educadamente que se vayan. QuisIera llorar apropiadamente a mi hijo.
Kate sabía que su tiempo con Olivia Tucker había terminado; si continuaba presionando, la mujer solo se cerraría. Además de eso, ella no había aportado información útil —a menos que los viles sentimientos que tenía hacia su nuera pudieran ser considerados como verdades, y Kate dudaba que lo fueran.
—Gracias —dijo Kate—, y en verdad sentimos su pérdida.
Olivia asintió, se levantó, y se dispuso a salir de la habitación. —Estoy segura de que recuerdan dónde está la puerta —dijo, antes de desaparecer hacia el interior de la casa.
Kate y DeMarco se marcharon, sin conseguir algo cercano a una sólida pista, pero habiendo sido bombardeadas por la visión que Olivia Tucker tenía de Missy.
—¿Crees que hay una pizca de verdad en todo eso? —preguntó DeMarco. Parecía estar saliendo de su estado de desánimo, aparentemente motivada por el caso.
—Yo pienso en este momento que ella está buscando respuestas a lo que sucedió, y cree que algo de eso es cierto. Pienso que ella está tomando todas esas pequeñas aprensiones que ha experimentado a través de los años y las está amplificando solo para tener algo de qué culparla y así descargar su rabia.
DeMarco asintió mientras se subían al auto. —Sea lo que sea, estuvo feo.
—Y yo pienso que eso la descarta como sospechosa. Puede que tengamos que estar pendientes de Missy, sin embargo, solo para mantenerla a salvo. Quizás incluso hacerle saber al Departamento de Policía lo transtornada que parece estar Olivia.
—Y entonces, ¿qué?
—Y entonces hacemos balance. Posiblemente con una o dos copas de vino delante, cuando regresemos al hotel.
Sonaba como una buena idea, pero Kate continuó pensando en Missy Tucker y en cómo su mundo era ahora como el cascarón vacío de lo que alguna vez había sido. Kate recordaba demasiado bien lo que se sentía perder al hombre que una amaba, el hombre que te conocía como un libro leído un millón de veces. Rompía el corazón más allá de las palabras y dejaba vacía tu vida.
Evocar tal sensación en ese momento, mientras se dirigía al hotel, la motivó más que nunca. La hizo remontarse en sus recuerdos a los detalles del primer caso, hasta el comienzo del caso Nobilini.
Su mente trató de evocar un nombre—un nombre que ella conocía bien pero que se había desvanecido en las regiones más profundas de su memoria. Era un nombre que recordó ese día, más temprano, cuando estaban reunidas con los amigos de Jack Tucker en el club de yates.
Cass Nobilini.
Tú sabes que hay respuestas allí, pensó Kate.
Podría ser. Y ella iría a buscarlas llegado el momento.
Pero en realidad tenía la esperanza de que no. Ella esperaba no tener que volver a ver en el resto de su vida a Cass Nobilini, pero también sabía que las probabilidades eran mínimas —que ella podía, de hecho, estarla visitando más temprano que tarde.