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La luz artificial de las cosas

Posándose apenas

sombras de luz a escala

la mesa, la silla, el quicio de la puerta

eres niño de nuevo

es decir te quedas quieto porque descubres algo

que nadie más puede ver.


La conversación sigue

tú estás en otra parte

en esos bordes, instantes de luz

tu vida será eso

[ya lo sabías desde entonces

por eso tu suspensión

tu repentina mudez

tu sabiduría de agua helada

tu miedo como hambre

ya sabías

crecer es atravesar luces y oscuridades

horarios fijos

puestas de sol en verano

luz rosa roja púrpura en el otoño

luz oxidada de una zona de la ciudad

como si alguien nos viera a través de un filtro

como si alguien echara su aliento de humo

como si algo, a lo lejos, se incendiara,

y fuéramos, nosotros, testigos

mirones del espectáculo

eso sería crecer,

lo supiste en esas escuadras finitas de luz

en las partículas de algo que no alcanza a ser materia cayendo de la ventana

ese algo se suspende y no se posa sobre las cosas

flota sube cadena de ADN.


Miras ahí dentro buscando algo

que te diga que todo estará bien

el cabello de las personas contiene trozos de luz, brillan

condensan una belleza minúscula

invisible para todos

pero tú abres tan grande los ojos que la luz entra

y sales en otro lado

abres una puerta, cuatro ventanas,

una casa enorme de luz que es tiempo

que es deseo que es cuerpo

que es una persona transformándose en niño

—y al revés, claro está.

La luz artificial de las cosas

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