Читать книгу La luz artificial de las cosas - Brenda Ríos - Страница 8
ОглавлениеBiografía
Era algo sobre mí
sobre mi abuela analfabeta
sobre mis tías gordas que no aspiraron nunca a nada más que casarse
tener hijos
aguantar lo que el destino les ponía enfrente
sin juzgar.
No supe decir sí
al marido, a las órdenes,
a los hijos, joyas colgando del cuello.
Destino otro
no mejor
otro
seca como yegua vieja, dijo un tío abuelo sobre mí.
Una mujer sola no vive mucho
aseguró alguien más
pero yo, yo vi qué pasa con ellas, las muy jóvenes
pariendo hijos, hijos, que son anclas
cuerpos informes de amor y compromisos
corajes
horarios.
Mi madre era espiga tierna
y obedeció
no supo nunca qué era ella, qué podía ser
dijo sí, sí, a todo
y la molieron a golpes
ella decía sí porque era normal
las mujeres aguantan todo
son fuertes
la raíz del mundo
se levantan con moretones y paren más hijos
cada hijo es un sí lleno de amor
y gratitud
porque los hombres son semilla y ellas son la tierra
hermosa tierra húmeda
dispuesta a abrirse al enemigo fecundo.
Mi madre puso agua en el pocillo para hacer café
se volvió hacia mí:
—Al menos ten uno hija, si no, te arrepentirás luego, ya verás
una didáctica extraña
yo, autista, permanecía en silencio
tomábamos el café sin hablar
mirando algo en la ventana
algo ficticio
algo lleno de verdad
pero invisible
como amar a Cristo, algo así
como cantar en la iglesia ese amor ferviente
con todo el cuerpo, con todo el amor que nos ha sido puesto dentro por alguien más
porque nuestro cuerpo, como todos los cuerpos, es una semilla obligada a crecer
y amar
porque el amor es fuerte y es raíz del mundo
y hay que decir sí.