Читать книгу Orar por el rebaño - Brian Croft - Страница 9
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LA ORACIÓN ES el aspecto más difícil de mantener en el ministerio pastoral. Cuando me convertí en pastor principal, mi vida y mi ministerio de repente se volvieron muy ajetreados (con más ocupaciones de las que había tenido antes). Yo sabía cuál era mi llamado; y sabía qué era lo que debía hacer. Sin embargo, semana tras semana, veía que las cosas que se suponía que tenía que hacer se apretaban dentro de mi agenda debido a las urgentes demandas de mi tiempo. Y la tarea que parecía apretarse cada vez más era la oración.
No estoy solo en esta lucha. La oración requiere tiempo. Y por lo general, la oración es mucho más fructífera cuando se realiza en un lugar tranquilo, sin interrupciones ni distracciones. Pero probablemente las necesidades de oración de la gente no son las que ocupan gran parte de tu tiempo de oración. Si fallas en tu tarea de orar, nadie se dará cuenta. Y apartar tiempo para orar requiere de intencionalidad y planificación. Así que, en medio del ministerio, con gente que quiere tu tiempo y tu atención, además de muchas tareas urgentes que cumplir, es fácil descuidar el tiempo de oración.
Un pastor sabe que predicará cada siete días, sin importar cuán apretado sea el resto de su horario. El sermón debe estar listo sin importar lo que pase, por lo tanto, los pastores siempre apartan un tiempo específico para eso. También hay personas enfermas en el hospital, cuyo sufrimiento no puede ser ignorado. Esas prioridades tienen un gran peso sobre tu conciencia, así que, incluso cuando estés muy ocupado, encontrarás tiempo para atenderlas. La gente muere inesperadamente, y el pastor le dará prioridad a la familia y a la funeraria mientras hacen planes para el funeral. Las reuniones del personal de la iglesia, las reuniones con los ancianos y los diáconos, y otras reuniones del comité se planifican con antelación, y se convierten en prioridades predeterminadas en la agenda de un pastor. Como pastor, no puedes faltar a una reunión, porque otras personas dependen de que estés presente para que ejerzas tu liderazgo.
Pero en el caso de la oración las cosas no son así.
La oración puede llegar a tener un peso sobre tu conciencia, pero nadie te va a hacer recordatorios ni quejas. Las personas por las que no oras no están conscientes de que están siendo olvidadas en tus oraciones. Las peticiones de oración pueden ser parte de tu lista de actividades por un día, pero fácilmente pueden ser olvidadas a medida que enfrentas demandas más urgentes. Muchos pastores, incluido yo, pueden ir semana tras semana descuidando la oración por la iglesia. Al principio, podemos escuchar una suave voz que nos recuerda nuestra responsabilidad de orar por ellos, pero poco a poco esa voz se desvanece y se pierde entre el ruido de la vida ocupada y el ministerio. Y si pasa suficiente tiempo, estos recordatorios (e incluso el deseo de orar) tarde o temprano desaparecerán. Irónicamente, un pastor puede estar tan ocupado esforzándose por cuidar a su gente que nunca se toma un tiempo para orar por ellos.
Y nosotros sabemos que eso no está bien. Nuestra falta de oración revela una falta de fe, y exhibe el hecho de que nuestras prioridades están desordenadas. De hecho, el objetivo de este libro es subir el volumen para que oigas esa suave voz que te habla al corazón, la voz que has aprendido a ignorar en medio de tu ministerio. Nuestro objetivo no es hacerte sentir culpable ni manipularte para que ores. No, nosotros confiamos en que el Espíritu de Dios, a través de Su Palabra, hará el trabajo necesario para convencerte y aumentar tu deseo de orar.
Tenemos la esperanza de cumplir ese objetivo a través de resaltar un tema que es recurrente a lo largo de las Escrituras. Tú tienes un llamado único de Dios para venir ante Dios en nombre de tu gente, rogándole a Dios que obre y se mueva entre ellos. En pocas palabras, tienes un llamado a interceder por tu rebaño. Y nuestro llamado a interceder por nuestra gente sigue el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, y es posible gracias a Su gloriosa intercesión por nosotros.
En las siguientes páginas vamos a observar cómo la obra de oración sigue un patrón bíblico consistente que se aplica a los líderes de Dios (parte 1). En la segunda mitad del libro vamos a resaltar algunos de los aspectos prácticos de la oración, los cuales esperamos que te ayuden a estar mejor equipado para orar por tu rebaño. Estas son herramientas para ayudarnos a impulsar esta disciplina tan necesaria para nuestra vida y nuestro ministerio, restaurando la oración a su lugar apropiado.
Y con la finalidad de ofrecerte un mejor servicio y compensar mis deficiencias en la oración, le he pedido a mi querido amigo, Ryan Fullerton, que sea mi compañero de escritura en esta obra. Yo entiendo lo que la Biblia enseña y lo que Dios espera de nuestras vidas de oración como pastores, pero Ryan ha sido un ejemplo de eso a lo largo de muchos años. Yo he desarrollado algunos sistemas y procesos que me permiten pastorear y orar eficazmente por mi iglesia, pero Ryan tiene una pasión genuina por la oración, una pasión que a menudo me hace falta. Ryan no sólo ha sido un fiel pastor de su rebaño durante más de una década, sino que me ha desafiado, más que nadie en mi vida, a orar fervientemente por mi propia alma y por las almas que están a mi cuidado.
Oramos para que Dios se complazca en utilizar este libro corto para inspirar y motivar a todos los pastores del Señor Jesús, para que sean intercesores más fervientes y fieles a favor del pueblo de Dios. Tenemos la esperanza de que nuestros lectores encuentren esta motivación cuando contemplen la realidad de que Jesús está intercediendo por nosotros ante el Padre. Jesús aboga por nosotros a medida que nosotros oramos por nuestra gente. Y nuestra obra está basada en Su intercesión por nosotros. Que estas gloriosas verdades sobre nuestro Mediador suban el volumen de la voz de nuestra conciencia y nos lleven a la oración ferviente y fiel.