Читать книгу Rut - Caleb Fernández Pérez - Страница 11
ОглавлениеRut 1.14–18
Relaciones familiares marcadas por el amor
Estudios realizados recientemente con el objetivo de analizar las razones de por qué en numerosas regiones empobrecidas de nuestro planeta suele fracasar la ayuda al desarrollo por parte de países desarrollados, nos revelan que la felicidad no se relaciona ni con el logro de objetivos profesionales ni con el dinero y ni siquiera con el hecho de tener cubiertas todas las necesidades básicas. Es interesante notar que este estudio levantó polvo sobre temas de los que la Biblia ya nos venía hablando desde hacía mucho tiempo. Así, pues, la gente es feliz al cultivar su espiritualidad, sus relaciones personales, al dedicarse a su familia, y al sentirse respetado e influyente en su propia comunidad. La superación de la pobreza viene como un segundo momento, por añadidura, como consecuencia de haber construido relaciones fundamentales para la existencia y la sobrevivencia.
No obstante, el pertenecer a una familia, si bien ella genera un alto grado de intimidad, no es garantía suficiente de relaciones armoniosas y estables. La realidad casi siempre parece ser otra.
Las relaciones cotidianas entre los miembros de una familia, en ocasiones llegan a ser experiencias dolorosas y desagradables cuando no logramos establecer los vínculos afectivos que desearíamos tener en el entorno familiar.
Tener familias marcadas por actitudes cotidianas de amor es un anhelo del ser humano como ser social. Convivir en armonía es un arte que necesita ser cultivado diariamente; destinémosle el esfuerzo y el interés que demanda una tarea así. Los resultados quizá no serán apreciables a simple vista, ni cuantificables; pero, indudablemente, enriquecerán profundamente la vida personal y emocional de cada uno de los miembros de la familia.
Las relaciones capaces de actuar por amor son las que hacen que una familia sobreviva y remonte circunstancias difíciles. Son la unidad de la familia y las actitudes de compromiso las que “imprimen y sellan” una calidad de vida familiar mejor o distinta. Ellas, Noemí, Rut y Orfa, no sólo habían sido parte de una familia nuclear —primero alrededor del padre y luego de la madre—, sino que también habían construido relaciones armoniosas.
Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella (Rut 1.14).
En este capítulo entra en escena Rut, la moabita que se había casado con uno de los hijos de Noemí, y que al quedar viuda toma una decisión muy importante que marcaría significativamente su vida y la de su suegra. Orfa, en este escenario, nos deja con el beso que da a Noemí, su suegra, el beso de despedida. Nos queda la sensación del afecto entrañable entre ambas, de despedida triste; y de un retorno a medio camino. Un viaje de regreso a sus padres, a su pueblo, a su cultura, con la sensación de que la teología de Noemí no la ha convencido hasta donde la ha escuchado. Y, tal vez, interpelándola por el Dios Todopoderoso del que habla. Orfa se volvió a sus dioses. Le bastaba un Dios creador. Su amargura le había hecho ver la historia sin la intervención de Dios, sin un propósito, liberada a contradicciones incomprensibles.