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En 1962 se imprime el primer tomo de la Obra completa de Camilo José Cela. Las ediciones Destino de Barcelona son las que impulsan esa tarea inacabada, que finalizaría en el año 1986. Melchor Fernández Almagro advertía en La Vanguardia (19 de junio de 1963) que los tomos serían numerosos porque CJC era autor de una infinidad de «trabajos menores, ensayos y artículos». Por su parte, Antonio Vilanova, desde Destino (25 de mayo de 1963), subrayaba el valor literario, plagado de sorna y cazurrería, del texto que, bajo el marbete de «Cauteloso tiento por lo que pudiera tronar», abría el primer tomo. En efecto, en dicho texto, fechado en Palma de Mallorca entre los otoños de 1959 y 1960, Cela escribía: «Ha sonado en mi reloj la hora de brindar al curioso lector la Obra completa, ese panteón solemne que hasta hace poco se reservaba, como las estatuas, tan solo a los muertos»1. E indicaba que se disponía a fijar los textos y a fecharlos, cuando le resultase posible hacerlo. Cela realizó la tarea con puntualidad y rigor.

Al alcanzar la Obra completa el tomo Ix, Cela se dispuso a reunir sus colaboraciones en periódicos y revistas. Así lo hizo en dicho tomo y en los tres siguientes, bajo el título general de Glosa del mundo en torno. En el prólogo que encabezaba la serie, titulado en la más genuina ética-estética celiana «El mundo en torno: ese galimatías venerable y cachoncillo que, por lo común, hiede a cadaverina con aroma a unto de algalia»2, el escritor decía que «durante años me gané la vida no con los libros sino a golpe de colaboración (las mejor pagadas, a cincuenta duros), y puedo asegurar al lector que resulta muy cruel esta cotidiana pelea por el garbanzo», mientras, a la vez, mostraba su sensata inseguridad sobre el hecho de que sus «volanderas colaboraciones en los periódicos sean realmente artículos de periódico; a lo mejor son otra cosa y yo no lo sé, puesto que mis ignorancias son muchas»3. En realidad el copioso haz de colaboraciones periódicas agavillado en aquellos cuatro tomos es muchas cosas, una de ellas, indiscutible, l’écriture du jour que espejea la forja de un escritor.

La composición de Glosa del mundo en torno es la siguiente: el tomo Ix reúne artículos publicados entre 1940 y 1953, una parte sustancial de los mismos proceden de Mesa revuelta (Madrid, Sagitario-Ediciones de los Estudiantes Españoles, 1945), cuya quinta edición es la que se ofrece en el tomo noveno. El tomo x engloba artículos publicados entre 1944 y 1959, dando cabida a Cajón de sastre (Madrid, Cid, 1957) y Páginas de geografía errabunda (Madrid, Alfaguara, 1965). El tomo xI contiene artículos publicados ­entre 1945 y 1954, agavillados antes en Las compañías convenientes y otros fingimientos y cegueras (Barcelona, Destino, 1963) y Garito de hospicianos o guirigay de imposturas y bambollas (Barcelona, Noguer, 1963). Por último, el ­tomo xII agrupa artículos publicados entre 1943 y 1961, procedentes de La rueda de los ocios (Barcelona, Mateu, 1957) y Cuatro figuras del 98. Unamuno, Valle-Inclán, Baroja, Azorín y otros retratos y ensayos españoles (Barcelona, Aedos, 1961). Los volúmenes construyen un escenario celiano hasta la médula, con numerosas entradas y salidas que, no obstante, se acompañan de unas tablas cronológicas de los artículos recogidos en cada tomo.

Tablas que, junto al cotejo de los textos de los periódicos y revistas de los que procedían, nos han permitido elaborar un listado de artículos que suma en el decenio 1943-1952 alrededor de seiscientos artículos, más de la mitad de los cuales ven la luz entre 1950 y 19524. De este mar de textos que aparecieron en la prensa de la época hemos seleccionado cincuenta, que cumplen el presupuesto de adentrar al lector en la fragua de un escritor que para 1952 era ya el novelista de mayor prestigio de los negros años de la primera posguerra. El joven y sabio crítico literario Antonio Vilanova, desde su atalaya de «La letra y el espíritu» en las páginas del semanario Destino, no dudaba en constatar, el 25 de julio de 1953, la audacia, la renovación y la suficiencia estética de «la figura del gran novelista gallego»5. Vilanova analizaba la excelente novela Mrs. Caldwell habla con su hijo; Cela llevaba a sus espaldas cuatro novelas: La familia de Pascual Duarte (1942), Pabellón de reposo (1943), Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes (1944) y La colmena (1951). La primera y la última, dos eslabones imprescindibles en el itinerario de la novela española del siglo xx.


La forja de un escritor (1943-1952))

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