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CAPÍTULO 1
Liderazgo 360º; enfoques y fundamentos: el líder que conecta las habilidades “duras” y “blandas” Liderazgo 360º

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El primer paso antes de desarrollar la idea del llamado liderazgo 360° es definir, a grandes rasgos, a qué nos referimos con líder.

Uno de los conceptos principales desde donde partiremos es el de influencia positiva, de John Maxwell. Esta característica distintiva de aquel que ejerce un liderazgo está vinculada a la capacidad de cambiar para mejorar el rendimiento de sus liderados. Es decir, que logra extraer de cada persona lo mejor que esta tiene para dar. Esta habilidad de transformación es una de las misiones fundamentales del líder. Se debe demostrar a sí mismo que puede cambiar.

¿Qué nos traen las neurociencias respecto de la capacidad de cambiar?

En este sentido, las neurociencias (que han llegado para quedarse) nos aportan el concepto de neuroplasticidad, que es la capacidad de nuestro cerebro de regenerarse tanto anatómica como funcionalmente y formar nuevas conexiones sinápticas. Esto significa que tiene la posibilidad de generar nuevas rutas (hábitos), de reformatearse y producir cambios. El cerebro es el único órgano que hasta el último día de vida puede seguir cambiando, siempre y cuando lo utilicemos. Solo envejece cuando queda en desuso.

¿Qué significa influencia para liderar?

Pero volvamos sobre la influencia: el líder es un influyente, alguien que puede causar un impacto en el otro, que tiene el “poder” para determinar o alterar la forma de pensar o de actuar de alguien. La acción del líder sobre el liderado genera un antes y un después, implica un punto de inflexión. Para conseguir influenciar de este modo, tiene que tocar lo que denominamos el “chip emocional” de las personas que tenga a cargo. Y esto solo será posible si comprendemos que el rol del líder fue mutando con el paso de los años.

La visión del liderazgo es mucho más integral y abarcadora, y comprende a la persona con todas sus virtudes y debilidades.

A diferencia de lo que se pensaba en la perspectiva más tradicional de la organización, la persona (liderado) no deja los problemas en su casa, sino que forman parte de él y de su rutina. Es el líder quien tiene que operar con esa realidad y, funcionalmente, trabajar y gestionar las emociones del liderado, con el fin de potenciar el rendimiento en el trabajo. El líder del siglo XXI cumple una función mucho más amplia. Para que la persona cambie, es decir, mejore su rendimiento, aquel que lidera tiene que acceder a otras facetas. Y es el liderado el que permite o no este acceso, el que se deja guiar y ayudar. En este sentido, es necesario, en el liderazgo 360°, diferenciar claramente dos conceptos: persona y rol. Cuando decimos “persona”, hablamos del individuo que es el sujeto concreto, el ser humano como unidad sustancial (física y biológica). En cambio, cuando hablamos de “roles”, nos referimos al desempeño de funciones, lo que hacemos, elegimos, preferimos y a lo que dedicamos nuestro tiempo; es decir, nuestra identidad. Los roles de una persona tienen que ver con el rol laboral (líder, empleado), familiar (padre, madre, hijo), social (amigos, vecino, socio, hincha), educación (alumno, docente), deportivo (deportista, entrenador), etc. Todos estos roles que llevamos a cabo definen lo que estamos siendo, nuestros comportamientos, acciones; a qué cosas le dedicamos tiempo, ambiciones, intereses, hobbies, objetivos, etc. El líder 360° tiene como misión conocer a la persona en todos sus roles para poder potenciar su rol laboral y profesional.


¿Cómo hace el líder para ganarse la confianza y potenciar a sus liderados?

Existe una relación directa entre generar empatía, encontrar una conexión y la capacidad de influenciar en el otro. El primer atributo que debe poseer es credibilidad; es fundamental que los liderados noten que es fiel a su conducta, tiene autoridad moral y honestidad. Luego sí podrá apelar a lo que llamamos “competencias del líder”, que son características propias de su personalidad devenidas en comportamientos laborales que permiten que se generen los cimientos fundacionales en la relación. Entre las competencias más destacadas del líder 360°, podemos mencionar: orientación a los resultados, visión estratégica y sistémica, iniciativa, versatilidad y adaptabilidad al cambio (facilidad para el cambio), comunicación inteligente, compromiso, inteligencia emocional y destrezas empáticas.

El líder tiene que brindar certidumbre, poseer la autoestima justa y guardar un adecuado equilibrio “racional-emocional” para poder generar el “estrés justo” que potencie el rendimiento. Esto significa que el líder debe acercarse a la persona, conocerla, escucharla, brindarle confianza para incrementar los niveles de exigencia y obtener un rendimiento efectivo. La clave es encontrar una “tensión justa”, como las cuerdas de una guitarra, ni demasiado ajustadas para que no se corten ni muy flojas porque no suenan. En este sentido, es clave que el líder 360° sea capaz de contextualizar la etapa de la relación laboral o profesional y la curva de rendimiento en la que se encuentra su liderado. Más allá de que durante el vínculo de ingreso fue conociendo al liderado, debe seguir observándolo en el día a día, acercarse y apreciar cómo se desenvuelve. Además, debe estar al tanto de sus orígenes, su familia y cada una de las características que lo constituyen para luego poder potenciarlo laboralmente. El liderado tiene que percibir que el líder lo conoce, que sabe exactamente de qué está hablando.

La tarea de contextualizar implica, además, guiar al liderado en los conceptos fundamentales de la organización o institución, del puesto y en una descripción generalizada del entorno en el que comenzará a desenvolverse. Es aquí donde el líder, a partir de sus competencias y valores, empieza a ganarse la confianza del liderado, al generar la empatía que le permitirá sacar lo mejor del otro.

REFLEXIÓN

La mejor forma de empezar a construir poder efectivo en el liderazgo 360° es lograr “influencia” a partir de la conexión con el liderado en un funcional equilibrio racional y emocional, el desarrollo de competencias claves y la contextualización del ciclo de vida de la relación laboral. Esto le posibilitará definir y delimitar las estrategias de abordaje específicas para su liderazgo.

TIP 360°

Desconectá de un rol para conectar con otro.

> Hacer un alto en la acción, parar la maquinaria mental, detenerte; más aún luego de una jornada cargada de mucho trabajo y desafíos; es muy importante y saludable...

> Si encontrás alegría plena, disfrute y entusiasmo en otros roles de tu vida, todo se multiplica, ganás autoestima y confianza en vos mismo porque te das cuenta, de que no dependés exclusivamente de tu rol laboral, que si te quedaras sin él, valés, servís; hay otra vida fuera de ese magnífico lugar en el que hoy estás.

¿Te animás a pensarte así?

Actividad de transferencia

a. Definir en una sola palabra lo que representa para vos el significado de “influencia”.

b. ¿En qué rol te considerás más influyente? Observá el gráfico de los distintos roles.

c. Autodiagnóstico

¿Creés que sos una persona influyente en los ámbitos que son de tu interés? Marcalo en la escala del 1 al 10, donde 1 es nada influyente y 10 es muy influyente.

1. Ámbito laboral

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10

2. Ámbito personal

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
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