Читать книгу Enfócate en resultados - Carlos Cuauhtémoc Sánchez - Страница 7

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SEGUNDA SESIÓN. MENTALIDAD DE RESOLVER PROBLEMAS

Nota para el maestro/conferencista: Imparte a tus alumnos una conferencia de una duración aproximada de 30 minutos basada en la información de este capítulo. El propósito es enseñarles a enfrentar y resolver problemas. Háblales de los problemas que has tenido tú y de cómo te han hecho crecer. Ejemplifica los que han enfrentado algunas de las personas más grandes del mundo. La intención es que después de esta clase ellos puedan enfrentar y resolver sus propios problemas con otra mentalidad.

FORMAS DE REACCIONAR ANTE LOS PROBLEMAS

Ovidio era melancólico. Le encantaba leer poesía y se la pasaba haciendo rimas en su mente. Escribió un libro de poemas. Llevó su manuscrito a una editorial y se lo rechazaron. Intentó con otra. Se lo rechazaron también. En la tercera ocasión, el editor le dijo que su obra era muy mala y que no tenía esperanza de arreglo. Ovidio se sintió frustrado. Regresó a su casa, se encerró, y después de golpear la pared con los puños tomó todos los manuscritos y los quemó. Encendió la computadora y borró los archivos. Accedió a la papelera de reciclaje y borró lo que había en ella. Así se aseguró de nunca más volver a escribir.


En realidad, Ovidio tenía talento, pero renunció a él en vez de seguir perfeccionándolo. No pudo reponerse al rechazo.


Cuando resolvemos un problema, progresamos: avanzamos, nos perfeccionamos. Sentimos tanta satisfacción que le perdemos el temor a otros problemas. Pero cuando las cosas salen mal podemos reaccionar de dos maneras diferentes:

1. Con vergüenza derrotista que nos lleva a renunciar: “Soy un inepto, nunca resolveré esto”.

2. Con coraje obsesivo que nos lleva a volver a intentarlo: “¡Ah, cómo de que no; ahora lo resuelvo!”.


¿De qué depende nuestra forma de reaccionar ante un problema? De nuestra mentalidad.

Cuando las cosas salen mal, ¿tu mentalidad te lleva a sentir un gran abatimiento o te lleva a volver a intentarlo con firmeza?

¿Eres de los que huyen de los problemas o eres de los que no solo los enfrenta con entusiasmo, sino que hasta los propicia para generarse progreso?

¿Y qué haces cuando los problemas suceden, cuando simplemente te caen de forma inesperada? ¿Cuál es tu mentalidad?

EL DILEMA JAPONÉS

Los japoneses de algunas provincias son expertos en la comida del mar. Siempre han basado su alimentación en el pescado, de manera que han desarrollado una sensibilidad gustativa especial para detectar cuándo un pescado que se sirve en la mesa es fresco, y cuándo no.

Como la fauna marina ha tenido detrimento por tanta explotación, los barcos pesqueros cada vez deben alejarse más de la costa. Eso ha ocasionado que tarden varios días en regresar a la isla.


Los japoneses, expertos en alimentación del mar, cuando comenzaron a recibir los pescados que estuvieron muertos en un barco por horas, detectaron de inmediato que no eran frescos y los rechazaron.

Los pescadores entonces decidieron hacer algo al respecto. Primero pusieron sus pescados en tinas con hielo para que el frío preservara su sabor, pero los comensales volvieron a protestar diciendo que ese pescado no era fresco. Los pescadores tuvieron otra idea. No dejarían que los peces murieran. Los pondrían en enormes tinas con agua durante los días que tardaran en regresar a la isla. Pero como los peces dejaban de moverse y se aletargaban, también cambiaba su sabor. Los comensales volvieron a protestar diciendo que esos pescados no eran frescos. Finalmente, los pescadores encontraron la solución: dejaron los peces vivos dentro de su enorme tina, pero pusieron un tiburón adentro. De ese modo, los peces tenían que nadar a toda velocidad durante las horas que pasaban ahí, y estar alertas para escapar del tiburón. Algunos morían porque el tiburón los alcanzaba, pero los que llegaban al final de la travesía eran peces activos. Entonces, al fin, los comensales dijeron: “¡Esto sí es pescado fresco!”.


Los problemas son como tiburones que te persiguen. Imagina que eres un pez y de pronto te das cuenta de que un tiburón ha entrado a la tina donde nadabas plácidamente. Si el tiburón llegó de forma repentina, es un problema involuntario. Si llegó porque tú lo metiste, es un problema deliberado. ¿Será posible que alguien meta un tiburón en su tina a propósito? Sí. Sucede con frecuencia. Pero primero estudiemos a los que llegan sin nuestro consentimiento.


PROBLEMAS INVOLUNTARIOS

Un problema involuntario se define “como una pérdida o amenaza que no buscamos ni queremos”.

Todos estamos propensos a sufrir pérdidas o amenazas. El problema de perder algo está en recuperarlo, o en aceptar la pérdida irremediable y reconstruirnos. El problema de una amenaza está en luchar, a como dé lugar, para evitar la pérdida.

Ejemplos de problemas involuntarios:

◦ Te llega una auditoría de Hacienda o una revisión del Seguro Social.

◦ Te enteras de que padeces una enfermedad grave.

◦ Sufres un accidente.

◦ Te despiden del trabajo.

◦ Tu socio te traiciona.

◦ Tu mejor empleado te roba.

◦ Tu hijo se mete a una pandilla.

◦ Tu cónyuge te pide el divorcio.

◦ Tu vecino te demanda.

◦ Delincuentes te roban o extorsionan.

◦ Repruebas y pierdes la beca.


Podríamos hacer una larga lista de problemas involuntarios. Son tiburones que repentinamente caen en nuestra tina y nos persiguen. Pueden ocasionarnos una pérdida (nos muerden y perdemos una aleta o la cola) o ser una amenaza (el tiburón quiere matarnos). A todos nos ha sucedido; cuando menos lo esperamos, volteamos y ya hay un tiburón detrás de nosotros. Como los peces de los pesqueros japoneses, al momento en que un tiburón indeseado cae en nuestras apacibles aguas, solo tenemos dos opciones: o nos dejamos asesinar, o aprendemos a movernos con rapidez para salvarnos.


PROBLEMAS DELIBERADOS

Un problema deliberado se define como un reto (también puede ocasionarnos pérdidas) en el que nos metimos de manera voluntaria para desafiarnos.

Ejemplos de problemas deliberados (nosotros mismos echamos esos tiburones a nuestra tina):

◦ Aceptar un nombramiento político.

◦ Entrar como actor a una obra de teatro.

◦ Aceptar un trabajo complementario.

◦ Poner un negocio.

◦ Ofrecer un servicio difícil a muchos clientes.

◦ Estudiar una maestría o diplomado.

◦ Conquistar a una pareja, casarnos, tener hijos.

◦ Escalar una montaña.

◦ Entrar a un torneo o concurso internacional.

◦ Escribir un libro.

◦ Aceptar una entrevista en televisión.

◦ Estudiar en otro país y aprender el idioma.


Los problemas deliberados también se llaman de progreso, porque tú los eliges para progresar (nadie te obliga a estudiar un doctorado, ni a componer y producir música, ni a abrir otra sucursal de tu negocio). Lo haces porque quieres crecer. Mientras más fuertes, frecuentes y retadores sean tus problemas deliberados, más progreso tendrás. Echar tiburones a tu propia pecera es un ejercicio habitual de las personas exitosas.

Por eso decimos: Mis sueños son más grandes que mis miedos, así que échame otro tiburón.


PROGRESAR PESE (O GRACIAS) A LOS PROBLEMAS

La persona con mentalidad enfocada en resolver problemas convierte a los tiburones en su mejor motivación para crecer. También tiene una enorme capacidad para conseguir que los problemas involuntarios se conviertan en retos. Sabe que no vale la pena lamentarse ni levantar la bandera de víctima frente a un problema involuntario. Tiene muy claro que, si esa adversidad apareció en su vida, no vale la pena deprimirse ni hundirse en pensamientos derrotistas. Una vez que el tiburón ya está ahí, pone toda su atención y sus recursos en aprender, fortalecerse y darle la vuelta.

Fátima era una joven con dinero. Su padre falleció repentinamente dejándole una cuantiosa herencia.

Fátima hizo planes de viajar por todo el mundo y disfrutar la libertad. Tal vez después de conocer muchos países elegiría uno para establecerse. Estaba feliz, haciendo planes, cuando recibió una noticia aterradora.

Estaba embarazada.

El padre de su bebé era un joven irresponsable a quien conoció en un bar.

Nunca se casaría con él.

Se quedó paralizada de temor. Eso no funcionaría.

Si decidía tener al bebé se vería obligada a cancelar todos sus maravillosos planes para quedarse en casa y enfrentar la vida cuesta arriba de madre soltera.


Como los problemas indeseados son, de entrada, aborrecibles, y queremos deshacernos de ellos, Fátima decidió interrumpir su embarazo. Pero luego lo pensó bien. Ella en realidad tenía dos opciones: o le quitaba la vida al ser que crecía en su vientre, o se la quitaba a sus sueños largamente anhelados. Lloró mucho. De verdad sufrió el duelo. Pero tenía una mentalidad enfocada al progreso. No podía quedarse postrada en las lamentaciones. Tuvo a su bebé, y cuando lo cargó en sus brazos percibió que se abrían frente a ella muchas otras posibilidades. Redireccionó sus metas. Con la herencia de su padre puso una escuela de estimulación temprana para bebés. Tuvo tanto éxito que esa escuela se convirtió en una referencia en el nivel preescolar. Fátima se hizo capacitadora y conferencista de temas educativos. Es una historia real.

LA RAZÓN POR LA QUE NOS CONTRATAN

Entiende que, si estás trabajando en una organización, tu principal reto es generar progreso resolviendo problemas.

De hecho, fuiste llamado y aceptado para colaborar en esa organización justamente porque había problemas. Si no los hubiera habido, no te hubiesen contratado.

Un trabajador que no resuelve problemas no sirve. El que es miembro de un equipo y no resuelve problemas, le estorba al equipo.

Sé una persona con mentalidad enfocada en resolver problemas. Y si estás aburrido, echa un nuevo tiburón a tu pecera.

Que esto se convierta en un himno para ti: Me gustan los retos, por eso me apunto. Mis sueños son más grandes que mis miedos. ¡Échame otro tiburón!


EVIDENCIA DE APRENDIZAJE

Nota para el maestro/conferencista: Pide a tus alumnos que contesten las siguientes preguntas. Genera un debate con sus respuestas.

Exhórtalos a un cambio de mentalidad total respecto a cómo ven y enfrentan los problemas.

1. Relata alguna anécdota en la que fallaste ante un problema y reaccionaste con vergüenza derrotista.

2. Relata otra anécdota de cuando fallaste ante un problema y reaccionaste con decisión obsesiva de resolverlo.

3. ¿Qué problemas indeseados han llegado a tu vida? ¿Pudiste convertirlos en problemas de progreso? ¿De qué manera?

4. ¿En qué problemas deliberados te has metido tú o tu familia?

5. Escribe cuáles son las organizaciones a las que perteneces (empresa, club, trabajo, escuela, etc.) y haz una lista de los problemas que tienen. Escribe cómo podrías ayudar a resolverlos.

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