Читать книгу Filosofía de la mente (2a ed.) - Carlos J. Moya Espí - Страница 6
ОглавлениеIntroducción |
El presente libro está concebido como una introducción a la filosofía de la mente para ser utilizada en cursos de nivel universitario. Está dividido en tres partes, tituladas, respectivamente, «Mente y cuerpo: la naturaleza de la mente», «La intencionalidad de la mente» y «Mente y acción». Consideramos la primera de ellas como conceptualmente fundamental, de modo que esta parte está desarrollada con mayor detalle y extensión que las otras dos, que recibirán un tratamiento algo más esquemático. Haremos, sin embargo, una excepción con el importante problema de la causalidad mental, que será tratado en la tercera parte.
En la primera parte se aborda el problema filosófico clásico de la naturaleza de la mente y su relación con el cuerpo. El primer capítulo, de carácter introductorio, está dedicado a un análisis de los rasgos que, preteóricamente, atribuimos a lo mental, con vistas a obtener una concepción general del objeto de estudio de la filosofía de la mente. Este primer capítulo es también introductorio en relación con el conjunto de esta obra, pues contiene observaciones de carácter básico sobre la intencionalidad y sobre la influencia de lo mental en el comportamiento, cuestiones que constituyen el núcleo de la segunda y la tercera parte del mismo, respectivamente.
El resto de capítulos de la primera parte están dedicados a las principales teorías filosóficas sobre la naturaleza de la mente y su relación con el cuerpo. La ordenación de estos capítulos responde, grosso modo, al orden histórico en que dichas teorías han sido propuestas. Así, el segundo capítulo trata del dualismo. Abordamos esta importante doctrina en la versión de la misma más influyente en la modernidad, a saber, la cartesiana. Veremos, sin embargo, que determinadas intuiciones cartesianas sobreviven incluso en pensadores que rechazan el dualismo substancial de Descartes. Estas intuiciones han permeado, no sólo el pensamiento filosófico, sino también la psicología y muchas otras áreas de la cultura occidental hasta tiempos muy recientes. Por otra parte, el dualismo substancial, aunque cuenta con numerosos detractores, no constituye en absoluto una curiosidad histórica, sino que sigue siendo una opción teórica viva en la filosofía de la mente. El tercer capítulo está dedicado a la primera gran alternativa teórica, de carácter materialista, al cartesianismo, a saber, el conductismo lógico. Incluimos en este capítulo, además de las versiones canónicas del conductismo lógico, representadas por Carnap y Hempel, las propuestas de Ryle y Wittgenstein, aun cuando somos conscientes de lo discutible de esta opción, sobre todo en relación con Wittgenstein. El cuarto capítulo se ocupa del materialismo de la identidad o teoría de la identidad de las propiedades mentales y físicas, una teoría monista y materialista sobre la naturaleza de lo mental que trata de remediar algunas de las dificultades a las que se enfrenta el conductismo lógico. El capítulo quinto trata del funcionalismo, posiblemente la teoría sobre la mente con más partidarios en la actualidad, y según la cual las propiedades mentales son propiedades funcionales de determinados organismos. El capítulo sexto está dedicado al monismo anómalo, una doctrina materialista, pero de carácter no reductivo, asociada al nombre de Donald Davidson. Finalmente, el capítulo séptimo se ocupa de una forma radical de materialismo que niega la existencia de lo mental, a saber, el materialismo eliminativo. En todos los casos llevamos a cabo una presentación de carácter crítico, atendiendo a los argumentos que sustentan cada una de las teorías y a las principales objeciones a que se enfrentan. Pretendemos que el alumno obtenga una visión estructurada del estado actual de la reflexión filosófica en torno a la naturaleza de la mente, ofreciéndole un panorama preciso de las distintas propuestas teóricas y preparándole para avanzar de manera autónoma hacia conclusiones propias razonadas. El contenido de esta primera parte sería apropiado para un primer curso de filosofía de la mente. La segunda y la tercera parte son más adecuadas para cursos más avanzados.
La segunda parte se ocupa de uno de los problemas más debatidos en la filosofía de la mente de nuestros días: el problema de la intencionalidad que presentan un importante grupo de estados mentales, que podrían denominarse estados intencionales o estados con contenido intencional, como las creencias, los deseos y las intenciones. Podemos distinguir, en la actualidad, dos grandes grupos de teorías acerca de la intencionalidad: las teorías internistas y las teorías externistas. El capítulo octavo, primero de esta segunda parte, está dedicado a las teorías de carácter internista, representadas paradigmáticamente por el cartesianismo, pero es importante hacer notar que el internismo puede ser abrazado también por teorías materialistas. En realidad, el internismo ha sido un lugar común, un conjunto de supuestos implícitos apenas cuestionados en la filosofía de la mente, hasta el punto de que la necesidad de una denominación distintiva, ‘internismo’, para las teorías que aceptaban tales supuestos sólo ha surgido con la aparición de teorías de carácter externista. Estas teorías han sacado a la luz estos supuestos implícitos y los han puesto en cuestión, privándoles de su pretendido carácter evidente. El capítulo noveno, segundo de esta segunda parte, aborda la aproximación externista a la intencionalidad, tomando en consideración, de modo especial, las aportaciones de Hilary Putnam y Tyler Burge, dos destacados representantes de dicha aproximación, según la cual el contenido intencional está parcial pero constitutivamente determinado por factores externos a la mente (o al cerebro, si se es materialista) de un sujeto. Con el surgimiento del externismo ha aumentado el interés, en el campo de la filosofía de la mente, por aquellos representantes de la tradición filosófica que, de algún modo, han subrayado la importancia de los factores objetivos en la configuración de la mente individual, como Hegel y, ya en el siglo veinte, Wittgenstein. El capítulo décimo, tercero de esta segunda parte, se ocupa de las relaciones entre la intencionalidad y el significado; en realidad, el externismo surgió originalmente en el campo de la semántica filosófica; se analiza en este capítulo el tratamiento que la semántica fregeana, vinculada al internismo, y la semántica externista pueden ofrecer de algunos problemas vinculados a la intencionalidad. Finalmente, en el último capítulo de esta segunda parte, abordamos una cuestión muy debatida en la filosofía de la mente actual, a saber, la posibilidad de naturalizar la intencionalidad, de hallar al menos condiciones suficientes, no intencionales, de la misma.
En la tercera parte nos adentramos en diversos aspectos de las relaciones entre la mente y el comportamiento. Los dos primeros capítulos de esta parte tratan del concepto de la acción intencional, un concepto propio de la filosofía de la mente en la medida en que la posibilidad de actuar intencionalmente presupone la posesión de propiedades mentales, así como una relación determinada entre tales propiedades y la conducta. El capítulo duodécimo se ocupa de las teorías no causales de la acción intencional, según las cuales una acción intencional es una acción para la que el agente tiene razones, que sin embargo no son causas de dicha acción. El capítulo decimotercero presenta la reacción de las teorías causales frente a las no causales. Analizamos en él la aportación de Donald Davidson, que puede considerarse como el representante principal de la aproximación causal a la acción intencional. En el capítulo decimocuarto nos ocupamos de la causalidad mental, el problema de cómo es posible la influencia causal de la mente sobre el mundo físico, y en particular sobre la conducta. Presentamos en este capítulo el estado actual de la discusión filosófica en torno a este problema clásico, analizando críticamente las objeciones más importantes a la posibilidad de la causalidad mental.