Читать книгу Panorama de la metaficción - Carmen Dorado Arroyo - Страница 9
Problemática de la metaficción 1.1 Consideraciones preliminares
ОглавлениеDefinir y delimitar de manera precisa el concepto de metaficción es el primer aspecto al que se enfrenta cualquier estudio sobre esta noción. Esta primera tarea, además, se encuentra condicionada no sólo por las múltiples definiciones formuladas sobre esta categoría, sino también por la evidente popularidad del prefijo meta en la actualidad, pues no son pocas las voces y ámbitos en que ésta se encuentra presente. De hecho, afirma Luigi Cazzato:
Our culture is the culture of meta. The culture of metapolitics, metalanguage, metarethoric, metaliterature, metacriticism, metadrama, metapoetry, metafilm, metatelevision, metafiction. Metaculture is the product of our civilization, the ultimate product of the Western historical-cultural process.1* | Nuestra cultura es la cultura de meta. La cultura de metapolítica, metalenguaje, metateoría, metaliteratura, metacrítica, metadrama, metapoesía, metacine, metatelevisión, metaficción. La metacultura es el producto de nuestra civilización, el máximo producto del proceso histórico cultural de Occidente. |
El uso indiscriminado de esta voz implica paradójicamente cierta precisión del concepto metaficción, ya que pareciera existir un consenso sobre su significado; sin embargo, al referir simultáneamente tantos ámbitos se impone la necesidad de clarificar con exactitud a qué refiere. Es obvio que el uso del prefijo meta alude al carácter reflexivo implicado por este prefijo y, tal como sucede con las palabras que lo usan —por ejemplo: metateorema, metalenguaje, metalingüístico— supone una cierta jerarquía de niveles en las que un concepto es utilizado para explicar o referirse a ese mismo concepto.
Es este significado reflexivo el que adopta el concepto metaficción, así es concebido como una categoría que permite que una ficción se refiera a sí misma o explique su carácter ficcional. La noción meta apunta a aquello que se refiere a sí mismo, pone de relieve la capacidad autorreflexiva de los términos que se sitúan en distintos niveles con respecto al elemento que convierten en su sujeto, que, en el caso de la metaficción, son los sistemas ficcionales.
Definir la metaficción como una ficción que trata sobre la ficción puede conducir, sin embargo, a la simplificación de dicho fenómeno. Si bien ésta es en principio su acepción original y más recurrente, en realidad la reflexividad no es la única característica que permite diferenciarla y dar cuenta de sus elementos constitutivos.
Con la finalidad de operar sobre una definición que permita hacer uso de este término con una noción clara de lo que se intenta aludir en este trabajo, se retomará la de Ana Dotras,2 quien pretende integrar en su acepción sobre este aspecto las distintas formulaciones de las que ha sido objeto la metaficción: “la novela de metaficción es aquella que se vuelve a sí misma y, a través de diversos recursos y estrategias, llama la atención sobre su condición de obra de ficción y pone al descubierto las estrategias de la literatura en el proceso de creación”.3
De acuerdo con esta definición varias características permiten determinar un texto metaficcional:
1. Autorreflexividad que alude al término mismo que lo nombra, en tanto pone en evidencia su cualidad de referirse a sí mismo.
2. Autoconsciencia por la que expone abiertamente su condición ficticia en un acto de autodenuncia a través del cual manifiesta la naturaleza de su ser.
3. Uso de diversas estrategias, a través de las cuales, da cuenta de los mecanismos que construyen un texto ficcional.
Así, por medio de distintos recursos y técnicas emerge un acto autorreflexivo y autoconsciente en este tipo de obras con la finalidad de referirse a los sistemas ficcionales que se convierten en su objeto. Los textos metaficcionales se caracterizan, entonces, por evidenciar su carácter ficticio y los procedimientos que participan en su composición, tanto interna como externamente.
La propuesta ofrecida por Dotras nos permite un primer acercamiento a la metaficción y una definición sobre la cual operar para examinar las distintas teorías que se han elaborado sobre este concepto. Es de fundamental importancia enfatizar que los rasgos definitorios de un texto metaficcional son la autorreflexividad y la autoconsciencia, los que tienen como objetivo declarar abiertamente ficticia la obra en que se producen, aunque hay que advertir que adoptan diversas formas y distintos grados.
A la dificultad de establecer con claridad lo que esta noción implica, se suma la imprecisión para identificarla bajo una categoría que establezca con claridad qué es lo que se refiere por medio de esta palabra, pues ha sido denominada: estrategia, tipo de literatura, narrativa, tendencia, tipo de novela, técnica, modo narrativo, etc., lo que complica aún más la posibilidad de esclarecer su naturaleza. En este estudio, de acuerdo con la definición que se ha utilizado para operar sobre ella, la metaficción es concebida como un conjunto de características o rasgos que pueden producirse simultáneamente con muchos otros aspectos literarios, es decir, un texto podrá ser metaficcional y, al mismo tiempo, pertenecerá a cierto género y a cierta corriente literaria.
La metaficción, a pesar de lo que se podría suponer, es un concepto acuñado y analizado apenas hace unas décadas, pero que rápidamente fue tema de numerosos trabajos que han sido publicados a su alrededor. Esta diversidad no implica posturas irreconciliables y excluyentes unas de las otras. Aunque es cierto que los diferentes planteamientos sobre este tipo de textos son formulados desde distintas perspectivas, resultan coincidentes en muchos puntos, hecho del que la teoría metaficcional se beneficia, pues algunos de los aspectos que la conforman son continuamente reformulados, y por tanto, enriquecidos por los distintos análisis de que son objeto.
Hay que advertir, sin embargo, que si bien los estudios sobre la metaficción se ocupan de elementos comunes no significa que las reflexiones elaboradas a partir de ésta sean uniformes y fáciles de sistematizar. Un acercamiento a todas estas formulaciones se enfrenta a múltiples problemas; el más grave de ellos es, quizá, la innumerable cantidad de términos que han aparecido en torno a esta categoría y que en algunos casos, si bien dan cuenta de los múltiples aspectos de este fenómeno, entorpecen el manejo de los distintos planteamientos sobre este aspecto narrativo.
Esta diversidad terminológica no sólo dificulta el estudio de la metaficción en su evolución, también, como afirma Linda Hutcheon, obliga a los investigadores sobre este concepto a ser necesariamente eclécticos: “If self-conscious narrative by definition includes within itself its own first contextual readings, no single theory will be able to deal with it withouth considerable distortion”.4 [Si la narrativa autoconsciente por definición incluye sobre sí sus propias lecturas contextuales, una sola teoría no será capaz de tratar sobre ella sin considerable distorsión].
Por otro lado, afirma también esta autora, es casi imposible realizar una teoría completa de lo metaficcional. Al ser un fenómeno tan complejo y que supone tantos elementos, casi todo lo que se pueda decir sobre ella puede ser fácilmente relativizado; así, según esta misma autora, sólo se pueden hacer ciertas implicaciones teóricas debido a la complejidad del fenómeno analizado: “There can be not ‘theory’ of metafiction, only ‘implications’ for theory: each self-informing work internalizes its own critical context. To ignore that is to falsify the text itself”.5 [No puede haber una “teoría” de la metaficción, solo “implicaciones”, cada trabajo autoinformativo interioriza su propio contexto crítico. Ignorar esto es falsear el texto mismo.]
Afortunadamente, desde hace ya varias décadas, y debido a la proliferación de textos a partir de las ideas de Hutcheon y otros autores fundamentales en el desarrollo de la teoría sobre la metaficción, como Patricia Waugh y Mark Currie, hay cierto consenso en lo que debe considerarse por metaficción. Un análisis diacrónico de todos esos acercamientos revela los múltiples aspectos que la metaficción ha implicado, los cuales no necesariamente constituyen una masa confusa de planteamientos; por el contrario, las diversas aproximaciones dan cuenta de la complejidad y riqueza de la categoría.
Otro de los aspectos fundamentales que destaca al examinar esta cuestión es la diferencia abismal entre el origen del fenómeno y su concepto, lo que demuestra la indiferencia de la que había sido objeto hasta hace pocas décadas, pues aunque sus precedentes se encuentran prácticamente en los inicios de la literatura, sus estudios de manera sistemática no tienen sino relativamente poco tiempo.