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Durante varios años, el sistema de salud británico dirigió una campaña de concientización sobre la importancia de incluir una buena cantidad de frutas y verduras para lograr una dieta saludable. Recomendaron que todos debían ingerir al menos cinco porciones de frutas o verduras en sus comidas diarias. La campaña se conoció popularmente como «Cinco al día». «¿Ya comiste tus cinco al día?», se solían preguntar unos a otros.
En 2013, la Sociedad Langham del Reino Unido e Irlanda, bajo la dirección de nuestro director ejecutivo, Ian Buchanan, lanzó una campaña a fin de alentar a que las personas logren ser cada vez más como Cristo. La visión de Langham es que los cristianos y las iglesias por todo el mundo crezcan no solo numéricamente por medio de la evangelización, sino que la profundidad de su madurez espiritual también logre crecer. Lo cual significa que se logre ser cada vez más como Jesús. Creemos que crecer en madurez se produce cuando nos alimentamos de la palabra de Dios, y en particular cuando esta palabra se predica con fidelidad y claridad con el fin de que produzca un impacto relevante en las vidas y los contextos de la gente. Es por ello que uno de los objetivos principales de Langham es mejorar el nivel de la predicación bíblica.
Se decidió que el contenido principal de la campaña consistiría en una serie de estudios bíblicos y videos sobre el fruto del Espíritu en Gálatas 5.22–23. Se llegó a esta decisión, en parte, porque sabíamos que John Stott, fundador de la Sociedad Langham, oraba todas las mañanas, pidiendo a Dios Espíritu Santo, que permitiera que el fruto del Espíritu madurase en su propia vida. Entonces, ya que Pablo enumera nueve elementos en su descripción del fruto del Espíritu, a Jonathan Lamb (quien era en ese momento el director de Langham Predicación) se le ocurrió la idea de llamar a nuestra campaña «Nueve al día: Ser como Jesús». Cada día deberíamos seguir cultivando estas nueve cualidades que conforman el fruto del Espíritu, así como deberíamos asegurarnos de comer cinco porciones de frutas o verduras todos los días.
En preparación para esa campaña, me comprometí a predicar una serie de exposiciones bíblicas sobre el fruto del Espíritu en la Convención de Portstewart Keswick en Irlanda del Norte (mi tierra natal) en julio de 2012. De aquellas exposiciones surgieron las breves y condensadas charlas que grabamos en video para la campaña «9 al día», y esas mismas exposiciones proveen el material básico para los capítulos de este libro. Así que lo que aparece en las siguientes páginas tuvo originalmente el formato de ponencia, y no he intentado cambiar o disimular ese estilo de comunicación al ponerlas por escrito.
El origen oral de este material nos conduce a otras dos observaciones. Primera, esta clase de libro se debe realmente leer con la Biblia a mano. En cada capítulo, he explorado algo de la profundidad y la amplitud del contexto bíblico de cada una de las palabras que el apóstol Pablo usa para describir el fruto del Espíritu. Así que habrá bastante exploración bíblica a medida que avancemos, y espero que sea una experiencia enriquecedora y alentadora.
Segundo, ya que espero que este libro sea útil para otros predicadores (como también para lectores cristianos en general), no he incluido a propósito muchas ilustraciones e historias. Eso puede parecer extraño ya que los sermones necesitan ilustraciones adecuadas que nos ayuden a enfatizar los puntos principales y lograr que los oyentes los recuerden. Y ciertamente cada uno de los elementos del fruto del Espíritu podría ilustrarse abundantemente con ejemplos e historias. Pero un elemento crucial de toda buena predicación es que no solo debe ser fiel al texto bíblico; también debe ser pertinente para el contexto local del predicador y sus oyentes. Por eso, dudé de sumar ejemplos extraídos de mi propio contexto en el Reino Unido. En cambio, he utilizado muchos ejemplos de historias y personajes bíblicos (especialmente de su personaje principal —Dios mismo, tal como se revela a sí mismo en el Antiguo Testamento y en la persona de Jesucristo). Es, entonces, la responsabilidad de cada predicador que quiera usar este libro como recurso para su propia predicación, pensar en ejemplos extraídos de su propia cultura y contexto, y así ilustrar y aplicar el desafío bíblico del fruto del Espíritu de una manera que involucre e impacte los corazones, mentes y vidas de su propia gente. Las preguntas al final de cada capítulo tienen el propósito de facilitar este proceso, y pueden servir también como preguntas iniciales para un estudio bíblico grupal de cada tema.
Chris Wright
Director de Ministerios Internacionales
Sociedad Langham
Junio de 2015