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III. FORMAS DE VIOLENCIA DISCRETA

A largo plazo, la violencia más útil para que el neoliberalismo implante su necropolítica es la que está disfrazada, la que la población no puede identificar fácilmente como violencia. La tolerancia, la despolitización, el uso del lenguaje, el relativizar, el individualizar y el manipular la historia son formas de violencia eficaces para los poderosos.

La violencia de la tolerancia

La tolerancia es intolerante y exige asimilación.

Heman Broch, citado en el Museo Judío de Viena

Entiendo que la gente pida dinero por la calle, mientras no ensucie la acera.

Anónimo

Cuando uno es «tolerante» con otra persona, en vez de aceptarle, conocerle y entender el contenido político de las diferencias que puedan existir, se la ve como un ser inferior basándose en diferencias económicas, raciales, de género, corporales, culturales, etc. Se le mira y se le ve como un ser que es «menos» y se le está diciendo: «te aguanto» y «eres tolerado, pero eres menos». Se le aparta y se le margina. De esta manera, se controla la presencia del otro y se le mantiene en un sitio inferior.

Aunque se ha manipulado la palabra «tolerancia» y se la ha disfrazado de «ética», en realidad se utiliza para gestionar la presencia de lo que se considera inferior, despreciable o repugnante. Lejos de aliviar las desigualdades, el concepto de la tolerancia aumenta el racismo, la homofobia, el sexismo y otros tipos de discriminación.

Me parece estupendo que los discapacitados se impliquen en la política, pero, en serio, ¿un presidente sin piernas o brazos?

Anónimo

La tolerancia es un discurso político del poder para gobernar porque organiza la conducta, marca los cuerpos, los pone «en su sitio» y regula los posibles conflictos políticos. Esto lo hace de forma política y social pero no legal ya que desplaza la justicia y la hace irrelevante.1 Cuando una persona o institución trata a una persona o grupo con tolerancia, no se habla de derechos civiles o jurídicos, se los deja a un lado y se intenta convencer de que el trato diferente pero «tolerante» es algo moral, disfrazado de bondad y de virtud que legitima y da poder al Estado y le añade una imagen «amable».

Pero, en realidad, es una práctica para gestionar la presencia de lo que se quiere excluir, apartar y hasta en ciertos casos, dejar morir.

Yo no soy racista, pero.

Anónimo

La tolerancia, en vez de animar a realizar un análisis y a encontrar soluciones políticas, convierte las diferencias en problemas individuales. De la mujer que no puede compaginar el cuidado de sus hijos con el trabajo y que es «tolerada» por su jefe, se espera que busque su propia solución en su red familiar. El inmigrante sin acceso a la sanidad acude a un farmacéutico tolerante que le dará consejos y medicamentos para su problema de salud. Se tolera que una familia de paquistaníes abran un colmado en el barrio («¡qué bien, están abiertos a todas horas!») pero no se tolera que varias familias paquistaníes se instalen en el edificio («su comida huele mal», «las mujeres llevan pañuelo»).

De la necropolítica neoliberal a la empatía radical

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