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PREPARACIÓN

Empecé a averiguar y me fui informando sobre la preparación física, vestimenta adecuada, me contacté con empresas de turismo que hacen la expedición, guías de montaña, porteadores y más. Fueron muchas las preguntas y también las respuestas, tantas que confundían. Lo que si tenía claro era que debía estar preparado física, psicológica y emocionalmente para enfrentar al vigía continental.

Había que empezar por la preparación física, después estudiaría el frío y la altura, dos detalles no menores.

En abril empecé a prepararme físicamente y adopté algunos, muy pocos, cambios alimenticios.

El entrenamiento comprendía bicicleta, escalador, correr, largas caminatas con peso en mochila, ejercicios aeróbicos. Primero fueron pequeñas caminatas midiendo distancias y tiempo. Después esas caminatas pasaron de media hora a dos o más. De caminar por lo llano a caminar a la vera del Río Tegua subiendo y bajando barrancas, e incluso caminaba por el agua en contra de la corriente y con el agua hasta la cintura. La bicicleta hacía mucho que no la usaba y rápidamente llegué a recorrer entre 18 y 25km por hora, hora y cuarto. El circuito era de sur a norte por el campo y esos vientos fríos y fuertes de invierno más alguna llovizna no me detuvieron. Hasta recorría las vacas en bicicleta. El escalador lo usaba a la madrugada cuando todavía era de noche para salir a trabajar. Y en promedio hacía unos 20–25km, 65–70 minutos. Lo máximo sin parar fueron 100 minutos, eran como retos que me proponía. Corría entre diez y quince kilómetros, hora hora y media. Y en los últimos meses incorporé los ejercicios aeróbicos dos veces por semana.

Con la preparación física en quince días perdí un kilo de peso, lo que me llevó a pensar: en cinco meses desaparezco. Pero al segundo mes recuperé mi peso normal y ahí se estabilizó.

En algún momento estos ejercicios se volvían rutinarios y cansadores y el solo hecho de verme haciendo cumbre y de rodillas mirando al Cielo agradeciendo…recargaba energía, pura adrenalina.

Nunca fui a un gimnasio y me hacía tiempo extra a mi trabajo diario para poder entrenar. Algunos momentos difíciles en temporada de toros en exposiciones o con la siembra, no podía entrenar. Así y todo en 10 meses recorrí unos 5000km y 400horas de ejercitación.

Además de no ir a un gimnasio, tampoco hice salidas previas a otras montañas a modo de adaptación y experiencia.

Y en cuanto a la alimentación incorporé a mi dieta huevos, bananas, zanahoria y masitas saladas. Kilos de bananas y zanahoria y docenas de huevo. Quise reemplazar el dulce de leche por la mermelada sin éxito, pero si le di espacio. Le dije adiós al café y el te lo suplió. El resto de la alimentación siguió la habitual basada en carnes. Cosas simples que me ayudaron en mi entrenamiento.

Desafiando a las alturas

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