Читать книгу Historias curiosas - Claudio Eliano - Страница 14

LIBRO I

Оглавление

1. Los pulpos poseen un estómago formidable y no tienen rival a la hora de comer cualquier cosa. Con frecuencia, no se privan ni de comerse unos a otros. Así, el ejemplar más pequeño, cuando es capturado por otro más grande y cae en sus poderosas redes —tentáculos se llaman— acaba convertido en su almuerzo. Los pulpos acechan a los peces de la siguiente manera: se sitúan bajo las rocas y se transforman hasta adquirir el color de estas, de manera que parecen poseer la misma naturaleza que las piedras. Así, los peces se acercan a los pulpos nadando en la creencia de que son una roca. Entonces los pulpos los capturan, desprevenidos, con sus propias redes, los tentáculos.

2. Las arañas ni conocen ni quieren conocer el arte de tejer ni su práctica, dones de la diosa Ergane 1 . ¿Para qué habría de usar un animal semejante un vestido de esa clase? Su 〈telaraña〉 es una red y funciona como una nasa para quienes en ella caen. La araña vigila la red sin apenas moverse, dando la impresión de que no tiene vida. Y cuando algo cae en la telaraña, sea lo que sea lo que haya caído, la araña ya tiene su banquete. En la red cae tanto cuanto ésta es capaz de soportar; eso es suficiente para alimentar a la araña.

3. Las ranas egipcias constituyen un linaje verdaderamente astuto. Y, en efecto, superan con mucho a las demás ranas. Pues cuando una rana tropieza con una culebra de agua en el Nilo, corta con los dientes un trozo de caña, lo coge transversalmente, lo sujeta con fuerza y por nada del mundo lo suelta. La serpiente es incapaz de devorar la rana que sujeta la caña porque su boca no puede tragarse todo el largo de la caña. Y de esta forma, las ranas derrotan con su astucia a la fuerza de las culebras.

4. Aquella otra costumbre de los perros egipcios también es una muestra de astucia 2 . No beben del río en manada, con tranquilidad y libertad, agachados y lengüeteando hasta saciar su sed, pues temen a las bestias que viven en el río. Van corriendo por las orillas y, a hurtadillas, beben cuanto pueden coger; y así una y otra vez. Y así se van saciando poco a poco pero sin perder la vida y, además, consiguen aplacar su sed.

5. De la zorra, no sólo es astuta aquella que vive en tierra, sino que la raza marina también es sagaz. Pues no desconfía del cebo ni recela de él, porque resulta ineficaz; sin duda, la zorra marina desprecia el anzuelo. Antes de que el pescador tire de su caña, la zorra salta, corta el sedal y vuelve a nadar. Muchas veces, por cierto, llega a tragarse dos y tres anzuelos, pero el pescador se queda sin cena porque la zorra continúa en el mar 3 .

6. Las tortugas marinas ponen los huevos en tierra firme. Tras haberlos puesto, rápidamente los ocultan en la tierra y, a continuación, tras volver sobre sus pasos hacia su medio natural, se echan a nadar. Pero tan capaces son de calcular el tiempo que ellas solas cuentan los cuarenta días en los que sus hijos, incubados los huevos, se convierten en seres vivos. Y así, tras volver de nuevo al lugar en el que ocultaron a sus criaturas, levantan la tierra que colocaron encima y se llevan con ellas al mar a sus crías recién nacidas, que ya pueden moverse y son capaces de seguir a su madre.

7. En efecto, los jabalíes no desconocen ni la medicina ni sus remedios. Éstos, cuando sin darse cuenta comen beleño, quedan paralizados en sus cuartos traseros y pierden sus fuerzas. Y no obstante, a rastras, son capaces de llegar hasta un curso de agua donde capturan cangrejos que comen con voracidad. Esos cangrejos se convierten en el fármaco de sus males y así recobran de nuevo la salud.

8. La tarántula es tan perniciosa para los ciervos como para los hombres, y pueden provocarles en poco tiempo la muerte. No obstante, si comen hiedra, la picadura no les produce ningún daño. Es necesario que la hiedra sea silvestre 4 .

9. Cuando un león está enfermo, nada le causa mejoría. El único remedio contra la enfermedad es devorar un mono.

10. Los cretenses son expertos arqueros y alcanzan con sus flechas las cabras que pastan en lo alto de los montes. Pero las cabras que han sido heridas van, inmediatamente, a comer de un hierba llamada díctamo 5 ; tan pronto como la han probado, todas las flechas que tuvieran clavadas se caen.

11. Ciertamente, los ratones son los animales con mayor capacidad profética. Pues ellos son los primeros en darse cuenta de que una casa está vieja y a punto de caerse. Abandonando las ratoneras que habían ocupado hasta entonces, huyen a toda velocidad y cambian de casa 6 .

12. Las hormigas, según he oído, también tienen ciertas dotes proféticas. Pues cuando se avecina un período de hambre, se muestran extraordinariamente afanosas en atesorar y en guardar para ellas los trigos y otras semillas que constituyen su alimentación.

13. Gelón de Siracusa 7 soñó que había sido alcanzado por un rayo. Por eso gritaba con fuerza y no de esa manera confusa y débil en la que se suele gritar durante el sueño: estaba profundamente aterrorizado por aquella pesadilla. Su perro, que dormía junto a él, quedó desconcertado por aquel grito y, dando vueltas en torno a su amo, ladraba muy fuerte, de modo amenazante e impetuoso. Gracias a estos ladridos Gelón se despertó y se liberó de aquella pesadilla 8 .

14. Aristóteles afirma 9 que el cisne es un animal que tiene muchos y hermosos hijos, pero que también es de temperamento fogoso. En efecto, a menudo se encolerizan y se lanzan a la lucha, llegando, incluso, a matarse entre ellos. El mismo autor afirma que los cisnes también luchan con las águilas 10 . Lo hacen para defenderse, pues no son ellos los primeros en atacar. Que son aves canoras es algo que se repite constantemente, pero yo nunca he escuchado cantar a un cisne y, probablemente, nadie lo haya hecho nunca. Pero la creencia general es que cantan. Y se dice, en efecto, que es en el momento final de su vida cuando su voz es más bella y más armoniosa. Los cisnes también cruzan el mar y vuelan sobre la superficie marina sin que sus alas se cansen.

15. Se dice que las palomas incuban sus huevos por turnos 11 . Más tarde, cuando los polluelos han nacido, el macho les escupe para apartar de ellos el mal de ojo, según se cuenta, y para evitar que sean víctimas de algún hechizo. Ése es su temor. La hembra pone dos huevos, de los que del primero siempre nace un macho y del segundo, una hembra. Las palomas ponen huevos en todas las épocas del año; de ahí que tengan hasta diez puestas anuales. Circula un dicho egipcio que afirma que las palomas en Egipto ponen doce veces.

Aristóteles afirma 12 que el pichón es diferente de la paloma. La paloma es, de hecho, más grande y el pichón más pequeño; la paloma puede ser domesticada y el pichón no. El mismo autor dice también que el macho no monta a la hembra hasta que la ha besado, pues sin ese beso las hembras no permiten el comercio con el macho. Añade también que las hembras se montan unas a otras cuando no tienen relaciones con los machos. Y no se fecundan mutuamente, pero ponen huevos de los que no les nacen polluelos. Si debemos creer a Calímaco, la paloma torcaz, la pýralis 13 , la paloma y la tórtola no poseen ninguna semejanza entre sí. Algunas tradiciones indias afirman que en la India hay palomas de plumaje amarillo como la miel.

Caronte de Lámpsaco 14 dice que en torno al monte Atos aparecieron palomas blancas cuando en aquella zona naufragaron las trirremes persas que intentaban doblar el promontorio.

En Érice, en Sicilia, en el mismo lugar en el que se encuentra el venerable y sagrado templo de Afrodita, en cierto momento del año los ericinios celebran con sacrificios la fiesta de la Zarpa, y dicen que Afrodita es llevada desde Sicilia a Libia. Entonces, las palomas desaparecen de la región como si, en efecto, hubiesen emigrado con la diosa. Sin embargo, todo el mundo afirma que de durante el resto del año un gran número de estas aves sobrevuela el templo de la diosa 15 .

A su vez, algunas leyendas aqueas cuentan que el mismo Zeus cambió su aspecto por el de una paloma cuando se enamoró de una doncella llamada Ftía. En Egio 16 vivía esta Ftía.

16. Cuando arribó la nave de Delos 17 y llegó el momento de ajusticiar a Sócrates, Apolodoro 18 , un compañero de Sócrates, se acercó a la prisión para traerle una cara túnica de lana finamente tejida y un manto de las mismas características. Le pidió que, tras vestirse con la túnica y envolverse en el manto, bebiese la cicuta. Argumentaba que no se vería privado de un buen entierro si moría así vestido, pues en efecto, con tales ropas su cadáver sería expuesto con toda dignidad. Ésa fue la petición que Apolodoro le hizo a Sócrates. Pero éste no admitió su propuesta, sino que dijo a quienes estaban con Critón, Simias y Fedón: «¿Y cómo puede Apolodoro tener una justa opinión de mí si está convencido de que, incluso tras este amistoso brindis que me ofrecen los atenienses y después de beber ese veneno, seguiré siendo Sócrates? Pues si cree que yo seré ese cuerpo que dentro de poco estará arrojado a sus pies y yacerá muerto, está claro que no me conoce».

17. Éstas son, en efecto, algunas de las maravillosas miniaturas salidas de manos de Mirmécides de Mileto y de Calícrates de Lacedemonia 19 . Hicieron unas cuadrigas que podían ocultarse bajo el ala de una mosca y en un grano de sésamo inscribieron con letras doradas un dístico elegiaco. Ninguna persona seria, a mi parecer, puede elogiar ninguna de estas obras. Pues ¿qué otra cosa son sino una pérdida inútil de tiempo?

18. ¿Cómo no iban a llevar una vida disoluta, a causa del lujo, muchas mujeres de entonces? Pues sobre sus cabezas se ponían unas altas diademas y calzaban sus pies con sandalias; de sus orejas colgaban grandes pendientes y no cosían sus túnicas desde los hombros hasta las manos, sino que las cerraban con broches de oro y plata. Y así vestían las mujeres de un pasado ya lejano. Del lujo de las mujeres atenienses dejemos que hable Aristófanes 20 .

19. Una historia popular y universalmente conocida dice que la causa de la destrucción de los sibaritas y de la misma Síbaris fue su gusto por el lujo excesivo 21 . Pero yo contaré lo que la mayoría no conoce. Pues también se dice que los habitantes de Colofón se perdieron por su extremo lujo. Estaban envanecidos por sus lujosos vestidos y cometían constantes abusos en los banquetes, arrastrados por un desenfreno que superaba cualquier límite. Y también el gobierno de los Baquíadas en Corinto 22 , que alcanzó tan gran poder, fue destruido por su afición al lujo fuera de toda medida.

20. Dionisio 23 saqueó los bienes de todos los templos de Siracusa. A la imagen de Zeus la despojó de sus vestiduras y ornamentos cuyo valor era, según se dice, de ochenta y cinco talentos de oro. Y puesto que los obreros no se atrevían a tocar la estatua, él mismo fue quien dio el primer golpe a la imagen. También despojó por completo a la imagen de Apolo, que tenía una melena de rizos de oro, tras dar la orden a alguien de que se la cortara. Navegó a Etruria y saqueó los bienes de Apolo y Leucotea, mandando a sus hombres que, tras levantar la copa del Genio Benéfico en honor al dios, desmantelaran la mesa de plata que estaba situada delante de la estatua de Apolo.

21. No querría pasar por alto una acción de Ismenias de Tebas que podría considerarse tan sabia como propia del genio griego. Cuando éste sirvió de embajador en favor de su patria, se presentó ante el rey persa y pidió entrevistarse personalmente con él para tratar los asuntos por los que allí había ido. El oficial encargado de introducir las legaciones ante el rey y de presentar a los peticionarios le dijo: «Pero, extranjero tebano (y, usando la lengua persa, se hacía entender por medio de un intérprete; Titraustes era el nombre del oficial), hay una norma tradicional entre los persas: quien llega a la presencia del rey no puede hacer uso de la palabra hasta que no se haya postrado ante él. Y, por tanto, si quieres entrevistarte personalmente con él, tendrás que respetar nuestra norma. Pero si no, por mediación nuestra obtendrás el mismo resultado y no tendrás que arrodillarte». Ismenias le contestó: «Llévame ante él». Cuando entró y se encontró a la vista del rey, quitándose el anillo que llevaba, lo arrojó, sin ser visto, junto a sus pies. Rápidamente se agachó como si se estuviera arrodillando y recogió el anillo. Al rey persa le dio la impresión de que se había postrado, aunque en verdad no había hecho nada que pudiera avergonzar a un griego. Consiguió cuanto quiso y nada le fue negado por el rey.

22. Los regalos que el rey entregaba a los embajadores que llegaban a su presencia, ya proviniesen de Grecia o de cualquier otra parte, eran los siguientes: a cada uno le concedía un talento babilonio de plata acuñada y dos pateras de plata de un talento cada una. Un talento babilonio equivale a setenta y dos minas áticas 24 . Les entregaba también unos brazaletes, una daga y un collar, valorados en mil dáricos 25 ; y, además de todo esto, un vestido persa. El nombre de este vestido era «Dorofórica» 26 .

23. Entre los griegos de antaño Gorgias de Leontinos gozaba de mayor reputación que Filolao, de la misma manera que Protágoras superaba a Demócrito, aunque en sabiduría les eran tan inferiores como los niños respecto a los adultos 27 . La fama, en efecto, no parece gozar de una vista penetrante ni de un fino oído. Y por tanto, con frecuencia, yerra: en unas ocasiones es muy complaciente y en otras embustera.

24. De Caucón, hijo de Posidón, y de Astidamía, hija de Forbante, nació un hijo, Lépreo, quien aconsejó a Augias que encadenara a Heracles cuando éste le reclamó el salario por su trabajo. Y como era previsible, tras haber dado ese consejo, Lépreo se convirtió en enemigo de Heracles. Algún tiempo después, el hijo de Zeus llegó a casa de Caucón y, a petición de Astidamía, olvidó su odio hacia Lépreo. Pero una fuerte rivalidad los invadió; compitieron en lanzamiento de disco, a ver quién sacaba más agua y quién era el primero en comerse un toro. Y en todas estas pruebas Lépreo fue derrotado. Hicieron también un concurso para ver quién bebía más y, de nuevo, se impuso Heracles. Profundamente afligido, Lépreo, tras tomar sus armas, retó a Heracles a un combate singular. Y así, puesto que murió en el combate, pagó su culpa por aquel consejo dado a Augias 28 .

25. Alejandro, el hijo de Filipo (o si se prefiere, el hijo de Zeus 29 ; no hay diferencia para mí), en sus cartas sólo incluía la fórmula de saludo, según se cuenta, cuando escribía a Foción 30 , el general ateniense. ¡Tanta impresión había causado Foción en el macedonio! Le envió también cien talentos de plata y le puso por delante el nombre de cuatro ciudades, pidiéndole que escogiera una de ellas, la que quisiera, para beneficiarse de sus rentas. Las ciudades eran Cíos, Elea, Milasa y Pátara 31 . El ofrecimiento de Alejandro testimoniaba su grandeza de espíritu y generosidad. Pero mayor fue la magnanimidad de Foción, quien no aceptó ni el dinero ni la ciudad. Pero como de ninguna manera quería dar la impresión de que desdeñaba a Alejandro, de la siguiente forma lo honró. Le pidió que dejara libres, en su nombre, a aquellos hombres que estaban prisioneros en la acrópolis de Sardes: el sofista Ececrátides, Atenodoro de Imbros, y Damarato 〈y Espartón〉 32 . Estos últimos eran dos hermanos de Rodas.

26. Tengo noticia de una mujer, de nombre Aglaide, hija de Megacles, que tocaba la trompeta; éste era su oficio y arte. Llevaba una peluca y un penacho sobre la cabeza. Y así lo confirma Posidipo 33 . Sus comidas consistían en doce minas de carne y cuatro medidas de pan. Y se bebía una jarra de vino 34 .

27. Se cuenta que los siguientes hombres fueron grandes comedores: Litierses 35 de Frigia, Cambletes de Lidia, Tis de Paflagonia, Carilao, Cleónimo, Pisandro 36 , Caripo, Mitrídates del Ponto 37 , Calamodris de Cícico, Timocreonte de Rodas (quien fue, además de atleta, poeta), el persa Cantíbaris y Erisictón 38 , el Mirmidón, quien, por esto era llamado también «Ardiente» 39 . Se cuenta, también, que en Sicilia hay un templo a la Glotonería y una imagen de Deméter Cerealista. Reconoce el poeta Alcmán que él mismo tenía un gran apetito. Y Anaxilao, el poeta cómico, dice que también un tal Ctesias comía mucho 40 .

28. Yo quiero hablaros ahora de un dicho rodio. Se dice que, en Rodas, quien se detiene a mirar el pescado con admiración tiene mejor apetito que nadie y, así, sus conciudadanos lo elogian por su distinción. En cambio, a quien inclina sus gustos hacia la carne, los rodios lo desprecian como individuo vulgar y glotón. Pero renuncio a examinar si tienen razón o están equivocados en sus opiniones.

29. Las gentes de Cos cuentan que en aquella isla una oveja, que pertenecía a un rebaño del tirano Nicias 41 , parió, pero que no dio a luz un cordero sino un león. Este presagio le anunció a Nicias su futura tiranía cuando todavía era un ciudadano particular.

30. El rey Ptolomeo tuvo un amante que se llamaba Galestes 42 , de bellísimo aspecto. Pero el carácter de este joven era aún mejor que su apariencia. Muchas veces, el propio Ptolomeo fue testigo de esa cualidad y le decía: «Mi querido muchacho, nunca has causado mal a nadie, mientras que has procurado innumerables bienes a muchos». Un día el joven estaba montando a caballo con el rey cuando vio a lo lejos a unos reos a los que llevaban para ajusticiar. Aquel espectáculo no lo dejó indiferente, sino que le dijo a Ptolomeo: «Rey, puesto que, gracias a alguna divinidad favorable a esos reos, nosotros estamos montados a caballo, si te parece bien, aceleremos nuestra marcha y vayamos tras ellos con más brío; seamos como los Dioscuros 43 para aquellos desgraciados,

Salvadores en aquel lugar y benévolos guardianes 44

que es lo que se dice de aquellos dioses». El rey se alegró extraordinariamente por su bondad y apreció por encima de todo su carácter misericordioso. Y así, salvó a aquellos hombres y acrecentó el amor que sentía por aquel joven.

31. Ésta es una costumbre persa que se observa escrupulosamente. Cuando el rey se encamina hacia Persia, todos y cada uno de los persas le ofrecen alguna cosa según sus posibilidades. Puesto que se dedican a la agricultura, trabajan el campo y viven del esfuerzo de sus manos no le ofrecen regalos fastuosos ni excesivamente costosos, sino bueyes y ovejas; unos, trigo; otros, vino. Conforme el rey va avanzando y pasa por delante, cada uno le ofrece alguna de estas cosas, a las que llaman dones. Y así los considera el rey. Quienes son aún más pobres que éstos le ofrecen leche, dátiles y queso, además de los frutos del tiempo y las demás primicias de su región.

32. La que sigue es otra historia persa. Cuentan que un persa, cuyo nombre era Sinetes, se encontró, lejos de su hacienda, con aquel Artajerjes al que llamaban Mnemón 45 . Puesto que había sido sorprendido lejos de su casa, se angustió por temor a la ley y a la falta de consideración ante su rey. Al carecer de lo necesario para aquellas circunstancias y haciéndosele insoportable la idea de quedar por detrás de los otros persas o de parecer indigno por no poder hacer la ofrenda de presentes al rey, bajó a la carrera hasta el río que corría por las cercanías —río que se llamaba Ciro—, metió los pies en el agua y, agachándose, cogió agua con las manos y dijo: «¡Rey Artajerjes, que reinéis eternamente! Ahora yo te honro como puedo para que no te marches sin haber recibido, en la medida de mis fuerzas, mi muestra de respeto. Te honro con agua del río Ciro. Cuando llegues al final de tu jornada, desde mi casa yo podría enviarte mis mejores y más valiosas pertenencias. De esta forma te honraré y yo no quedaré por detrás de quienes ya te han dado la bienvenida con sus regalos». Artajerjes quedó complacido con aquellas palabras y le contestó: «Acepto contento, hombre, tu regalo. Lo considero uno de los más valiosos y afirmo que es de igual valor que los demás; en primer lugar, porque

el agua es la mejor de las cosas 46 ,

en segundo lugar, porque lleva el nombre de Ciro. Y de todas maneras te presentarás ante mí, en mi campamento, cuando haga un alto». Tras estas palabras ordenó a sus eunucos que tomaran el regalo de aquel hombre. Estos se acercaron corriendo y recogieron el agua de las manos de aquel hombre en una taza de oro. Cuando llegó al lugar donde iba a hacer la parada, el rey envió a aquel hombre un vestido persa, una taza de oro y mil dáricos. Ordenó también a quien llevaba los presentes que dijera a aquel hombre cuando los recibiera: «El rey te ordena que alegres tu alma con todo este oro, puesto que tú alegraste la suya al no permitir que fuera despreciada y quedara sin honrar. Al contrario, lo honraste como te fue posible. Te ordena también que bebas del agua de aquel río sacándola con esta taza».

33. Omises llevó al rey Artajerjes, que estaba de viaje por Persia, una enorme granada en un cesto. El rey, atónito por el tamaño de la granada, dijo: «¿De qué huerto me traes este don?». Puesto que le contestó que del de su casa, de sus propias tierras, el rey se alegró sobremanera, le envió regalos dignos de un rey y añadió: «Por Mitra 47 , este hombre, con tal diligencia podría, a mi entender, convertir una pequeña ciudad en una grande» 48 . Esta historia parece demostrar que cualquier cosa puede superar sus límites naturales gracias a la dedicación y al suficiente interés así como por el trabajo constante.

34. Un hombre, perteneciente a la estirpe de los mardos 49 , de nombre Racoces, tuvo siete hijos. El más joven, que se llamaba Cartomes, cometía continuas tropelías contra sus hermanos mayores. Al principio el padre intentó educarlo y corregirlo con la palabra, pero, como no obedecía, un día, cuando llegaron los jueces de la región al lugar donde habitaba el padre del joven, cogió al niño y, atándole las manos a la espalda, lo condujo ante los jueces. Denunció pormenorizadamente todo cuanto le había soportado y pidió a los jueces que ejecutaran al joven. Los jueces quedaron estupefactos y decidieron no asumir la responsabilidad de la condena, sino que llevaron a ambos ante Artajerjes, el rey persa. Y cuando el mardo contó su historia, el rey le respondió: «¿Así que vas a tener el valor de presenciar con tus propios ojos la muerte de tu hijo?». «Sin duda alguna», contestó. «Pues cuando en el huerto arranco y elimino las hojas amargas que nacen de las lechugas que crío, ni siquiera su madre, la propia lechuga, se aflige, sino que crece más y se hace más grande y dulce. Y así ocurrirá conmigo, Rey, pues al contemplar cómo perece quien daña mi propia casa y la vida de sus hermanos, viendo que se pone fin al mal que se les hacía, yo mismo medraré y seré testigo de que los demás miembros de mi familia disfrutan de la misma buena fortuna que yo». Al escuchar estas palabras, Artajerjes alabó a Racoces y lo nombró uno de sus consejeros reales, diciendo a los presentes que quien se muestra tan justo con respecto a sus propios hijos habría de ser, en los asuntos ajenos, un juez concienzudo e íntegro. Pero liberó al joven de la pena propuesta, amenazándolo con la muerte más terrible, si se le sorprendía sumando alguna nueva fechoría a las ya cometidas.


1 Ergane es la advocación de Atenea como inventora del arte de tejer y, por extensión, como protectora de todas las artes. La afirmación con la que inicia el capítulo niega lo dicho por el propio ELIANO , Hist. an . VI 57 y otros autores como PLINIO , Hist. nat . VIII 7-8 y PLUTARCO , Mor . 966C.

2 ELIANO , Hist. an . VI 53. PLINIO , Hist. nat . VIII 148.

3 ELIANO , Hist. an . IX 12 y ARISTÓTELES , Hist. an . 621a 12.

4 Cf. XIII 35.

5 Esta planta era muy utilizada en la Antigüedad como fármaco por el efecto purgante de su aceite. ARISTÓTELES , Hist. an . 612 a 3.

6 ELIANO , Hist. an . XI 19, recuerda que así ocurrió durante el terremoto que destruyó la ciudad de Hélice en el año 373 a. C.

7 Gelón fue uno de los grandes tiranos griegos de Sicilia, que gobernó Siracusa entre los años 485 y 478 desde donde fundó un imperio regional. Derrotó a Cartago en la batalla de Hímera, en el 480. H. BERVE , Die Tyrannis bei den Griechen , Múnich, 1967, 140-147.

8 ELIANO , Hist. an . VI 62. La fama de este perro hizo que nos haya llegado su nombre: Pirro. PLINIO , Hist. nat . VIII 144.

9 ARISTÓTELES , Hist . an. 615 a.

10 ELIANO , Hist. an . V 34 y XVII 24. ARISTÓTELES , Hist. an . 610 a.

11 Este pasaje, a pesar de citar diversas autoridades, parece derivado directamente de ATENEO , 394 B-395 A.

12 ARISTÓTELES , Hist. an . 544a-b.

13 El término indica una variedad de paloma que no ha sido identificada.

14 Caronte de Lámpsaco es un logógrafo probablemente contemporáneo de Heródoto, aunque de una generación anterior. Entre sus obras figura unas Historias persas (Persiká ) de donde quizás provenga esta anécdota, recordada, por otra parte, también en HERÓDOTO , VI 44. M. MOGGI , «Autori grechi di Persiká, 2: Carone di Lampsaco», An. Sc. Nor. Pisa 7 (1977), 1-26.

15 Cf. Hist. an . IV 2. También se celebraba en la misma ciudad la fiesta del Retorno de Afrodita.

16 Ciudad de Acaya a unos 40 Km al este de Patras.

17 La peregrinación anual a Delos era una rememoración ritual del mito de Teseo y el Minotauro. El héroe ateniense, enviado a Creta, fue capaz de matar al Minotauro y eliminar el terrible tributo que la ciudad le pagaba: catorce jóvenes, siete varones y siete muchachas. PLATÓN , Fedón 58 a-c. Mientras la nave estaba ausente en la ciudad se desarrollaban ritos de purificación, quedando prohibidas las ejecuciones de los condenados.

18 Apolodoro es uno de los más fieles seguidores de Sócrates, caracterizado por su simpleza, pero absolutamente entregado al maestro, al que acompañó en el tribunal y en la cárcel. Era llamado irónicamente «el blando», aunque en realidad resultaba una persona de trato rudo para todos salvo para Sócrates. PLATÓN , Banquete 172-3.

19 Estos dos escultores suelen ser citados juntos. Las fechas en que vivieron son desconocidas. Se les considera los legendarios autores de esculturas microscópicas.

20 Se refiere a una comedia perdida de ARISTÓFANES , Las segundas Tesmoforiantes , de la que únicamente se conservan quince versos.

21 Esta colonia griega del sur de Italia, fundada en torno al 720 a. C., se hizo famosa por la afición al lujo de sus habitantes. Próspera durante la época arcaica, fue destruida en 510 a. C. Fracasaron los intentos de refundación hasta que Atenas organizó en su solar una nueva colonia, Turios (444 a. C.).

22 Esta familia aristocrática gobernó Corinto desde el año 750 a. C. hasta el 657 a. C., cuando fueron expulsados por Cípselo, quien se convertiría en tirano. Bajo el mando de aquel clan, la ciudad prosperó gracias al comercio hasta merecer el apelativo de «Feliz». J. SALMON , Wealthy Corinth: a History of the City to 338 B.C ., Oxford, 1984.

23 Dionisio I, tirano de Siracusa (ca . 430-367). Entre sus múltiples campañas en todos los frentes (contra los griegos de Sicilia y del Sur de Italia, contra los cartagineses) también organizó una expedición a Etruria donde saqueó Pirgos, el puerto de la ciudad de Caere (384 a. C.); H. BERVE , Die Tyrannis … 221-260; B. CAVEN , Dionysius I. War-Lord of Sicily , New Haven, 1990.

24 La mina ática pesaba 431 gr. El talento ático estaba compuesto por sesenta minas.

25 El dárico oscilaba entre unos 8, 25 y 8, 46 gr. Equivalía, por tanto, a dos dracmas áticas de 4, 31 gr. Cien dracmas hacían una mina ática.

26 «Ofrecido como regalo».

27 Una de las razones de los emparejamientos de este capítulo quizás sea el deseo de contraponer los dos sofistas más importantes, protagonistas ambos de diálogos platónicos, Gorgias (248-380 a. C.) y Protágoras de Abdera (490-420 a. C.), con dos auténticos filósofos, Filolao de Cretona, pitagórico, contemporáneo de Sócrates y recordado por PLATÓN sólo en Fedón 61d6, y Demócrito de Abdera, filósofo que convirtió la risa en su bandera, cuya doctrina posiblemente conoció Platón, aunque nunca lo mencionó en sus obras. Una segunda razón quizás fuera la de ofrecer ejemplos en que los discípulos, siendo inferiores intelectualmente, gozaron de mayor fama que sus maestros. DIÓGENES LAERCIO , IX 50, hace de Protágoras discípulo de Demócrito, aunque argumentos cronológicos impiden asegurar la vinculación real entre los dos personajes. M. UNTERSTEINER , Les sophistes I , París, 1993, págs. 18-19.

28 La historia de Lépreo también la cuenta ATENEO , 412A-B, aunque las diferencias entre las dos versiones parecen impedir la filiación; J. ALVAR EZQUERRA (dir.), Diccionario Espasa. Mitología universal , Madrid, Espasa, 2000, s.v . «Lépreo».

29 PLUTARCO , Alejandro II-III, donde se recuerdan los prodigios de su concepción.

30 Foción, hijo de Foco, (402-318 a. C.) es uno de los personajes favoritos de Eliano. Reconocido por su honradez, fue el ateniense que en más ocasiones fue elegido estratego (general): 45 veces entre los años 371 y 318. Este episodio: PLUTARCO , Foción 17, 10-18, 7.

31 Las cuatro son ciudades de Asia Menor. Cíos era el puerto de Nicea y Prusa, en Bitinia. Elea servía de puerto a la ciudad de Pérgamo. Milasa estaba situada en Caria y Pátara en Licia.

32 El texto se completa siguiendo a PLUTARCO , Foción 18, 7.

33 Posiblemente se trate del poeta epigramático Posidipo de Pela (primera mitad del s. III a. C.), autor de una veintena de breves poemas, conservados en la Antología Palatina , de tema erótico o convival.

34 La anécdota posiblemente deriva de ATENEO , 415 A-B, quien la refiere a una procesión celebrada en Alejandría durante el siglo III .

35 Hijo del rey Midas, segador famoso, retaba a sus huéspedes a competir con él en esta tarea para acabar matándoles después de vencerlos. Heracles lo mató; cf. J. ALVAR , Diccionario…, s.v . «Litierses».

36 Posiblemente se trate del político ateniense que en la segunda mitad del s. V a. C. colaboró activamente en la instauración del régimen oligárquico de los Cuatrocientos. En la comedia se le critica por corrupto y cobarde, y se le ridiculiza por su gordura.

37 Mitrídates VI Eupátor (120-63 a. C.), el mayor enemigo de Roma en su expansión por Oriente durante el siglo I a. C.

38 Personaje tesalio (y de aquí su denominación de mirmidón) sobre el que un terrible castigo por su impiedad al talar una encina del bosque sagrado de Deméter. Consumido por un hambre insaciable, hubo de vender al mejor postor a su propia hija, Mestra, para así procurarse recursos y, en su locura, acabó devorándose a sí mismo; A. RUIZ DE ELVIRA , Mitología clásica , Madrid, Gredos, 1982, págs. 455-456; J. ALVAR , Diccionario…, s.v . «Erisictón».

39 CALÍMACO , Himnos VI 67, utiliza este mismo adjetivo para describir el hambre que torturaba a Erisictón.

40 Esta sección posiblemente sea un resumen de ATENEO , 415B-416E.

41 Tirano instalado en la ciudad por Marco Antonio en el año 41 a. C.

42 DIODORO SÍCULO , XXXIII 20-22 recuerda a Galestes como amigo de Ptolomeo VI, quien reinó entre los años 180 y 145 a. C.

43 Cástor y Pólux, que tenían la función de dioses guardianes. J. ALVAR , Diccionario…, s.v . «Dioscuros».

44 Verso yámbico de una tragedia sin identificar. B. SNELL , Tragicorum Graecorum Fragmenta, vol II , Gotinga, Vandenhoeck & Ruprecht, 1981, n° 14.

45 Artajerjes II, que reinó entre los años 405 y 359 a. C.

46 PÍNDARO , Olímpica I 1.

47 Dios persa, guardián de la lealtad, de la amistad, de los juramentos, dios de los sacrificios y también dios guerrero. En tiempos de Eliano estaba profundamente arraigado en el Imperio después de haber sufrido una importante transformación. J. ALVAR , Los misterios , Barcelona, 2001.

48 Se trata de Artajerjes I (465-424 a. C.). La historia aparece en PLUTARCO , Artajerjes 4, 5.

49 Una de las tribus que vivía dentro del Imperio Persa.

Historias curiosas

Подняться наверх