Читать книгу Historia de la decadencia de España - Cánovas del Castillo Antonio - Страница 9
CUATRO PALABRAS Á LOS LECTORES
ОглавлениеCreemos que un libro de esta clase necesita siempre de ciertas explicaciones, y por eso nos determinamos á escribir estas líneas. De otra suerte, nos expondríamos á que, sobre las censuras que merezca verdaderamente, recayesen otras infundadas.
No faltará quien pregunte por qué hemos hecho dos obras separadas en lugar de una sola, continuación de Mariana y Miñana14. Es muy sencillo. Nosotros opinamos que la continuación de una obra debe á ella semejarse; que no es continuación de una obra otra distinta en el método, en el estilo, en el espíritu. No queremos con esto ofender á nadie: decimos sólo la opinión que nos ha traído á proceder de diverso modo que otras personas, alguna muy estimable. Porque habiendo de escribir de otra suerte que Mariana y Miñana, verdadero continuador éste de aquél, hemos aceptado la dificultad tal como se nos presentaba, y hémosla resuelto haciendo un libro diferente en el nombre y la forma como en todo lo demás tenía que serlo.
Otros habrá que extrañen el que no hayamos puesto más atención en lo moderno que en lo antiguo, en la época de los Borbones15 que en la época de los príncipes austriacos. También hemos tenido para esto razones propias. En primer lugar, hemos querido llenar en algo un vacío que se nota en nuestra Historia, y es la descripción de nuestra decadencia, no menos notable, no menos grande ni menos digna de estudio que la romana. Que no lo hemos conseguido ya lo sabemos; pero puestos á la obra, debíamos hacer de nuestra parte todo lo posible por conseguirlo. Nuestra decadencia no sólo no está narrada hasta ahora sino que está ignorada, obscurecida, envuelta en falsedades y calumnias de extranjeros y nacionales; de aquéllos, como autores; de éstos, como imitadores ó copistas. Sabau y Blanco hizo no más que recoger noticias de libros extranjeros sin crítica, sin examen, con notoria precipitación é injusticia y con manifiestos y continuos errores. Á este han seguido después los más de los escritores nacionales. Los que mejor explican nuestra decadencia son dos extranjeros: Ranke y Weiss; pero ni uno ni otro quisieron hacer historias sino más bien disertaciones, y además, aunque ambos imparcialísimos, no son, al cabo, españoles, y su crítica no puede siempre ser aceptada. Algo de esto puede decirse también de nuestro buen amigo D. Adolfo de Castro, que ha escrito sobre la decadencia de España, sin pretender hacer una Historia. De todo esto nace el grande amor con que miramos la primera parte de nuestra tarea y el extendernos más en ella de lo que, al parecer, exigía la buena proporción del libro. Y al propio tiempo para no ser tan largos en la época de los Borbones, hemos tenido en cuenta que si la Historia próxima ó contemporánea es siempre espinosa y casi pudiera decirse imposible, señálase esto más á medida que se hace más detallada y minuciosa, porque se tropieza con mayor número de personas y de simpatías ó antipatías particulares. «Trabajo es – decía Quevedo – escribir de los modernos: todos los hombres cometen errores; pocos, después de haber incurrido en ellos, los quieren oir; conviene adularlos ó callar. El discurrir de sus acciones es un querer enseñar más con el propio ejemplo que con el de los otros.»
Por último, hemos procurado beber siempre en fuentes originales y españolas; para ello no hemos perdonado medio en el poco espacio de que hemos podido disponer. Los juicios, buenos ó malos, son nuestros siempre; los hechos los hemos tomado donde hemos podido hallarlos. No nos hemos fiado casi nunca de las versiones extranjeras, porque, ante todo, hemos querido hacer un libro español y para España, que era lo que hacía falta.
14
Cuando la empresa editorial que llevó el nombre de Biblioteca Universal publicó en 1854 la Historia General de España, del P. Juan de Mariana, ofreció en la portada del libro que esta Historia sería continuada hasta el año 1851. El P. Mariana no llegó en su obra sino hasta la muerte del Rey Católico Fernando V en los primeros años del siglo XVI. Continuó su labor el P. Fray José de Miñana: éste alcanzó en la suya desde el reinado de Carlos I de Austria hasta la muerte de Felipe II, y este trabajo fué una verdadera continuación del anterior. Mas el autor de la Historia de la decadencia de España, aunque tomando el hilo de su narración donde Miñana dejó la suya, alteró el método, el estilo y el espíritu de sus dos predecesores, y á justificar esto es á lo que se encamina esta advertencia preliminar á los lectores. – J. P. de G.
15
El autor de la Historia de la decadencia de España era también el que había de escribir la del cambio dinástico de la Casa de Austria por la de Borbón; pero cuando terminó la primera el torrente de la vida política en que ya se había iniciado enteramente, le absorbió en medio de los acontecimientos que sucedieron á la revolución de julio de 1854; por esta razón, y para no aplazar la publicación comenzada, se encargó de escribir para esta obra el período de la Casa de Borbón, desde Felipe V hasta Isabel II. D. Joaquín Maldonado Macanaz. – J. P. de G.