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CAPÍTULO 2
ОглавлениеDios, nuestro pastor todo suficiente
El Señor es mi pastor; tengo todo lo que necesito.
SALMO 23:1
Como el Señor es mi pastor, no me falta nada. Él satisface mis necesidades. Ese es el lugar al cual Dios nos quiere llevar. Él quiere que seamos independientemente dependientes de Él, que lo necesitemos solo a Él. En realidad, hay solo dos opciones en la vida. Si el Señor es mi pastor, entonces no tendré necesidad; pero si estoy en necesidad, entonces, es obvio que el Señor no es mi pastor.1
DAVID H. ROPER
Phillip Keller, un experimentado pastor, escribió en A Shepherd Looks at Psalm 23 [Un pastor analiza el Salmo 23]: «Es obvio que David, en este salmo, no habla como pastor, aunque él lo era, sino como una oveja, una del rebaño. Él habló con un fuerte sentido de orgullo, devoción y admiración. Es como si literalmente presumiera en voz alta: “¡Miren quién es mi pastor, mi dueño, mi jefe!”. ¡Es el Señor!».2 De hecho, podemos sentir orgullo y deleite al conocer que cuando el Señor es nuestro Pastor, Él se hace cargo de nuestras vidas. Él se involucra de forma personal con Sus ovejas, y se preocupa y provee según las necesidades de cada una en lo individual.
Cuando Abraham estaba a punto de sacrificar a su hijo Isaac en un altar, Dios intervino y proveyó un carnero como sustituto. La Biblia nos declara: «Abraham llamó a aquel lugar Yahveh-jireh (que significa “el Señor proveerá”) […]» (Génesis 22:14). Hannah Whitall Smith escribió: «Abraham descubrió que una de las características de Jehová es ver y satisfacer las necesidades de Su pueblo. Por tanto, él lo llamó Jehová-jireh: el Señor verá, o el Señor proveerá».3 Nuestro pastor es Jehová-jireh. Él está totalmente comprometido con el bienestar de Su rebaño y con la satisfacción de todas sus necesidades.
Dios provee para nuestras necesidades
1. Dios es descrito como un pastor tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. ¿Cómo se describe el cuidado de Dios hacia nosotras en estos versículos?
Salmos 23
Isaías 40:10-11
Juan 10:1-10
2. La iglesia de Filipos envió un regalo monetario al apóstol Pablo, esto lo animó tanto que en esencia declaró: «Mi Señor les recompensará; yo no puedo… y la medida de Su provisión para ustedes serán las inmensurables “riquezas de Su gracia”».4 Como nuestro Buen Pastor, Dios es más que capaz de suplir nuestras necesidades. ¿Cómo confirman los siguientes pasajes de la Escritura el deseo y la capacidad de Dios de proveer para nosotras?
Juan 4:5-14
Efesios 1:7-8
Filipenses 4:19
3. Cuando Pablo predicó en Atenas, hizo esta declaración: «Él es el Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él. Ya que es el Señor del cielo y de la tierra, no vive en templos hechos por hombres, y las manos humanas no pueden servirlo, porque él no tiene ninguna necesidad. Él es quien da vida y aliento a todo y satisface cada necesidad» (Hechos 17:24-25). ¿Qué necesidades específicas de las ovejas se señalan en estos versículos?
Salmo 142
Mateo 6:25-34
2 Pedro 1:3-4
Dios diseñó que la maquinaria humana funcionara en Él. Él mismo es el combustible que nuestros espíritus fueron diseñados para quemar, o el alimento que nuestros espíritus fueron diseñados para comer. No hay otro.5
C. S. Lewis
Dios determina nuestras necesidades
4. El autor W. F. Adeney comentó: «Dios no nos dará lo que deseamos, sino lo que necesitamos. Además, nosotros no podemos distinguir entre la necesidad real y nuestra idea de lo que necesitamos. Es solo lo primero lo que Dios suplirá».6 Estudia estos pasajes de la Escritura y apunta las elecciones necesarias que debemos hacer para que Dios satisfaga nuestras necesidades.
Salmo 34:8-10
Salmo 37:3-5
Salmo 84:11
(Salmos 84:11) Esta es una promesa abarcadora, y ofrece tal seguridad del bienestar presente de los santos que, lo que sea que ellos deseen y piensen que necesitan, pueden estar seguros de que, la sabiduría infinita ve lo que no es bueno para ellos o la bondad infinita les dará lo que necesitan en su debido tiempo. Preocupémonos por andar en rectitud, y entonces confiemos en que Dios nos dará todo lo que es bueno para nosotros.7
Matthew Henry
5. W. F. Adeney escribió sobre la distinción entre las necesidades reales y nuestras ideas de lo que necesitamos. Lee Lucas 10:38-42 y apunta cuán diferentes eran las ideas de Marta y de Jesús sobre lo que ella necesitaba.
6. Es importante aprender, como Matthew Henry nos recuerda, que tenemos a la sabiduría y la bondad infinitas como nuestro Pastor, y él sabe lo que es mejor para nosotros. ¿Cómo se ve afectada tu relación con Dios cuando tus necesidades percibidas no son satisfechas?
«No retendrá ninguna cosa buena», pero cómo es esto cierto, cuando Dios muchas veces retiene riquezas y honores, y salud del cuerpo de los seres humanos, si bien ellos nunca andan tan rectamente; por tanto, debemos saber que los honores, las riquezas y la fuerza corporal, no son ninguna de las cosas buenas de Dios; son parte del número de cosas indiferentes que Dios concede sin discriminación al justo y al injusto, así como envía la lluvia y hace que brille el sol. Las cosas buenas de Dios son principalmente paz en la consciencia y gozo en el Espíritu Santo en esta vida; deleite en la presencia de Dios, y visión de su bendito rostro en el futuro, y estas cosas buenas Dios nunca las derrama sobre el impío, nunca las retiene del piadoso, y se resumen en una sola frase cuando declara: «Bienaventurados los de limpio corazón (y esto solo son los que caminan en rectitud), porque ellos verán a Dios».8
Charles H. Spurgeon
Respuestas bíblicas a la suficiencia de Dios
Cuando Dios no parece ser suficiente
David, el rey
Hubo un momento en el reinado de David en que él decidió no ir a la guerra con sus tropas. Mientras caminaba por el tejado de su palacio, vio a una mujer hermosa, Betsabé, quien se estaba bañando. David envió mensajeros para que la llevaran al palacio, y se acostó con ella. Ella quedó embarazada, y David, para protegerse, al final ordenó que el esposo de Betsabé, Urías, muriera en batalla. El Señor envió al profeta Natán a que confrontara a David.
«… El Señor, Dios de Israel, dice: “Yo te ungí rey de Israel y te libré del poder de Saúl. Te di la casa de tu amo, sus esposas y los reinos de Israel y Judá. Y si eso no hubiera sido suficiente, te habría dado más, mucho más. ¿Por qué entonces despreciaste la palabra del Señor e hiciste este acto tan horrible? Pues mataste a Urías el hitita con la espada de los amonitas y le robaste a su esposa. De ahora en adelante, tu familia vivirá por la espada porque me has despreciado al tomar a la esposa de Urías para que sea tu mujer”». (2 Samuel 12:7-10)
Cuando Dios es suficiente
David, el pastor
Durante el reinado de Saúl, las tropas de Israel enfrentaron al ejército filisteo en batalla. Goliat, un gigante y campeón filisteo, salía de las filas de los filisteos y desafiaba a los israelitas a mandar a un hombre para que peleara con él, y esto determinaría qué ejército sería el vencedor. David, el joven pastor, estaba de visita entre las tropas, y se ofreció como voluntario para pelear. Goliat estaba horrorizado de que solo un muchacho respondiera a sus burlas, y maldijo a David.
«David le respondió al filisteo:
—Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo contra ti en nombre del Señor de los Ejércitos Celestiales, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien tú has desafiado. Hoy el Señor te conquistará, y yo te mataré y te cortaré la cabeza. Y luego daré los cadáveres de tus hombres a las aves y a los animales salvajes, ¡y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel! Todos los que están aquí reunidos sabrán que el Señor rescata a su pueblo, pero no con espada ni con lanza. ¡Esta es la batalla del Señor, y los entregará a ustedes en nuestras manos!». (1 Samuel 17:45-47)
Mientras reflexionas en estos pasajes, comenta sobre el notable contraste entre la confianza de David en el Señor con respecto a Goliat y su confianza en sí mismo con respecto a Betsabé. ¿Qué lecciones puedes aprender de la vida de David sobre permitir que Dios sea suficiente?
Pensamientos y reflexiones de una mujer mayor
No hay duda de que tenemos un Pastor que está comprometido a proveer todo lo que necesitamos para la vida y la santidad. Él ve y provee para nuestras necesidades reales, pues solo él puede verlas. Es importante recordar que cuando tememos a Dios, lo reverenciamos, y lo seguimos como nuestro Pastor, solo entonces podemos tener la seguridad de que poseemos todo lo que es necesario. Nuestra certeza se basa en Jesús como nuestro Buen Pastor que da Su vida por Sus ovejas. Él es nuestra puerta, Su muerte sacrificial en la cruz es prueba de Su amor y compromiso hacia nosotras. Él vino a suplir nuestra primordial necesidad de agua espiritual, de manera que no tengamos sed jamás.
Como estudiamos, nuestro Pastor no está obligado a satisfacer nuestros antojos y deseos. Recordamos esta verdad con el ejemplo de Eva al tomar lo que quería en vez de confiar en Dios, aun cuando él lo retuvo de ella. Es esencial entender que el Señor quiere lo mejor para nosotras de corazón cuando nos niega lo que creemos que necesitamos. C. S. Lewis oró: «En mi ignorancia he pedido A, B y C. Pero no me lo des si vislumbras que, en realidad, serán para mí trampas y sufrimientos».9 Confiar es permitir que el Señor nos pastoree. Es creer que, si Él retiene algo que queremos, es porque tiene buenas razones para hacerlo, razones que tal vez no conozcamos ni entendamos. Debemos confiar en lo que sí conocemos, el amor y el interés personal de Dios en nuestro bienestar eterno. Siempre me impacta la respuesta del Señor ante el pecado de David con Betsabé: «Te di la casa de tu amo, sus esposas y los reinos de Israel y Judá. Y si eso no hubiera sido suficiente, te habría dado más, mucho más» (2 Samuel 12:8).
Sobre el Salmo 37:4, Charles Spurgeon comentó: «A los hombres que se deleitan en el deseo de Dios o no piden nada, sino lo que le agrada a él; es seguro darles carta blanca».10 En un pequeño libro sobre la oración, Spurgeon también comentó: «Señor, si lo que pido no te agrada, tampoco me va a agradar. Pongo mis deseos en tus manos para que los corrijas».11 En Salmos 84:11 se describe al Señor Dios como nuestro sol y escudo: el sol para darnos vida y luz y el escudo para protegernos. Así que, encomendamos nuestras vidas, nuestros deseos al cuidado y protección de nuestro todo suficiente Jehová-jireh, quien es más que suficiente.
Al principio de nuestro matrimonio, mi esposo compró una práctica veterinaria. En la propiedad había una vieja casa dúplex de sesenta y cinco años de antiguedad que acordamos sería nuestra vivienda temporal hasta que su práctica se estableciera. Estaba en condiciones deplorables, con el empapelado resquebrajado, la plomería arcaica y muy poco espacio de almacenamiento. Aunque tenía dos cocinas, estaban lejos de ser modernas, incluso en esa época. ¡Para acomodar a nuestros tres niños pequeños, tuve que usar una de las cocinas como cuarto!
Vivíamos en un pueblo relativamente pequeño en el centro de Texas, que podía presumir de cuatro hospitales principales. Como consecuencia, pronto comenzamos a conocer a muchos doctores, quienes amablemente nos invitaban a sus encantadoras casas de una sola cocina. Ahora, yo tenía un dilema; tenía que corresponder a sus invitaciones, pero tenía vergüenza de nuestra casa.
Nuestra estancia en esta situación poco deseable se prolongó porque compramos un terreno y comenzamos a hacer planes de construcción. Al menos ahora, podía hablar de nuestros planes de construir una nueva casa. Sin embargo, como Dios sabía, no pudimos construir, y al final, después de cuatro años, compramos lo que yo llamaba una casa de verdad.
Durante este tiempo, mi necesidad, mi deseo era una casa, pero el Señor vio mi necesidad bajo una perspectiva diferente. Ciertamente, él estaba supliendo todas mis necesidades inmediatas. En esencia, no me faltaba nada para la vida y la santidad. Dios sabía que mi necesidad real era aprender a lidiar con mi orgullo y aprender a estar contenta con cualquiera que fuera mi circunstancia.
Dios siempre busca lo eterno, el fruto del Espíritu, la conformidad a Su carácter. Él está siempre transformando a Sus hijos para que reflejen Su naturaleza.
Al final de los cuatro años, cuando nos estábamos mudando, el Señor gentilmente habló a mi corazón con este pensamiento: «Cynthia, no podía darte otra casa hasta que estuvieras contenta con la que tenías. Te amo demasiado para darte algo que alimente tu orgullo. Tu necesidad era aprender a confiar en mi provisión, saber que estoy siempre guiando y obrando en tu vida de la mejor manera para ti. Tu necesidad era aprender a fijar tus ojos en mí, no en el mundo o su valoración de ti. Tu necesidad era conocer que yo soy suficiente para ti».
Esta comprensión de Annie Dillard refleja a la perfección las palabras del Señor para mí: «Tus necesidades están totalmente garantizadas con la más estricta garantía, en las palabras más sencillas y verdaderas: llama; busca; pide. Pero debes leer las letras pequeñas. “Yo no os la doy como el mundo la da”»12 (Juan 14:27, RVR1995).
Mi experiencia con la casa vieja fue mi primera lección para aprender a leer las letras pequeñas y para comprender que todo Su trato conmigo era para enseñarme que Él es suficiente.
Reflexión y aplicación personal
Espera en silencio ante el Señor y pídele que aquiete tu corazón mientras reflexionas en las verdades de este capítulo. Antes de comenzar, es posible que quieras orar por esto y memorizar Salmos 142:5: «Entonces oro a ti, oh Señor, y digo: “Tú eres mi lugar de refugio. En verdad eres todo lo que quiero en la vida”».
7.¿Qué comprensión especial o versículos sobre Dios como tu Pastor te impresionaron?
8. Escribe tus ideas sobre por qué el Señor está comprometido a suplir tus necesidades reales en lugar de suplir tu idea de lo que crees que necesitas.
9. Dios desea proveer para todas tus necesidades: físicas, emocionales y espirituales. ¿En qué área te sientes inclinada a depender de ti misma para suplir tus necesidades? ¿De qué forma puedes comenzar a rendir esta parte de tu vida al Señor?
10. ¿Cómo sientes que el Señor te está hablando sobre confiar en él como tu Pastor?
11. ¿Cuál sería un paso concreto que puedes dar para depender del Señor como tu Pastor?
12. «Cuando pienso en todo esto, caigo de rodillas y elevo una oración al Padre» (Efesios 3:14). Agradece a Dios por Su corazón benévolo para pastorearte. Alábalo por Su regalo de la vida eterna y por Su deseo de derramar sobre ti regalos eternos, no solo temporales. Pídele que corrija y purifique tus deseos. Dale gracias por ser la Sabiduría y la Bondad Infinitas y porque suple tus verdaderas necesidades para tu bien y protección. Pídele que te haga consciente de todo lo que obstaculiza que tú puedas arribar al lugar al que él te quiere llevar, ese lugar donde él satisface todas tus necesidades. Ora que tu confianza crezca y que, con gozo, camines en rectitud a medida que sigues y le confías tu vida a tu Pastor todo suficiente.
«El Señor es mi pastor» […] Hay un magnífico tono de confianza en esta oración. No hay un «si» ni un «pero», ni siquiera un «yo espero»; sino que afirma: «El Señor es mi pastor». Debemos cultivar el espíritu de dependencia segura en nuestro Padre celestial. La palabra más dulce de toda la oración es ese monosílabo: «mi».13
Charles H. Spurgeon
VERSÍCULO A MEMORIZAR: SALMOS 23:1