Читать книгу Las pulsaciones de la derrota - Damaris Calderón - Страница 7
Con Nelson Venegas desaparecen los bellos cuadernos
ОглавлениеMe conmueven las menudas sabidurías que con toda muerte se pierden. Jorge Luis Borges
La noticia llegó brutal con el teléfono
la voz desconocida
quebrada
al otro lado.
Estabas tendido en tu casa, Maipú, Pajaritos, paradero 15.
Pero tú nunca tuviste una casa.
Pajaritos habían en tu lengua
y tal vez un sabor desconocido
que no acallaba el alcohol.
Te gustaban el tacto del papel
el tacto del pelo de algunas mujeres
los colores fuertes que ponías
en aquellos cuadernos que creaban tus manos.
(Las imagino ahora en reposo, ajenas a ti, y me estremezco).
–¿Para qué quieres plata, Nelson? –Para seguir haciendo cuadernos,
cuadernos como cofres, con cerraduras inútiles.
Descubrías una palabra en griego, en alemán,
el follaje de un pájaro desconocido
que cantaba como tú, gratuitamente,
la dicha de estar solo.
Sé que más de alguna vez me deseaste
y yo también, alguna vez, te deseé.
Y vi que te parecías, con tu cabeza calva, a Henry Miller
y me pregunté si harías el amor como él
o como decían que hacía el amor él.
Y alabé esa cabeza intocada
bajo un sombrero de paño
(te vi)
hermoso como nunca.
Y tus pies en sandalias me parecieron tan libres
el mismo día que un auto te arrojó sobre una cuneta horas después.
El abrazo hondo del reencuentro
era también
(no lo sabíamos)
el de la despedida.
Me diste la contraseña el sitio en que buscarte:
Bellezainútil@hotmail.com.
Belleza inútil.
Te rompieron la cara las rodillas
te abofetearon groseramente.
Pero conseguiste lo que pocos en una vida:
juntar tus hojas dispersas
y coserlas con tu propia mano.