Читать книгу Más allá de lo que ves - Daniel Araiz - Страница 11
ОглавлениеLa energía
Más allá de lo que se ve
Cada vez que se habla de energías, temas sobre leyes naturales de la metafísica, se genera un morbo. Unos creen y otros no. Si observamos bien y en profundidad, todo es energía, vibraciones y leyes naturales. Aunque muchos rechacen esa teoría, existe. Está bien, es parte de la dualidad.
Muchas culturas, desde la antigüedad, sienten la energía. Quizás no había sido explicada como hoy en día; sin embargo, sabían que hay algo más allá de lo que se ve, algo que se puede sentir y hasta se podría materializar. A pesar de los miles de años, se sigue estigmatizando al poder mental, las leyes naturales, la energía y las vibraciones.
Todos los seres tenemos el nivel de sensibilidad y el «poder» de sentir las vibraciones de lo que nos rodea. Es como una cuerda de guitarra: al darle a una nota, las demás van a vibrar aun sin tocarlas. Es una resonancia energética.
Cuando se habla de energías salen los teóricos, los cuánticos, los creyentes y los que odian lo que se haga o no público (o sea, los que no tienen nunca nada bueno que decir de nada) buscando discusiones lógicas. Pero no es cuestión de lógicas. Es solo percepción y todos la sentimos. Todo es energía, todo vibra…
De acuerdo a culturas muy antiguas, se proyectaba la energía a través de meridianos en el cuerpo. Estamos formados por vórtices energéticos que pueden colapsar y emitir un bloqueo, una represa autoconstruida por factores emocionales y creencias limitantes que impide el flujo del cauce normal de ese río energético.
Todos los que compartimos algo sobre este tema, así sea la incomodidad y el no entenderlo, hemos de aceptar que está, que existe.
Los animales y los niños tienen un sistema de recepción energética extraordinario, su nivel se sensibilidad es supremo. Tienen la capacidad de recibir la información e incluso absorberla y transmutarla, son puro amor.Todo es energía, todo es transmutable. Hace años lo aceptaba, pero no lo entendía… Quería entenderlo, pero lo mejor es aceptarlo.
Vengo de una familia que no me cohibió el flujo energético, o sea, de percibir vibraciones; aunque daba algo de miedo, lo asumo, pero me dejaban fluir un poco más de lo normal. Desde muy pequeño tenía esa particularidad de sentir las energías. Todos la tenemos, el problema es que muchos niños tienen padres castradores debido a sus creencias.
Mi familia es una familia normal. Lo particular es que eventualmente hacían reuniones de metafísica en mi casa, cosas del mentalismo y el esoterismo. Viva lo místico. Nunca les presté mucha atención a esos temas; iba a las reuniones obligado. Sin embargo, participaba en los eventos y, aunque me aburría, algo quedaba en mi subconsciente. Viví muchas cosas maravillosas y también tuve que aguantar muchos juegos pesados, hoy llamados bullying, por parte de mis amigos. Era un niño al que le gustaba de alguna forma lo místico, lo extracorpóreo, lo extrasensorial.
Todos nacemos con la sensibilidad de las energías, con el instinto al máximo. La intuición nos guía y Dios nos ampara. Lo que nos diferencia son las creencias que nos dan para limitarnos. La energía está a nuestra disposición. Somos energía pura que va transmutando en todo momento, aun cuando no se crea en ella. Los vórtices están en movimiento constante, no se detienen, siguen su flujo aun cuando se estén intentando bloquear.
¡Sí! El bloqueo es propio, es un autosabotaje, emociones en conflicto con los pensamientos. Hay una incongruencia entre lo que se piensa, lo que se siente, lo que se dice y cómo se actúa. No hay una buena comunicación y las corrientes de energía comienzan a taparse.
Todo se transforma… La vida es una bendición llena de perfección.
«Si quieres entender el universo piensa en energía, frecuencia y vibración».
Nikola Tesla