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PELÍCULAS QUE YA VIMOS

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Dice Foucault en su Arqueología del Saber que no es fácil decir algo nuevo sobre un asunto cualquiera. Que no basta con abrir bien los ojos y prestar atención para que una nueva mirada, un nuevo vocabulario, salgan a la luz. Para que nuevos objetos puedan salir a la superficie, en cambio, es preciso repasar lo ya sabido, atreverse a ponerlo en duda, explorar las tesis que a primera vista parecen ilógicas, inmorales, desprolijas, desequilibradas. Incluso, o aún más, aquellas que se aparecen como obvias e incuestionables. Es preciso seguir y abandonar intuiciones, desafiarse y contradecirse. Los modos en que habitualmente abordamos los problemas educativos son necesariamente función de discursos que nos atraviesan, del conjunto de escenarios que los libros y las investigaciones –pero también las charlas en sala de profesores, los mensajes posteados en facebook, las discusiones en clase– nos invitan a habitar. Paisajes en los que hay senderos muy transitados, y otros un poco más escondidos. Y sucede que las avenidas son a veces más confortables que las callejuelas.

En los debates educativos en materia de escritura universitaria, creemos, pasa un poco lo que en el cine de Hollywood: lo que nos presentan como gran estreno, huele con frecuencia a fórmula reiterada.

Un alto ejecutivo enfrenta un momento de grandes definiciones en la empresa. Tan ocupado está, tan pendiente de las llamadas de sus jefes, que ha incumplido muchas promesas a su pequeño hijo (que ansia ser llevado por su padre al partido de béisbol). Promete no decepcionarlo, pero una y otra vez debe hacerlo. Hasta que un día se decide, y arroja el celular al río desde un puente.

Los estudiantes escriben mal, no logran salirse de sus modismos del lenguaje oral, no saben citar la bibliografía, ¡escriben barbaridades en los exámenes!

Un policía veterano se halla a punto de retirarse cuando un nuevo caso lo compromete en forma personal, pues es la reaparición de un antiguo expediente que había quedado sin resolver.

Es necesario darles un documento con las normas de la American Psychological Association (APA) para que citen bien. O mandarlos a un taller de escritura formal fuera del horario de la cursada regular, para que puedan incorporar los procedimientos de la escritura académica.

Al salir de la cárcel tras cumplir una condena por un crimen que no cometió, un ex policía debe cobrar venganza por quienes lo incriminaron y vengar a su vez la muerte de su compañero.

La culpa es de la escuela secundaria, que no los prepara adecuadamente para los desafíos intelectuales que deberán afrontar luego, en los espacios de formación del nivel superior.

Un forastero llega a un pequeño pueblo, donde se esforzará por desentrañar un misterio. Va estableciendo contacto con distintas personas hasta que comienza a sospechar que allí se guarda celosamente un oscuro secreto.

El verdadero problema se halla en los dispositivos de evaluación: escriben mal porque escriben desde sus ganas de aprobar, y no desde sus saberes reales. Lo que debemos hacer es quitarle a la evaluación ese sesgo de medición y testeo que le quita significatividad a la tarea de escribir.

Un grupo de jóvenes amigos comparte un viaje de aventura y diversión a un lugar remoto. Ya instalados, mientras se divierten con bromas y juegos, descubren que una entidad sobrenatural y maligna los amenaza. Uno a uno los va matando de maneras crueles y sanguinarias.

Se copian todo de Internet porque les faltan incentivos para actuar honestamente… eligen el camino más rápido, que es sacar las respuestas de Wikipedia, elrincondelvago.net o monografías.com.

Un hombre y una mujer se aman, pero ven frustrado su romance por una serie de malentendidos y desencuentros. Con el tiempo, ella se compromete con otro hombre y olvida a su viejo y genuino amor. Pero al punto de consumarse el matrimonio, cuando el sacerdote está por tomarle el juramento, el verdadero pretendiente se interpone y logra impedir la boda. Ambos huyen de la mano.

Argumentos que ya escuchamos, películas que ya vimos. Nos permiten decir cosas que pueden ser dichas para asumir en los problemas que rodean a la escritura roles que pueden ser asumidos. Nos ofrecen un lugar más o menos seguro desde el cual hablar sobre un objeto que, si bien resulta conocido, se recrea cada vez que se lo nombra. Esas palabras que elegimos para nombrar nunca son neutrales, y el lugar desde el cual decimos lo que decimos nunca da lo mismo. Argumentos, en fin, que nos brindan un repertorio de aseveraciones aceptables que, desde una postura pretendidamente crítica nos entretienen, nos sacan del apuro.

“Pensar distinto de como se piensa y percibir distinto de como se ve” es para Foucault el impulso y el objetivo de todo ejercicio reflexivo. Reflexionar sobre la escritura implica entonces un desafío: salir de nuestros confortables discursos condenatorios y mirar nuestras prácticas con ojos nuevos. Y dejar advenir así otras tramas, otros relatos.

Estrategias de escritura en la formación

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