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EL MURO
Las apariencias engañan, tengamos siempre confianza en Dios.
Dicen que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre ingresó a una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas cercanas a la que él se encontraba. Con tal desesperación elevó una plegaria a Dios de la siguiente manera:
“Dios todopoderoso, haz que dos ángeles bajen y tapen la entrada para que no entren a matarme”. En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que él se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:
“Señor, te pedí ángeles, no una araña”. Y continuó: “Señor, por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme”. Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observo a la arañita tejiendo la telaraña. Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y éste quedó esperando su muerte. Cuando estuvieron frente a la cueva en la que se encontraba el hombre ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se escuchó esta conversación:
Primer hombre: “Vamos, entremos a esta cueva”. Segundo hombre: “No. ¿No ves que hasta hay telarañas?, nadie ha entrado en ésta”.
La fe es creer que se tiene lo que no se ve, perseverar en lo imposible. Hay una frase muy bella que dice: “Si le pides a Dios un árbol te lo dará en forma de semilla”. Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero Dios nos da aquéllas con las cuales nos muestra que con cosas muy sencillas Él puede hacer mucho más. Como en esta lectura a veces pedimos muros para estar seguros, pero no tendría ningún mérito pues sabríamos y tendríamos la certeza de que estamos protegidos. Dios en cambio nos pide además confianza en Él para dejar que su Gloria se manifieste y haga que algo como una telaraña nos dé la misma protección que una muralla. Si has pedido un muro y no ves más que una telaraña, recuerda que Dios puede convertir las cosas... y confía en Él.