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LA PARÁBOLA DEL HIJO
Hay una diferencia entre la educación y la experiencia. La educación es lo que usted obtiene de la lectura del texto impreso. La experiencia es lo que obtiene de no leerlo! Pero, ¿no es verdad que el gran aprendizaje viene tanto de la educación como de la experiencia? Permítame que le cuente una parábola:
Un joven maestro de escuela tuvo un sueño en el que se le apareció un ángel y le dijo, “Tendrá una niña que crecerá para llegar a ser un líder mundial ¿Cómo la preparará a ella para que se dé cuenta de su inteligencia, crezca con seguridad en sí misma, desarrolle tanto lo afirmativo de ella como su sensibilidad, sea de mente abierta, sin embargo fuerte de carácter? En breve, ¿qué clase de educación le proveerá para que ella llegue a ser uno de los verdaderos GRANDES líderes mundiales?”
El joven maestro se despertó con un sudor frío. Nunca se le ocurrió a él antes —que CUALQUIERA de sus actuales o futuros estudiantes pudiera ser la persona descrita en su sueño. ¿Estaba él preparándolos para elevarse a CUALQUIER POSICIÓN en la que pudieran aspirar? Pensó, ‘¿Cómo podrían mis enseñanzas cambiar si YO SUPIERA que uno de mis estudiantes fuera esta persona?’ Gradualmente empezó a formular un plan en su mente:
Esta estudiante necesitaría experiencia también como instrucción.
Necesitaría saber cómo resolver problemas de varias clases.
Necesitaría crecer en carácter también como en conocimiento.
Necesitaría seguridad propia también como la habilidad para escuchar bien y trabajar con otros.
Necesitaría entender y apreciar el pasado, sin embargo ser optimista acerca del futuro.
Necesitaría conocer el valor del aprendizaje durante toda la vida para mantener una mente curiosa y activa.
Necesitaría crecer en el entendimiento de otros y llegar a ser una estudiante del espíritu.
Necesitaría fijar altos estándares para ella y aprender autodisciplina, sin embargo también necesitaría amor y motivación, para que pudiera ser llenada con amor y bondad.
Sus enseñanzas cambiaron. Cada joven persona que caminaba por su aula de clase se convertía, para él, en un futuro líder del mundo. Vió en cada uno, no como eran, sino como podían ser. Esperaba lo mejor de sus estudiantes, sin embargo lo temperaba con compasión. Le enseñaba a cada uno como si el futuro del mundo dependiera de su instrucción. Después de muchos años, una mujer que él conocía se elevó a una posición de prominencia mundial. Se dio cuenta que ella con seguridad debe haber sido la niña descrita en su sueño. Solamente que ella no era uno de sus estudiantes, sino en lugar de esto su hija. De todos los varios maestros en su vida, su padre era el mejor. He escuchado decir que “Los niños son los mensajes vivientes que enviamos a un tiempo y lugar que nosotros nunca veremos”. Pero ésta no es simplemente una parábola acerca de un maestro de escuela sin nombre. Es una parábola acerca de usted y yo —ya sea que seamos padres o aún profesores. Y la historia, NUESTRA historia, realmente empieza así:
“A usted se le dará un hijo quien crecerá para llegar a ser....” Usted termine la frase. Si no un líder mundial, ¿entonces un padre magnífico? ¿Un excelente maestro? ¿Un talentoso curandero? ¿Un innovador solucionador de problemas? ¿Un artista inspirado? ¿Un filántropo generoso? En dónde y cómo usted encontrará a este niño es un misterio. Pero crea que el futuro de un niño puede depender de la influencia que sólo usted puede suministrar, y algo maravilloso sucederá. Porque ninguna persona joven será nunca ordinaria para usted de nuevo. Y usted nunca será el mismo.