Читать книгу Experimentar la Divinidad en la vida cotidiana - Daniel Gabarró - Страница 13

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La Realidad forma un conjunto, una Unidad, una Totalidad absoluta. Nada tiene existencia fuera ni más allá de la realidad de lo que existe.

Pensar algo que esté separado o fuera de la realidad es un absurdo.

La Totalidad (o la Realidad) lo es todo.

Nada puede estar fuera ni separado de la Totalidad.

Nada puede estar fuera ni separado de la Totalidad.

Entonces, en todo momento, en todo lugar, en toda circunstancia y en todo acto somos la Totalidad. No podemos ser otra cosa que esa Totalidad. Somos un foco de la Totalidad. Somos un punto concreto y específico de la Totalidad. Es imposible ser otra cosa.

Estamos constituidos por la misma Energía que da existencia a todo. No estamos separados del mundo, no estamos separados de la naturaleza, no estamos separados del universo y de los multiuniversos. Somos mundo. Somos naturaleza. Somos universo y multiuniversos.

Las formas cambian: nacen y mueren cuerpos; aparecen y desaparecen estrellas... pero la Energía que las conforma solo se transforma, pues siempre Es.

Y tú no puedes ser otra cosa que esa Energía Vital.

Nosotros somos la chispa de la vida, el Aliento Vital, aquí y ahora. Tú eres esa chispa divina. No puedes ser otra cosa. Nada sino eso existe.

Visto desde esta perspectiva somos la expresión de Dios, pues no podemos ser otra cosa.

Somos la expresión de Dios, pues no podemos ser otra cosa.

Ciertos temas, ciertos aspectos nos pueden costar comprenderlos, entenderlos, pero no son al margen de la Totalidad; no son al margen de la sinfonía que es la Vida.

Siempre estamos inmersos en la Totalidad. Lo único que cambia es que seamos o no conscientes de ella.

Por eso, los textos místicos afirman cosas de este estilo:

Yo y el Padre somos uno.

El reino de Dios está en nosotros.

Yo soy la luz del mundo.

No hay dualidad.

Yo soy la Totalidad y el Vacío.

No resulta difícil de entender, ¿verdad?

Si todo lo que existe es hijo del Aliento Vital, tú no puedes ser sino, también, hija o hijo de Dios. Nada existe que no sea eso. Evidente, ¿verdad?

Experimentar la Divinidad en la vida cotidiana

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