Читать книгу Ser docente y un nuevo paradigma - Daniel Murillo - Страница 8
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A medida que va pasando el tiempo vamos cambiando, como todo sistema dinámico que va cambiando según su comportamiento en el tiempo, obviamente no somos ajenos a ésta característica ya que sufrimos cambios físicos y lógicos, las variaciones físicas son inevitables y a todos nos afecta del mismo modo más allá de lo que intentemos hacer para que ello no suceda pero no es igual el cambio lógico, el cambio interno ya que algunos logran evolucionar y otros involucionar, es decir, con el tiempo hay quienes logran sus objetivos, por ejemplo concluir sus estudios y transformarse en profesionales o lograr desarrollar su propio emprendimiento comercial, hacerse deportista profesional, fundar una fundación, propiamente dicho, etc. y hay quienes no logran hacerlo, sin importar los sucesos que no lo permitieron ya que no es objeto de estudio en éste libro, pero lo que sí es objeto de análisis y estudio son los paradigmas que rodean, que abrazan a las personas y acompañan el paso del tiempo en su formación académica.
Pero primero en lo primero no se puede avanzar sin saber de lo que está hablando: Paradigma ¿Qué es un paradigma? Siguiendo la definición del diccionario encontramos que un paradigma es: “todo aquel modelo, patrón o ejemplo que debe seguirse en determinada situación”. Si nos detenemos un minuto para analizar ésta definición caemos en la cuenta que en nuestra vida hemos utilizados paradigmas en diferentes situaciones sin saberlo por el simple hecho de ignorar su concepto e interpretación como tal. Bien, veamos, para desarrollar un análisis acertado e interpretativamente minucioso comencemos por entender que es un modelo, patrón o ejemplo a seguir. Un modelo a seguir está regido por parámetros, por normas a cumplir y ello nos lleva a obtener y asimilar que el cumplimiento de esas normas nos brinda tener una conducta ordenada y con procederes claros que nos facilitan la vida otorgándonos la oportunidad de vivir adecuadamente y disfrutando de cada momento sabiendo que sucede cuando tal o cual acción, ahora bien, tener un modelo o un ejemplo a seguir es muy bueno porque tenemos la dirección hacia donde conducirnos, no obstante ello, éstas normas pueden o no estar reglamentadas, es decir escritas en un documento oficial, o no y ello no sería un indicativo que está mal, por ejemplo adoptamos un modelos de buenas costumbres y normas convivencias en nuestro hogar determinando un horario para descansar, para almorzar, para ir a la escuela, para ir al trabajo, en fin, un orden basado en horarios que se deben de cumplir con puntualidad porque sabemos que ello nos llevará a tener una vida ordenada y sin sobresaltos, y esto es seguir un modelo a menos que veamos que no es así entonces nos replanteamos ese modelo y es aquí en donde entramos a realizar la interpretación y el análisis de la segunda parte de la definición “…que debe seguirse en determinada situación”. Si nos detenemos a interpretar, a pensar y dirimir lo importante de esto podremos obtener grandes respuestas a nuestros interrogantes, siempre que tengamos los interrogantes correctos por supuesto, ya que el preguntarnos y el dudar y el replantear nos dará la libertad de pensamiento que tanto se habla desde tiempos remotos y filosóficos, tema que ya desarrollaremos más adelante en éste libro. Entonces, lo magno de interpretar en la presente definición es que nos está indicando que no se debe seguir un modelo porque sí sin importar su dinámica, su variación, su comportamiento con el paso del tiempo, sino que se debe replantear en un determinado punto… y en éste punto les comparto una pequeña vivencia, que mientras vayamos recorriendo el libro les iré compartiendo más, me sucedió en ocasiones que cuando estaba por entrar al salón de clases pararme en el umbral y observar el comportamiento del ambiente, es decir de mis alumnos dentro del salón de clases a mí espera, de profesores pasar a paso veloz para llegar a tiempo, de alumnos correr para entrar a su clase por haberse detenido o demorado comprando sus golosinas, o ver a alumnos intentar que las letras, signos y símbolos que se encuentran en un papel que sostiene en sus manos entren en su cabeza como por arte magia en los segundo previos al examen y en ese afán sin darse cuenta sus dedos están ejerciendo más fuerza de la debida y está ajando aquel papel o lo están mojando por el sudor de sus manos, sudor como reacción biológica de su cuerpo en repuesta al momento de estrés que están viviendo. Al observar ese ambiente y convivir, ajenamente, con ese estrés, llego al punto de replantear y de pensar si no es tiempo ya de utilizar la segunda parte de la definición de un paradigma y analizar todo ese contexto e interpretar el contexto del actual paradigma que nos conduce en nuestros quehaceres educativos y entonces irremediablemente me lleva a hacer un parangón entre ambos y volver a leer e interpretar detenidamente lo que dice “…que debe seguirse en determinada situación”, en determinada situación ¿Qué o quién me indica cuál es la situación? ¿En dónde debo leer eso? ¿Pero por qué dudar del actual paradigma si es lo que está reglamentado?