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El Legado de Saipan


Los combates en Saipán no solo causaron muchas bajas estadounidenses, sino que presagiaron los sangrientos combates que se avecinaban en el Pacífico occidental y central. El General Holland Smith lo llamó "la batalla decisiva para la ofensiva del Pacífico y abriendo el camino a las islas de origen".

El General japonés Saitō escribió: "El destino del Imperio se decidiría en esta única acción". Otro almirante japonés había estado de acuerdo: "Nuestra guerra se perdió con la pérdida de Saipan". Ese fue un golpe verdaderamente estratégico para la victoria en la Guerra del Pacífico.

La prueba de esas decisiones vitales se demostró cuatro meses después, cuando cien bombarderos B-29 despegaron de Saipan con destino a Tokio. Hubo otros resultados significativos. Estados Unidos había asegurado una base naval avanzada para realizar ataques de castigo cerca de las costas enemigas. El emperador Hirohito se vio obligado a considerar un arreglo diplomático de guerra. El General Tojo, el primer ministro, y todo su gabinete cayeron del poder el 18 de julio, nueve días después de perder Saipán.

Las lecciones aprendidas en esta espantosa campaña se aplicarían a futuras operaciones anfibias. Los defectos se analizarían y corregirían. La clara necesidad de mejorar el apoyo de la aviación para las tropas terrestres condujo a mejores resultados en las Islas Filipinas y Okinawa e Iwo Jima. Las misiones de avistamiento de artillería llevadas a cabo por el Escuadrón de Observación Marina (VMO-2 y 4) establecieron un patrón para el uso de aviones ligeros en el futuro.

También se examinó de cerca el apoyo de los disparos navales. El General Saitō escribió: "Si no hubiese habido disparos navales, podríamos haber luchado con el enemigo en una batalla decisiva". Pero los barcos de la Armada estadounidense dispararon más de 8.500 toneladas de municiones. La trayectoria de los cañones navales planos resultó ser algo limitante, ya que los proyectiles no tuvieron el efecto de penetración y hundimiento necesario contra las fortalezas japonesas.

Las lecciones aprendidas de la confusión de suministro que empañó los primeros días en las playas habían mejorado poco desde los días del desembarco de Guadalcanal. Los problemas logísticos surgieron porque: una vez que una playa estuvo en manos amigas, los barcos descargaron lo más rápido posible y los marineros en la lancha de desembarco se apresuraron a entrar a las playas y volver a salir. Los suministros se esparcieron por toda la playa, en parte debido al fuego de hostigamiento de artillería y mortero del enemigo en las playas, pero también debido al duro ataque rápido de la Infantería de Marina.

Las estimaciones de los requisitos de reabastecimiento eran demasiado pequeñas. Por ejemplo, nunca se corrigió la escasez de baterías de radio. No hubo tiempo suficiente para clasificar y separar el equipo y los suministros de manera adecuada. Esto provocó confusiones con los uniformes de los marines que ingresaban a los vertederos del Ejército, y un suministro del Ejército aparecía en los vertederos de los Marines.

Después del caos de la playa en Saipan, la Marina decidió organizar una fiesta en tierra permanente para el futuro. Sería responsable del movimiento de todos los suministros desde la playa a los vertederos y luego el posterior envío a las divisiones.

Las lecciones tácticas aprendidas también fueron nuevas para la guerra del Pacífico. En lugar de asaltar un pequeño atolón, la lucha había sido de movimiento en una considerable masa de tierra, complicada aún más por un laberinto de cuevas y sistemas defensivos japoneses. El enemigo había defendido cuevas antes, pero nunca a una escala tan grande. En Saipan, esas cuevas fueron artificiales y naturales. A menudo, la vegetación les dio un excelente camuflaje. Algunas cuevas tenían puertas de acero que podían abrirse para disparar una pieza de artillería o una ametralladora y luego retirarse antes de que el fuego de respuesta pudiera destruirlas. Los tanques de lanzamiento de llamas resultaron útiles para llegar a esas cuevas, pero el alcance era limitado en Saipan. Eso se mejoró para operaciones futuras.

Las desafiantes experiencias en Saipan llevaron a una variedad de cambios que salvaron vidas estadounidenses en futuras campañas del Pacífico. Perder la isla fue un ataque estratégico del que los japoneses nunca se recuperarían, mientras Estados Unidos avanzaba hacia la victoria final.

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