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La última pregunta
ОглавлениеEsta historia también escrita por Isaac Asimov en 1956 está basada sobre una pregunta que formulan 2 operarios asistentes de una computadora llamada Multivac, esta pregunta se la formulan a la misma Multivac.
La pregunta está relacionada con la existencia de una estrella y si esta es posible que pueda volver a surgir después de agotarse totalmente y desaparecer.
Esta pregunta va provocando que la primera computadora (Multivac) no pueda responderla, por lo que a medida que transcurren miles de años esta pregunta persiste siempre sin ser respondida.
Lo que sorprende de esta historia es la predicción del autor en cuanto al avance tecnológico en relación con el poder y disminución de las computadoras.
A continuación, se extraen párrafos de la historia para su análisis:
… Alexander Adell y Bertram Lupov eran dos de los fieles asistentes de Multivac. Dentro de las dimensiones de lo humano sabían qué era lo que pasaba detrás del rostro frío, parpadeante e intermitentemente luminoso –kilómetros y kilómetros de rostro– de la gigantesca computadora. Al menos tenían una vaga noción del plan general de circuitos y retransmisores que desde hacía mucho tiempo habían superado toda posibilidad de ser dominados por una sola persona.
Aquí vemos todavía una imagen de cómo eran las primeras computadoras gigantes que abarcaban un inmenso salón con infinidad de asistentes trabajando para que estas funcionen.
Extracto del relato:
… Jerrodd sabía poquísimo sobre el grueso tubo de metal excepto que se llamaba Microvac, que uno le hacía preguntas si lo deseaba; que, aunque uno no se las hiciera de todas maneras cumplía con su tarea.
… Cierta vez alguien le había dicho a Jerrodd, que el ‘ac’ al final de ‘Microvac’ quería decir ‘computadora análoga’ en inglés antiguo, pero estaba a punto de olvidar incluso eso.
… Era estupendo tener un Microvac propio, y Jerrodd se alegraba de formar parte de su generación y de ninguna otra. En la juventud de su padre, los únicos ordenadores existentes eran tremendas máquinas que ocupaban mil hectáreas de terreno.
… Habían estado creciendo en tamaño constantemente durante mil años y luego, de pronto, llegó el refinamiento. En lugar de transistores se usaron válvulas moleculares, de tal modo que hasta el <AC> planetario de mayor volumen podía ocupar la mitad del volumen de una nave espacial.
Aquí vemos cómo Asimov se anticipó en el desarrollo de la informática, porque no solo predijo que las computadoras disminuirían de tamaño, sino también que se les podía emitir órdenes con solo hablarles.
Si bien los transistores no se reemplazarán por válvulas moleculares, estos se reemplazarán por dispositivos electrónicos cada vez más pequeños y con mayor capacidad que el anterior.
Extracto del relato:
… MQ–17J sacó del bolsillo su contacto con el AC y lo dejó en la mesa delante de su compañero.
… contemplo sombríamente su pequeño contacto con el AC. Era un cubo de solo quince centímetros cúbicos y por sí mismo inútil, pera está conectado a través del hiperespacio al gran AC.
Aquí vemos cómo Asimov imaginó cómo en el futuro existirían dispositivos computacionales del tamaño necesario que cabrían en el bolsillo de una camisa.
Esto para nosotros actualmente es ya una normalidad, usar estos tipos de dispositivos con capacidad computacional, es parte de nuestras vidas diarias, de nuestras rutinas, tanto es así que para muchos ya es imprescindible a tal punto que no pueden concebir sus vidas sin esta tecnología.
Otra gran visión del escritor fue el hecho de haber predicho una de las formas de comunicaciones de las redes informáticas, las cuales se efectúan mediante frecuencias espaciales, es decir, constantemente a nuestro alrededor circulan por el aire transmisiones que contienen información.
Nuestros espacios están inundados de distintas formas de comunicación denominados “protocolos de comunicación”, alimentando constantemente recursos informáticos.