Читать книгу Realidad o Ciencia Ficción - Dante Horacio Alvarez Galucci - Страница 7
Tarjeta perforada
ОглавлениеLas jornadas solían hacerse muy extensas, tanto para la preparación de los procesos como también a la espera de los resultados, muchas veces el computador demoraba horas para devolver un resultado.
Extracto del relato:
… Veamos ahora el caso de los programadores. Solo los mundos de grado A poseen el tipo de computadoras que necesitan verdaderamente Programadores de primera clase, por lo cual son los únicos que se encuentran en el mercado. Además, las cintas que usan los Programadores son complicadas y casi ninguna de ellas encaja, necesitan más Programadores de los que puede facilitar su propia población. Es una simple cuestión de estadística. Solo existe un Programador de primera clase entre un millón. Si un mundo con una población de diez millones necesita veinte Programadores, tiene que acudir a la Tierra para procurarse de cinco a quince de ello…
Esto también es una realidad actual, cuando un programador dedicó mucho tiempo en especializarse en un determinado lenguaje de programación y ya cuando se volvió un especialista en la materia, aparecen nuevos lenguajes de programación más avanzados que el anterior, esto es así también producto del avance tecnológico de los dispositivos físicos en los cuales se emplea.
Extracto del relato:
… muy bien. Ahora voy a decirte escuetamente lo que hacemos primero. Te pondré estos alambres en la frente sobre el borde de los ojos. Quedarán fijos ahí, pero no te harán daño, luego, pondré en marcha un aparato que hará un zumbido. Es un sonido muy divertido y te hará cosquillas, pero tampoco te hará daño. Si te lo hiciese, me lo dices, y yo pararé un segundo el aparato, pero ya te digo que no te hará el menor daño…
… El momento crucial se alcanzó cuando se consiguió descubrir la técnica para almacenar los conocimientos en el cerebro humano. Una vez conseguido esto, fue posible crear cintas educativas que modificaban el mecanismo de tal manera que insertaban en la mente una suma de conocimientos <confeccionados>, por así decirlo…
Esto suena familiar también a una famosa película de ciencia ficción llamada Matrix donde los personajes aprenden disciplinas de artes marciales o cualquier cosa que quieran aprender con tan solo seleccionarla y en pocos segundos todos esos conocimientos y habilidades ya los tienen incorporados, ellos están conectados a la Matrix mediante una conexión que se enchufa por la parte trasera del cráneo humano.
Ahora bien, yo he intentado en mi época universitaria colocar un libro debajo de mi almohada, para que, cuando al otro día me despertara tenga ya todos esos conocimientos adquiridos, pero nunca tuve éxito.
Más allá de la broma, ¿es posible adquirir conocimientos mediante métodos inductivos?, quizás en la realidad no estemos tan lejos de ello, ya que investigadores estadounidenses y japoneses reavivaron este debate después de lograr “inducir conocimiento” directamente en el cerebro de unos sujetos empleando dispositivos de resonancia magnética.
Este equipo asegura haber modificado patrones cerebrales en un área muy plástica del cerebro, logrando que las personas mejoraran su capacidad visual. Lo más significativo es que estos aprendieron y mejoraron sus habilidades visuales sin ser conscientes de ello.
Esta tecnología se ha aplicado al aprendizaje para ver mejor, pero puede ser aplicado a muchas otras disciplinas, como la memoria, emociones o control de movimientos.
Así planteadas las cosas no podemos decir que “no es posible la predicción de esta historia”, ya que a poco más de media centuria desde su publicación estas predicciones están saliendo a la luz y ya están dando sus primeros pasos.
Veamos otro caso reciente de innovación tecnológica, unos equipos de científicos han podido almacenar información digital en el código de ADN.
Valiéndose de tecnología avanzada para la secuenciación genética, y de una nueva estrategia para codificar una cantidad de datos mil veces mayor que la alcanzada previamente en el ADN, el contenido de un libro escrito por un genetista ha sido codificado en el lenguaje de la vida.