Читать книгу Tres perspectivas sobre el milenio y el más allá - Darell L. Bock - Страница 7
UNA RESPUESTA AMILENIAL A KENNETH L. GENTRY
ОглавлениеRobert B. Strimple
Quisiera expresar mi agradecimiento por el intento del pastor Gentry de establecer su escatología posmilenial sobre una base bíblica. Seguramente él ha enterrado la acusación (que se oía frecuentemente en el pasado) de que el tipo de posmilenialismo evangélico que él promueve depende de presuposiciones liberales, humanistas, y evolucionistas; como él mismo afirma en la nota 73, cuando se usa correctamente el término «no puede existir el posmilenialismo liberal… por definición, el posmilenialismo cree que Cristo volverá después del milenio. ¿Qué teologo liberal cree que Cristo volverá para poner fin a la historia?» Aunque todavía permanece sin contestar la pregunta de si su intento de presentar un argumento bíblico para el posmilenialismo tuvo éxito.
El señor Gentry promueve un tipo específico de posmilenialismo llamado «posmilenialismo teonómico». La teología contemporánea conocida como teonomía (también se le llama reconstruccionismo cristiano o teología del dominio) levanta sus propias dificultades con referencia a la exégesis bíblica, teología, y ética.92 Pero puesto que los distintivos del posmilenialismo teonómico no están enfatizados en el ensayo de Gentry, no serán tratados en esta respuesta. Sin embargo, se debe desafiar una afirmación —que «los Cánones de Westminster apoyan el punto de vista teonómico» (nota 24). La teonomía insiste que todas las leyes judiciales de Moisés, juntamente con las penas específicas para cada transgresión (incluyendo la muerte por crímenes como el asesinato pero también adulterio, homosexualidad, blasfemia, y rebeldía incorregible y física en los hijos) continuan siendo obligatorias hoy en día y que el gobierno civil debería aplicarlas. ¿Es esa la enseñanza de la Confesión de Fe de Westminster?
El capítulo XIX de la Confesión de Westminster trata sobre la Ley de Dios. Hace la distinción tradicional entre la ley moral, ceremonial, y judicial.93 Después de afirmar que (1) la ley moral (originalmente dada a Adán y después entregada sobre el monte Sinaí en los diez mandamientos), sigue siendo la regla perfecta y justa de Dios, enumerando nuestros deberes hacia Dios y hacia otros seres humanos, y que (2) la ley ceremonial prefigura a Cristo y ahora está abrogada bajo el Nuevo Testamento, la confesión prosigue, afirmando lo siguiente con respecto a leyes judiciales.
A ellos [el pueblo de Israel] también, un cuerpo político, Él [Dios] dio leyes varias, las cuales expiraron juntamente con la nación de Israel; no siendo obligatorias para cualquier otra ahora, más allá de la equidad general que ellas requieren. (letra cursiva añadida)
Como Sinclair Ferguson ha dicho, esta afirmación de la confesión de Westminster
No es la manera natural de expresar un punto de vista teonómico. Ciertamente no es la manera contemporánea en la cual los teonomistas expresan su posición. Para la Confesión de fe, el principio que gobierna es que las leyes judiciales de Moisés han expirado (sin importar nada adicional que pueda ser dicho para aclarar su relevancia), mientras que para los teonomistas, el principio que gobierna es que las leyes judiciales de Moisés no han expirado sino que están todavía vigentes; Cristo las ha confirmado y están perpetuamente vigentes.94
Gentry sostiene que el apoyo de la Confesión a la teonomía es obvio por los textos bíblicos que cita y por lo que los autores han escrito. Ferguson examina ambos, concluye que «en puntos importantes la exégesis de los hombres de Dios de Westminster y la exégesis de los teonomistas difieren», y luego afirma, « . . . tenemos que concluir que no se puede apelar a la Confesión de Fe de Westminster como una expresión de teonomía en su forma contemporánea».95 La Asamblea General de la Iglesia Libre de Escocia tuvo buena razón, creo, cuando declaró que «las enseñanzas conocidas como teonomía o reconstruccionismo contradicen la Confesión de Fe [de Westminster] y no son consistentes con la Biblia».96
Al principio en su ensayo el pastor Gentry ofrece la siguiente definición de posmilenialismo:
el posmilenialismo espera que la proclamación del Evangelio de Jesucristo, bendecida por el Espíritu, ganará la vasta mayoría de seres humanos a la salvación en esta época presente. El éxito creciente del Evangelio producirá de manera gradual una época en la historia, antes de la segunda venida de Cristo, en la cual la fe, la justicia, la paz, y la prosperidad prevalecerán en los asuntos de personas y naciones. Después de una época extensa de tales condiciones, el Señor volverá visible y corporalmente, en gran gloria, poniendo fin a la historia con una resurrección general y el juicio final de toda la humanidad.
El Nuevo Testamento, sin embargo, presenta un retrato diferente del carácter de esta época entre la ascensión de Cristo y su segunda venida; y de lo que la Iglesia de Cristo puede anticipar antes de su retorno. Jesucristo, quien fue entregado a muerte por nuestros pecados, fue resucitado para nuestra justificación (Romanos 4:25). Él fue exaltado y está sentado a la diestra de Dios en el cielo (Hebreos 1:3). «Y [Dios] sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo» (Efesios 1:22-23). ¡Cristo es Rey ahora! No está esperando comenzar a ejercer su dominio en algún día futuro. Así, los cristianos tenemos toda la razón para ser valientes y estar confiados en nuestro servicio fiel al Rey y en la proclamación de su Evangelio glorioso a través del mundo.
Pero, ¿cuál es la naturaleza del reino presente de Cristo? Debido a que Gentry ha definido la victoria que Cristo busca en la época presente en términos de «la vasta mayoría de seres humanos» que han sido salvados y que luego han venido a ejercer control político, judicial, social y económico sobre «el mundo como sistema»,97 inaugurando así «un tiempo universal de adoración, paz, y prosperidad», él debe considerar que el reino de Cristo hasta el momento, ha sido un fracaso—un fracaso por ya dos mil años desde su ascensión. Tenemos que tener cuidado de no sustituir las promesas seguras de Dios con expectativas que nos parezcan «razonables» a nosotros. Si lo hacemos, podemos empezar a desvalorar las bendiciones que Cristo está derramando sobre su iglesia ahora por medio de su Espíritu, y podemos dejar de apreciar la naturaleza escatológica del reino ya inaugurado por la resurrección y exaltación de Cristo, y por el derramamiento del Espíritu Santo el día de Pentecostés. Si hacemos eso, puede que lleguemos a insistir que la consumación llege antes de tiempo.
En verdad, Dios ha prometido «un tiempo de adoración universal, paz, y prosperidad»; pero el testimonio consistente del Nuevo Testamento es que ese tiempo vendrá solamente cuando nuestro Señor Jesucristo mismo haya venido por «segunda vez. . . para traer salvación a los que están esperándole» (Hebreos 9:28). Gentry enfatiza repetidamente que la lucha entre Cristo y Satanás es «una lucha histórica [que] acaba en victoria histórica». Esto es cierto. Y acabará en victoria total y perfecta «al final» de la historia (griego to telos, 1 Corintios 15:24; 1 Pedro 4:7), al final de «esta época», la cual vendrá cuando Cristo regrese—es decir, cuando tanto el pueblo de Dios como el cosmos de Dios, entren en la libertad total y perfecta del pecado y de todas las consecuencias del pecado (Romanos 8:18-23), cuando la tierra y cielos actuales cedan paso «a un cielo nuevo y una nueva tierra, en los cuales mora la justicia» (2 Pedro 3:13). El propósito de Dios en la creación será cumplido en la nueva creación, la cual no se entiende como una segunda creación de la nada, sino como una renovación, una recreación de la creación original de Dios. (Compare la renovación del cosmos con la resurrección, la cual cumplirá el propósito redentor de Dios para su pueblo, Romanos 8:23.)
Después en su ensayo, Gentry hace la afirmación sorprendente que «el sistema redimido del mundo en el futuro» (todavía futuro pero antes de la venida de Cristo y la consumación) operará «sobre el fundamento de la justicia, tal como Dios originalmente lo quiso. . . La justicia prevalecerá y la maldad se reducirá a proporciones mínimas» (letra cursiva añadida). ¡¿Es la intención de Dios para su creación simplemente que «la maldad se reducirá a proporciones mínimas»?! Si es así, «la esperanza posmilenial» contrasta pobremente con la esperanza amilenial.
Cuando nos preguntamos respecto al propósito de Dios y la tarea de la iglesia para este tiempo presente, nos acordamos de la comisión del Señor (Mateo 28:16-20) y la afirmación del apóstol acerca de la razón de la demora aparente en la venida prometida: «es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento» (2 Pedro 3:9). Berkouwer escribe:
Si las misiones están verdaderamente conectadas con la expectativa escatológica, es importante notar que la comunidad de creyentes en camino al futuro tiene un lugar central y significativo. La iglesia recibe una tarea en esta oscuridad, una tarea que cumplirá el Señor mismo
. . . ¿Por qué existe un “todavía no” en lugar de una consumación radical y triunfante? Porque Cristo da a la criatura reconciliada tiempo y espacio para que pueda participar en la cosecha, no solamente como espectador, sino como colaborador.98
Cuando Gentry escribe que Cristo «Estará con [su pueblo] durante muchos días hasta el fin para supervisar que la tarea se termine exitosamente. Esta es la esperanza posmilenial», él da a entender que solamente el posmilenialista cree que la tarea dada a la iglesia por su Señor resucitado se completará exitosamente. No es así. Los amilenialistas (y premilenialistas) ciertamente creen que esta época no terminará hasta que los propósitos del Señor se cumplan. Pero Gentry ha fracasado en establecer que hacer discípulos, bautizarles y enseñarles requiera que dicho cumplimiento se dé de manera posmilenial. Nuestro Señor ha prometido: «Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin» (Mateo 24:14); pero solamente Dios sabe cuándo el ministerio de la iglesia entre las naciones habrá alcanzado la meta, cuándo Dios habrá de recoger a la iglesia elegida entre cada nación (Apocalipsis 5:9) y su Hijo venga.
Dios el Padre «nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo» (Efesios 1:3). El Señor Jesucristo «se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo» (Gálatas 1:4), para que en un sentido bendito los poderes de la época venidera hayan irrumpido ya para aquellos que están unidos al Cristo resucitado por la fe. Sin embargo, es verdad que la iglesia continúa viviendo en esta época, la época presente, la época mala, y lo hará hasta que Cristo vuelva otra vez. Y esa verdad nos dice mucho acerca de lo que la iglesia pueda esperar en los años venideros antes de la venida del Salvador. Piense, por ejemplo, en lo que el Señor Jesús mismo nos ha enseñado. Nuestro Señor conoce solamente dos etapas, la presente y la venidera.99 Él relata a sus discípulos que en esta etapa presente, ellos pueden esperar solamente opresión y persecución, y tienen que abandonar todo por causa de Él.
Jesús en ningún lugar predice un futuro glorioso sobre la tierra, antes del fin del mundo, como dicen los posmilenialistas. Al contrario, las cosas que Él mismo experimentó son las cosas que su iglesia experimentará. Un discípulo no es mayor que su maestro, ni un esclavo mayor que su dueño. Solamente en la etapa venidera los discípulos del Señor recibirán toda bendición juntamente con la vida eterna (Mateo 19:27; cf. 5:3-12; 8:19-20; 10:16-42: 16:24-27; Juan 16:2, 33; 17:14-15; etc.).100
Y el resto del Nuevo Testamento es uniformemente consistente con esta enseñanza de Jesús. Cuando el apóstol Pablo piensa de esta etapa presente, él piensa en los sufrimientos como su característica sobresaliente (Romanos 8:18;101 ver tambien Juan 16:33; Hechos 14:22; Romanos 8:36; 2 Corintios 1:5-10; Filipenses 1:29; 3:10; 1 Pedro 4:12-19). Gentry apela a Deuteronomio 7:22 y la conquista de Canaán como un modelo de la obra de Dios para conquistar el mundo a través de la iglesia en la etapa presente. Pero cuando el Nuevo Testamento localiza a la iglesia en la historia de la redención, el patrón al cual se refiere es a la experiencia del desierto, no a la de la ocupación de Canaán (Hebreos 3:7-19). La iglesia de Cristo hoy sigue siendo la iglesia en el desierto, y el dominio gradual del mundo no ocurre en el desierto. Canaán y el descanso quedan aún por delante. Como el padre Abraham, los creyentes siguen siendo «extranjeros y peregrinos» (Hebreos 11:13), sin una ciudad perdurable acá, sino que buscan una venidera (Hebreos 13:14).
Y no solo es verdad que la iglesia todavía vive en esta etapa presente, también es verdad (según el Nuevo Testamento) que la iglesia vive en los «últimos días» de esta etapa presente. Es razonable pensar que según la Biblia, «esta etapa» comenzó justo en el mismo principio de la Historia, y desde el punto de vista del Nuevo Testamento, los «últimos días» comenzaron con la primera venida de Cristo. Por eso, los dos conceptos se unen en parte, porque los últimos días son la parte final de esta etapa presente. Como John Murray ha observado, «Esto explica una característica de ambos. Esta etapa es mala, y la mucha maldad caracteriza los últimos días. En ellos, hay abundantes escarnecedores, y los tiempos son peligrosos».102
El apóstol Pablo escribió, por inspiración del Espíritu, «también todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución; mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados» (2 Timoteo 3:12-13). Persecución, apostasía, Anticristo — estos no encuentran lugar en la visión posmilenial, pero son elementos esenciales en el retrato de los últimos días en el Nuevo Testamento. Por medio de su interpretación preterista del discurso sobre el Monte de los Olivos (Mateo 24 y pasajes paralelos), 2 Tesalonicenses 2, y el libro de Apocalipsis, Gentry trata de asegurar a los cristianos que los días peores de persecución, apostasía, y el Anticristo ya pasaron (con la excepción del período breve de rebeldía satánica inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo, periodo el cual Apocalipsis 20:7-9 parece requerir como un bocado molestoso en el esquema posmilenial).
El preterismo requeriría un capítulo de respuesta en sí mismo, pero menciono estas tres cosas aquí. (1) En Mateo 24, la destrucción del templo parece anticipar el juicio final de Dios en forma tipológica; el rescate final del los elegidos ocurrirá solamente cuando Cristo vuelva al final de la era (Mateo 24:3), mientras la tribulación, guerras, hambrunas, y terremotos son «representados como características del período antes de su venida».103 (2) Nerón no puede ser «el hombre inicuo» a quien el Señor destruirá con el «resplandor de su venida» (2 Tesalonicenses 2:8). (3) Tampoco puede ser Nerón la bestia de Apocalipsis, que será destruido solamente después de su derrota por el jinete del caballo blanco en la batalla final de Armagedón (Apocalipsis 19).104
La idea del Anticristo en general y la apostasía en especial nos hace recordar que no podemos esperar un progreso sin interrupciones de la evangelización del mundo hasta la parusía [palabra griega que significa «venida»]. Mientras el reino de la verdad se extiende, también aumenta la fuerza de la maldad, especialmente hacia el fin. No se puede esperar que resulte el reino universal de Dios solamente del esfuerzo misionero; eso requiere la imposición escatológica de Dios.105
El Nuevo Testamento en todo lugar aclara que el enfoque de la esperanza del creyente es la segunda venida de Cristo. Claro que, inmediatamente nos recordamos de muchos textos al respecto:
«Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.» 1Tesalonicenses 1:9-10
« . . . vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.» Tito 2:12-13
«Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan». Hebreos 9:28
«Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor». Santiago 5:7
«Y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;» 1 Pedro 1:13
«¡Cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios,» 2Pedro 3:11-12
El contraste entre la esperanza en el Nuevo Testamento y la esperanza posmilenial parece clara e innegable. Como Cornelis Venema ha observado:
El posmilenialismo altera el enfoque de la esperanza del creyente para el futuro. Mientras el Nuevo Testamento representa la iglesia en esta era presente como una iglesia continuamente participando en los sufrimientos de Cristo y ansiosamente esperando la venida de Cristo al final de la era, el punto de vista posmilenial promueve una perspectiva del futuro que está enfocada en un período anticipado de bendición casi sin estorbo durante el reino milenial... El posmilenialista tiene la vista puesta sobre la edad de oro que está por venir, en lugar de sobre el retorno de Cristo al final de la era.106
El Nuevo Testamento no permite fijar la fecha de la venida de Cristo, ni siquiera en los términos generales que el posmilenialismo requiere. Por definición (vease otra vez la definición de Gentry) el posmilenialismo anticipa «un tiempo en la historia antes de la segunda venida de Cristo» que es «una época extensa» —«en la cual la fe, justicia, paz, y prosperidad prevalecerán en los asuntos de personas y naciones». ¿Cómo es posible que esa esperanza no quite nuestros ojos de la esperanza bendita de la manifestación de Cristo? Compare las dos afirmaciones que siguen respecto a la expectativa del creyente: La primera está escrita por un posmilenialista teonómico; la segunda es la última oración de la Confesión de Fe de Westminster:
Cada día nos acerca a la realización del conocimiento de Dios cubriendo el mundo entero...107 Dios promete [Deuteronomio 7:9] que Él bendecirá a su pueblo por mil generaciones. Por la analogía de la Escritura, esto significa que un número de cuarenta mil años seria lo mínimo. Este mundo tiene decenas de miles, quizás centenas de miles de años de creciente piedad por delante, antes de la segunda venida de Cristo.108
Como Cristo quiere que estemos persuadidos ciertamente que habrá un día de juicio, tanto para prevenir a todos de pecar; como también para la consolación de los piadosos en su adversidad: así quiere que ese día sea desconocido a los hombres, para que desechen toda seguridad carnal, y para que estén velando siempre, porque no saben a qué hora el Señor vendrá; y así estarán siempre preparados para decir Ven Señor Jesús, ven pronto. Amén.109
Hasta ahora me he concentrado en mostrar por qué creo que la visión posmilenial de la naturaleza del reino presente de Cristo y la esperanza del creyente chocan con la revelación del Nuevo Testamento. Aparece pues esta pregunta, ¿sobre qué base formula Gentry su escatología posmilenial? Debido a que son pocas las páginas que me quedan para mi respuesta, mis comentarios solamente pueden indicar la dirección general.
El pastor Gentry comienza con una historia larga de posmilenialismo. Con respecto a esto, sencillamente advierto al lector hacer la investigación necesaria para evaluar por sí mismo las afirmaciones escatológicas de cada teólogo citado y así determinar si ellos son posmilenialistas comprometidos o incipientes, antes de aceptar esa caracterización de su punto de vista. Por ejemplo, el documento citado por Atanasio en el libro escrito por Gentry, He Shall Have Dominion [Él tendrá dominio], consiste enteramente en afirmaciones de Atanasio mostrando que «anticipa gran progreso del Evangelio».110 ¡Basándose en ese criterio, se consideraría a casi todos los teólogos cristianos como posmilenialistas! Otro ejemplo: Gentry incluye a Juan Calvino como un posmilenialista incipiente. Esto seguramente sorprenderá a los eruditos calvinistas, quienes han visto la Segunda Confesión Helvetica (1566) como un eco de la enseñanza de todos los reformadores principales, y de Calvino en especial, en el artículo 11 (cf. Art. 27):111
Además condenamos los sueños judíos que habrá una edad de oro sobre la tierra antes del día de juicio, y que los piadosos, habiendo subyugado a todos sus enemigos impíos, poseerán todos los reinos de la tierra. Porque la verdad evangélica en Mateo 24 y 25 y en Lucas 18 y en las enseñanzas apostólicas en 2 Tesalonicenses 2 y 2 Timoteo 3 y 4, presentan algo bien diferente.
La sección de Gentry, «Fundamentos teológicos de posmilenialismo», no presenta doctrinas distintivas de posmilenialismo. Ciertamente los amilenialistas (y premilenialistas) también afirman el propósito de la creación de Dios, su poder soberano, y su provisión bendita. Así esta sección no contribuye a la defensa de la contención específica y fundamental del posmilenialismo (que Cristo ganará la vasta mayoría a la salvación en esta edad presente). Al final de la sección, Gentry mismo reconoce esto.
En la próxima sección, «El movimiento histórico y redentor del posmilenialismo», Gentry continúa presentando un panorama difuso, citando pasajes bíblicos que hablan del pacto de la creación, el pacto de Abraham, el nuevo pacto, pero que en ningún momento establecen lo específico del punto de vista posmilenial. Por ejemplo, como mencioné antes, los posmilenialistas no son los únicos cristianos que creen que «la obra redentora de Cristo tendrá consecuencias en la historia». El énfasis de Gentry sobre el realismo histórico y temporal de este mundo es un argumento efectivo contra el Platonismo o el Barthismo, pero es irrelevante como argumento en contra del amilenialismo o premilenialismo.
Gentry titula la sección final de su ensayo, «Evidencia exegética que apoya el posmilenialismo». Aun esta sección, sin embargo, Gentry la introduce así: «Permítame ahora analizar algunos pasajes específicos que apoyan e ilustran esta expectativa gloriosa» (letra cursiva añadida). ¡El lector se queda buscando vanamente los pasajes bíblicos específicos que la enseñan o la comprueban! Esta continúa siendo mi objeción fundamental en contra del posmilenialismo: que sencillamente ningún pasaje de las Escrituras lo enseña clara y explícitamente. Siempre sus seguidores lo presentan con inferencias o implicaciones. Gentry puede decir, «a pesar de algunas quejas, el posmilenialismo no es un sistema teológico sin fundamento exegético», pero no lo ha demostrado. Herman Hanko está en lo correcto, creo, cuando concluye que «las pruebas bíblicas del posmilenialismo no existen».112
En esta sección, como en secciones anteriores, Gentry comienza desde el punto de vista del Antiguo Testamento, interpretado según una hermenéutica literalista (aplicado con menos consistencia, sin embargo, que por los dispensacionalistas), y luego trata de leer sus propias conclusiones en el Nuevo Testamento. Esto es un error fundamental, metodológico, y hermenéutico. Por favor, repase la primera sección de mi propio ensayo, donde afirmo que el Nuevo Testamento —la revelación después de la resurrección y después de Pentecostés, dada a la iglesia— tiene que ser nuestra guía autoritativa e infalible en todas las cosas, incluyendo nuestra interpretación del Antiguo Testamento.
Es una cuestión de lo que el Espíritu de Cristo, que estaba en ellos [los profetas del Antiguo Testamento], quiso declarar y revelar por medio de ellos. Y eso se decide por medio del Nuevo Testamento, que es el complemento, cumplimiento, y por eso la interpretación del Antiguo.113
El Nuevo Testamento ciertamente no justifica leer el Antiguo Testamento en términos del posmilenialismo. En todos los textos escatológicos principales del Nuevo Testamento — textos que describen y predicen detalladamente por medio de la inspiración del Espíritu Santo todo el panorama de la edad entre la primera y la segunda venida de Cristo (por ejemplo Mateo 24; 1 Corintios 15; 2 Pedro 3; y todo el libro de Apocalipsis)— no hay mención de una edad de oro antes de la venida de Cristo.114 Ninguno de los escritores del Nuevo Testamento aplican alguno de los salmos mesiánicos o los pasajes proféticos del Antiguo Testamento a tal edad de oro.
He dicho que el lector en vano busca aunque sea un texto bíblico que enseñe explícitamente una visión posmilenial de una edad de oro previa a la venida de Cristo. Se puede concluir que Apocalipsis 20, puesto que es el único pasaje en la Biblia que habla del reino milenial de Cristo, es dicho texto. Stanley Grentz ha escrito que «por supuesto [el posmilenialismo] edifica su argumento principal a partir de una interpretación futurista de la visión de Juan»;115 pero esto no es la verdad. De hecho, Gentry dice que él «preferiría dejar Apocalipsis 20 fuera de mi presentación» y que solo lo hace renuentemente. Él afirma que «si un milenio literal terrenal es una época tan importante y gloriosa en la historia de la redención (como alegan los premilenialistas), entonces es extraño que esa referencia a los mil años aparezca solamente en un pasaje de todas las Escrituras»116 ¡Yo sugeriría que es aun más extraño que el milenio posmilenial no aparezca ni siquiera en este pasaje único que trata del milenio!
Gentry sí trata de ver la esperanza posmilenial del reino visible de Cristo siendo establecido gradualmente sobre la tierra actual en Apocalipsis 20:1-6, mediante la simple inserción de estos pensamientos, aunque no aparecen en el texto. Él dice que las ataduras restringirán progresivamente a Satanás quien empezó a perder su dominio sobre los gentiles cuando Cristo vino. Él dice que la primera resurrección se refiere tanto a los que murieron en el Señor y reinan en el cielo con Él como a los que viven y reinan con Él sobre esta tierra. (Indicaré en mi ensayo la evidencia en el texto de que esto se refiere a una escena celestial, y la referencia en el versículo 5 a «los otros muertos» que «no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años» confirma que son los creyentes que han muerto los que experimentan la primera resurrección.) Y él concluye: «mientras su reino se extiende por medio de la predicación del Evangelio; la justicia, la tranquilidad, y la prosperidad dominarán maravillosamente en ultima instancia al mundo». (Pregunto otra vez, ¿dónde aparece esta expresión en el texto?) Pero Gentry reconoce que el milenio que este texto trata se refiere a la era cristiana completa. Él dice: «la época milenial ya ha durado casi dos mil años; puede continuar por otros mil años o diez mil años o más, no sabemos». Esto introduce un problema final. Si el milenio en la Biblia se refiere a la era completa entre la primera y segunda venida de Cristo, ¿sobre qué base bíblica utiliza Gentry el término para referirse a un tiempo separado y distinto antes del retorno de Cristo, un tiempo de bendición y prosperidad sin precedente? Si el milenio en la Biblia se refiere a la era cristiana completa, las condiciones mileniales que deben prevalecer antes del retorno de Cristo deberían ser las que prevalecen ahora.