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UNA RESPUESTA PREMILENIAL A KENNETH L. GENTRY

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Craig A. Blaising

Kenneth Gentry ofrece primeramente una definición y una historia de la idea del posmilenialismo, luego una explicación de cómo el pensamiento posmilenial cabe dentro de los temas generales de la teología bíblica, y finalmente una lista de pasajes que según él apoyan la escatología posmilenial. Mi respuesta en general se dirige al primer y último aspecto de su presentación (pues estoy de acuerdo con él que el vistazo que hace de los temas generales no puede decidir el debate milenial). Por los límites editoriales, mis observaciones serán breves y selectivas.

Tengo cinco comentarios sobre la definición histórica de posmilenialismo de Gentry. (1) Gentry promueve el modelo del estado eterno que se denomina «visión espiritual». Esto es consistente con su intento de trazar la estructura del pensamiento posmilenial hasta Orígenes, Eusebio, y Agustín. En todas sus exposiciones de textos bíblicos, Gentry afirma que la segunda venida traerá el fin de la historia. Según su punto de vista, el estado eterno es tan radicalmente diferente a las condiciones actuales que las promesas de un reino mesiánico no podrían tener ningún cumplimiento allí.117 Él quiere encontrar un cumplimento para estas promesas en un contexto terrenal y temporal, entonces las relaciona con el período actual antes del retorno de Cristo. Sin embargo, esto crea un conflicto con muchos pasajes que describen aquel reino escatológico como eterno.

(2) En la definición de posmilenialismo de Gentry, él hace la bien conocida afirmación posmilenial que por medio de la obra de evangelización, vendrá gradualmente «un tiempo en la historia antes del retorno de Cristo» —incluso «una época extensa»— de «fe, justicia, paz y prosperidad». Esto es el milenio del posmilenialismo. Después de un breve momento, sin embargo, él introduce lo que llama el posmilenialismo «genérico», el cual no incluye esa época extensa y en el cual se define el milenio como el período completo entre las dos venidas de Cristo. Sin embargo, Gentry habla después de «la victoria de Cristo en la historia», «una exhibición maravillosa del reino de Dios en la historia», «una condición que perdura... del estado de paz y seguridad que prevalece», una «gran transformación socio-politica» que viene por medio de la conversión a Cristo y del discipulado de «cantidades abrumadoras», el resultado final es «una conversión masiva y sistémica de la vasta mayoría de la humanidad», y «un mundo redimido» que es «el efecto mundial de su redención, el cual ha sido asegurado por Dios».

Parece que el pensamiento de Gentry se expresa más claramente cuando habla del progreso gradual de la redención a través del tiempo hasta que resulta un sistema mundial redimido que cumple las predicciones proféticas de un reino mundial de Dios. Gentry tiene un “Milenio” pero no lo llama un milenio, ni tampoco lo relaciona a la visión milenial de Juan. Él sigue una interpretación tradicional amilenialista, al relacionar Apocalipsis 20:1-6 con la época entre las dos venidas de Cristo. Sin embargo, esto lo deja sin una base textual que apoye un período después de la época entre las dos venidas de Cristo en el cual las condiciones del reino un nivel sistémico y universal que no hemos visto todavía. Notaremos abajo que ninguno de los textos que él cita apoya completamente este punto de vista, y cuando adopta la interpretación amilenial de Apocalipsis 20, ha eliminado el texto que los posmilenialistas antiguos consideraban su fundamento.118

(3) Gentry promueve un punto de vista preterista «para varios de los grandes pasajes de juicio del Nuevo Testamento». Él no defiende este punto de vista acá, refiriendo al lector a otras obras publicadas. Este punto de vista preterista fracasa. Ignora la manera en que el Día del Señor funciona tipológicamente en la escatología bíblica.119 Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo, el Día del Señor se ha referido a varios eventos (una plaga de langostas en Joel, la invasión de Asiria en Amós, la invasión de Babilonia en varios textos). Pero cada vez que se amplifica el modelo y lo proyecta hacia el futuro es un tipo del último Día del Señor, en el cual Dios «castigará el mundo por su maldad, y a los malos por sus pecados» (Isaías 13:11). Esto estará manifestado finalmente en el juicio final.

Debemos notar dos observaciones que Gentry ignora. (a) En toda teología bíblica, el reino escatológico se manifiesta en su totalidad por medio de un Día del Señor. (b) En todo el Nuevo Testamento, la segunda venida de Jesús es la venida del Día del Señor. Aunque muchos de los factores predecidos en el Nuevo Testamento fueron manifestados en la destrucción de Jerusalén en el primer siglo, la segunda venida de Jesús no ocurrió entonces. Consecuentemente, el modelo de juicio sobre un mundo no arrepentido se proyecta hacia adelante para describir las condiciones mundiales en las cuales Jesús volverá. Gentry mismo admite que Satanás causará una rebelión mundial antes del retorno de Jesús. Como lo han hecho notar los premilenialistas, esto no es consistente con las expectativas posmileniales de progreso mundial. El punto es que la segunda venida en el Nuevo Testamento siempre está en este contexto hostil. Es la venida de Cristo en el Día del Señor la que trae el cumplimiento final del reino escatológico en su forma milenial y final.

(4) Gentry frecuentemente utiliza la palabra «optimismo» en su descripción del posmilenialismo. ¿Quiere decir que los premilenialistas son pesimistas? Algunos premilenialistas parecen enseñar que cada aspecto de la vida en este mundo está irreversiblemente declinando hasta el retorno de Cristo, y algunos posmilenialistas parecen creer que el mundo tiene la habilidad de mejorarse hasta traer una edad de oro. Pero la idea que el premilenialismo en sí es pesimista es estereotípica. Los premilenialistas no saben cuándo Cristo volverá. En los últimos dos mil años, ha habido avivamientos, se han ido, y otros les han seguido. El cristianismo ha tenido diferentes grados de influencia sobre la formación y reforma cultural y política. La cosecha es abundante y el mundo es grande. No hay razón de limitar lo que se pueda lograr en cualquier generación.

Pero no se establecerá en forma duradera o permanente el reino hasta que Cristo vuelva. Por eso, las Escrituras nos informan repetidas veces que nuestra esperanza debería estar plenamente en la venida de Cristo y la gracia que vendrá con Él (1 Pedro 1:13), es decir, en su manifestación y en su reino (2 Timoteo 4:1; cf. Tito 2:13). Seguramente que daremos cuenta de nuestro trabajo durante esta época. Pero la gloria del reino en su forma profética nunca es algo que alcanzaremos antes de su venida, mas bien es siempre algo que anticipamos llegará cuando Él venga y por lo cual somos animados a servirle en el presente.

(5) Por su insistencia de que el reino entre las dos venidas de Cristo necesariamente progresará y avanzará al nivel de un sistema cristiano y mundial, el posmilenialismo nos debe una explicación de la historia de los últimos dos mil años. Los posmilenialistas del siglo diecinueve (y aun Loraine Boettner en el siglo veinte120) felizmente nos la dieron, teniendo confianza que el progreso del cual hablaban era obvio pues su teología lo requeria. Gentry, sin embargo, no habla del asunto. ¿Es eso aceptable? Él nos dice que el milenio en Apocalipsis es simbólico —no es necesariamente mil años de duración. Luego nos dice que el milenio representa toda la época entre las dos venidas de Cristo, ¡pues así su duración resulta casi (y potencialmente aun más que) dos veces su significado literal! También nos dice que el reino está avanzando gradualmente durante esta época hasta que alcanze condiciones mundiales. Después de casi dos mil años, ¿no deberíamos poder ver este progreso?

Es más, ¿no deberíamos esperar, según la teoría de Gentry, que las partes del mundo donde el cristianismo fue introducido primero manifestaran ya este estado final —sociedades cristianizadas, cuyos habitantes son casi todos cristianos, guiadas por principios cristianos a una experiencia política y social de justicia, paz, y prosperidad? ¿Y no deberíamos esperar que este fenómeno mostrara evidencia de extenderse gradualmente e irreversiblemente al resto del mundo? ¿O está nuestra experiencia más de acuerdo con la expectativa premilenialista de que las condiciones mundiales pueden vacilar y cambiar durante esta época entre las dos venidas de Cristo, y de que siempre tenemos por delante la tarea de evangelización y discipulado dirigida a todas las naciones hasta que el Señor venga, pare la actividad del diablo, y traiga aquellas promesas del reino a su etapa final de cumplimiento?

Ahora considero los textos específicos que Gentry explica en apoyo del posmilenialismo. Como él lo dice, muchas facetas del Salmo 2 aparecen en el Nuevo Testamento con respecto a la resurrección y ascensión de Cristo. Estos son aspectos ya iniciados del reino escatológico, manifestados en el período entre las dos venidas de Cristo. Gentry no explica bien cómo los temas de rebelión y subyugación por la fuerza en este salmo se cumplen en este tiempo. ¿Es la predicación del Evangelio el cumplimiento de desmenuzar a los que rehúsan someterse a Él (Salmo 2:9)? Él debería observar cómo este Salmo se aplica en el Nuevo Testamento a las varias fases de la historia de Jesús: el bautismo (Mateo 3:17), la resurrección y ascensión (como Gentry lo menciona), pero también a la segunda venida. Apocalipsis 19:15 describe al Señor quebrantando a las naciones en su venida y reinando sobre ellas con una vara de hierro. La descripción de Pablo de la segunda venida en 2 Tesalonicenses 1:6-12 refuerza esta imagen. Mateo 25:31- 46 también presenta a Cristo reinando y juzgando a las naciones desde una posición sobre el trono después de su venida. Estos textos muestran el cumplimiento final del lenguaje del Salmo 2 en un reino que sigue a esa segunda venida.

Isaías 2:2-4 no apoya el posmilenialismo de Gentry. No habla del desarrollo gradual de una situación, sino como notó Alexander (citado por Gentry con aprobación), de una situación permanentemente fijada, y permanentemente visible. Además, la descripción es en verdad una de permanencia. En todo este pasaje no dice que estas condiciones son temporales, prontas para ser reemplazadas por algún orden espiritual y eterno. Una interpretación literal y contextual del tema del reino en Isaías muestra que el establecimiento del reino seguirá después de los juicios del Día del Señor, que el reino será presidido por el Mesías, y que se puede describir de dos maneras: mortal e inmortal.

Como otros posmilenialistas, Gentry afirma que las parábolas del reino en Mateo 13 le apoyan. Él llama nuestra atención primordialmente a la parábola de la semilla de mostaza y a la de la levadura en la masa de pan. Estas parábolas contrastan el comienzo del reino, inaugurado por Cristo en su ascensión, y la manifestación final del reino, que muestra la extensión mundial de acuerdo con las promesas proféticas. El aspecto inaugural es la nueva revelación acerca del reino. Dicho reino está siendo colocado de una manera complementaria a la par de lo que fue revelado previamente (ver la parábola del padre de familia). Sin embargo, estas parábolas no hablan acerca del desarrollo gradual del reino. Solamente hablan del contraste entre el comienzo y el fin. Podemos inferir que el comienzo y el fin están conectados orgánicamente, pero con la excepción de la parábola de la cizaña y el trigo (y posiblemente el sembrador), las parábolas no hablan de cómo el proceso se mueve del principio al fin.

Cuando prestamos atención a la parábola del trigo y la cizaña, Gentry se ve forzado a reconocer que la “manifestación historica del reino siempre incluirá una mezcla de los justos y los injustos”. Él trata de minimizar el tamaño de este elemento injusto, debido a que la presencia de este, va en contra de sus expectativas posmileniales. Pero el Señor describe tanto al trigo como la cizaña creciendo juntos hasta la cosecha. Muchas parábolas del Reino advierten sobre el juicio de aquellos que no estén preparados para recibir al Señor en su venida.

La parábola del sembrador también obra en contra de las expectativas de Gentry, porque al contrario de su exposición, no es la semilla sino los terrenos los que representan la gente que oye y responde. La semilla en la parábola representa la Palabra de Dios (13:18-23). La cosecha abundante es el resultado de la Palabra en la vida de una persona, no un número grande de personas que responden a Cristo. Si la parábola de los terrenos representa la recepción de la predicación del Evangelio en esta época, entonces esta muestra que solamente uno de cuatro verdaderamente responde —lo cual no es una buena noticia para el posmilenialista.

Finalmente, tenemos que notar que en la parábola del trigo y de la cizaña, el Señor habla de una transición entre dos fases del reino en su venida. En Mateo 13:41, se recoge la cizaña y se saca de su reino cuando el Señor viene. Después, en 13:43, el trigo brilla en el reino del Padre. La primera fase del reino habla de las condiciones entre las dos venidas —tanto los buenos como los malos estarán presentes. No habrá una nueva fase del reino, ciertamente no una en la cual la actividad del diablo de sembrar cizaña haya cesado, sino hasta que Cristo venga.

Juan 12:31-32 es un texto precioso, en donde el Señor declara que atraerá a todos a sí mismo cuando sea levantado de la tierra. Pero el Señor no dice que antes de su venida los seres humanos y la cultura humana se hará más y más cristiana, eventualmente alcanzando «un tiempo universal de adoración, paz, y prosperidad anhelado por los profetas del Antiguo Testamento».

Mateo 28:18-20 también proclama la autoridad universal del Señor y nos manda a discipular a las naciones. Pero una vez más, el Señor no promete que antes de su venida las naciones serán discipuladas completamente, experimentando el cumplimiento de las promesas del reino.

Gentry tiene razón en dirigirnos al libro de los Hechos para observar como este mandato de discipular fue obedecido. Ciertamente, la predicación del reino se mantiene hasta el final del libro (Hechos 28:16, 31). Curiosamente, Gentry no menciona Hechos 1:6, donde después de una discusión de cuarenta días sobre el reino de Dios (1:3), los discípulos preguntaron a Jesús, «¿Restaurarás el reino a Israel en este tiempo?» La referencia a Israel es importante porque Israel no tiene lugar en el posmilenialismo de Gentry. Sin embargo esta idea de una restauración del reino a la nación de Israel está completamente de acuerdo con las descripciones de los profetas del Antiguo Testamento del reino futuro escatológico (ver Isaías 2). La pregunta está puesta estratégicamente al comienzo de Hechos. La respuesta del Señor tiene que ver con el tiempo de cumplimiento, no con la naturaleza, del reino.

Pedro explica más el tema temporal en Hechos 3. El Señor ascendido permanecerá en el cielo «hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo». Los profetas hablaron de la venida del reino escatológico a la nación de Israel. Ellos hablaron de la restauración del reino a Israel. Jesús cuando ascendió, enseñó que esto se cumplirá después de algún tiempo. Pedro, su apóstol, enseña que esto acontecerá después de la segunda venida. No hay implicación alguna que esto contradiga la gran comisión en ninguna manera. Al contrario, esto la coloca en la perspectiva del plan global de Dios, un plan que no tiene nada que ver con el posmilenialismo.

1 Corintios 15:20-28 no provee apoyo para el posmilenialismo. Gentry comete un error exegético cuando dice, «según Pablo, la venida de Cristo significa “el fin”». En realidad, en los versículos 23-24, Pablo establece una secuencia: Cristo, las primicias, luego [epeita, el próximo paso en la secuencia] los que son de Cristo, en su venida, luego [eita, el próximo paso en la secuencia] el fin. La venida de Cristo señala el segundo paso, no el tercero (cuando sucede el fin). ¿Cuánto tiempo pasará entre los pasos? Casi dos mil años han pasado entre el primero y el segundo paso; entonces no se debe eliminar la posibilidad de que algún período de tiempo pasará entre el segundo y el tercer paso, también.

Gentry es mas acertado al analizar las dos cláusulas que comienzan con «cuando» y las que comienzan con «porque» en 1 Corintios 15:24-25. Cristo reinará sobre sus enemigos hasta el fin. ¡No hay nada aquí que hable de una extensión gradual y progresiva de las condiciones del reino hasta que alcancen un tiempo cuando dichas condiciones prevalezcan en el mundo —y todo esto antes de la venida de Cristo!121

En mi opinión el trato de Gentry de Apocalipsis 20 es la parte más decepcionante de su ensayo. El libro de Apocalipsis fue escrito como un mensaje del Señor ascendido, Jesucristo, a las iglesias (1:1; 22:16). No hay que tratarlo a la ligera, sino con respeto. Mientras lo hacemos, busquemos un entendimiento gramatical, histórico, y literario del texto que concuerde con un compromiso evangélico a la autoridad de las Escrituras.

Quiero enfatizar que no es raro que solamente aquí el Señor nos hable de la verdad de un reino milenial entre la segunda venida y el día de juicio; al contrario, esto es consistente con la verdad de la revelación progresiva. Sin duda, hay muchas otras cosas que el Señor solamente nos las revelará cuando Él venga. Sencillamente sucede que al final de la revelación canónica, el Señor ha revelado este asunto adicional al escenario profético. ¡No es nuestra posición el pelear con Él sobre el asunto porque él haya elegido no revelárnoslo antes!

Que el Apocalipsis esté lleno de símbolos y figuras no es una razón para rehusar lo que enseña cuando se puede discernir esa enseñanza en forma gramática, literaria, y contextual. Me parece extraño que Gentry se queje que el género literario de Apocalipsis no sirve como base para el premilenialismo, cuando él a su vez intenta basar el posmilenialismo sobre las parábolas de Jesús y el Antiguo Testamento, los cuales él interpreta en una manera simbólica (y no siempre con coherencia; cf. su interpretación de Sion en Isaías 2 y Salmo 2).

En verdad, Gentry no interpreta el texto de Apocalipsis 20:1-6 en forma literaria, gramatical, y contextual. Él básicamente repite una interpretación tradicional de Agustín. Refiero al lector a mi artículo en este libro para una crítica de este método. Añado varios comentarios. (1) La afirmación de Gentry que el ángel que ata el diablo en 20:1 es Cristo no tiene apoyo en el contexto literario. El ángel en 10:1 tampoco es una referencia clara a Cristo a pesar de algunos factores en común con la visión de Juan en el capítulo 1. Cristo es presentado en este libro como el Cordero, y como el Hijo del Hombre. Nunca aparece como un ángel, sino que es el Señor el que se comunica con Juan por medio de su ángel (1:1; 22:16). Apocalipsis 10:1 cabe en el patrón de mensajeros angelicales, y 20:1-3 concuerda con el patrón de acción angelical (12:7-9).

(2) No hay nada en Apocalipsis 20:1-3 que apoye la idea que las ataduras representan un fenómeno “en aumento”, que sucede a través de toda esa epoca.

(3) Apocalipsis no habla en ningún otro lugar de santos muertos reinando con Cristo, y el capítulo 20 no habla de un reino ejercido por los muertos, sino por los que han resucitado de la muerte.

(4) Gentry repite el punto de vista tradicional de que la frase «volvió a vivir» en Apocalipsis 20:4-5 quiere decir regeneración, pero este punto de vista falla por razones gramaticales, sintácticas, y contextuales (ver mi ensayo). Su afirmación de que la palabra «resurrección» quiere decir renacimiento espiritual no tiene apoyo contextual en la Biblia y deja el libro de Apocalipsis sin ninguna afirmación clara acerca de la resurrección real de los creyentes.

En conclusión, el argumento de Kenneth Gentry a favor del posmilenialismo no convence. No aparece evidencia crucial en los textos presentados que respalde la idea de un período limitado de paz y justicia antes del retorno de Cristo. Y la palabra final del Señor a sus iglesias, en la cual Él revela un reino milenial de transición entre su retorno y el juicio final, no recibió la atención cuidadosa que merece.

Tres perspectivas sobre el milenio y el más allá

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