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CAPÍTULO 1

La tradición: primeras nociones


¿Qué es el masaje tailandés?

Masaje tailandés, masaje de yoga y terapia de yoga tailandés son nombres utilizados habitualmente en Occidente para referirse a una modalidad tradicional de masaje originario de aquel país. En su propia cultura, se denomina nuat phaen boran («masaje al estilo tradicional») or nuat thai («masaje tailandés»). Basado en una combinación de influencias que provienen de la India, la China y las tradiciones indígenas tailandesas, esta forma artística se ha venido traspasando a lo largo de generaciones principalmente por vía oral, y se practica hoy en todo el territorio tailandés bajo diversas formas. Este tipo de masaje ha experimentado una gran popularidad en Occidente en los últimos años y, en la última década, también representa la modalidad de masaje que más rápido se ha difundido en América. Publicaciones líderes del sector profesional y de consumo, como el Massage Magazine, el Yoga Journal y otras, han dedicado muchas de sus páginas al masaje tailandés.

UN MASAJE TAILANDÉS COMPLETO incluye una combinación de acupresión y estiramientos al estilo del yoga. La modalidad tailandesa se diferencia de muchas formas occidentales de masaje por la ausencia de los aceites; el terapeuta utiliza un colchón en el suelo (en lugar de una camilla) y, durante la sesión, el cliente permanece completamente vestido. Es tan distinto de lo que solemos imaginar como «masaje», que tal vez sería más acertado describirlo como si alguien «te hiciera yoga».

En la Tailandia moderna, el masaje tradicional constituye al mismo tiempo una compleja ciencia teórica y una forma artística, familiar, practicada por hombres y mujeres de toda condición social. En un extremo del espectro, el masaje tailandés es una disciplina médica, equivalente a una licenciatura. En el otro, son los ejercicios practicados en muchos pueblos por curanderos, que la aprendieron por vía oral, sin apenas formación teórica, o por los miembros de la familia.

El masaje tailandés se vincula de forma directa con los principios del yoga originarios de la India. Se parece, en muchos aspectos, a las técnicas de masaje chinas como el shiatsu o la reflexología, en la medida en que comparten la teoría del fluir de las energías por las líneas o canales del cuerpo. De este modo, aun cuando tratamos una enfermedad o una herida asociada a una zona específica, el terapeuta trabajará habitualmente sobre unos puntos de acupresión repartidos por todo el cuerpo.


Algunos puntos sen y de acupresión en la parte posterior del cuerpo.

En Tailandia, el masaje se considera un ejercicio de energías más que corporal. Sucede así porque el terapeuta de masaje tailandés tradicional no se guía por las estructuras anatómicas o por principios fisiológicos, sino que sigue una intrincada red de 72.000 puntos sen (un término que significa «caminos» o «líneas»), presentes en todo el cuerpo. Los puntos de acupresión se encuentran en estos sen, que el terapeuta utilizará para estimular o relajar la energía corporal (lom), ejerciendo una influencia sobre la mente y el físico del paciente y estimulando el proceso de curación por vía natural. Los sen son de una importancia crucial en la teoría del masaje tailandés: incluso las posturas de estilo del yoga y otros estiramientos que constituyen una parte fundamental del masaje tailandés están considerados principalmente por sus efectos sobre las líneas de energía, y sólo en un plano secundario por su capacidad para mejorar la flexibilidad y el estiramiento.

El masaje tailandés puede variar para responder a un amplio espectro de necesidades físicas, es adecuado para clientes de todas las edades y capacidades y puede servir de complemento para ejercicios o actividades de cualquier nivel. Aunque esta forma artística no se desarrolló bajo influencias médicas modernas, la investigación científica del masaje tailandés está empezando a demostrar que se trata de una forma de masaje con beneficios fisiológicos mensurables. Pruebas clínicas han hecho patente que el masaje tailandés puede prevenir la degeneración del tejido óseo, reducir el estrés, tratar el dolor de espalda y contribuir al bienestar psicológico. (Véase el estado actual de la investigación médica sobre terapias tailandesas en el foro interactivo del Thai Institute of Healing Arts: www.thai-institute.net.) En la Tailandia actual, el masaje se utiliza como forma de terapia física para incrementar el alcance de los movimientos y la fuerza muscular. Las áreas de investigación activas incluyen la capacidad del masaje para mejorar la circulación, la flexibilidad y el tono muscular. Los defensores de esta mezcla de acupresión y estiramientos también afirman que es especialmente beneficiosa para quienes se sienten agarrotados, doloridos y cansados tras un sobreesfuerzo en el trabajo o en la práctica deportiva, o por causa de la artritis u otro trastorno que afecte la movilidad.

Por supuesto, los terapeutas también deben reconocer las limitaciones del masaje tailandés. En aquellos casos en que los órganos internos sufren alguna afectación, heridas crónicas o se presentan condiciones degenerativas, es difícil evaluar los efectos del masaje. Desde el punto de vista de la medicina tradicional tailandesa, la función más importante del masaje consiste en estimular la energía corporal y el proceso de sanación natural; de este modo, puede suponer una terapia complementaria muy valiosa, susceptible de acompañar a casi cualquier otra forma de tratamiento. Pese a todo, ningún masaje es la panacea y no sería realista esperarlo; incluso en Tailandia se reconocen los peligros de confiar en el masaje en lugar de recurrir a una atención médica adecuada. Aunque los efectos del masaje tailandés son beneficiosos, bajo ninguna circunstancia los pacientes con problemas físicos graves deben renunciar a la consulta y al tratamiento por parte de un profesional médico cualificado antes de iniciar una terapia de masaje.

Historia del masaje tailandés

Desde la primera edición de este libro, hemos sido testigos del notable avance que ha experimentado la investigación de la historia de la medicina tailandesa, y yo mismo he publicado un trabajo sobre el tema, Traditional Thai Medicine: Buddhism, Animism, Ayurveda.1 La historia del masaje tailandés, como la de su medicina tradicional, es complicada por la escasez de fuentes históricas conservadas anteriores a 1800. A consecuencia de la destrucción intencionada por parte de los ejércitos invasores, así como de los perjudiciales efectos del clima tropical sobre los materiales perecederos, los textos médicos tailandeses del período previo a la modernidad son casi inexistentes. Pese a todo, podemos concluir que es una combinación de al menos cinco importantes estadios de influencia histórica.


Un guardián del templo, Wat Phra Kaew (Bangkok).

PRIMER ESTADIO: Budismo

Muchos textos médicos tailandeses incorporan doctrinas sobre el cuerpo, las enfermedades y su curación de textos budistas Theravada, datados en los últimos siglos antes de Cristo. En la práctica moderna, la influencia de las ideas budistas incluye la preocupación por la ética, el énfasis puesto en la compasión, la atención del profesional a la respiración y las sensaciones corporales y la celebración del papel de Jivaka Komarabhacca como antepasado de este arte. Nos ocuparemos de estos elementos más adelante, en este mismo capítulo.

SEGUNDO ESTADIO: Ayurveda

Estrechamente emparentadas con el budismo, las ideas médicas ayurvédicas viajaron por canales religiosos, desde la India, hasta integrarse en todas las regiones asiáticas. Los textos médicos tradicionales de Tailandia con frecuencia contienen referencias a principios como el doshas y los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire). Más adelante profundizaremos en la idea de que el cuerpo está animado y se mueve por el lom (que solemos traducir por «energía», pero que en su sentido literal significa «elemento aire»), que proviene de un modelo fisiológico tradicional indio.


Estatuas de luesii practicando ejercios de estilo del yoga adornan los jardines de Wat Pho (Bangkok).

TERCER ESTADIO: Yoga

La forma más conocida del yoga entre los estudiantes occidentales es el hatha yoga, una práctica física basada en la energía, también de origen indio. Arraigada hoy en muchos centros de salud y gimnasios privados de Occidente, este sistema de posturas y ejercicios de respiración se formalizó en la primera mitad del segundo milenio de nuestra era, fundamentalmente como práctica espiritual. En Tailandia, existe otro sistema de posturas individuales bastante similar; es el llamado luesii dat ton («ejercicios de estiramiento del rishis»). Esta forma de yoga parece haber ejercido una profunda influencia en las artes médicas tailandesas, especialmente en el ámbito del masaje tailandés. En el capítulo 4 de este libro, analizaremos con detalle el vínculo entre las posturas del masaje tailandés y las del yoga. Además, aunque el masaje tailandés no cuenta con ningún sistema de chakras, varias de las líneas de energía tailandesas, o sen, muestran claros paralelos con los canales nadi de la tradición del yoga hindú, llegando a compartir en ocasiones los mismos nombres.

CUARTO ESTADIO: Influencias culturales chinas y de otros orígenes

En algunos de mis libros he revisado minuciosamente otras influencias culturales de la medicina tailandesa, que abarcan desde la medicina china hasta las prácticas de magia Khmer. En cuanto al masaje tailandés se refiere, la más importante de ellas es la de la medicina china. Muchas de las actuales escuelas de masaje tailandés enseñan formas modificadas de la reflexología podal, del masaje abdominal tuina y de otras prácticas corporales chinas. Aunque algunas de ellas son introducciones relativamente tardías en el marco tailandés, las comunidades chinas han florecido en el sureste asiático durante muchos siglos y han introducido muchos aspectos de su propia cultura china en Tailandia. Parte de las similitudes entre los sen tailandeses y los meridianos chinos, así como algunas técnicas de acupresión, pueden deberse a este prolongado contacto e intercambio cultural.

QUINTO ESTADIO: medicina autóctona tailandesa

Éste es, con mucho, el estadio de influencia cultural más evidente en las prácticas curativas tailandesas de todo tipo, y el masaje no constituye una excepción. La práctica del masaje tailandés tal como la conocemos nosotros incorpora, claramente, una amplia variedad de artes sanadoras autóctonas: desde la práctica conocida como yam kaeng (caminar sobre la espalda), a la colocación de huesos (una técnica quiropráctica originaria) o el took sen (golpear puntos concretos del cuerpo con una maza de madera). Por supuesto, la cultura indígena también ha actuado como vehiculadora de todas estas influencias externas.


El altar de un sanador en Chiang Mai combina la mayoría de influencias culturales de Tailandia, incluidas las imágenes de Jivaka, la deidad Guanyin del budismo chino, y una serie de amuletos y fórmulas mágicas.

Aunque las aportaciones extranjeras son muy numerosas, las artes de curación tailandesas son características de su país y constituyen una parte exclusiva del legado cultural tailandés. Si estos cinco estratos de influencia cultural suponen los fundamentos de la terapia del masaje tailandés, diversas escuelas y profesores de todas las regiones las han combinado en modelos muy personalizados. Algunos maestros ponen más énfasis en un «estrato» que en los demás, omitiendo o incluyendo aspectos según el nivel de adecuación a sus objetivos. En realidad, cada profesional recoge, del menú disponible, las opciones preferidas para crear un estilo de masaje personal, único.

Fuera de las grandes ciudades, este tipo de masaje no suele inscribirse en el campo académico y se confía en otros métodos de aprendizaje menos formales. La práctica local tiende a variar mucho de un pueblo a otro y la desarrollan curanderos más próximos a la figura del chamán, el astrólogo o el mago. Sus conocimientos de medicina pasan de unos a otros por vía oral, a través de manuscritos secretos que van de la mano del maestro al discípulo, y que por lo general no se comparten con los extraños, sobre todo, con los occidentales. Según los pocos antropólogos que han sido capaces de investigar estas tradiciones rurales, la medicina local de las aldeas se compone básicamente de tradiciones autóctonas tailandesas.2 Estos rasgos ya existían con anterioridad a la adopción de ideas llegadas de la India; dependen casi por entero de las creencias animistas prebudistas y difieren mucho del sistema analizado en este libro.

Por el contrario, la tradición médica de carácter más oficial, donde resalta la influencia cultural india, evolucionó vinculada a las cortes reales de la capital, emplazadas primero en Ayutthaya (1351–1767) y luego en Bangkok (1768–hasta hoy). Esta tradición de la medicina tailandesa hace mucho hincapié en los textos escritos y en la formación oficial. En los primeros textos médicos de la tradición tailandesa que han llegado hasta nosotros —manuscritos médicos escritos sobre hojas de palma del siglo XVII—, se distinguen claramente elementos de la medicina india, pero se trata de textos que no indican expresamente el momento de recepción de aquellas ideas, ni por qué vías. El masaje aparece mencionado en textos del período Ayutthaya y en relatos de testimonios presenciales, de emisarios extranjeros en la corte durante el mismo período, aunque por desgracia se trata de fuentes con escasísimos detalles que no nos permiten reconstruir las prácticas históricas con cierto grado de precisión.

La principal fuente antigua de información técnica relativa al masaje tailandés consiste en una serie de artefactos fechados en la década de 1830. Fueron fabricados en el templo Wat Phra Chetuphon Vimolmangklararm Rajwaramahaviharn, de Bangkok (habitualmente conocido como «Wat Po»), que durante el siglo xix funcionó como templo nacional. Dentro de una «pagoda médica» que sigue aún en pie en los jardines del templo, se observan 60 diagramas gravados sobre mármol (30 de la parte frontal del cuerpo y otros 30 de la parte posterior). Estas tablillas de piedra muestran un complejo sistema de líneas y puntos de energía que dan fe del elevado nivel de sistematización que había alcanzado la terapia de acupresión en la época. Además, una serie de estatuillas esculpidas por las mismas fechas muestra a los luesii (esto es, los rishis o savia/sabios) realizando posturas de yoga individual y dando masajes a otros.

Por desgracia, todas las estatuas que aparecen realizando un masaje, salvo una, han sufrido graves deterioros. Pese a ello, los textos que acompañaban a las estatuas siguen siendo legibles y permiten determinar el propósito médico de cada paso del masaje.3 Actual-mente, el Wat Po ha llevado a cabo un esfuerzo por reconstruir estas estatuas con materiales modernos. Al observar las tablillas, las estatuas y los textos médicos a ellas vinculados, datados de su misma época, se aprecia que los sanadores de la corte real contaban con mucha más experiencia y demostraban mucho más entusiasmo por las ideas ayurvédicas y del yoga que los sanadores de las aldeas. Dicho esto, es difícil determinar la importancia histórica de los materiales de Wat Po.


Tablilla de piedra en la que se muestran las líneas y los puntos, en Wat Po (Bangkok).


Pagoda médica en los jardines de Wat Po (Bangkok).

Llama la atención el hecho de que las estatuas y tablillas guarden poca conexión con las prácticas y rutinas enseñadas en la escuela actual de Wat Po. Es posible que, en cierto momento, sirviesen como base de la práctica de hoy. Pero, de ser así, sólo una pequeña minoría de sanadores tailandeses habría tenido acceso a ellas y a la lectura de sus textos.

La conclusión de este breve repaso de la historia del masaje tailandés es que no existe una única fuente o línea cronológica en el desarrollo de las formas del masaje que se enseña en las escuelas en la Tailandia moderna. Tampoco disponemos de datos que nos permitan distinguir, entre los diversos estilos, algunos por ser más antiguos o auténticos que los restantes. Hasta hace poco, la práctica de estos masajes, como tantos otros aspectos de la medicina tradicional tailandesa, era desordenada y carecía de sistematización. Los profesionales particulares y los profesores desarrollaban combinaciones propias de prácticas terapéuticas basándose en su propia exposición a las muchas influencias culturales de Tailandia, así como en sus intereses personales. Aun con la llegada de la codificación del masaje y la medicina en la corte real, la práctica en las regiones de Tailandia continúa siendo hoy, en gran medida, una cues-tión de preferencias personales y de costumbres locales.

El Hospital de Medicina Antigua y el linaje Shivagakomarpaj

Desde su construcción en el siglo xix, el templo de Wat Po en Bangkok ha mantenido su importancia como institución médica tradicional. El templo alberga las antiguas tablillas de piedra y ha sido depósito de las técnicas de curación; algo parecido a una biblioteca médica sobre masaje y tratamiento herborista tradicional. Durante una época, fueron los monjes de Wat Po quienes practicaban los masajes. Hoy día ya no es así. Sin embargo, el templo aún constituye la sede de una de las más respetadas escuelas de masaje tailandés y herbología médica en el país, donde se imparten cursos para tailandeses y turistas occidentales.

La mayoría de alumnos occidentales que han estudiado en Tailandia no lo han hecho en el Wat Po. Al contrario, muchos de ellos han cursado sus estudios en una de las muchas escuelas de Chiang Mai, la principal ciudad del norte de Tailandia. Chiang Mai se ha erigido como «centro» del turismo médico, de la industria de los balnearios y de la medicina tradicional. A finales de la década de 1990 y comienzos del 2000, el número de turistas que pasaba por Chiang Mai creció exponencialmente, lo cual hizo que se disparase el número de escuelas de masaje tailandés. Actualmente, se pueden encontrar en la ciudad centros docentes de todo tipo y forma, cada uno con un currículo ligeramente distinto. La calidad de la educación en estos centros tiende a ser irregular, según la integridad y los conocimientos del director y los profesores del equipo docente.

Durante muchas décadas, la Thai Massage School Shivagakomarpaj, hospital y escuela de medicina tradicional, ha sido la institución más influyente en cuanto a estudios médicos tradicionales se refiere en Chiang Mai. Esta escuela, conocida familiarmente por sus estudiantes occidentales como el Hospital de Medicina Antigua, se fundó en la década de 1960 y su director entonces era el doctor en medicina tradicional tailandesa Ajahn («Maestro») Sintorn Chaichakan.4

Ajahn Sintorn empezó cursando sus estudios de medicina tradicional en Wat Po, a finales de la década de 1950. En 1958 se graduó, siendo el primero de su promoción, y continuó en la institución como profesor durante otros cuatro años. Hasta entonces, en Wat Po no se enseñaba masaje tailandés, pero a petición personal del rey, Ajahn Sintorn representó un papel clave en los inicios del programa de masaje para complementar la disciplina de herbología que se ofrecía en Wat Po desde varios años atrás. En 1962, Ajahn Sintorn regresó a Chiang Mai y empezó a practicar la medicina en pequeños dispensarios de los jardines de diversos templos. En aquella época, al gobierno de Tailandia sólo le interesaba apoyar a la medicina occidental, y las tradiciones nacionales se mantuvieron vivas por su vinculación con las instituciones budistas. Afincado en el norte de Tailandia, Ajahn Sintorn adaptó su práctica del masaje y la herbología médica para incorporar aspectos de la cultura septentrional. Uno de los cambios más significativos que realizó en su estilo de masaje fue ralentizarlo. Como decía él, adoptó el «estilo relajado» de los nativos de Chiang Mai. También se centró en el conocimiento local de las hierbas, incorporando tratamientos que no formaban parte de la tradición de Wat Po en su farmacopea.


Ajahn Sintorn dirige la ceremonia wai khru en el Hospital de Medicina Antigua, en 2001.

En 1973, Ajahn Sintorn compró unos terrenos a las afueras de Chiang Mai y fundó la sede actual. Con sólo una exigua subvención estatal, inició el proyecto que, por entonces, tenía una capacidad de diez camas. Aquéllos fueron los humildes comienzos del Hospital de Medicina Antigua, que no dejó de crecer hasta su tamaño actual.

En la década de 1990, la escuela licenciaba promociones de entre 60 y 70 estudiantes al año en sus programas de Medicina Tradicional Tailandesa, y los Estudios Occidentales de Masaje Tailandés convocaban hasta cien alumnos. Con el cambio de milenio, el Hospital de Medicina Antigua pasó a formar parte del sistema de acreditación nacional que hoy día regula las enseñanzas y la práctica del masaje en el país. Ajahn Sintorn continuó como director del centro hasta su fallecimiento, el 18 de octubre de 2005. Su hijo, Ajahn Wasan Chaichakan, y su sobrino, Parawat Poungpiam, son actualmente los directores.

La influencia de este hospital es aún mayor de lo que el número de matrículas puede hacer pensar, en la medida en que muchas de las escuelas que funcionan en Chiang Mai mantienen un vínculo no oficial con la institución. Con los años, personas que profesionalizaron sus conocimientos en el hospital decidieron fundar sus propios centros docentes. De este modo, buena parte de las escuelas de la zona ofrecen esencialmente las mismas técnicas y teorías que se imparten en el Hospital de Medicina Antigua. En consecuencia, la rutina de masaje que Ajahn Sintorn desarrolló se ha convertido en el estilo que distingue el masaje en el norte de Tailandia, conocido entre los occidentales como «masaje tailandés de estilo del norte».

En la zona de Chiang Mai, y más allá, muchas personas reconocen a Ajahn Sintorn como fuente de sus conocimientos y consideran el Hospital de Medicina Antigua como puntal de su linaje. Como en tantas artes orientales, el linaje es tenido por un elemento importante de la instrucción del masaje tailandés; se trata de un indicativo de autenticidad y un sello de alta calidad. Para la mayoría de profesionales y profesores en el país, pertenecer a un linaje es crucial, en tanto que indica que el profesional participa de una tradición verdadera y fundamentada. Quienes remontan su linaje al Hospital de Medicina Antigua son conocidos, en sentido colectivo, como el «linaje Shivagakomarpaj».

Tan importante como el prestigio y la autenticidad es el vínculo personal que el linaje ofrece con el profesor de un estilo o forma concreta de masaje, aun tras la muerte de su fundador. Por ejemplo, aunque Ajahn Sintorn falleció en 2005, muchos de sus estudiantes han continuado enalteciendo su memoria como fundador del linaje incluyéndolo en sus ceremonias wai khru que honran a los profesores. Esta conexión personal ha ido ganando importancia entre los estudiantes de origen no tailandés cuando éstos han regresado a sus países de origen, han fundado escuelas y han practicado este arte. Al integrarse en un linaje tailandés concreto, los individuos que viven fuera de las fronteras tailandesas conservan una relación importante con los profesores que permanecen en Tailandia.


Ceremonia del wai khru en honor de Buda, Jivaka y Ajahn Sintorn en el Instituto Tailandés de Artes Curativas, Arlington (Estados Unidos).

El libro que tiene usted en las manos trata sobre el masaje tailandés del linaje Shivagakomarpaj. Se basa casi por entero en las técnicas del Hospital de Medicina Antigua, en concreto, en el programa de masaje que se enseñaba allí a mediados de la década de 1990. He hecho cuanto estaba en mis manos para describir con el mayor detalle posible este tipo de masaje siguiendo las pautas que aprendí en el Hospital, si bien en momentos puntuales he aña-dido mi propia interpretación o explicación para clarificar algunos puntos específicos. Buena parte de las diferencias que existen entre el procedimiento descrito en este libro y otros que hay en el mercado a modo de introducción a los fundamentos de las rutinas del masaje tailandés pueden atribuirse a las diferencias entre las enseñanzas de Ajahn Sintorn y las de otros profesores. Al com parar las obras escritas por otros autores, las rutinas y otros detalles pueden no coincidir exactamente. No es que este libro sea correcto y los demás estén equivocados; se trata tan sólo de comprender las dis crepancias como facetas únicas del linaje Shivaga komarpaj. Para poder evaluar la autenticidad y compatibilidad de los materiales presentados en cualquier libro con otras enseñanzas, es esencial determinar la fuente primigenia del linaje.

Estilos de masaje tailandés y diversidad de prácticas

Pese a las estructuras formales, como linajes y escuelas, el masaje tailandés continúa siendo una forma artística muy diversificada en su país de origen. Es habitual que los occidentales hablen de dos estilos de masaje, uno que predomina en el norte del país y otro en el sur. De hecho, existen algunas diferencias apreciables de inmediato entre el masaje más suave y relajado del linaje Shivagakomarpaj que se impone en Chiang Mai (conocido entre muchos occidentales como «estilo del norte») y otros estilos más rápidos e intensos que se pueden encontrar en otras zonas (a los que los occidentales denominan «estilo del sur»). Señalar estas diferencias permite al estudiante de masaje tailandés identificar aquellos rasgos exclusivos de un profesor o una escuela y apreciar el atractivo único de cada modalidad. (Volveremos sobre ello en el capítulo 6.) Entre los tailandeses, sin embargo, esta distinción norte-sur pasa mucho más desapercibida.

Los profesionales tailandeses, por el contrario, sí perciben una diferencia históricamente muy clara y universalmente reconocida: la que existe entre los estilos de masaje regio y plebeyo. El estilo regio (o nuat rajchasumnak), que se desarolló en la corte como respuesta a las necesidades de mayor respeto hacia los cuerpos de la realeza tailandesa, exige evitar el uso de los pies, limita el contacto físico entre el profesional y el cliente, elimina los estiramientos y sigue otros protocolos específicos considerados más respetuosos. El estilo plebeyo (o nuat chaloeyseuk), por otra parte, adopta un enfoque más relajado en cuanto al contacto de los cuerpos entre cliente y profesional, incorpora la presión con los pies y los estiramientos y permite un amplio espectro de posiciones y técnicas. El programa actual de masaje tailandés impartido en la mayoría de escuelas del país consiste en una mezcla de técnicas derivadas de ambos estilos.

Todo esto son generalizaciones. En la mayoría de casos, el estilo se considera un rasgo personal de cada practicante o profesor. Las diferencias son sutiles y pueden ser irreconocibles al ojo no entrenado; sin embargo, no hay dos profesionales que realicen un masaje tailandés exactamente igual. Aun cuando el profesional se mantenga fiel a las enseñanzas recibidas en el seno de un linaje concreto, con el tiempo, cada terapeuta desarrollará un estilo personal fruto de su experiencia, de sus capacidades físicas y sus preferencias personales. Los profesionales en Tailandia suelen combinar técnicas de muchos profesores o tradiciones, mezclando en ocasiones el masaje propiamente tailandés con el brumese, el chino, el hill-tribe o incluso el sueco. Por estas razones, los métodos varían de aldea en aldea, pasan de familia en familia como un tesoro y las rutinas son distintas en cada persona. Por ello, bajo el nombre de «masaje tailandés» podemos encontrar muchos estilos diversos.

En 1985, un grupo de agencias gubernamentales y particulares pusieron en marcha el proyecto Reviving Traditional Thai Massage con el objetivo de fomentar la educación, la práctica y la profesionalización de este arte. Gracias a sus esfuerzos, en gran medida, en 2004 se inició en Tailandia la regularización oficial de los profesionales del masaje así como de sus enseñanzas bajo los auspicios del ministerio de Salud Pública. Entre los objetivos tanto del proyecto Reviving Traditional Thai Massage como del ministerio de Salud Pública figuraba la estandarización de las industrias de terapia en balnearios y clínicas de masaje, al tiempo que instauraron un programa nacional relativo a este tipo de masaje. Sólo el tiempo desvelará los resultados de este movimiento a largo plazo. Desafortunadamente, debemos contemplar la posibilidad de que acabe perdiéndose una parte considerable de las tradiciones orales y de las prácticas rurales que conforman la colorida diversidad de la medicina tailandesa tradicional. Sin embargo, también hemos observado notables beneficios, fruto de estos esfuerzos, en el control de calidades, los estándares formativos y la seguridad. Debemos señalar también que el renovado apoyo que el gobierno tailandés presta al masaje es responsable, probablemente, del enorme éxito internacional de que goza esta práctica en las últimas décadas.

La espiritualidad en la práctica del masaje tailandés

Tailandia es un país religioso; el observador que está de paso percibe sin dificultades una profunda y amplia influencia budista en la vida cotidiana, presente en todos los estratos sociales. Son muchos los lugares del país donde los monjes budistas representan un papel central en las prácticas curativas: ofrecen amuletos, fórmulas mágicas, encantamientos y exorcismos para cuidar y proteger a sus pacientes. Aun cuando estas prácticas puedan remontarse al chamanismo o el animismo previos al budismo, el imaginario de los ritos de la medicina rural es budista, el lenguaje de los encantamientos cuenta con frases budistas en su mayoría y estas curaciones suelen realizarse en templos de la comunidad.

El budismo y la medicina siempre han mantenido un estrecho vínculo en Tailandia, igual que en otros lugares de Asia durante milenios. De hecho, las múltiples oleadas de expansión del budismo son las responsables de la presencia de numerosas terapias de herbología, ayurvédicas y de yoga en Tailandia, originarias sobre todo de la India. En los últimos tiempos, monasterios diseminados por todo el país han hecho las veces de importantes centros de recursos médicos. Instituciones como el Wat Po y el Wat Mahathat (otro templo de Bangkok) continúan cumpliendo esta función.

En el centro de la práctica espiritual del sanador tailandés está Jikava (normalmente conocido en Tailandia como «Shivago Komarapat» o «Shivagakomarpaj»), a quien reverencian como fundador del sistema médico tradicional. El historiador budista Kenneth Zysk cuenta la historia de los primeros años de vida de Jivaka, como aparece en las escrituras en lengua pali del budismo Theravada:

Salavati, una cortesana de Rajagaha, [dio] a luz un hijo que fue entregado a una esclava, quien lo colocó en una cesta de cribar, que tiraron a un montón de basura ... El niño es recogido y criado por el hijo del rey, Abhaya ... El niño recibió el nombre de Jivaka porque estaba «vivo» (de la raíz jiv, vivir) y porque un príncipe se ocupó de él se llamó Komarabhacca («alimentado por un príncipe»). Jivaka, cuando se acercaba a la edad en que debía procurarse su propio sustento, decidió aprender el oficio de médico. Tras oír hablar de un médico de fama mundial en Taxila, viajó hasta la ciudad, famosa por su educación, para aprender con el eminente doctor. Tras siete años de estudios de medicina, pasó un examen práctico en el que demostró su conocimiento de las hierbas medicinales; lo superó con gran éxito y, con la bendición de su mentor, partió para ejercer la medicina.5

Jivaka es una figura menor de las escrituras budistas, pero su historia aparece en diversas versiones de traducciones sánscritas, chinas y tibetanas de otras tradiciones budistas asiáticas. Todas ellas coinciden en que, más tarde, Jikava se convirtió al budismo y ofrecía su tiempo voluntariamente para ejercer la medicina en la orden monástica. La versión pali de la historia afirma que, en un momento dado, llegó a tratar incluso al propio Buda, afectado por un problema de doshas (los humores ayurvédicos).


Estatua votiva de Jikava en los jardines de Wat Phra Kaew (Bangkok).

En muchos lugares del mundo budista, Jikava ha quedado relegado al olvido; en Tailandia, sin embargo, fue elevado al rango de semidiós. Muchos curanderos lo consideran la fuente primigenia de la medici-na tradicional pediátrica tailandesa, así como el inventor de muchas de las prácticas de masaje y tratamientos con hierbas. (Otros héroes médicos, como los luesii, también gozan del honor de haber realizado aportaciones específicas.) Durante el tiempo que pasé estudiando en Tailandia, todos los curanderos a quienes visitaba, sin excepción, poseían una estatua o una imagen de Jikava, sentado o de pie sobre el altar junto a Buda y otras figuras en reconocimiento a su rango como primer ajahan (profesor o maestro) de los profesionales. Así sucedía tanto con los profesionales sin formación oficial, los no autorizados, herederos de las formas rurales de la medicina, como con los estudiantes de currículos reglados y con los profesores de numerosas clínicas y escuelas de Chiang Mai.

La estatua de Jikava también ocupa lugares destacados de muchos monasterios y templos, incluido el templo nacional de Tailandia, el Wat Phra Kaew, en Bangkok. Los sanadores rezan a Jivaka pidiéndole su ayuda para desempeñar bien su cometido, y los pacientes, por su parte, suelen rezar pidiendo la curación. Se cuenta que Jikava intercede con benevolencia a favor del paciente y también que transmite la curación a través de las manos del practicante tradicional tailandés.

Aunque la mayoría de terapeutas confían en sus conocimientos adquiridos y en sus técnicas, es cierto que otorgan aún más valor a la capacidad de Jikava como guía de sus propias manos durante la ejecución del masaje. Antes de cada sesión, los curanderos se arrodillan a los pies de sus pacientes, con las manos unidas, y cierran los ojos; entonces solicitan la guía del «padre doctor», a modo de preparación. Mientras trabajan, muchos practicantes se sienten como un instrumento de Jikava, más incluso que como sanadores por propio derecho. Los verdaderos maestros, por tanto, consideran que cada uno de los movimientos del masaje constituye un ejercicio de meditación y de piedad.

Muchas escuelas de masaje tradicional tailandés enseñan, como primera lección, alguna versión del canto que aparece en el Apéndice 1, al final de este libro. En la mayoría de escuelas tailandesas, este cántico se repite cada día en una ceremonia conocida como el wai khru, u «honra al maestro ». En el Hospital de Medicina Antigua, por ejemplo, todo el personal del centro, profesores y estudiantes, lo entona dos veces al día. Incluso en esta prestigiosa institución secular, la ceremonia de Jikava es bastante compleja. Incorpora ritos budistas y reafirma el papel central de la tradición budista en la práctica de la medicina tradicional tailandesa.

De hecho, una de las principales enseñanzas del Hospital de Medicina Antigua es que la espiritualidad constituye una de las tres disciplinas más importantes de la medicina tradicional tailandesa, junto con la herbología y el masaje.

Otro ejemplo de la naturaleza espiritual del masaje tailandés queda bien representado en los diver-sos tipos de ceremonias de iniciación exigidas en las escuelas de Tailandia. Son muchos los profesores que mantienen una tradición secular de iniciación antes de impartir sus enseñanzas. Algunos de mis maestros de Chiang Mai me pedían que llevase nueve flores de loto frescas y nueve barritas de incienso para celebrar una ceremonia en su altar, con la que se inauguraría formalmente la relación estudiante-maestro. (El nueve es un número cargado de simbolismo en Tailandia, por sus vínculos con el budismo.) El mismo reconocimiento merecen las ceremonias de graduación, en las que se suelen entonar cánticos, se entregan diplomas y se atan las muñecas de los estudiantes con cintas sagradas.

La ética en el masaje tailandés

El código ético fundamental observado tradicionalmente en Tailandia, independientemente de la profesión practicada, está constituido por los Cinco Preceptos del budismo. Se dice que fueron establecidos por Buda para fomentar la armonía y la paz entre los hombres y para evitar el desarrollo de un karma negativo. Los budistas de todo el mundo siguen estos principios y podrían traducirse, de un modo aproximado, como sigue:

• Abstenerse de matar a todo ser vivo.

• Abstenerse de tomar lo que no es propio.

• Abstenerse de practicar relaciones sexuales perjudiciales para uno mismo o para los demás.

• Abstenerse de la falsedad en el discurso y en las acciones.

• Abstenerse de intoxicaciones por drogas o alcohol.

El budismo, tradicionalmente, destaca los valores de humildad, honradez y compasión, y anima al devoto a practicar estas virtudes en su quehacer cotidiano y en su trabajo. El profesional del masaje tailandés no constituye una excepción. También los profesionales no budistas de las artes curativas tailandesas deben garantizar, al menos, que sus prácticas de sanación y empresariales sean coherentes con estos principios. El practicante, en su ejercicio, jamás debe causar daño a otros, engañarlos, abusar de su posición implicándose desde el punto de vista sexual con los pacientes, mostrarse falso o inducir a error, o utilizar bebidas alcohólicas o estupefacientes durante el trabajo con sus clientes.

Además de esta guía secular budista, los profesores particulares y las escuelas también deben imponer ciertos códigos éticos a sus estudiantes. Se trata de códigos morales pensados para proteger la integridad de la tradición y a los propios clientes de terapeutas sin escrúpulos. El gobierno tailandés redactó un conjunto de directrices relativas a la conducta ética, que puede consultarse en el Apéndice 2. Toda escuela que se precie debe exigir a sus estudiantes que firmen el pacto y se adhieran a él. (Para esta edición, he preparado una versión del texto original ligeramente abreviada, adecuada para Occidente.) El linaje Shivagakomarpaj también ofrece otro conjunto de normas. Juntos, estos dos textos protegen a los clientes, a los estudiantes y las enseñanzas del masaje tailandés.

Pese a la preocupación por mantener una ética elevada, el masaje tailandés ha tenido que luchar en el pasado para desvincularse de su asociación con la industria sexual. Para muchos estadounidenses en el sureste asiático, en especial durante la guerra del Vietnam, el masaje tailandés se había convertido casi en sinónimo de prostitución. Hoy día, muchas clínicas de masaje —sobre todo en Bangkok y Patthaya— continúan haciendo las veces de burdeles. Los perjuicios que de esto se derivan para la tradición del masaje tailandés en su propia cuna están relacionados con una asociación ininterrumpida del masaje asiático con la prostitución desde Occidente. Algunos de mis estudiantes, por ejemplo, han informado de personas que llamaban convencidas de que recibir un masaje tailandés significaba recibir un «final feliz» con una mujer asiática. Estas perspectivas racistas y sexistas no se limitan al masaje tailandés, sino que por desgracia forman parte de la realidad de la industria del masaje a escala mundial.

Pese a esta reputación que vincula el masaje tailandés con el sexo, tanto en Tailandia como en Occidente, la mayoría de clínicas tailandesas practican hoy un arte curativo serio y legítimo derivado de un conocimiento espiritual y médico tradicional que ha perdurado hasta nuestros días. Esto se observa de forma especial en Chiang Mai, que ha conservado su merecida reputación como centro más importante de medicina tradicional en el país. El trabajo del terapeuta actual consiste en instruir al público de acuerdo con el carácter medicinal, sanador, de su práctica y preservar, durante el ejercicio de su profesión, los códigos éticos a los que hemos hecho referencia.

«Metta»

Los occidentales podrían encontrarse con dificultades para asumir buena parte de la vertiente espiritual del masaje tailandés, debido a las barreras impuestas por el lenguaje y la cultura sobre la mayoría de turistas en Tailandia. Además, las escuelas de masaje tailandés que reciben a los visitantes extranjeros suelen quitar importancia a las enseñanzas teóricas o espirituales, concentrándose por el contrario en la técnica corporal. En ocasiones, estas decisiones obedecen al convencimiento de que los estudiantes occidentales no sentirán interés por cuestiones de esta naturaleza.

En Tailandia, la enseñanza del masaje se inscribe casi siempre en un contexto budista, pero la religiosidad propia de este país no debe suponer un obstáculo para los estudiantes de otras culturas ni debe frenar su interés por esta forma artística. Tanto el masaje tailandés como el cultivo del metta son totalmente compatibles con cualquier otra tradición espiritual. La lección más importante del budismo tailandés afirma que el esfuerzo por llevar una vida honrada, humilde y compasiva debe ser una práctica difundida universalmente. Cualquier práctica espiritual que haga hincapié en estas virtudes redundará en beneficio de la curación, al reducir el egocentrismo del profesional e incrementar la atención y la compasión prestadas a los clientes.


Una «casa espiritual» que ofrece comida y bebida para el bienestar de los espíritus; es una imagen habitual en Tailandia (Koh Samui).

Para ser justos, algunas de las prácticas más destacadas del masaje tailandés entrañan una dificultad excesiva para el turista que desea aprenderlas en un curso intensivo. El metta se cuenta entre estas dificultades. Para muchos tailandeses, la clave del arte de curación —sea por la vía del masaje tailandés o por cualquier otro tipo de medicina tradicional— radica en la voluntad compasiva del profesional. Las prácticas asociadas con la medicina tailandesa, en especial los cánticos y los rezos, son recursos budistas para fortalecer la humildad, la gratitud y la compasión en el curandero, y están pensados para despertar en el profesional un grado de conciencia más profundo de sí mismo y del cliente. Los profesionales, por lo tanto, cultivan un estado mental llamado metta, que suele traducirse por «bondad».

Cuando se asocia al adecuado dominio de la técnica corporal, la práctica del metta sirve de guía, en muchos casos, para que el terapeuta de masaje tailandés lleve a cabo la secuencia de pasos correcta con un grado de intensidad adecuado, lo cual garantizará un resultado terapéutico siempre positivo y útil. Sin embargo, si la mente del terapeuta divaga o está desconectada, si no presta atención al cliente, o si falta la intención compasiva hacia el bien por parte del terapeuta, el masaje quedará en poco más que en una serie de movimientos físicos. Aunque estos ejercicios puedan reportar cierto bienestar físico por sí mismos, los beneficios que pueden ofrecer sólo aumentarán cuando exista un toque infundido por la voluntad consciente de sanar.

Esta razón, sobre cualquier otra, hace que el terapeuta de masaje tailandés inicie su ejercicio con un rezo a Jikava. En el contexto occidental, un rezo, un canto breve, o cualquier forma de tomarse un momento y concentrarse, clarificar nuestra mente y centrarnos en la compasión hacia nuestros clientes logrará resultados fantásticos en nuestra práctica y en el bienestar de nuestros clientes.

Enciclopedia del masaje tailandés

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