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Introducción

Morimos y vivimos por historias

Las historias migraron en secreto. No sería honesto asumir que lo que creemos hoy (sea lo que sea) es solo sentido común o lo que siempre supimos. Suponer eso es también una forma de olvidar el poder de una historia y de un narrador, el poder en las márgenes y el potencial para el cambio.

—Rebecca Solnit, Hope in the Dark:Untold Histories, Wild Possibilities1

Me gusta leer historias viejas (tantas como sea posible): mitos egipcios antiguos acerca de una diosa-madre-buitre, leyendas iroquesas, la historia coreana sobre un niño recién nacido, hijo de un hada y un árbol de laurel, que se abre paso a través de una inundación, salvando hormigas y mosquitos en su camino. O la historia maya sobre el dios del maíz que resucitó del caparazón de una tortuga, asistido por enanos. Encuentro un despliegue fascinante y expansivo de viejas historias iluminadoras, hermosas y problemáticas a través de todas las culturas.

Viejas historias bíblicas

Pero las historias que poseen un lugar formativo único en mi vida son las historias bíblicas. Las he escuchado desde el día uno (probablemente desde que estaba en el vientre). En algunos momentos de mi vida esto me amargaba. ¿Qué podría ser menos sofisticado o más mundano que crecer como bautista en Indiana? ¿Qué si hubiese sido criada por intelectuales franceses o ancianos navajos?

En esta etapa tardía de mi vida, me sorprende ver que pasé la mayor parte de mis días —no estoy bromeando: horas y horas— inmersa en estas mismas viejas historias de la Biblia. Te aseguro que no se trata de lealtad ciega, sino que tiene algo que ver con el hecho de ser ministra (así que es mi trabajo), pero también sucede que estas historias parecen tener una capacidad inagotable para revelar destellos de Dios, de qué es ser humano; cosas que quizás deberíamos mantener ocultas y qué está debajo de la superficie de cada día. Estoy agradecida por estas historias que persisten en desconcertarme y nutrirme.

Pero creo que las Escrituras pierden algo de su capacidad de revelación si no entramos en ellas honestamente como mujeres agotadas del patriarcado o como personas que han visto tanta injusticia que nunca dejarán de cuestionar a la autoridad. La Biblia pierde algo de su capacidad de revelación si no le traemos nuestras preguntas. La Biblia invita —casi demanda— nuestras preguntas.


… Estas historias parecen tener una capacidad inagotable para revelar destellos de Dios, de qué es ser humano; cosas que quizás deberíamos mantener ocultas…


En algunas ocasiones tal vez tengas que tomar una horqueta para aflojar el suelo. Nada crece en la tierra compactada y sólida. Además, usar una horqueta puede sentirse catártico. Ha sido de una enorme influencia a largo de las culturas por todo el mundo. Las historias de la Biblia son narrativas fundadoras para mucha gente en las religiones judía y cristiana, como también lo son para el islam. Ciertas lecturas han producido teología terrible, violentamente divisiva (propia de la supremacía blanca misógina, antisemita, islamófoba, homofóbica). Algunas lecturas han levantado ideas sobre el excepcionalismo humano que han contribuido a la desaparición del planeta. Si quieres atacar a la Biblia con una horqueta, pienso que el Amante Misericordioso de la Creación estaría de acuerdo con ello.

Nuevas historias

Sé que no soy la única que se siente un poco desesperanzada acerca del estado del mundo. El otro día tuve que salirme del camino interestatal porque una lluvia torrencial estaba causando inundaciones menores. No fue un gran problema, pero en el momento me sentí furiosa. O sea ¿en serio? ¿No puede pasar ni media hora sin que algo pase para recordarnos que estamos condenados? El clima violento, hombres violentos, Charlottesville, Corea del Norte, Houston, calor, inundaciones y fuegos sin precedentes, inundaciones en el camino.

Últimamente estuve manteniendo la radio apagada cuando manejo para tratar de darme espacio para respirar y estar presente en lo que está frente de mí; pero, mientras esperaba que la lluvia se calmara, estaba agradecida de haberla encendido. Krista Tippet entrevistaba a la autora Rebecca Solnit. A veces necesitas oír a alguien más inteligente, con “un compromiso robusto con la esperanza” cuando la tuya está titubeando.

Rebecca le decía a Krista que ella piensa que las personas en esta cultura “parecen amar más a la certeza que a la esperanza” y que lo que necesitamos hacer es dejar ir a la certeza. El futuro es oscuro porque es desconocido. Pero “hay una sensación de posibilidad en lo desconocido”, no una fatalidad inevitable. “El amor se hace en la oscuridad”. Si no conoces el trabajo de Solnit, ella no es para nada una falsa optimista. Pero cree —ha visto, dice— que, tras Katrina y otras crisis, el desastre nos puede mover hacia un lugar de “no separación, compasión, compromiso, coraje… y generosidad”. En lugar de desmoronarnos, afirma, podríamos caer juntos.

Como había estado leyendo y escribiendo sobre historias, estuve especialmente alerta a lo que ella decía. “Necesitamos pensar acerca de las historias que contamos y sus consecuencias. Las personas viven y mueren por historias”. Necesitamos más historias, mejores historias, más complejas. Necesitamos preguntarnos si hay mejores formas de contar nuestras viejas historias y si hay historias acerca de “aquellos jugadores que no están en el centro de la atención” que contamos mal.

Empecé garabateando notas en un recibo de cambio de aceite, así que podría incorporar sus palabras en esta introducción. Este libro se trata de involucrarnos con las viejas historias en formas nuevas, haciéndoles preguntas, buscando esperanza. Si las historias bíblicas están contribuyendo en la destrucción y la crueldad, si no nos están ayudando, entonces mejor trabajemos en la forma en que las estamos leyendo y contando.

Uno de los bellos aspectos de tener un canon es que puedes mirar atrás y ver una matriz interminable de interpretaciones desenvolviéndose durante cientos —incluso miles— de años. Las historias son contadas y recontadas, estiradas y excavadas. Son leídas de diferente forma según la época, generando sin cesar nuevos significados y nueva vida para las personas en los tiempos y lugares donde viven.

No siempre disfruto el modo en el que los padres de la iglesia interpretaron la Biblia. Ellos tuvieron muchos problemas con el sexo, las mujeres y el pueblo judío. Jerónimo dijo: “Las intimidades de la Mesopotamia murieron en la tierra del Evangelio”, como si esto fuese algo para celebrar. Él pensó que era bueno dejar atrás relaciones humanas desordenadas, “carnales”, mientras que a mí me gustan bastante. La forma en que Jerónimo, Tertuliano y el Papa Gregorio realizaron su Gran lectura de la Biblia tuvo un efecto duradero en la forma en que la fe cristiana se desarrolló, pero, claramente (y también afortunadamente), el proceso de interpretación no se detuvo con ellos.


Uno de los bellos aspectos de tener un canon es que puedes mirar atrás y ver una matriz interminable de interpretación desenvolviéndose durante cientos, incluso miles, de años


Como predicadora, me entusiasma cuando un pasaje de las Escrituras que incluye “las intimidades de la Mesopotamia” termina quedando en el leccionario. Me gusta predicar especialmente sobre los pasajes que incluyen mujeres. Esto no sucede tan a menudo como quisiera. Después de la elección presidencial estadounidense de 2016, mi iglesia, House of Mercy,2 decidió crear un leccionario alternativo. Cada semana predicamos sobre los textos que incluyen mujeres: algunas familiares y otras que antes no aparecían en el leccionario: María, Miriam, las hijas de Zelofehad, la señora de Potifar, la hija de Jefté, Judit, y la prostituta de Babilonia, entre otras.

Lo hicimos porque “las personas viven y mueren por las historias”, y percibimos un sentido de urgencia por encontrar las alternativas, las que pudieran ayudar a subvertir a las dominantes. El mundo de las Escrituras (y mucho de la historia de la iglesia y la cultura, la política y medios de comunicación, teología y filosofía liberales y conservadoras) ofrecen una narrativa mayormente masculina. Necesitamos traer, prestar atención, leer y releer las historias de las mujeres en la Biblia (y más allá) porque el statu quo no está funcionando muy bien para la mayoría de las personas en la tierra (personas en las bajas naciones isleñas; los nativos americanos habitantes de la reserva Standing Rock; los bengalíes; los refugiados sirios, mujeres, hombres y niños negros y marrones en los Estados Unidos de la Supremacía Blanca). El statu quo no está funcionando para la tierra en sí misma. Todo el arco de las narrativas bíblicas nos llama a cuestionar los sistemas de poder existentes y nos da historias para ayudarnos a hacerlo. Sí, la narrativa dominante en la Biblia es la masculina, pero hay muchas otras historias para contar.

Las narrativas masculinas no son todas las mismas, obviamente; debemos empezar a sumergirnos en que aquello que ha sido considerado características masculinas y femeninas no son rasgos biológicamente determinados, sino modos particulares de ser que gran parte de la cultura ha definido, siendo lo masculino aquello que posee privilegio sobre otras formas de ser. Ahora podemos ver que algunas de estas definiciones no son buenas para el mundo.

Las ideas sobre la masculinidad están siendo redefinidas lentamente, pero muchos hombres de la edad de mi padre aprendieron que ser hombres significaba que la ira era la única emoción aceptable para mostrar. Presumir los músculos y de una especie de masculinidad violenta que ridiculiza la gentileza y alienta demostraciones insensibles de poder eran la forma en que probabas tu virilidad. De acuerdo con esta definición estrecha de la masculinidad, un hombre demuestra su amor a través de la posesividad, rivalidad, dominación y agresión más que a través de la ternura.

Puede parecer que estoy siendo demasiado dramática, pero necesitamos repensar los modos de ser que privilegiamos en el pasado si queremos que continúe la vida en el planeta. Si nos sentimos bien con una vida donde solo el uno por ciento puede costear el lujo de la atención médica y las cápsulas de refugios antiaéreos a medida (o lo que sea que los ultrarricos estén preparando para el apocalipsis) para sobrevivir o si nos sentimos bien sirviendo las agendas de los superricos que aumentan sus fortunas gracias al desastre climático y la guerra perpetua, entonces podemos posar nuestros ojos en la narrativa dominante. De lo contrario, deberíamos buscar alternativas.

No entiendo la física cuántica, pero sé que la fuerza débil es una de las cuatro interacciones conocidas de la naturaleza, junto con fuerzas más fuertes como el electromagnetismo y la gravedad. Jesús parece poner siempre a lo débil primero: los pobres, los enfermos y los mansos. Confío en este aproximamiento. Si valoras solo lo fuerte, entonces no valoras lo débil. Conozco mucha gente, hombres y mujeres, que temen a la revelación de su vulnerabilidad más que casi otra cosa. Esa es una narrativa que necesita ser transformada.

Esta primavera, en la graduación de mi hijo de la universidad, el orador de la Facultad, Uditi Sen, instó a los graduados a “soñar con el deshacer del mundo tal y como está”. Eso es de lo que estoy hablando: nuevas historias, más historias, las viejas historias recontadas de nuevas formas. La oradora inicial, profesora de la Universidad de Princeton, Keeanga-Yamahtta Taylor, dijo: “El presidente de los Estados Unidos —el político más poderoso en el mundo— es un megalómano racista y sexista. No es una observación benigna, sino que para muchas personas de este país esto ha significado consecuencias trágicas”. Posteriormente recibió tantas amenazas de muerte que canceló los discursos que tenía programados. También estoy hablando de eso.

El mundo se está hundiendo en divisiones profundas y violentas. Necesitamos encontrar historias que nos ayuden a cruzar las divisiones.

Historias de mujeres

Usualmente, las mujeres no son situadas al frente de las creencias abrahámicas, aunque están presentes en todas partes. He sido particularmente afectada por Agar, Ester y María (la madre Jesús): cómo cruzaron las líneas hechas por los hombres, sus historias, y cómo vivieron (dentro y fuera del libro).

Agar comienza en el clan hebreo de Abraham para luego convertirse en la matriarca del islam, y así la historia sigue. Ester no vive como una judía observante, pero salva a su pueblo de la destrucción. La historia cristiana oficial no existe sin María, pero también da a luz a muchísima imaginación heterodoxa. Su historia resuena con rastros de diosas de la fertilidad indígenas y antiguas deidades femeninas egipcias.

Estas son algunas mujeres salvajes y provocativas.

Y siguen viviendo fuera de la página a lo largo de los siglos, impactando y animando la cultura humana desde la Meca hasta Méjico y todo lugar entre ellos. Todo hombre y mujer musulmán que sea capaz física y financieramente tiene la obligación, por lo menos una vez en la vida, de seguir a Agar, volver sobre sus pasos durante el Hajj, la peregrinación islámica anual a la Meca. Cada año, las mujeres judías en Brooklyn, Tel Aviv y San Pablo —o donde sea que estén celebrando el Purim— se visten como Ester. María, la madre de Jesús, aparece bajo varios aspectos alrededor del mundo, inspirando devoción a través de barreras religiosas, de clase, género y raza. Es reverenciada por musulmanes, cristianos y los completamente heterodoxos.


Estas son algunas mujeres salvajes y provocativas.


Esta clase de poder femenino nos puede ayudar a pensar más creativamente acerca de las intersecciones del islam, el judaísmo y el cristianismo, como también sobre nuevas formas de avanzar que incluyan sabiduría, fuerza y vulnerabilidad. Estas mujeres se mueven y viven en lugares y caminos que están un poco por fuera de los firmes fundamentos y de los límites estrictos de nuestras tradiciones divididas. Aunque muy a menudo nuestras creencias siguen la guía de la visión de los padres, las mujeres nos llevan a diferentes lugares. Estiran las líneas y dan a las religiones monoteístas una calidad más alborotadora.

Estuve pensando en Agar, Ester y María como una especie de trinidad trans-fe: la (M)Otra,3 la Vampira, y la Reina que cambia de forma. O a veces es la Matriarca a la par del Patriarca, la Diosa del Amor y la Mediadora. No pretendo sugerir que sean como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, pero me gusta invocar un triunvirato.

Seguir a Ester, Agar y María me llevó a un centro comercial somalí donde recibí un tatuaje de henna, a una librería feminista musulmana; a un templo en Purim, donde conocí a un rabí vestido como Darth Vader en patines; a un festín en Guadalupe, donde unos bailarines aztecas con poca ropa sacudieron los cimientos de la iglesia en la celebración de Nuestra Señora. Encontré a muchas mujeres a lo largo del camino cuyas historias, preguntas y producción creativa me dieron esperanza: a una artista de Arabia Saudita, a una luterana convertida al islam, al fundador de un colectivo de arte y música indígena en San Pablo.

Nuestro concepto de Dios es inevitablemente estrecho; es condicionado por nuestra experiencia y los límites de nuestra tradición. Salir un poco nos ayuda (me da vergüenza admitir que conocer a Agar me llevó a algunas de mis primeras conversaciones teológicas con mujeres musulmanas, en las que aprendí cosas que no había escuchado antes).

Sigo regresando a una idea con la que di en un ensayo que escribió mi amiga Abby: “La verdad no se puede concluir y haríamos bien en reconocer que juntos podemos llegar a más verdad de la que cualquiera de nosotros podría hacer solo”. Ni herética ni obvia, esta idea me parece una buena forma de proceder.

Hace mil setecientos años, Efrén el Sirio (que no es un crítico literario posmoderno exactamente) dijo: “Si solo hubiera un significado para las palabras de las Escrituras, el primer intérprete lo habría encontrado y todos los demás oyentes no tendrían ni el trabajo de buscar ni el placer de encontrar”.

Hay mucho para encontrar, desde vastos territorios para explorar hasta contranarrativas para investigar. Dios anhela que nosotros participemos juntos en la transformación del mundo, pero claramente necesitamos encontrar nuevas rutas. Las mujeres —ignoradas y maltratadas en ocasiones, pero de seguro provocativas— han estado aquí todo el tiempo para ayudarnos.

1 Puede traducirse como Esperanza en la oscuridad: Historias no contadas, posibilidades salvajes

2 Casa de la Misericordia

3 En el original: (M) other. Aquí la autora realiza un juego de palabras donde al agregar la letra m entre paréntesis delante de other (en español, otra) puede decir “otra” y “madre” al mismo tiempo.

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