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CAPÍTULO 1

La verdad importa

“Existe una marea en los asuntos humanos,

que, enfrentada en el diluvio, conduce a la fortuna;

pero, que omitida durante todo el viaje de la vida,

va ligada a aguas poco profundas y a miserias.

En ese diluvio flotamos ahora y debemos aprovechar

la corriente cuando es favorable o perderemos nuestro cargamento”.

—William Shakespeare

Julio César, Acto 4, Escena 3, Brutus: Líneas 224-230

El día inaugural de la segunda tienda, el equipo se sentía abrumado. Durante las dos semanas previas a la gran apertura, habían estado trabajando tanto como podían para alcanzar a tener la tienda lista. Todos en el equipo habían hecho un esfuerzo enorme para reconstruir y montar las viejas instalaciones que fueron recuperadas de una tienda que se fue a la quiebra. Descargaron camiones repletos de mercancía hasta tarde en la noche y apenas lograron entrar toda la mercancía, ubicarla en las estanterías, en los mostradores y en la vitrina de la tienda. Además, el calor de julio era agobiante, el edificio no tenía aire acondicionado, los baños no estaban funcionando y el estacionamiento no estaba pavimentado en su totalidad.

Mucho estaba en juego. La primera tienda tuvo infinidad de dificultades para generar dinero y no estaba teniendo el éxito esperado. Sam Walton le había pedido al banco el máximo préstamo que le era permitido usando como garantía todos los bienes que eran de su propiedad y de su esposa, así que necesitaba que la segunda tienda Walmart demostrara que una cadena de tiendas minoristas con precios de descuento y concentrada en pueblos pequeños tenía verdadera capacidad para ser rentable. Sin embargo, si la segunda tienda funcionaba como la primera, Sam y su equipo tendrían que suspender los planes de crecimiento.

Para atraer la mayor atención posible en torno a la inauguración, Sam anunció muchos precios rebajados en artículos básicos de marcas reconocidas tales como papel higiénico y detergente. Para darle un toque familiar a la inauguración, organizó paseos gratis para los niños dándoles una vuelta en burro alrededor del estacionamiento que había justo al frente de la entrada principal de la tienda. También se aseguró de comprar las sandías maduras que todo granjero a distancia de un día en automóvil tuviera a la venta. El equipo las apiló a una altura de cuatro pies frente a la tienda (y a lo largo de las áreas no pavimentadas del estacionamiento para evitar que los clientes se tropezaran con los viejos muebles de madera que aún estaban esparcidos por el lugar).

El día de la inauguración fue el más caliente de ese verano, con temperaturas por encima de los 90 grados, pero aun así, el calor no alejó a la gente. Para comprar a los bajos precios anunciados, los clientes empezaron a hacer fila incluso desde antes de la apertura, que estaba programada para las 9:00 de la mañana. El equipo trabajó sin descanso todo el día haciéndose cargo de las cajas registradoras y manteniendo los estantes, las mesas y los pisos surtidos con toda clase de artículos que no tardaban en desaparecer. Era claro que los clientes estaban felices.

Ante tanta gente, y debido a las muchas ventas, nadie se percató de que algunas de las sandías se estaban explotando debido al calor y que sus jugos estaban escurriéndose por la acera hacia el estacionamiento, ni tampoco notaron que el hombre encargado de los paseos en burro no había tenido tiempo de recoger los desechos del animal. Esto hizo que, durante el transcurso del día, los jugos de sandía y el estiércol de burro fueran cubriendo zonas cada vez más grandes de la acera. Así las cosas, la ácida mezcla de excremento de burro con jugo de sandía no tardó en llegar a la tienda e impregnar el ambiente.

Quizá la única persona a la que sí le importó el asunto fue a un funcionario financiero de una bien establecida cadena de farmacias ubicada en la región del Medio Oeste. Su compañía había escuchado que Sam Walton tenía ideas interesantes acerca de cómo mantener entusiasmados a los clientes, así que condujo desde Missouri para presenciar la inauguración. Estaba consternado por los olores, las sandías rotas y la mercancía apilada en mesas en vez de estar bien organizada en los estantes. En su informe indicó que esa inauguración fue lo peor que había visto; estaba seguro de que cualquiera en su compañía que hubiera dirigido una apertura como esa habría sido despedido de inmediato.

Además, tampoco pareció haber visto la enorme cantidad de clientes en la tienda y las largas filas en los puntos de pago. Él solo juzgó la inauguración según los aspectos estéticos convencionales de las tiendas de las grandes ciudades pasando por alto la totalidad de la situación. Sam y su equipo sabían que en el área rural todos los pobladores estaban acostumbrados a los olores de los animales. Por lo tanto, sabían cómo hacer felices a sus clientes logrando que su dinero les rindiera mucho más y que se sentirían mejor atendidos en una tienda de aspecto humilde (y olor a campo).

Hace mucho tiempo, esa cadena de farmacias del Medio Oeste salió del negocio, pero David Glass su principal funcionario financiero, empezó a entender que no estaba complaciendo a sus clientes y estuvo dispuesto a cambiar las cosas en maneras que su compañía jamás habría considerado. Entonces decidió unirse a Walmart y se convirtió en un estudiante ejemplar de Sam sobresaliendo por su capacidad para liderar cambios rápidos cuyo objetivo fuera complacer a su creciente clientela. Tiempo después, David Glass se convirtió en el Director Ejecutivo de Walmart1.

Sam, al igual que los otros emprendedores que conocerás a lo largo de estas páginas, nos aporta un correctivo útil en cuanto a lo que creemos conocer respecto a dar inicio a un negocio. Sí, Walmart es ahora una de las compañías más valoradas a nivel mundial, pero no llegó a ese punto de la noche a la mañana, ni su éxito dependió de los “efectos de las redes”, ni del uso de capital de riesgo. Dependió de algunas duras y humildes verdades sobre emprendimiento que se han perdido en medio de toda la publicidad que se les ha hecho a unos pocos jóvenes millonarios de Silicon Valley —verdades que los aspirantes a emprendedores y sus seres queridos ignorarían bajo su propio riesgo.

Comprensión esencial

Sin importar lo que hagas en la vida, debes entender en qué consiste el emprendimiento. La realidad es que más del 60% de los hombres y mujeres trabajadores en los Estados Unidos quiere comenzar su propio negocio. Si eres hombre, las posibilidades de intentar ser emprendedor durante tu vida laboral son de 50:50; si eres mujer, las posibilidades son de una a tres2. En algún momento de sus actividades cotidianas, más del 30% de la población de los Estados Unidos está vinculada con actividades de emprendimiento o relacionada directamente con alguien que lo está. Puesto que la financiación proveniente de amigos y familiares constituye una fuente de ingresos importante para muchas compañías emergentes, es muy probable que te pidan invertir en una de estas compañías en algún momento de tu vida sin importar qué tanto dinero tengas en el banco.

Pero el emprendimiento no es lo que todo el mundo cree que es. Y si actúas según lo que piensas, tal vez cometerás un gran error, perderás dinero, destruirás relaciones y desperdiciarás valiosos años de tu vida. Por el contrario, lo que crees que sabes del tema podría asustarte al punto de no aprovechar las oportunidades de emprendimiento que te rodean.

Una solución simple a tu falta de conocimiento podría ser no hacer nada —si no arriesgas nada, no pierdes nada—. Eso es lo que la mayoría de las personas hace. Pero no funcionará, porque enfrentar el emprendimiento no es una opción. La vida de hoy te obliga a tomar decisiones que, en últimas, se tratan de emprendimiento. La compañía para la que trabajas, tu jefe, tus compañeros de trabajo, tus familiares y amigos, ¡todos tienen su opinión, al igual que tú con respecto a si el emprendimiento impactará tu vida o no! Podrías perder tu empleo o alguien que no soportas podría remplazar a tu maravilloso jefe obligándote a decidir si ser tu propio jefe vendría siendo tu mejor opción. También es muy posible que un amigo o un familiar te pida ayuda para iniciar su negocio, ya sea mediante un préstamo, una inversión o trabajando medio tiempo. Por todo esto, para tomar la decisión correcta —bien sea que se trate de ser tu propio jefe o de invertir en la compañía de tu primo favorito—, debes entender en qué consiste el emprendimiento.

En alguna medida, todos soñamos con obtener una combinación de fortuna, fama y control de nuestra vida que suele ir asociada con la imagen de ser emprendedores exitosos. Estas son aspiraciones admirables en una sociedad que cuenta con que los emprendedores innovarán, crearán nuevos empleos y harán crecer la economía. La sociedad nos anima a morder la carnada del emprendimiento, pero ¿cómo saber si ser un emprendedor te llevará a realizar un sueño o a sufrir una pesadilla de la que no logras despertar?

Este libro te ayudará a responder a esa pregunta concentrándose en si morder o no la carnada del emprendimiento y si este es el campo de acción adecuado para ti —como fundador, cofundador o inversionista—. Basado en investigaciones y relatado mediante historias de emprendedores reales, te servirá como punto de referencia para contestar todas las preguntas cruciales que tengas sobre emprendimiento: quién, qué, cuándo, dónde, cómo, cuánto y por qué. Lo más probable es que las respuestas a estos interrogantes no sean las que piensas.

Por desgracia, casi todo lo que leemos acerca de emprendedores es bastante filtrado y enfocado en glorificarlos sin tener en cuenta si al final tuvieron éxito o no. La mayoría de los emprendedores exitosos contrata agentes de relaciones públicas para lograr que los medios solo cuenten los aspectos positivos de sus historias. No hay nada de malo en eso. Cuando me desempeñaba como director general, solía tener personal de relaciones públicas como parte de mi equipo y ellos eran de gran ayuda en mi negocio. Sin embargo, las historias que se escribían acerca de mí, o que se escriben sobre los empresarios superexitosos que figuran en las portadas de revistas, no son las que deberíamos relatarles a quienes nos importan y están interesados en seguir nuestras pisadas.

Algunos pocos emprendedores que no tuvieron éxito han escrito blogs acerca de sus errores o infortunios tratando así de ofrecerles orientación a los aspirantes a emprendedores. Sin embargo, deberías tomar esas guías con cierta reserva y no confiar tanto en su objetividad. ¿Qué tan a menudo hacemos diagnósticos errados o ignoramos nuestras propias dolencias o les restamos importancia a nuestra incompetencia y a nuestros caprichos? Yo fallé en mi primer intento como emprendedor y no entendí por qué mi esfuerzo por empezar un concepto de ventas de mostrador estaba condenado al fracaso desde el principio. Me tomó años de trabajo con mentores y entrenadores, y ávida lectura sobre liderazgo y desempeño, para lograr darme cuenta de qué había hecho mal. Suele suceder, pues la mayoría de los emprendedores no tiene ni la formación, ni el tiempo necesario para descifrar qué salió mal con sus empresas.

Aprende de los modelos

A lo largo de la Historia, las personas han aprendido a conducir su vida adoptando modelos de comportamiento. Contar con modelos realistas las ayuda a alcanzar sus objetivos, bien sea de emprendimiento o de otro tipo, en casa o en el mundo en general. Cuando alguien triunfa, su éxito nos da confianza para ir tras nuestros sueños; cuando fracasa, su derrota nos enseña a ser cuidadosos y a no cometer los mismos errores.

Los emprendedores más exitosos son muy diferentes a aquellos de los que leemos a menudo. Y es sobre esos triunfos poco mencionados, que no han sido anunciados, que debemos estudiar. Estos suelen ser modelos excelentes —y hay millones de ellos—. Son soñadores que han triunfado como emprendedores alcanzando impresionantes niveles de fortuna, respeto (en lugar de fama) y control sobre su propia vida. Es posible aspirar a ser como ellos procurando imitar sus logros al seguir sus ejemplos. Sus historias reflejan la realidad del emprendimiento. Y son precisamente esas historias las que relataré con todo y sus defectos en este libro.

Aquí, conocerás personas extraordinarias, modelos realistas que son aplicables en un amplio espectro y que te ayudarán a entender cuáles son los elementos críticos que implica el hecho de embarcarte en tu propia empresa o invertir en las de tus amigos. Lo que aprenderás, te sorprenderá. Estas lecciones incluyen:

 ¿Qué clase de ideas generan compañías exitosas y qué tan innovadoras deben ser las tuyas? El emprendimiento suele tratarse de tecnología y descubrimientos deslumbrantes; cualquier idea tiene el potencial para generar una compañía exitosa. Innovar no se trata de hacer algo completamente nuevo, sino de hacer algo que mejore la vida de la gente.

 ¿Qué habilidades necesitas para triunfar? Necesitas muy pocas.

 ¿Qué conocimientos básicos se necesitan? Casi todo lo que necesitas saber lo aprenderás en el trabajo.

 ¿A quién necesitas conocer y cuándo deberías buscar ayuda? Por ingenuidad, la mayoría de los emprendedores falla en buscar ayuda o en aceptarla cometiendo así errores costosos que podrían haber evitado.

 ¿Cómo hacer para encontrar y elegir a tus socios y cómo dividir la compañía sin tener mayores inconvenientes cuando sientes que ellos están comenzado a detener tu progreso? Decidir trabajar de cerca con extraños, amigos, familiares y personas que amas tiene sus ventajas y sus desventajas.

 ¿Cuánto dinero necesitas para iniciar tu empresa y para costear algunos errores? No necesitas mucho.

 ¿Dónde y cómo obtienes recursos para crecer a gran velocidad? Ten cuidado con los extraños que te ofrecen dinero.

 ¿Cómo lidias con la “niebla de la guerra” que es el reto diario de saber qué hacer? Cuando se trata de lidiar con situaciones desconocidas y de riesgo, la autoconfianza está sobrevalorada.

 ¿Cuándo y cómo mantener el control mientras tu empresa crece? Aunque de este aspecto rara vez se discute, la realidad es que es muy desafiante; incluso los grandes emprendedores pierden el control a veces.

 ¿Cuáles son los errores que debes evitar a toda costa, versus los errores de los que esperas aprender? Algunos errores te derrumbarán, mientras que otros te brindarán un conocimiento invaluable y a un precio más bajo que cualquier clase que tomes sobre emprendimiento.

Los modelos ilustran en qué consiste realmente ser un emprendedor. Te ayudan a decidir si el emprendimiento es un campo de acción indicado para ti o para ese primo que te está pidiendo que inviertas. Sus historias son interesantes, fáciles de leer y difíciles de olvidar. Te las relataré con lujo de detalles para que comprendas a la perfección qué salió bien y qué salió mal. ¿Fue cuestión de suerte, talento, pasión, carisma, un tío rico o intervinieron otras circunstancias que fueron la clave para el éxito de este emprendedor? ¿Cuál vendría siendo la clave de tu éxito?

Muchos de los relatos que leemos o escuchamos suelen tratarse de emprendedores que alcanzan el éxito bajo circunstancias muy específicas o en momentos oportunos muy particulares. De hecho, la suerte y la casualidad tienden a jugar un papel decisivo en los triunfos de los emprendedores, pero no ganarás nada emulando acciones que condujeron a éxitos aleatorios. Las historias que he escogido contarte son relevantes para todos, no solo para quienes corren con suerte.

A casi todos los que conocerás en estas páginas los he llamado emprendedores bien cimentados. El término describe al 99.5% de los emprendedores que crea más del 90% de toda la riqueza generada por emprendedores en economías desarrolladas. Los emprendedores bien cimentados son personas normales, comunes y corrientes. No son las más inteligentes, mejor educadas, más agresivas, ni las más expertas del mundo en tecnología. Ellos hicieron crecer sus empresas en formas menos riesgosas y no al estilo “está bien colapsar”, ni “apúntale a la luna”, ni “usa el dinero de otros”, modelos a los cuales estamos acostumbrados a leer cuando se trata de emprendedores de alto riesgo.

Ser un emprendedor bien cimentado no significa crecimiento lento, ni bajas aspiraciones, ni empresas pequeñas. Significa control, bajo riesgo y paciencia. Sam Walton (Walmart) era un emprendedor bien cimentado, al igual que Ray Krock (McDonald’s), Walt Disney y Estée Lauder. Bill Gates y Michael Dell también lo son. Parece seguro afirmar que todos estos grandes emprendedores entenderían a los modelos presentados en este libro y a personas que se parecían a ellos y con las cuales también simpatizarían.

Mira, por ejemplo, a Jordan Monkarsh, fundador de Jody Maroni’s Sausage Kingdom. Jordan era el hijo de un carnicero. Habiendo estudiado religión en la universidad, nunca hizo un curso de negocios, sin embargo, en poco tiempo, creó la fábrica más grande de salchichas especiales del país, todo esto, con sus pequeños ahorros. Su historia aplica a cualquiera que aspire a crear una empresa grande que les venda productos a los consumidores e ilustra qué es importante saber y qué no. Es también una historia que te ayudará a visualizar las muchas respuestas a la pregunta “¿qué significa ser un emprendedor exitoso?”.

Stephanie DiMarco creó una gran y exitosa compañía de software. Ella no es programadora de computadoras, ni ingeniera, ni científica (es contadora); sin embargo, no necesitó capital de riesgo hasta cuando buscarlo fue algo que obraba por completo a su favor. En un comienzo, Stephanie tuvo como socio a un ingeniero de sistemas y esta sociedad se convirtió en bendición y maldición al mismo tiempo; esa es toda una gran historia en sí misma. Escoger socios y hacer contrataciones tempranas es uno de los aspectos más complejos de iniciar una empresa —algo que muchos emprendedores ignoran y que destruye sus oportunidades de éxito—. Stephanie es un excelente ejemplo del emprendimiento en sus muchas dimensiones. Su compañía les vendía el software a otras empresas y tuvo éxito en su oferta pública inicial; fue creciendo poco a poco hasta llegar a tener alcance global y ser ampliamente valorada. Dudo que alguna vez hayas escuchado sobre su Advent Software, pero su historia ilustra el contraste entre cómo los más exitosos emprendedores hacen crecer su empresa y cómo los emprendedores de alto riesgo, de los que tanto leemos, hacen crecer las suyas.

También conocerás a Vidal Herrera, un emprendedor con discapacidad que no tuvo otra salida que empezar su propia empresa o ver a su familia morir de hambre. El mundo está lleno de luchadores que, como él, se convirtieron en emprendedores por necesidad. Casi todos ellos aprendieron a tener éxito como ejecutivos mientras trabajaban. Se propusieron crear compañías valiosas, siempre con la meta de alcanzar un estilo de vida que les recompensara por haber sobrevivido a arduas dificultades. Vidal, que creció en medio de la pobreza y quien apenas logró graduarse de secundaria, inició una compañía basándose en la única habilidad que poseía que podría importarle a alguien: realizar autopsias. Cuando fundó 1-800-AUTOPSY no tenía ni idea en qué consistía el emprendimiento, sin embargo, tuvo éxito sin haber obtenido un título ostentoso, ni habiendo leído libros complicados sobre el tema.

Ken Marlin abandonó los estudios, se unió a los Marines y tiempo después fundó uno de los bancos de inversión “boutique” más rentables, valorados e influyentes de Wall Street, el cual nos parece un lugar impenetrable y aterrador a casi todos los emprendedores (en especial, debido a que hemos visto a tantos bancos de inversión quemarse allí en los últimos años). La historia de Ken nos muestra que el conocimiento establecido prevaleciente acerca de lo que es y no es posible no aplica a los emprendedores que son diligentes y que de verdad están abiertos a aprender nuevas habilidades.

Llegar a conocer emprendedores legendarios representa retos, bien sea que ellos estén vivos o muertos. Sus compañías, familias, fideicomisos y otros tienen intereses creados para mantener su imagen. Y sus autobiografías suelen ser ejercicios para forjar mitos. Si vamos a entenderlos, debemos ir más allá de la superficie del mito y penetrar a un nivel que ilumine y muestre cómo son las cosas en la realidad.

Analiza el caso de Sam Walton. En muchos aspectos, él es el emprendedor más exitoso de todos los tiempos, Walmart tiene más ganancias que cualquier compañía en el mundo y hasta ahora ha creado más empleos directos e indirectos que cualquier compañía de la Historia. Además, la familia de Sam todavía posee un gran porcentaje de la compañía, que es otra característica extraordinaria. ¿Cómo lo hizo? ¿Solo tuvo suerte? ¿Fue un fenómeno de la Era “pre Digital”? ¿Quién es el hombre detrás del mito?

Como alguien que estudia y enseña emprendimiento, yo necesitaba conocer las respuestas a estas preguntas sobre Sam. He sido muy afortunado de haber obtenido acceso a los archivos del Museo Sam Walton, en Bentoville, Arkansas, donde me he sumergido en sus notas y papeles personales. Un diligente equipo de archivistas, ayudado por la familia Walton y varios de los socios más cercanos a Sam a lo largo de los años, ha coleccionado toda una bodega de notas, reportes, enseres y recuerdos de Sam. Toda esta documentación y estos enseres significan que hay mucho que aprender de él, más allá de la leyenda que representa.

Habiendo sido un emprendedor, así como director ejecutivo de una compañía pública global, entiendo el contexto y el tono de sus notas, cartas e informes. Al leerlos, es fácil ver dónde comenzó su manera de pensar y cómo evolucionó con relación a aspectos clave sobre el emprendimiento que hoy siguen siendo igual de relevantes: sus experimentos para conseguir dinero, crecimiento, personas dispuestas a dedicarle su vida a su visión, el control y ganarles con astucia incluso a los competidores mejor financiados y experimentados.

Sin duda, él fue un emprendedor bien cimentado. Hizo crecer su compañía basándose en obtener utilidades cada vez mayores con las pequeñas tiendas minoristas que en un comienzo franquició. Obtuvo apoyo para lograr sus esfuerzos con dinero prestado de su familia y luego de los bancos. Aprendió sin cansancio por medio de la experimentación y de imitar a otros. Corrió riesgos, pero nunca “arriesgó a la compañía”. Conocía lo que las personas que nombraba en posiciones estratégicas habían alcanzado para otros empresarios y estaba seguro de que podía apoyarlas y rodearlas con una cultura que les permitiría lograr mucho más al trabajar para él. Estas lecciones que aprendemos de Sam son relevantes para todos los emprendedores de la Historia, incluyendo a los de alto riesgo de la Era Digital actual.

Sam no era perfecto y él era el primero en reconocerlo. Aunque después de leer este libro quizás aspires a ser mejor que él en ciertos aspectos, entenderás que ser un emprendedor fenomenal no tiene nada que ver con la perfección. Lo cierto es que todo aspirante o practicante del emprendimiento del día de hoy, ya sea bien cimentado o de alto riesgo, necesita entender a Sam.

También conocerás a Estée Lauder, a Ray Kroc y a Walt Disney. Todos ellos personifican grandes verdades en cuanto a este campo de acción. Walt Disney presenta una yuxtaposición a Sam Walton que resulta particularmente relevante. Sin tregua, Sam se concentraba en mejorar el desempeño de la tienda Walmart y tomaba buenas ideas de donde pudiera encontrarlas. En cambio, Walt Disney estaba motivado por su enorme deseo de hacer cosas que nunca nadie hubiese hecho. Estaba abierto a incorporar las ideas de otros en sus visiones, pero quería entretener a la gente en formas nunca antes vistas. Walt Disney innovó fundando más empresas que impactaron de forma directa la vida de más personas alrededor del mundo, que incluso Steve Jobs. Él trabajó en la industria del entretenimiento cuando todavía era el semillero de innovaciones, inversiones y empresas emergentes, completamente análogo al periodo de desarrollo de la computadora personal y la electrónica digital que sirvió como el suelo fértil de posibilidades para Steve Jobs.

Walt y Steve comparten varios rasgos de personalidad, algunos de los cuales eran difíciles de tratar, pero que les condujo a desarrollar productos que consideraban hermosos y perfectos; a veces, hasta generando desconcierto entre sus colegas. Al igual que Jobs, Disney también sufrió reveses; cayó en bancarrota, su distribuidor lo sacó de su segunda empresa y fue relegado por su junta (ante la insistencia de sus ejecutivos bancarios).

Estée Lauder sirve como un modelo muy relevante para los jóvenes aspirantes a emprendedores que quieren transformar sus intereses naturales en grandes empresas. Estée aspiraba a superar sus humildes orígenes. Empezando en su adolescencia, experimentó sin cansancio para saber cómo vender productos de belleza. Le tomó décadas obtener pequeñas utilidades para aprender a lograr las grandes ganancias que le permitirían vivir la vida que tanto quería.

En contraste, Ray Kroc tenía 52 años cuando decidió dedicar el resto de su vida a licenciar franquicias de McDonald’s. En particular, su historia es relevante para emprendedores que buscan un cambio en sus carreras. Hasta ese momento, Ray había dedicado su vida a perfeccionar sus habilidades en las ventas, de las que dependió para crear un gran negocio, cuando vio la gran oportunidad de emprendimiento que había esperado encontrar: vender franquicias de McDonald’s a nivel nacional.

También debes entender a los emprendedores de alto riesgo. Con el apoyo de capital de riesgo, ellos crean compañías que crecen más rápido que las compañías de los emprendedores bien cimentados, en especial cuando las economías de escala o los efectos de las redes proveen una ventaja competitiva sobre cualquier otro negocio. Aunque los emprendedores de alto riesgo representan menos del 1% de todos los emprendedores exitosos en los Estados Unidos, ellos generan cerca del 10% de toda la riqueza emprendedora. Sin embargo, no es sorpresa que los aspirantes a emprendedores de alto riesgo tengan una tasa de fracaso más alta que la de los emprendedores bien cimentados. Mark Zuckerberg, Larry Page, y Travis Kalanick (de Uber) son emprendedores de alto riesgo. Sus historias son bien conocidas y no me referiré a ellas aquí, pero aprenderás por qué ellos tomaron las decisiones adecuadas al elegir caminos de alto riesgo hacia el éxito. Sin embargo, esos caminos son para pocos y aclararé por qué casi todos los emprendedores de éxito, incluyendo algunos emprendedores de tecnología, prefieren no emularles.

En ocasiones, nos deslumbramos con emprendedores que fundan compañías que no tardan en vender por grandes sumas de dinero. Estos emprendedores de “cambios rápidos” suelen tener personalidad y estilos de vida interesantes, pero son modelos terribles para los aspirantes a emprendedores. Y este rápido cambio de curso solo puede ocurrir durante la corta ventana de tiempo asociada con la hiperadopción de mejores y más nuevas tecnologías y herramientas. La manera como estos emprendedores de cambios rápidos alcanzan ganancias a corto plazo y de alto riesgo no tiene mucha relación con lo que la mayoría de los emprendedores debe hacer para obtener crecimiento y rentabilidad a largo plazo, así que los ignoraré a propósito.

Las conclusiones a las que llego en este libro son bastante consistentes con las investigaciones de campo realizadas. Como el objetivo de este trabajo es describir modelos reales, potentes y relevantes para quienes aspiran a ser emprendedores, me centro en relatar historias que transmitan lo que es verdaderamente importante. Además, les presto atención particular a los componentes emocionales críticos que llevan a los emprendedores a hacer lo que hacen. Ya que las emociones causan acciones, por lo general, impulsan el éxito o el fracaso del emprendedor.

Por desgracia, mucho de lo que se ha escrito sobre emprendimiento es confuso o errado. Aún peor, nuestra fascinación con los emprendedores de alto riesgo podría llevarnos a tomar decisiones equivocadas que resulten en fracasos o en oportunidades desperdiciadas. Esa fascinación ha impulsado a más emprendedores a asumir riesgos no correspondientes con los valores sociales o económicos suministrados —riesgos que se corren con el propósito de establecer récords de valoración en lugar de mejorar la vida de otros—. Estos riesgos pueden llevar a comportamientos poco éticos o asociales y su único propósito tiende a ser incrementar las valoraciones a expensas del público. El hecho de tener mejores conocimientos acerca del emprendimiento puede hacer que esta fascinación cambie de enfoque y se fije en emprendedores bien cimentados, quienes son esenciales para nuestra felicidad y nuestro bienestar.

El emprendimiento es un tema álgido. Impulsa a la gente a afirmar que tiene experiencia basándose en una práctica personal limitada, pues es cierto que te da un contexto sobre el cómo y de algunos aspectos del qué, del cuándo y del dónde que describen lo que es el emprendimiento. Pero la experiencia no te da una imagen completa de lo que es en realidad el emprendimiento porque, como veremos en el próximo capítulo, el emprendimiento es diferente para todos. Incluso entre los llamados expertos, siempre ha existido una confusión significativa acerca de quién califica como emprendedor. Esta confusión es tan esencial para determinar si el emprendimiento es bueno para ti, que debemos comenzar por resolverla. Afortunadamente, al descifrar el “quién”, podemos hacer de todo este tema algo más relevante para casi todo el mundo.

1. En un comienzo, Sam llamó a su tienda “Wal-mart”, pero con el paso de los años, el nombre fue simplificado a Walmart. Usaré el estilo del nombre que se usaba en el momento al que se refiere el texto.

2. Para facilitar la lectura de este libro, no citaré referencias en el texto, ni utilizaré notas al pie de página, a menos que aporten de manera directa al texto. Al final del libro, encontrarás un conjunto completo de notas explicativas, incluyendo referencias con respecto a todos los datos citados.

Construyendo sobre cimientos firmes

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