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Prólogo

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Un día cualquiera de febrero en 2011, ocurrió un milagro en mi vida. Recuerdo perfectamente todo. Estaba sentada en el consultorio de la Doc, llevaba un vestido negro que me hacía sentir más esbelta y que dejaba ver mis piernas. A mi lado derecho y al alcance perfecto de mi mano, había una caja de pañuelitos faciales; Quienes hemos pasado por esa silla, sabemos que la Doc suele tenerlos siempre ahí para que uno se pueda limpiar las lágrimas con tranquilidad.

Frente a mí estaba ella, con su generosa sonrisa y su piel de porcelana oscura, me miraba con amor, pero nunca con pesar. Dejaba que yo llorara a mares y escuchaba sin ninguna prisa, como si no tuviera más pacientes que siguieran a mi turno, mi confesión. Por fin concluida mi ahogada jeringonza, retumbó en el lugar su potentísima voz, cargada de la vitalidad y el optimismo que la caracterizan:

-“Todo se puede, pero para que eso ocurra, mi Chichila, tienes que creer. Creer para Crear… La magia está en ti, la magia eres tú”-.

Como si se tratara de magia, sus palabras hicieron que viajara en el tiempo, como lo hace Mr. Ego en la película Ratatouille al probar por primera vez una receta de Remy el ratón. Por segundos me vi niña junto a mi mamá, y tuve en mi pecho la misma sensación de fe que ella ha depositado desde siempre en mi corazón, una y otra vez, cuando me ha dicho sin asomo de duda:

-¡Tú puedes!-.

La idea de cómo lograr que este prólogo sea interesante para ustedes y que pueda llegar a estar cerca del nivel que merece mi Doc María B, me pone a temblar el pulso.

Empezaré, por el ejercicio de la cordura, haciendo conciencia de que esta invitación se debió sólo a mi larga experiencia en el método, y no a ningún crédito literario que se me haya otorgado jamás. Ni más faltaba.

Después de esta aclaración, que me hace sentir un poco más aliviada, me centraré en mi objetivo, que no es otra cosa, que compartirles un poco de mi proceso junto a la Doc durante 9 años.

La última década ha sido la favorita de mi vida, inicialmente porque justo hace 10 años fui madre por primera vez y desde ahí se dieron los más hermosos cambios de mi historia. Hoy a mis 40 años puedo expresar de verdad, como dicen tantos memes, me siento: ‘Agradecida y Afortunada’. Y lo más bello es que en los últimos 3 años y a través del generoso corazón de la Doc, y de la gigantesca posibilidad que nos ofrecen la tecnología y el mundo digital, este afortunado momento de mi vida se ha convertido en inspiración para muchas personas. Que hoy me encuentre con que utilizan mi imagen para vender productos que supuestamente adelgazan y te hacen ser feliz (que jamás he visto siquiera, y a los que le cambian el nombre cada tanto) O que se hable sobre un montón de cirugías que supuestamente me he practicado y que son el resultado de lo saludable que me veo, no hacen otra cosa que corroborar que lo hemos hecho bien, y siempre se lo digo a mi Doc:

-‘¡Lo hemos hecho y seguiremos haciéndolo bien!’-

Reconozco que el hecho de que mi Doc María B me haya pedido que sea yo quien escriba aquí, en su primer libro, me hace sentir inevitablemente orgullosa. ¿Suena creído? No tanto, porque no lo estoy sólo de mí, me siento orgullosa de ella porque he caminado con su guía un promedio de 108 meses, en los cuales mi cuerpo, mi espíritu y pensamiento se han unido, se han convertido en un equipo perfecto y armonioso que hoy es visible en una mujer que volvió a creer que SÍ se puede.

Es bellísimo poder escribir aquí: “Pasé de estar obesa a estar y permanecer delgada”. Suena sencillo, lo sé, pero realmente ha requerido de mucha fe, de mucha reflexión, de mucha decisión y de mucho trabajo diario.

No se trata sólo de lo estético, a los ojos es visible el resultado. Pero, lo más significativo, lo real, lo perdurable, cambió en mi interior.

Adelgazar fue la consecuencia de entrar en un hermosísimo proceso de tomar el control, de reconciliarme con el orden, de llegar a la tranquilidad que te brinda el equilibrio. Comer con alegría, con agradecimiento y sin culpas ha sido para mí, uno de los mejores regalos que Dios me dio a través de la mano de mi Doc María B. En este 2020 puedo decir que mi metabolismo ha sanado por completo.

Ahora, quisiera ahondar un poco en los detalles de mi proceso. Inicio pidiéndoles que descarten la idea de que tardé 9 años en perder 27 kilos, no, cuando me refiero a estos 108 meses, hablo de que durante ese tiempo adopté un estilo de vida más feliz y saludable. Yo entregué 25 kilos en un promedio de 7 meses, a expensas de la grasa, he ahí la respuesta del porqué no quedé descolgada (como tantos me escriben), es decir, mis músculos no sufrieron en ningún momento, aparte me apoyé en el ejercicio físico, de la tecnología maravillosa que maneja mi Doc.

Perder en cada semana un promedio de 1 kilo suena bien ¿Cierto? Y así fue, estuvo bien. Los perdí de una manera tranquila, sin descompensarme, ni sufrir. No voy a esconderles que después de llegar a este objetivo tuve un par de retrocesos en los cuales recuperé peso, entre esos, un tiempo en el que viví en el exterior y mi segundo embarazo. A mi favor estaba que como ya había adquirido los buenos hábitos del método, volver al objetivo del peso saludable era como llevar el ritmo de una linda canción, es decir, había que concentrarse para hacerlo, proponérselo, practicarlo bastante y hacerlo con gusto.

Será muy curioso para ustedes lo que les quiero contar a continuación, resulta que mi prueba de fuego estuvo en perder los últimos 2 kilos (Para un total de 27 kilos). En ellos tardé cerca de 2 años, Pero ¿Cómo, por qué? Se preguntarán, suena ilógico, lo sé. Así que trataré de compartirles mi experiencia de la mejor manera.

Luego de entregar los 25 kilos iniciales, vino la tarea de aprender a mantenerme en ese peso, es decir en mi peso saludable, y eso consiste en que, además de conservar aquellos hábitos saludables incorporados en la cotidianidad, es necesario reconocerse y aceptarse como una persona delgada. O sea, debes creer en tu naturaleza sin sobrepeso.

Esta parte de mi proceso, yo la definiría como una `Reprogramación´ que requirió de trabajo psicológico y espiritual. Dejar de creer que ERA gordita por naturaleza, no fue cosa fácil y menos cuando, tanto yo, como mi entorno consideramos siempre a esa gordura como una de las características que me definía desde niña. De seguro muchos de ustedes se identifican con esta situación y por eso quiero compartirles con detalles mi dificultad.

Reconozco, con toda humildad, que en estos 2 últimos años tuve varios momentos de frustración, sobre todo cuando me veía a mí misma como uno de mis propios depredadores (en el libro sabrás a qué le llamamos depredadores en el método de la Doc), era doloroso cuando aceptaba mi auto sabotaje, cuando reconocía que la culpa no la tenía el Mamut (también conocerás sobre el Mamut más adelante), que era yo la que no daba el paso porque muy en el fondo tenía miedos, miedo a dejar de ser yo misma, miedo a traicionarme, miedo a no ser aceptada por los demás y hasta a dejar de ser valorada. Era como si una parte de mí no quisiera creer que Chichila ESTUVO gordita, si no que se empeñaba a creer que Chichila ERA gordita.

Estos 24 meses fueron una reconstrucción de mis memorias, fue como lavar el lienzo y luego volver a pintar el cuadro desde mis decisiones, desde lo que ahora yo había elegido para mi vida. Así fue, como ya había logrado este objetivo de tener mi cuerpo sin sobrepeso y estable, pude pasar a convencerme de que quería perder esos 2 kilos para estar completamente delgada.

Ese fue mi clic definitivo, puesto que a veces no tenemos claro, qué queremos. Estar completamente segura de que quería y podía llegar a ese peso de portada de revista fit (como le dice mi Doc), a ese peso que desde niña cuando interpretaba a Mechitas en Oki Doki me dijeron y al que me respondí que era imposible para mí.

Fue difícil, tuve que arrancar una a una, toda la maleza que no me permitía CREER para CREAR esta lindísima realidad que hoy vivo con agradecimiento y con gran deseo de compartir.

Me emociona tanto ver que ahora escribo para ustedes, después de haber llorado un montón de veces frente a la Doc. Me parece estar viéndole la carita, me parece estar viéndome en la silla, diciendo que era gordita por naturaleza, que nunca había estado sin sobrepeso, que mi metabolismo era lento, que tenía una herencia irreparable, una genética desafortunada… ¿Les suena familiar? Bueno, tal vez sea hora de traer el pañuelo, aquí los espero.

Les reitero y excúsenme si sueno cansona, SÍ se puede, y lo hago desde la certeza que solo nos otorga la experiencia. Recibo este honor de aportar aquí un poco de mí, con el único propósito de brindarles la esperanza que un día a mí también se me dio.

Anhelo que este fragmento logre conectarlos con este maravilloso camino que van a emprender porque en este detallado libro no solo encontrarán más de 25 años de experiencia de una de las mejores médicas de nuestro país, especialista en terapia alternativas y farmacología vegetal, licenciada en ciencias de la educación con especialidad en química, maestría en medicina estética, diplomada en terapias alternativas, diplomada en nutrición y manejo de emociones etc. Como lo digo siempre que me preguntan por ella, más preparada que un kumis.

Aquí encontrarán la más noble intensión de un alma buena que busca servir de verdad y lo hace día a día desde el bello y honroso oficio de la medicina. No es noticia la grandísima inconformidad que tenemos con respecto a los servicios de Salud desde mucho tiempo atrás, y me gusta poner como ejemplo a “El médico a palos” de Moliere, una maravillosa crítica desde la comedia a los médicos de la sociedad francesa en el siglo XVII. Y me duele reconocer que hoy en pleno siglo XXI, en nuestro país, el derecho a la salud sigue siendo un privilegio para pocos. Pero también me esperanza ser testigo de profesionales como la Doc María B que se abrazan al verdadero espíritu de Salvar Vidas.

Ahora sí, para finalizar mi participación en esta guía magnífica que están por leer, les quiero agradecer el tiempo que se tomaron para leerme y la empatía para comprender, y hasta excusar, primero mi naturaleza de artista (bastante adolescente), segundo, mi forma de escribir tan desparpajada y tercero mi sensibilidad extrema.

No es exageración si les confieso que tengo mi delirio de princesa Disney. Así es: Deliro con los bellos vestidos, soy amante de la naturaleza y la música, tengo obsesión por los adornos, creo firmemente en que existen las buenas intenciones, creo en los finales felices, en los besos de amor verdadero y en que hasta los sapos pueden llegar a ser príncipes (si se les antoja, claro), creo en las hadas madrinas, creo en mi hada madrina, ¿Se imaginan quién puede ser? Sí, la doctora María Bernarda Vergara. Porque para mí no es simplemente una gran Doctora, para mí, ella es “Mi Doc”. Llegó a mi vida e hizo que mi visión cambiara. Ella me llevó a Creer y a descubrir mi magia. Eso es lo que hacen las hadas madrinas en los cuentos, acompañar, amar y servir.

Descubrir que mis emociones eran la ventana en que mi interior se hacía más visible, que mi cuerpo reflejaba lo que ocurría en mí y que mi pensamiento tenía que modificarse para lograr estar mejor, me llevó a Sanar dentro y fuera.

Adelgazar no me empoderó, empoderarme a través de la fuerza de Dios y vivir mi proceso con fe y tomar el control, me llevó a adelgazar.


La domadora de mamuts

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