Читать книгу Los hijos de los días - Eduardo Galeano, Eduardo Galeano - Страница 5
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Enero
1
Hoy
Hoy no es el primer día del año para los mayas, los judíos, los árabes, los chinos y otros muchos habitantes de este mundo.
La fecha fue inventada por Roma, la Roma imperial, y bendecida por la Roma vaticana, y resulta más bien exagerado decir que la humanidad entera celebra este cruce de la frontera de los años.
Pero eso sí, hay que reconocerlo: el tiempo es bastante amable con nosotros, sus fugaces pasajeros, y nos da permiso para creer que hoy puede ser el primero de los días, y para querer que sea alegre como los colores de una verdulería.
Enero
2
Del fuego al fuego
En este día de 1492 cayó Granada, y con ella cayó la España musulmana.
Victoria de la Santa Inquisición: Granada había sido el último reino español donde las mezquitas, las iglesias y las sinagogas podían ser buenas vecinas.
En el mismo año comenzó la conquista de América, cuando América era un misterio sin nombre todavía.
Y en los años siguientes, en hogueras distantes, el mismo fuego quemó los libros musulmanes, los libros hebreos y los libros indígenas.
El fuego era el destino de las palabras que en el Infierno nacían.
Enero
3
La memoria andante
En el tercer día del año 47 antes de Cristo, ardió la biblioteca más famosa de la antigüedad.
Las legiones romanas invadieron Egipto, y durante una de las batallas de Julio César contra el hermano de Cleopatra, el fuego devoró la mayor parte de los miles y miles de rollos de papiro de la Biblioteca de Alejandría.
Un par de milenios después, las legiones norteamericanas invadieron Irak, y durante la cruzada de George W. Bush contra el enemigo que él mismo había inventado se hizo ceniza la mayor parte de los miles y miles de libros de la Biblioteca de Bagdad.
En toda la historia de la humanidad, hubo un solo refugio de libros a prueba de guerras y de incendios: la biblioteca andante fue una idea que se le ocurrió al Gran Visir de Persia, Abdul Kassem Ismael, a fines del siglo diez.
Hombre prevenido, este incansable viajero llevaba su biblioteca consigo. Cuatrocientos camellos cargaban ciento diecisiete mil libros, en una caravana de dos kilómetros de largo. Los camellos también servían de catálogo de obras: cada grupo de camellos llevaba los títulos que comenzaban con una de las treinta y dos letras del alfabeto persa.
Enero
4
Tierra que llama
Hoy nació, en 1643, Isaac Newton.
Newton nunca tuvo, que se sepa, amantes ni amantas.
Murió virgen, tocado por nadie, aterrorizado por la amenaza de contagios y fantasmas.
Pero este señor miedoso tuvo el coraje de investigar y revelar
el movimiento de los astros,
la composición de la luz,
la velocidad del sonido,
la conducción del calor
y la ley de la gravedad, esa irresistible fuerza de atracción de la tierra que nos llama y llamándonos nos recuerda nuestro origen y nuestro destino.
Enero
5
Tierra que dice
George Carver soñó con Dios.
—Pídeme lo que quieras —ofrecía Dios.
Carver pidió que le revelara los secretos del maní.
—Pregúntale al maní —le dijo Dios.
George, hijo de esclavos, dedicó su vida a la resurrección de las tierras asesinadas por las plantaciones esclavistas.
En su laboratorio, que parecía cocina de alquimista, elaboró centenares de productos derivados del maní y del boniato: aceite, queso, mantequilla, salsas, mayonesa, jabón, colorantes, tintas, melazas, pegamentos, talco...
—Lo dicen las plantas —explicaba—. Ellas lo ofrecen a quien sepa escucharlas.
Cuando murió, en el día de hoy de 1943, tenía más de ochenta años y seguía difundiendo recetas y consejos, y daba clases en una rara universidad, que había sido la primera en aceptar estudiantes negros en Alabama.
Enero
6
Tierra que espera
En el año 2009, Turquía devolvió la nacionalidad negada a Nazim Hikmet y reconoció, por fin, que era turco su poeta más amado y más odiado.
Él no pudo enterarse de esta buena noticia: había muerto hacía medio siglo en el exilio, donde había pasado la mayor parte de su vida.
Su tierra lo esperaba, pero sus libros estaban prohibidos, y él también. El desterrado quería volver:
Todavía me quedan cosas por hacer.
Me reuní con las estrellas, pero no pude contarlas.
Saqué agua del pozo, pero no pude ofrecerla.
Nunca volvió.
Enero
7
La nieta
Soledad, la nieta de Rafael Barrett, solía recordar una frase del abuelo:
—Si el Bien no existe, hay que inventarlo.
Rafael, paraguayo por elección, revolucionario por vocación, pasó más tiempo en la cárcel que en la casa, y murió en el exilio.
La nieta fue acribillada a balazos en Brasil, en el día de hoy de 1973.
El cabo Anselmo, marinero insurgente, jefe revolucionario, fue quien la entregó.
Harto de ser un perdedor, arrepentido de todo lo que creía y quería, él delató, uno por uno, a sus compañeros de lucha contra la dictadura militar brasileña, y los envió al suplicio o al matadero.
A Soledad, que era su mujer, la dejó para el final.
El cabo Anselmo señaló el lugar donde ella se escondía, y se alejó.
Ya estaba en el aeropuerto cuando sonaron los primeros tiros.
Enero
8
No digo adiós
En 1872, por orden del presidente de Ecuador, fue fusilada Manuela León.
En su sentencia, el presidente llamó Manuel a Manuela, para no dejar constancia de que un caballero como él estaba enviando al paredón a una mujer, aunque fuera una india bruta.
Manuela había alborotado tierras y pueblos y había alzado a la indiada contra el pago de tributos y el trabajo servil. Y por si todo eso fuera poco, había cometido la insolencia de desafiar a duelo al teniente Vallejo, oficial del gobierno, ante los ojos atónitos de los soldados, y a campo abierto la espada de él había sido humillada por la lanza de ella.
Cuando le llegó este último día, Manuela enfrentó al pelotón de fusilamiento sin venda en los ojos. Y preguntada si tenía algo que decir, contestó, en su lengua:
—Manapi.
Nada.
Enero
9
Elogio de la brevedad
Hoy se publicó, en Filadelfia, en 1776, la primera edición de Sentido común.
Thomas Paine, el autor, sostenía que la independencia era un asunto de sentido común contra la humillación colonial y la ridícula monarquía hereditaria, que tanto podía coronar a un león como a un burro.
Este libro de cuarenta y ocho páginas se difundió más que el agua y el aire, y fue uno de los papás de la independencia de los Estados Unidos.
En 1848, Karl Marx y Friedrich Engels escribieron las veintitrés páginas del Manifiesto comunista, que empezaba advirtiendo: Un fantasma recorre Europa… Y ésta resultó ser la obra que más influyó sobre las revoluciones del siglo veinte.
Y veintiséis páginas sumaba la exhortación a la indignación que Stéphane Hessel difundió en el año 2011. Esas pocas palabras ayudaron a desatar terremotos de protesta en varias ciudades. Miles de indignados invadieron las calles y las plazas, durante muchos días y noches, contra la dictadura universal de los banqueros y los guerreros.
Enero
10
Distancias
Tosiendo marchaba el coche.
Y a los tumbos, apilados dentro del coche, viajaban unos músicos. Ellos iban a alegrar una reunión de campesinos, pero ya llevaban un largo rato perdidos en los hirvientes caminos de Santiago del Estero.
Los despistados no tenían a quién preguntar. Nadie había, nadie quedaba, en aquellos desiertos que habían sido bosques.
Y de pronto apareció, en una nube de polvo, una niña en bicicleta.
—¿Cuánto falta? —preguntaron.
Y ella dijo:
—Falta menos.
Y en el polvo se fue.
Enero
11
El placer de ir
En 1887 nació, en Salta, el hombre que fue Salta: Juan Carlos Dávalos, fundador de una dinastía de músicos y poetas.
Según dicen los decires, él fue el primer tripulante de un Ford T, el Ford a bigote, en aquellas comarcas del norte argentino.
Por los caminos venía su Ford T, roncando y humeando.
Lento, venía. Las tortugas se sentaban a esperarlo.
Algún vecino se acercó. Preocupado saludó, comentó:
—Pero don Dávalos... A este paso, no va a llegar nunca.
Y él aclaró:
—Yo no viajo por llegar. Viajo por ir.
Enero
12
La urgencia de llegar
En esta mañana del año 2007, un violinista ofreció un concierto en una estación de metro de la ciudad de Washington.
Apoyado contra la pared, junto a un tacho de basura, el músico, que más parecía un muchacho de barrio, tocó obras de Schubert y otros clásicos, durante tres cuartos de hora.
Mil cien personas pasaron sin detener su apurado camino. Siete se detuvieron durante algo más que un instante. Nadie aplaudió. Hubo niños que quisieron quedarse, pero fueron arrastrados por sus madres.
Nadie sabía que él era Joshua Bell, uno de los virtuosos más cotizados y admirados del mundo.
El diario The Washington Post había organizado este concierto. Fue su manera de preguntar:
—¿Tiene usted tiempo para la belleza?
Enero
13
Tierra que brama
En el año 2010, un terremoto tragó buena parte de Haití y dejó más de doscientos mil muertos.
Al día siguiente, Pat Robertson, telepredicador evangélico, lo explicó desde los Estados Unidos: este pastor de almas reveló que los negros haitianos eran culpables de su libertad. El Diablo, que los había liberado de Francia, les estaba pasando la cuenta.
Enero
14
La maldición haitiana
El terremoto de Haití había culminado la larga tragedia de un país sin sombra y sin agua, que había sido arrasado por la voracidad colonial y la guerra contra la esclavitud.
Los amos destronados lo explican de otra manera: el vudú tenía y tiene la culpa de todas las desdichas. El vudú no merece ser llamado religión. No es más que una superstición venida del África, magia negra, cosa de negros, cosa del Diablo.
La Iglesia Católica, donde no faltan fieles capaces de vender uñas de los santos y plumas del arcángel Gabriel, logró que esa superstición fuera legalmente prohibida en Haití, en 1845, 1860, 1896, 1915 y 1942.
En los últimos tiempos, el combate contra la superstición corre por cuenta de las sectas evangélicas. Las sectas vienen del país de Pat Robertson: un país que no tiene piso 13 en sus edificios ni fila 13 en sus aviones, donde son mayoría los civilizados cristianos que creen que el mundo fue fabricado por Dios en una semana.
Enero
15
El zapato
En 1919, la revolucionaria Rosa Luxemburgo fue asesinada en Berlín.
Los asesinos la rompieron a golpes de fusil y la arrojaron a las aguas de un canal.
En el camino, ella perdió un zapato.
Alguna mano recogió ese zapato, tirado en el barro.
Rosa quería un mundo donde la justicia no fuera sacrificada en nombre de la libertad, ni la libertad fuera sacrificada en nombre de la justicia.
Cada día, alguna mano recoge esa bandera.
Tirada en el barro, como el zapato.
Enero
16
La ley mojada
En el día de hoy de 1920, el Senado de los Estados Unidos aprobó la Ley Seca.
Así se confirmó, una vez más, que la prohibición es la mejor publicidad: gracias a la Ley Seca, florecieron la fabricación y el consumo de los licores prohibidos y Al Capone y los suyos mataron y ganaron más que nunca.
En 1933, el general Smedley Butler, que había dirigido a los marines de los Estados Unidos a lo largo de dieciséis condecoraciones, confesó que los éxitos de Al Capone en Chicago habían inspirado a sus muchachos en tres continentes.
Enero
17
El hombre que fusiló a Dios
En 1918, en Moscú, en plena efervescencia revolucionaria, Anatoli Lunacharski encabezó el tribunal que juzgó a Dios.
Una Biblia fue sentada en el banquillo de los acusados.
Según el fiscal, Dios había cometido, a lo largo de la historia, numerosos crímenes contra la humanidad. El abogado de oficio alegó que Dios era inimputable, porque padecía demencia grave; pero el tribunal lo condenó a muerte.
Al amanecer del día de hoy, cinco ráfagas de ametralladora fueron disparadas al cielo.
Enero
18
Agua sagrada
En los tiempos de la Santa Inquisición, los españoles que se bañaban eran sospechosos de herejía musulmana.
De Mahoma provenía la adoración del agua.
Mahoma había nacido en el desierto, allá por el año 570, y en el desierto, reino de la sed, había fundado la religión de los perseguidores del agua.
Él decía lo que Dios, llamado Alá, le había mandado decir: en el camino de la salvación, había que rezar cinco veces al día, flexionando el cuerpo hasta que el mentón tocara el suelo, y antes de cada plegaria era preciso purificarse con agua.
—La limpieza es la mitad de la fe —decía.
Enero
19
Con él nació una era
En 1736, nació el escocés James Watt.
Dicen que él no inventó la máquina de vapor, pero en todo caso fue él quien supo desarrollarla, sin mayores pretensiones, y en un modesto taller engendró la fuente de energía de la revolución industrial.
A partir de entonces, de aquella máquina nacieron otras máquinas, que convirtieron a los campesinos en obreros, y a ritmo de vértigo el día de hoy se hizo mañana y el día de ayer fue enviado a la prehistoria.
Enero
20
Sagrada serpiente
En 1585, en su tercer concilio, los obispos de México prohibieron que se pintaran o esculpieran serpientes en los muros de las iglesias, en los retablos y en los altares.
Para entonces, los extirpadores de la idolatría ya habían advertido que esos instrumentos del Demonio no provocaban repulsión ni espanto entre los indios.
Los paganos adoraban a las serpientes. Las serpientes habían sido desprestigiadas, en la tradición bíblica, desde aquel asunto de la tentación de Adán, pero América era un cariñoso serpentario. El ondulante reptil anunciaba buenas cosechas, rayo que llamaba a la lluvia, y en cada nube vivía una serpiente de agua. Y era una serpiente emplumada el dios Quetzalcóatl, que por los caminos del agua se había ido.
Enero
21
Ellos caminaban sobre las aguas
En el año 1779, el conquistador inglés James Cook asistió a un espectáculo muy raro, en la isla de Hawaii.
Era una diversión tan peligrosa como inexplicable: en la bahía de Kealakekua, los nativos disfrutaban parándose sobre las olas y dejándose llevar.
¿Habrá sido Cook el primer espectador del deporte que ahora llamamos surf?
Quizá se trataba de algo más que eso. Quizás había algo más en ese ritual de las olas. Al fin y al cabo, estos primitivos creían que el agua, madre de todas las vidas, era sagrada, pero no se arrodillaban ni se inclinaban ante su divinidad. Sobre la mar caminaban, en comunión con su energía.
Tres semanas después, Cook fue acuchillado por esos caminantes del agua. El generoso navegante, que ya había regalado Australia a la corona británica, se quedó con las ganas de regalar Hawaii.
Enero
22
La mudanza de un reino
En este día de enero de 1808, llegaron a la costa de Brasil, sin pan y sin agua, los extenuados navíos que dos meses antes habían partido de Lisboa.
Napoleón pisoteaba el mapa de Europa, y ya estaba atravesando la frontera de Portugal cuando se desató la estampida: la corte portuguesa, obligada a cambiar de domicilio, se marchaba al trópico.
La reina María encabezó la mudanza. Y tras ella fueron el príncipe y los duques, condes, vizcondes, marqueses y barones, con las pelucas y los fastuosos atuendos que después heredó el carnaval de Río de Janeiro. Y detrás, amontonados en el desespero, venían sacerdotes y jefes militares, cortesanas, costureras, médicos, jueces, notarios, barberos, escribientes, zapateros, jardineros…
La reina María no andaba muy bien de la cabeza, por no decir que estaba loca de remate, pero ella pronunció la única frase cuerda que se escuchó en medio de aquel manicomio:
—¡No corran tanto, que va a parecer que estamos huyendo!
Enero
23
Madre civilizadora
En 1901, al día siguiente del último suspiro de la reina Victoria, comenzaron en Londres sus solemnes pompas fúnebres.
No fue fácil la organización. Merecía una gran muerte esa reina que había dado nombre a toda una época y había dado ejemplo de abnegación femenina vistiendo luto, durante cuarenta años, en memoria de su difunto marido.
Victoria, símbolo del imperio británico, dueña y señora del siglo diecinueve, había impuesto el opio en China y la vida virtuosa en su nación.
En el centro de su imperio, eran lectura obligada las obras que enseñaban a respetar las buenas maneras. El Libro de etiqueta, de lady Gough, publicado en 1863, desarrollaba algunos de los mandamientos sociales de la época: había que evitar, por ejemplo, la intolerable proximidad de los libros de autores con los libros de autoras en los estantes de las bibliotecas.
Los libros sólo podían juntarse si el autor y la autora estaban unidos en matrimonio, como era el caso de Robert y Elizabeth Barrett Browning.
Enero
24
Padre civilizador
En 1965, murió Winston Churchill.
En 1919, cuando presidía el British Air Council, había ofrecido una de sus frecuentes lecciones del arte de la guerra:
No consigo entender tantos remilgos sobre el uso del gas. Yo estoy muy a favor del uso de gas venenoso contra las tribus incivilizadas. Eso tendría un buen efecto moral y difundiría un perdurable terror.
Y en 1937, hablando ante la Palestine Royal Commission, había ofrecido una de sus frecuentes lecciones de historia de la humanidad:
Yo no admito que se haya hecho nada malo a los pieles rojas de América, ni a los negros de Australia, cuando una raza más fuerte, una raza de mejor calidad, llegó y ocupó su lugar.
Enero
25
El derecho a la picardía
El pueblo de Nicaragua celebra al Güegüence, y ríe con él.
En estos días, días de su fiesta, las calles se vuelven escenarios donde este pícaro cuenta, canta y baila, y por su obra y gracia todos se vuelven cuenteros, cantores y bailanderos.
El Güegüence es el papá del teatro callejero en América Latina.
Desde el principio de los tiempos coloniales, él viene enseñando las artes del maestro enredador:
—Lo que no puedas ganar, empátalo. Lo que no puedas empatar, enrédalo.
Y desde aquel entonces, de siglo en siglo, el Güegüence no ha parado de hacerse el tonto, inventón de palabras que nada significan, maestro de diabluras que el Diablo envidia, deshumillador de los humillados, jodón, jodido, jodedor.
Enero
26
Segunda fundación de Bolivia
En el día de hoy del año 2009, el plebiscito popular dijo sí a la nueva Constitución propuesta por el presidente Evo Morales.
Hasta este día, los indios no eran hijos de Bolivia: eran nada más que su mano de obra.
En 1825, la primera Constitución otorgó la ciudadanía al tres o cuatro por ciento de la población. Los demás, indios, mujeres, pobres, analfabetos, no fueron invitados a la fiesta.
Para muchos periodistas extranjeros, Bolivia es un país ingobernable, incomprensible, intratable, inviable. Se equivocan de in: deberían confesar que Bolivia es, para ellos, un país invisible. Y eso nada tiene de raro, porque hasta el día de hoy, también Bolivia había sido un país ciego de sí.
Enero
27
Para que escuches el mundo
Hoy nació, en 1756, Wolfgang Amadeus Mozart.
Siglos después, hasta los bebés aman la música que nos dejó.
Está comprobado, muchas veces y en muchos lugares, que el recién nacido llora menos y duerme mejor cuando escucha la música de Mozart.
Es la mejor bienvenida al mundo, la manera mejor de decirle:
—Ésta es tu nueva casa. Y así suena.
Enero
28
Para que leas el mundo
Cuando la imprenta aún no existía, el emperador Carlomagno formó amplios equipos de copistas, que en Aquisgrán crearon la mejor biblioteca de Europa.
Carlomagno, que tanto ayudó a leer, no sabía leer. Y analfabeto murió, a principios del año 814.
Enero
29
Callando digo
Hoy nació Anton Chejov, en 1860.
Escribió como diciendo nada.
Y dijo todo.
Enero
30
La catapulta
En 1933, Adolfo Hitler fue nombrado canciller de Alemania. Poco después, celebró un acto inmenso, como correspondía al nuevo dueño y señor de la nación.
Modestamente, gritó:
—¡Yo estoy fundando la Era de la Verdad! ¡Despierta, Alemania! ¡Despierta!,
y los cohetes, los fuegos artificiales, las campanas de las iglesias, los cánticos y las ovaciones multiplicaron los ecos.
Cinco años antes, el partido nazi había obtenido menos del tres por ciento de los votos.
El salto olímpico de Hitler hacia la cumbre fue tan espectacular como la simultánea caída hacia el abismo de los salarios, los empleos, la moneda y todo lo demás.
Alemania, enloquecida por el derrumbamiento general, desató la cacería contra los culpables: los judíos, los rojos, los homosexuales, los gitanos, los débiles mentales y los que tenían la manía de pensar demasiado.
Enero
31
De viento somos
Hoy nació, en 1908, Atahualpa Yupanqui.
En la vida fueron tres: la guitarra, el caballo y él. O cuatro, contando el viento.