Читать книгу Naturaleza y poesía en diálogo - Elba Castro Rosales - Страница 4

Оглавление

Prólogo

Javier Reyes Ruiz

La presente obra, producto de una investigación de doctorado convertida en libro, está cimentada en la palabra como componente vital. Es el resultado, raíz y fruto, del diálogo entre la autora, poetas del occidente de México, ambientalistas del país y estudiantes de la Universidad de Guadalajara.

Si bien el objeto central de conocimiento del citado proceso investigativo es la relación entre poesía y naturaleza, Elba Castro, educadora ambiental, propaga de inicio un tropel de planteamientos teóricos que le dan contexto y sostén al posterior análisis de obras poéticas que se entretejen con la realidad actual. Así, al principio, densifica una red de conceptos clave que están presentes en el amplio follaje de los cuerpos teóricos de las ciencias sociales y las ciencias ambientales y, al abrir la compuerta a la comprensión de la poesía que aborda a la naturaleza, permite confirmar que pensar representa un combate permanente. Ese paraguas teórico no sólo brinda cobertura a los hallazgos del estudio, sino que enriquece el sentido y da profundidad a la búsqueda de articular el pensamiento académico con el arte, y exhorta a evitar que la interpretación del mundo encalle en disciplinas encorsetadas.

Elba Castro no se restringe al dato duro, tampoco se somete a la burbuja de un solo cuerpo teórico; más bien camina, usando múltiples veredas, hacia su preocupación central: hallar en la poesía del occidente del país, el germen que hace posible apreciar el mundo a partir del encuentro entre perspectivas distintas, pero confluyentes. En esta línea, si para desarrollar la investigación ella supo rodearse de voces vivas e impresas, también supo qué hacer con ellas, de tal manera que las empleó para pulir un espejo que refleja profusas y fértiles imágenes. Analiza parte de la obra de 13 poetas contemporáneos vivos, que son una fracción de la historia de la poesía del occidente del país, pero cuyos ojos, comprometidos con la fidelidad de su tiempo, diría Octavio Paz, escrutan la danza de la vida y de la muerte que la mayoría, asfixiados por la inercia, no alcanzamos a advertir. Poetas que en su soledad creadora se hacen acompañar de la naturaleza, ella les impregna pensamiento e instinto, rebeldía y éxtasis, como lo demuestra la investigación.

No hay ninguna pretensión en la autora por hacer crítica literaria, más bien manifiesta la intención de poner al sol aquello que sobre la naturaleza ésta contiene. Así, despierta rumores que nacen en los trozos de luz, los fragmentos de agua, las astillas de paisajes y los junta para explicar que el mundo natural completo puede vivir en la morada de un verso, de una estrofa, de un poema.

La investigadora se pasea por los adentros de la poesía para encontrar lo que hay de naturaleza en ella. Y descubre que esta última en algunos versos se consagra, en otros se emboza, pero siempre está ahí, colmada de presencia en la voz de los poetas. Nos regala la sensación de que, paralelo al mundo real, hay un zumbido armonioso que, si se escucha con detenimiento, es el de la poesía que camina a lado de esa realidad, para pensarla y ponerla en imágenes que denuncian el presente y abren posibilidades a lo que está en el horizonte. La autora revela que los elementos de la naturaleza resplandecen como líquido amniótico en el que crece la poesía, no sólo del occidente de México, sino del mundo. Escudriña obras poéticas para certificar también que ésta no es prisionera del pesimismo, aun cuando hoy el deterioro corre como mancha de aceite sobre el agua más pura, se escucha el sórdido sonido de la humanidad disparándose a sí misma y se hace más patente la rota fragilidad de lo que somos.

La autora paladea el diálogo con sus interlocutores, escucha con atención el rumor de las fuerzas creadoras, deletrea poemas, alza el vuelo para apreciar mejor el vaivén de las ideas, incrementa su asombro por la palabra y lucha contra la monotonía del discurso académico; y luego hace pasar por su pluma, que es a la vez registro fiel y cedazo, lo que alienta y lo que perturba y aquello que resultó vital para el rostro de su investigación, formado por los rasgos y los lazos que existen entre la poesía y la caudalosa presencia de la naturaleza.

Esta es una obra en la que Castro también navega, deambula, por la voz de muchos otros para poder llegar al puerto de sí misma. Es un ejercicio académico, pero también es una nave de introspección personal que tiene como ruta irse autodescubriendo hasta dejar una huella dactilar a través de un estilo propio que, sin abandonar la rigurosidad, decanta en lo literario. Así, en su texto, ella, a diferencia de muchos investigadores, no huye de sí misma, sino que cincela una obra en la que quedan plasmadas sus profundas preocupaciones y propuestas, alimentadas y amalgamadas con las de una importante cantidad de pensadores, con la finalidad de pintar, de manera personal y desde su propia mirada, un cuadro teórico cuyos colores resultan novedosos. En buena medida, por eso, la presente obra no es solamente el informe final de un proceso investigativo, sino que arranca siendo una promesa literaria que, al cerrar el círculo, se cumple.

Los ambientalistas y estudiantes participantes en este proceso, brindan relevantes aportes a la investigación y al final reconocen que, aun sin intentarlo, la poesía se convierte en conciencia, en mecanismo para acorazar la esperanza, en artefacto que extiende la mirada y el canto del tiempo, y terminan otorgándole un valor que en un principio no le daban. Por lo tanto, dicho proceso se convirtió en aprendizaje mediado por el diálogo y por la yuxtaposición y el mestizaje de voces provenientes de distintos campos del conocimiento, de tal forma que lo que empezó como un proyecto académico terminó también como una actividad del espíritu.

Para quienes se asumen pragmáticos o niegan la lucidez emocional o reclaman siempre un recetario de soluciones concretas, éste puede ser un libro inútil. Pero para aquellos que, a pesar de la desesperanza que hoy muerde rabiosamente las calles, ven en la poesía una ancha puerta para pensar los desafíos, una luz para contemplar la marcha de la vida, o como diría René Char, una vía para no declararse vencido sobre el terreno de la condición humana y de la libertad, la presente obra es una clave para divisar posible travesías.

Con esta publicación, Elba Castro extiende una invitación a repensar la naturaleza y, con ello, la vida. Frente al dolor del deterioro ambiental, buscó y encontró una íntima conexión entre la naturaleza (luz, paisaje, agua, flora, geografía, fauna…) y el propio hábitat de las palabras como materia prima de la poesía. Identificar, nombrar y pensar tal intersección no es un aporte menor, resulta más bien una provocación en la que se amalgama tragedia y belleza, peligro y resistencia, ternura y barbarie.

Naturaleza y poesía en diálogo

Подняться наверх