Читать книгу París responsable - Elena del Amo - Страница 8

Оглавление

Cómo es París

Sus habitantes

Bertrand Delante, elegido alcalde de París en 2001, definió esta ciudad como la de todos los enamorados de la justicia, la libertad y la belleza. Una tríada que ha estado irremediablemente unida a la urbe durante siglos: de la justicia y la libertad de la Revolución Francesa y Mayo del 68 a la belleza de palacios, museos y monumentos que salpican toda la ciudad. Pero qué sería de una ciudad, por grandiosa que sea, sin sus habitantes que, al fin y a la postre, son los que le proporcionan energía, personalidad, en definitiva, alma. Los parisinos se muestran orgullosos de serlo. Cierto es que se les acusa de estar bajo el irremediable influjo del estrés causado por una urbe inmensa, con alrededor de doce millones de habitantes. A pesar de que son definidos como arrogantes o antipáticos, en muchas ocasiones basta con un sencillo bonjour y un merci para que muestren su rostro más amable, educado y cálido, esa mezcla de romanticismo y seducción de alguien al que le encanta disfrutar de los placeres de la vida. Los parisinos, como todos los franceses, son extremadamente protocolarios a la hora de relacionarse: madame, monsieur, merci, bonjour y el permanente trato de usted son casi obligados.


Jugando al ajedrez en los jardines de Luxemburgo.

Los distritos

La ciudad está formada por veinte distritos, con una población de alrededor de 2,3 millones de personas. Contando el área metropolitana de la capital, el número de habitantes se sitúa en torno a los doce millones, distribuidos en unos 14.500 kilómetros cuadrados, lo que da una idea de la magnitud del gran París. La altitud media es de tan solo treinta metros sobre el nivel del mar, situándose el punto más alto a 148 metros de altura, en la Rue du Telegraphe, en el distrito 20.

Los distritos parisinos o arrondissements conforman una espiral que nace en el centro de la ciudad y gira en el sentido de las agujas del reloj. Los menos poblados son los del centro, en los que el precio de la vivienda es casi prohibitivo y en el que predominan oficinas y edificios públicos. Los distritos 1, 2, 3 y 4 (Louvre, Bourse, Temple y Hôtel-de-Ville, respectivamente) constituyen el corazón de París, de Notre Dame al Louvre. Los distritos 5, 6 y 7 (Panthéon, Luxembourg y Palais-Bourbon) representan la cuna de tendencias y manifestaciones culturales de todo tipo, del barrio Latino a la Torre Eiffel. Las zonas 8 y 9 (Hélice y Opéra, en el que se acumula el mayor número de hoteles y los más caros) están dedicadas a los negocios y al comercio, con los Campos Elíseos como arteria principal. En el distrito 18 se encuentra la colina de Montmartre, con la basílica del Sacré Coeur, el barrio de los pintores y el Moulin Rouge como lugares más destacados.

Cada distrito está formado por barrios o quartiers que dibujan un variado paisaje urbano en el que se entremezclan culturas, acentos y modos de entender la vida, que van del encanto literario de Saint-Germain-des-Prés a Little Tokio, barrio japonés en pleno centro parisino. Al hablar de barrios es inevitable citar el Barrio Latino, tradicional distrito universitario, con la Sorbona, el Museo Cluny y el Instituto del Mundo Árabe al frente. En Montparnasse, la torre de oficinas del mismo nombre ofrece desde su azotea una espectacular vista de la ciudad. Saint Germain, situado entre el Quais de Conti y los jardines de Luxemburgo incluye la iglesia de Sant Germain de Prés, la más antigua de la ciudad, y la de Saint Sulpice, la segunda más grandiosa tras Notre Dame. Algunas de las calles que son historia viva de París son Rue Rivoli, avenida Foch, Rue de la Paix, Rue de Grenelle o el Boulevard des Capucines.

La autopista de circunvalación Périphérique, de 35 kilómetros de longitud, marca los límites de los veinte arrondissements. El vanguardista barrio de la Defensa, además, conforma el distrito 21 de la capital, presidido por el Arco de la Defensa, en torno al cual se reúne una colección de grandes rascacielos que se han situado como el emblema del París del siglo XXI.

París en la literatura

La historia de París está vinculada, ineludiblemente, a la de los creadores y artistas de la palabra que han desarrollado su obra entre sus calles y plazas. En el Boulevard Saint Germain —considerado hoy como una de las zonas más selectas de todo París— se encuentran los cafés y rincones mágicos en los que Beauvoir, Verlaine, Camus o Rimbaud pasaron largos ratos escribiendo. Cortázar es otro ejemplo del escritor que sucumbió al encanto parisino, recorriendo sus calles en busca del legado de Hemingway, Proust o Victor Hugo. En París nace y muere Grenouille, protagonista de El perfume de Patrick Suskind. Scott Fitzgerald escribió las últimas páginas de El gran Gatsby sentado en el parisino Café Voltaire, mientras que Zoe Valdés escribe en su última novela, El todo cotidiano, sobre el exilio cubano visto desde las calles de París, ciudad en la que vive actualmente.

Parece como si esa herencia literaria esté todavía presente hoy a orillas del Sena, conservada por los más de doscientos bouquinistes o libreros de viejo que a lo largo de tres kilómetros conforman una permanente feria literaria formada por 300.000 volúmenes situada frente al barrio Latino, espacio en el que escritores como Baudelaire garabatearon las mejores líneas de la literatura universal.


Libreria Shakespeare.

Balzac y Victor Hugo

Dicen que toda ciudad encierra un alma literaria que la ha desbordado y que en el caso de París, esa figura la encarna Honoré de Balzac, el novelista francés más importante de la primera mitad del XIX, y el principal representante, junto con Flaubert, de la novela realista. Su opus magnum, titulada la Comedia humana, está formada por varias decenas de novelas en las que describe de modo exhaustivo a la sociedad francesa y parisina de su tiempo. Uno de los grandes amigos de Balzac fue Victor Hugo, gran exponente del romanticismo francés, escritor prolífico, pensador, filósofo y reformista, autor de Nuestra Señora de París, que relata la desdichada historia de Esmeralda, una gitana, y del famoso Quasimodo, un jorobado sordo responsable de las campanas de Notre Dame en el París del siglo XV.

París en el cine

Una de cada dos películas francesas se rueda en París, lo que supone que, por ejemplo, sólo en 2006, la ciudad acogiera 730 rodajes. A lo largo de la historia, la Ciudad de la Luz ha sido protagonista de clásicos como Charada, con Cary Grant y Audrey Hepburn; el musical Un americano en París o la tórrida El último tango en París; y de títulos recientes como María Antonieta, de Sofía Coppola, El código da Vinci, en la que el Museo del Louvre es pieza fundamental de la trama, u Origen, de Christopher Nolan, donde las calles de París se convierten en el lugar ideal para la creación de laberintos.

En París je t’aime se muestra la ciudad vista por los ojos de algunos de los directores más aclamados del mundo, que cuentan diferentes historias utilizando la urbe como telón de fondo. Amélie, esa fábula interpretada por Audrey Tautou, fue rodada en el barrio de Montmartre. Algunos de sus escenarios, como el Café des deux Moulains, en la Rue Lepic, en el que trabaja la protagonista, o la frutería del número 56 de la Rue des Trois Frères, se han convertido en parte de los lugares que hay que conocer. Junto a Tautou, otras estrellas parisinas que lucen en el universo cinematográfico son Luc Besson, Juliette Binoche, Sophie Marceau, Marion Cotillard, Brigitte Bardot o Catherine Deneuve.

París responsable

Подняться наверх