Читать книгу Mensajes para los jóvenes - Elena G. de White - Страница 28

Оглавление

19

La fortaleza de carácter obtenida por la lucha

Los primeros treinta años de la vida de Cristo transcurrieron en la oscura aldea de Nazaret. La maldad de los habitantes de esta aldea era proverbial; de aquí la pregunta de Natanael: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?”28

Poco dicen los evangelistas en cuanto a la vida temprana de Cristo. Exceptuando un breve relato de su ida a Jerusalén en compañía de sus padres, tenemos sólo la sencilla declaración: “Y el niño crecía, se fortalecía y se llenaba de sabiduría. Y la gracia de Dios estaba sobre él”.29

Cristo es nuestro ejemplo en todas las cosas. De acuerdo con la providencia de Dios, su vida temprana transcurrió en Nazaret, donde los habitantes eran de tal carácter, que él se encontraba continuamente expuesto a las tentaciones y necesitaba estar en guardia para permanecer puro y sin mancha entre tanto pecado y maldad. Cristo mismo no escogió ese lugar. Su Padre celestial se lo eligió, para que su carácter fuese probado de diversos modos. La vida temprana de Cristo fue sometida a severas pruebas, dificultades y conflictos con el fin de que desarrollase el carácter perfecto que lo convierte en ejemplo perfecto para los niños, los jóvenes y los adultos.

Los niños y jóvenes están frecuentemente colocados en un ambiente que no es favorable para la vida cristiana, y ceden fácilmente a las tentaciones, alegando como excusa por su conducta pecaminosa que el ambiente es desfavorable para ellos. Cristo escogió el retiro, y mediante una vida industriosa, que mantenía activas sus manos, no invitó a la tentación, sino que se mantuvo alejado de la compañía de aquellos cuya influencia era corruptora. Cristo recorrió el camino más desparejo que hayan de transitar alguna vez los niños y los jóvenes. No le tocó en suerte una vida de abundancia e indolencia. Sus padres eran pobres y dependían de su trabajo diario para ganar el sustento; por tanto, la vida de Cristo fue una vida de pobreza, abnegación y privaciones. Compartió con sus padres su vida de laboriosidad diligente.

La pureza no depende de las circunstancias

Nadie será jamás llamado a perfeccionar un carácter cristiano bajo circunstancias más desfavorables que las que rodearon a nuestro Salvador. El hecho de que Cristo viviera treinta años en Nazaret, lugar del cual muchos consideraban una maravilla que saliese algo bueno, es un reproche para los jóvenes que piensan que su carácter religioso debe conformarse a las circunstancias. Si el ambiente de los jóvenes es desagradable y positivamente malo, muchos hacen de esto una excusa para no perfeccionar un carácter cristiano. El ejemplo de Cristo sería un reproche para la idea de que sus seguidores han de depender del lugar, la fortuna o la prosperidad para vivir vidas sin culpa. Cristo les enseñaría que su fidelidad haría honorable cualquier puesto, por humilde que sea, al cual los haya llamado la providencia de Dios.

La vida de Cristo tuvo por objeto mostrar que la pureza, la estabilidad y la firmeza de principios no dependen de una vida libre de dificultades, pobreza y adversidad. Cristo soportó sin murmurar las pruebas y privaciones de que se quejan muchos jóvenes. Y esta disciplina es la experiencia que necesitan los jóvenes, la que dará firmeza a sus caracteres y los hará como Cristo, fuertes en espíritu para resistir la tentación. Si se separan de la influencia de quienes los harían descarriar y corromperían su moral, no serán vencidos por los ardides de Satanás. Orando diariamente a Dios, recibirán de él sabiduría y gracia para soportar el conflicto y las severas realidades de la vida y salir victoriosos. Sólo se puede conservar la fidelidad y la serenidad de la mente mediante la vigilancia y la oración. La vida de Cristo fue un ejemplo de energía perseverante que no se dejó debilitar por el vituperio, el ridículo, la privación o las dificultades.

Lo mismo debería ocurrir con los jóvenes. Si aumentan para ellos las pruebas, deben saber que Dios está probando su fidelidad. Y en el mismo grado en que mantienen la integridad de carácter bajo circunstancias desalentadoras, aumentarán su fuerza, estabilidad y poder para resistir, y se fortalecerán en espíritu (The Youth’s Instructor, marzo de 1872).

La muerte antes que la deshonra

Prefiramos la pobreza, el oprobio, la separación de nuestros amigos, o cualquier sufrimiento, antes que contaminar al ser con el pecado. El lema de todo cristiano debiera ser: “La muerte antes que el deshonor o la transgresión de la ley de Dios” (Testimonios para la iglesia, t. 5, p. 137).

28 Juan 1:46.

29 Lucas 2:40.

Mensajes para los jóvenes

Подняться наверх