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INTRODUCCIÓN

No hay un criterio unánime sobre cuándo fue pronunciado el Panatenaico. Algunos autores hablan del 167, otros hablan del 155, y, por fin, hay quien se limita a reconocer su ignorancia sobre el tema1. En lo que hace a la forma, se trata de un panegírico de una ciudad semejante a otros que Aristides escribió2. Con este discurso el sofista se sumaba a una larga y vieja tradición de elogios de Atenas3, e iniciaba de nuevo brillantemente un género literario, tanto que el gramático Menandro en el siglo III d. C. mencionó expresamente ciertos pasajes de la obra como modélicos4. Los comentarios de los que fue objeto en la Antigüedad, los papiros en los que se conserva5 y las diversas tradiciones que elaboraron una especie de leyenda en torno a las condiciones en las que fue pronunciado, prueban la popularidad y éxito de la obra6.

A pesar de todas las restricciones que se pueden y deben hacer en una obra, cuyo contenido se halla vertido en unos moldes retóricos como los apuntados, el Panatenaico entendemos que puede considerarse como el complemento teórico del Discurso a Roma. Si este elogiaba a la ciudad que ofrecía para su tiempo un ordenamiento político y administrativo armónico (The Ruling Power), aquel hacía el elogio de Atenas en cuanto ciudad que había nutrido espiritualmente (The Civilizing Power) a todo el mundo civilizado.

La obra se puede dividir en los siguientes apartados:

Proemio (1-7).

Descripción geográfica del Ática (8-23).

Linaje (24-30).

Crianza y formación (31-39).

Los asuntos relativos a los dioses (40-48).

Los asuntos relativos a los hombres (49-74).

Las hazañas militares (75-319).

Las hazañas militares legendarias y más antiguas (75-91).

Las Guerras Médicas (92-209).

La guerra en favor de los helenos (210-263).

La Guerra del Peloponeso (228-263).

Las guerras helénicas (264-313).

Las guerras con Filipo (314-316).

Epílogo a sus hazañas militares (317-319).

Una última reflexión sobre el tema (320-321).

La lengua de Atenas (322-330).

El respeto que de todos mereció (331-334).

Recapitulación sobre la superioridad de Atenas (335-401).

Introducción (335-337).

Los asuntos relativos a los dioses (338-341).

El trato con los hombres (342-350).

La magnificencia de Atenas (351-356).

Comparación con otras ciudades (357-382).

La constitución de Atenas (383-401).

Peroración (402-404).

En esta distribución del contenido destaca la importancia que se concede a los temas militares, tanto más desproporcionado y sorprendente cuanto que el discurso se pronuncia en la Atenas del siglo II d. C. Sin embargo el propio Aristides alude en el discurso a la expectación con la que el auditorio aguardaba esta parte de su intervención (75). Se han conservado también noticias sobre el atractivo que ejercían estos temas entre diversos autores de la época7. Se debe además poner en relación con este hecho, que las glorias militares de Grecia se utilizaron, en épocas no lejanas en exceso a cuando pronunció este discurso Aristides, como medio para manifestar una disposición contraria a Roma8. No es de creer que, por lo que conocemos del pensamiento político de Aristides, incluyera este amplio apartado de su discurso para enardecer los ánimos de los atenienses contra Roma; pero posiblemente deba entenderse, junto con la casi total ausencia de Roma, limitada a unas muy leves alusiones, como una concesión a un público que gustaba revivir su brillante pasado militar para oponerlo a su presente mediocre.

Las fuentes, en especial las consideradas tradicionalmente como de mayor interés histórico, las que se ocupan de las hazañas militares de Atenas, han sido objeto de cuidadosos análisis. El primero de ellos, llevado a cabo por J. Haury, concluía que Aristides había utilizado para describir las Hazañas de Atenas un solo autor: Eforo9. Este resultado fue rebatido con toda razón por E. Beecke10. En primer lugar señalaba, que había que distinguir períodos, y que cada uno de ellos presentaba tradiciones históricas y retóricas diversas, que a su vez eran modeladas por el propio Aristides pertrechado con su específica formación retórica y manera de trabajar11. Todo ello dio como resultado un «mosaico» del que es difícil conocer el origen de sus teselas. Recientemente J. W. Day, a través del estudio de algunos de los temas tratados por Aristides, ha insistido en la existencia de una tradición popular sobre la historia de la ciudad y los valores a ella anejos, que se origina en Atenas en el siglo V a. C. y que habría servido de fuente para el Panatenaico12.

En conjunto la obra ha de entenderse como un homenaje más, entre otros realizados por sus contemporáneos, a la ciudad de Atenas entendida como un símbolo por medio del cual se manifestaba la recuperación de la fe en los valores del helenismo.

FERNANDO GASCÓ

Discursos I

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