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Introducción

Decidí salirme de mi historia y verla como espectador para aliviarla del vicio de culpar a otros, porque, aunque es entendible que cuando pasamos por momentos difíciles estamos susceptibles, existe la tendencia a culpar a las personas a nuestro alrededor, porque hacen o dejan de hacer las cosas que esperamos.

Esta es una historia de amor, es una historia de amor por la vida, tras superar la prueba de la enfermedad y la muerte como protagonista y coprotagonista, y todos los acontecimientos que de ellas se derivan: fortalecer o terminar relaciones, morir o sobrevivir y por supuesto renacer y continuar un camino más liviano.

La enfermedad, la muerte, y todo alrededor de la historia de cada cual tiene un proceso de superación con altibajos, determinación y frustración, pero independientemente de cómo tomemos las circunstancias, hay que seguir hacia adelante pues el mundo no hace pausas cuando alguien se enferma o tiene una “mala racha”. El mundo, sigue.

No sólo la enfermedad trae retos, las rupturas de relaciones, la pérdida de un empleo, la falta de pasión o frustración en el trabajo, cada situación de cambio, bueno o malo que se vive, trae consigo retos adicionales que debemos superar.

No solo son los retos de la superación de las situaciones en sí, sino de superar las etapas que vivimos en el proceso y tratar de superarnos a nosotros mismos, ser dueños de nuestros sentimientos, de nuestras acciones y sus consecuencias.

Quizás algunos puedan sentirse identificados con la historia, no por vivir la enfermedad, sino por los cambios que siempre llegan en momentos inesperados.

Lo cierto es, que las circunstancias en ocasiones no cambian, pero como observadores de nuestra vida podemos darle diferentes matices y encontrar soluciones impensadas. O, simplemente vivir la situación con un poco más de tranquilidad, que definitivamente aporta mejores condiciones en el ritmo de la vida, y crea ese compás para sortear las circunstancias de la mejor manera.

La enfermedad no viene sola, trae consigo no sólo la patología en sí, trae la lucha con el sistema de salud, los sentimientos y emociones del enfermo y los de su familia, las situaciones económicas fáciles o difíciles de sortear, las situaciones laborales, y las amistades que se van, o se quedan. Es un combo completo que afecta o no relaciones, depende de cómo la viva cada uno de sus actores.

Trae también cambio, crecimiento, despedidas, depuración y lecciones. Incluso, a veces, quien cambia o empieza a ver la vida diferente no es el enfermo, sino quien lo vivió de lejos, acompañando o escapando, quien fue afectado por sus propios temores o por el proceso siendo acompañante. Dándole a quien camino al lado del enfermo, la oportunidad de mejorar sus actitudes, tomar la lección, aprender de ella y conocerse a sí mismo.

Espérame cuando despierte

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