Читать книгу Un día en la vida - Emmanuel S. Funes - Страница 17

DÍA 11 Un día ya no dura veinticuatro horas, una hora no dura sesenta minutos, un minuto ya no dura sesenta segundos y un segundo, ya no dura un segundo. El ritmo vertiginoso de vida que llevamos está consumiendo nuestro tiempo a una velocidad que no somos capaces de asimilar en el transcurso de los días y los momentos. La hora avanza de manera más rápida y no te das cuenta, los relojes giran de forma incesante a tu alrededor y, lo único que eres capaz de hacer, es esperar a que te alcancen, y creer y convencerte de que viviste ese tiempo en el que ocupaste oxígeno en el planeta tierra.

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Quizás, conspirativamente hablando, puede ser que exista un artefacto que disminuya, literalmente, la duración de los segundos en la tierra. Puede que el Nuevo Orden Mundial se haya puesto de acuerdo para disminuir en una micra la duración de cada segundo que delimita nuestra existencia terrenal; sin embargo, a pesar de que solo “sean teorías”, no debemos sentarnos a esperar a que el tiempo pase frente a nuestros ojos y a través del cuerpo, esperando a que en algún minuto tengamos la oportunidad de realizarnos y hacer lo que de verdad queremos.

Es un hecho que el tiempo avanza más rápido, alimentado por factores de nuestra sociedad que en cada momento intentan arrastrarnos a la corriente común de desinterés, desinformación e ignorancia, pues a pesar de que el tiempo sea relativo y atemporal, seguimos siendo sus dueños, tenemos la última palabra en nuestras vidas… Al final del camino, lo que importa es qué hacemos con cada segundo que se nos ha regalado. Si aprovechamos al máximo nuestro tiempo y nuestra vida, no importa la duración de las horas, el tiempo transcurre de forma constante, es un delimitador de la que consideramos nuestra realidad. Algo que nos permite ubicarnos espacialmente en la tierra y el mundo, pero que va mucho más allá de solo mirar el reloj, ver qué hora es y sorprendernos porque, sin darnos cuenta, ha avanzado más rápido de lo que esperábamos. El tiempo es todo alrededor. Es ilimitado y universal. Tenemos acceso durante nuestra existencia y va en cada uno aprovecharlo de la mejor manera posible, hasta que ya no nos queden segundos y nuestra vida se apague, abrazando el infinito.

Un día en la vida

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