Читать книгу Un día en la vida - Emmanuel S. Funes - Страница 76

DÍA 71 Cuando se acerca el momento del día en que debo dejarme llevar, siento un ligero peso en mi sien, una sensación de presión alrededor de mi cabeza y mi mente, como una cuerda que delimita con rudeza mi cerebro y lo oprime con fuerza, intentando hacer que las ideas no fluyan a través de mi cuerpo y no sea capaz de expresar con palabras claras y certeras mis ideas.

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Pensé que sería más complejo el proceso, a pesar de requerir un gran esfuerzo en muchos sentidos de la vida; ha habido dos cosas que logro reconocer como las grandes aristas a considerar en cualquier decisión, proceso o rumbo que tomen: consistencia y constancia. Dos aspectos que en el proceso han sido claves para avanzar y observar cómo se construyen los caminos que, en mi caso, busco para el ser; siempre reuniendo esos granos de arena que se convierten en el motor del espíritu, de la consciencia, y utilizarlos para arrancar una vez más en este viaje mental que nos entrega las palabras que estás leyendo en este momento.

El viaje es largo, a veces los ojos se cierran y los brazos no resisten; sin embargo, en esos momentos mira hacia adentro, moviliza tus energías y da un paso más hacia adelante. Extiende tus brazos, mira con énfasis y concentración, toma las decisiones con cabeza fría y, una vez decidas algo, realízalo. Sin titubear, sin miedos ni ataduras. Enfrentándote a la adversidad y a la cuesta con estilo y elegancia, con alardeos y mufas, cantando de felicidad y bailando de regocijo. Siempre de frente.

Un día en la vida

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